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#LaPromesaCatalina #desenmascara #Leocadia
Catalina desenmascara a Leocadia y Jacobo en La Promesa
La calma aparente del palacio se rompe cuando Leocadia convierte la mesa familiar en un tribunal de locura contra Catalina. Jacobo, con su veneno disfrazado de dulzura, intenta sellar la humillación, mientras Alonso duda del juicio de su propia hija. Pero justo cuando todo parecía perdido, la entrada inesperada de María Fernández y la aparición de Elvira con un libro de cuentas cambian el destino. Catalina, transformada de “niña caprichosa” ...
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Transcript
00:00Catalina desenmascara a Leocadia y Jacobo en la promesa.
00:03La calma aparente del palacio se rompe cuando Leocadia convierte la mesa familiar en un
00:08tribunal de locura contra Catalina.
00:12Jacobo, con su veneno disfrazado de dulzura, intenta sellar la humillación, mientras Alonso
00:18duda del juicio de su propia hija.
00:22Pero justo cuando todo parecía perdido, la entrada inesperada de María Fernández y
00:27la aparición de Elvira con un libro de cuentas cambian el destino.
00:32Catalina, transformada de niña caprichosa, en justiciera, expone la corrupción del varón
00:38de Valladares y obliga a su padre a enfrentarse a la verdad.
00:43Paralelamente, el amor de Lope y Vera es puesto a prueba en un callejón oscuro, donde el cocinero
00:48se redime con un gesto de valentía.
00:52Y en las sombras, Curro y Ángela descubren en un diario que el verdadero titiritero de
00:56la tragedia no es Lorenzo, sino Jacobo.
01:01Un episodio donde la traición, el amor y la justicia se entrelazan, dejando a la promesa
01:06al borde de un nuevo amanecer, pero con heridas que aún sangran.
01:12Será suficiente la verdad para vencer a la ambición que devora desde dentro.
01:16El desprecio era un veneno lento, y Leocadia lo había inoculado en las venas de Catalina
01:21con una precisión quirúrgica.
01:22No eres más que una niña mimada jugando a algo que te viene grande.
01:28Las palabras, afiladas como cristales rotos, resonaban en el gran salón mucho después
01:33de que la figura austera de la mujer se hubiera retirado, dejando tras de sí un silencio denso
01:38y ponzoñoso.
01:41Catalina permanecía de pie, inmóvil, sintiendo el peso de todas las miradas sobre ella.
01:46La de su padre, Alonso, cargada de una angustia que era casi una súplica.
01:53La de Jacobo, untada de una falsa compasión que no lograba ocultar el triunfo en sus ojos.
01:58Y la de Martina, una mezcla confusa de piedad y una incipiente, terrible distancia.
02:05Se sentía como la Juana de Arco que la prensa había proclamado, pero no en el sentido heroico.
02:10Se sentía como la hereje, atada al poste, mientras las llamas de la humillación pública
02:17comenzaban a lamerle los pies.
02:21Su acto de desafío contra el varón de Valladares, un acto de justicia visceral,
02:26había sido retorcido hasta convertirse en un capricho de niña rica,
02:29una mancha en el impoluto blasón de los Luján.
02:34Mientras tanto, en el corazón palpitante de la servidumbre,
02:38otro tipo de fractura se había consumado.
02:40Vera, con los ojos enrojecidos pero la espalda recta, acababa de cerrar la puerta tras Lope.
02:50Él se acabó que había pronunciado no era un arrebato,
02:53sino el resultado de mil pequeñas heridas,
02:56de mil juicios velados que se habían acumulado hasta formar un muro infranqueable.
03:02Lope, por su parte, se alejaba por el pasillo sintiendo un vacío helado en el pecho,
03:07el eco de su propia estupidez resonando más fuerte que cualquier palabra.
03:13Había dejado que el miedo al pasado de ver a envenenar a su presente,
03:17y ahora, había perdido su futuro con ella.
03:19La noche en la promesa cayó como un sudario, densa y preñada de secretos.
03:26Curro, con el corazón martilleándole en el pecho,
03:29se deslizó por los pasillos oscuros,
03:31un fantasma impulsado por la necesidad de ver a Ángela.
03:34El susto de haber sido casi descubiertos por una sombra anónima aún le erizaba la piel.
03:43No era el miedo a ser descubierto lo que le atenazaba,
03:46sino la certeza creciente de que Lorenzo era una bestia que jugaba con ellos,
03:50moviendo los hilos de sus vidas desde las sombras.
03:55Logró llegar al punto de encuentro, una pequeña alcoba de servicio en desuso.
04:00Ángela ya estaba allí, su rostro pálido y tenso a la luz de una única vela.
04:06El reencuentro fue un torbellino silencioso de manos que se buscaban,
04:10de miradas que hablaban de un terror compartido.
04:14No podemos seguir así, Curro, susurró ella, su voz un hilo tembloroso.
04:19Cada sombra, cada crujido del suelo.
04:23Veo su rostro en todas partes, lo sé, respondió él, apretando sus manos.
04:28Pero no tenemos pruebas.
04:31Sin pruebas, acusar a mi tío es un suicidio.
04:34Es el marqués de Luján a ojos de todos, un hombre poderoso.
04:39¿Nos destruiría? ¿Y qué hacemos?
04:41¿Esperar a que termine lo que empezó?
04:43¿A que me haga desaparecer a mí también?
04:47El pánico en su voz era genuino.
04:49La conversación fue interrumpida por un sonido sutil, casi imperceptible.
04:53El roce de una suela de zapatos sobre la piedra del pasillo exterior.
04:59Se congelaron.
05:00La llama de la vela danzó, proyectando sus sombras agrandadas y temblorosas sobre la pared.
05:07Alguien estaba allí, escuchando.
05:09Curro apagó la vela de un soplo, sumiéndolos en una oscuridad casi total,
05:14solo rota por el fino hilo de luz de luna que se colaba por una rendija de la ventana.
05:18Contuvieron la respiración, dos estatuas en la negrura,
05:24escuchando el latido furioso de sus propios corazones.
05:28En otra parte del palacio, la tensión era de una naturaleza distinta.
05:33Pía, la gobernanta, intentaba mecer a Dieguito para que se durmiera,
05:37pero sus propios nervios tensos parecían transmitirse al bebé.
05:40La presencia de don Cristóbal, el nuevo mayordomo,
05:45se había convertido en una nube tóxica que impregnaba cada rincón de su existencia.
05:52Sus miradas, sus comentarios insidiosos sobre la presencia del niño,
05:56todo en él era una amenaza velada.
06:00Ricardo, el mayordomo principal, lo había notado.
06:04Veía la sombra en los ojos de Pía,
06:06la forma en que se sobresaltaba cuando Cristóbal entraba en una habitación.
06:09Esa noche, mientras Pía finalmente dejaba al niño dormido en su cuna,
06:15Ricardo la interceptó en el pasillo.
06:19Pía, ¿qué ocurre?
06:21Preguntó con voz suave.
06:22Llevas días como un alma en pena.
06:24Es por él, ¿verdad?
06:26Por Cristóbal.
06:28Pía se mordió el labio,
06:30debatiéndose entre el orgullo y la necesidad de compartir su carga.
06:35No es nada, Ricardo.
06:37Solo estoy cansada.
06:38No me mientas, insistió él,
06:40su mirada llena de una preocupación que la desarmó.
06:45He visto cómo te mira.
06:46¿Cómo mira a Dieguito?
06:48Si te está haciendo la vida imposible,
06:50tienes que decírmelo.
06:53Juntos podemos.
06:54¿Podemos qué, Ricardo?
06:56Estalló ella en un susurro desesperado.
07:00Él tiene el favor de los marqueses.
07:02Nosotros somos solo sirvientes.
07:04Cualquier queja nuestra será vista como una insubordinación.
07:09Y no puedo arriesgar mi puesto.
07:11No con Dieguito.
07:12El sueño de un futuro juntos,
07:14que habían acariciado en momentos de tranquila intimidad,
07:17parecía ahora una fantasía lejana.
07:19Una frágil pompa de jabón a punto de estallar.
07:22La realidad era Cristóbal y su ominosa presencia.
07:28La mañana siguiente trajo consigo una nueva oleada de humillación para Catalina.
07:32El periódico local no solo mencionaba su gesta como un acto de rebelión inapropiado
07:38para una dama de su alcurnia,
07:40sino que un artículo de opinión, anónimo por supuesto,
07:44la pintaba como una joven desequilibrada,
07:46influenciada por ideas anarquistas y peligrosas.
07:51Catalina supo al instante de quién era la mano que movía los hilos de aquella difamación.
07:56Jacobo, con la bendición de Leocadia.
08:00Su estrategia era clara.
08:02Aislarla, convertirla en una paria dentro de su propio hogar.
08:07Y estaba funcionando.
08:08Durante el desayuno, la conversación giró intencionadamente en torno a Martina
08:13y su prestigiosa invitación para unirse al patronato de la milagrosa.
08:18Jacobo no perdía oportunidad para ensalzar la sensatez y el decoro de Martina,
08:23en un contraste calculado y cruel con la impulsividad de Catalina.
08:28Martina sí que sabe cómo honrar el nombre de la familia,
08:31dijo Jacobo, sirviéndose una tostada con parsimonia.
08:34Con actos de caridad y piedad, no con revueltas callejeras,
08:41Alonso, su padre, permanecía en silencio, con la mirada perdida en su taza de café.
08:46El temor había eclipsado su orgullo.
08:50Temía por el futuro de Catalina, por su reputación,
08:53por el escándalo que amenazaba con devorarlos a todos.
08:58Manuel, que había hecho las paces con su padre recientemente, sintió una oleada de ira.
09:03Basta ya, Jacobo, intervino Manuel, su voz firme.
09:09Catalina actuó por convicción, defendiendo a gente que estaba siendo estafada.
09:16Quizás en tu mundo eso sea reprobable, pero en el mío se llama tener principios.
09:20La tensión se cortaba con un cuchillo.
09:25Leocadia miró a Manuel con un desdén helado.
09:30Principios que están arrastrando el apellido Luján por el fango.
09:33Tu hermana necesita una lección de humildad.
09:38Y alguien tiene que dársela.
09:40La amenaza flotó en el aire, pesada y oscura.
09:43Catalina, sintiéndose completamente sola, se levantó de la mesa.
09:47Con su permiso, musitó, y salió del comedor sin mirar a nadie, con la dignidad hecha jirones.
09:57No se refugió en su habitación.
09:59En su lugar, se dirigió a los hangares, su santuario.
10:04El olor a aceite de motor y a metal siempre la había calmado.
10:08Allí, entre los esqueletos de sus queridos aviones, podía pensar con claridad.
10:12La humillación ardía, pero debajo de ella, una brasa de furia comenzaba a avivarse.
10:21Leocadia la había llamado niña mimada.
10:23Jacobo la pintaba como una loca.
10:25El mundo quería que se sentara, callara y bordara.
10:30Pues bien, les demostraría a todos lo equivocados que estaban.
10:33Si la habían convertido en una juana de arco, entonces actuaría como tal.
10:40No con espadas ni ejércitos, sino con la única arma que ellos no esperaban.
10:45La verdad, afilada y contundente.
10:49Decidió que no se defendería de sus acusaciones, iría a la ofensiva.
10:54Expondría al varón de Valladares de una forma tan rotunda, tan pública,
10:58que su propia reputación quedaría restaurada por la magnitud de la justicia conseguida.
11:04Pero para ello, necesitaba más que convicción.
11:07Necesitaba pruebas irrefutables.
11:09Y sabía que no podría hacerlo sola.
11:13Mientras tanto, Vera, con el corazón hecho un nudo,
11:16empaquetaba sus pocas pertenencias en un pequeño jatillo.
11:22La conversación con Teresa no había servido de nada.
11:25Su amiga le había rogado que tuviera cuidado, que su familia era un nido de alacranes.
11:30Pero la necesidad de cerrar ese capítulo de su vida era más fuerte.
11:35Creía que era lo correcto.
11:37Tenía que enfrentarlos, devolverles el dinero que Lope le había dado para su dote
11:41y cortar los lazos para siempre.
11:45Solo así podría ser verdaderamente libre.
11:48Escribió una nota breve y la dejó sobre su cama.
11:50Una despedida para sus compañeras y, aunque no lo admitiera, una para Lope.
11:57Lope, por su parte, buscó consuelo en la cocina, el único lugar que se sentía como un hogar.
12:04Simona y Candela lo encontraron con la mirada perdida, removiendo una olla sin prestar atención.
12:09Tienes cara de haberte tragado un sapo, sentenció Simona sin rodeos.
12:15Lope suspiró, dejando la cuchara.
12:19He sido un necio, Simona, un completo idiota.
12:23Y les contó todo.
12:25Su desconfianza, sus palabras hirientes, la ruptura.
12:30Candela, normalmente más suave, lo miró con severidad.
12:34El amor no es un tribunal, Lope.
12:36No estás ahí para juzgar el pasado de nadie, sino para construir un futuro.
12:43Y tú, por miedo a unas sombras, has derribado la casa entera.
12:48Las palabras de las cocineras, duras pero ciertas, calaron hondo.
12:52El arrepentimiento lo consumía.
12:56Y si Vera se iba de verdad, la idea le provocó un pánico helado.
13:00Tenía que hacer algo.
13:01No podía dejar que se fuera, no así.
13:04Salió corriendo de la cocina, con la vaga esperanza de encontrarla,
13:08de poder arreglar el desastre que él mismo había creado.
13:13La investigación de Curro y Ángela había llegado a un punto muerto.
13:17La sombra que los había espiado no había dejado rastro.
13:22Decidieron que su mejor opción era buscar en el despacho de Lorenzo,
13:26un lugar tan peligroso como el cubil de un león.
13:28Necesitaban una distracción, algo que mantuviera al marqués ocupado fuera de la casa durante un tiempo considerable.
13:38La oportunidad se presentó de forma inesperada.
13:41Un telegrama urgente llegó para Lorenzo, informándole de un problema en una de sus fincas en el norte.
13:48Tendría que ausentarse al menos un día entero, era su momento.
13:52Con la ayuda de Yana, que vigilaría los pasillos, planearon entrar en el despacho durante la noche.
13:57Cuando el palacio estuviera en silencio.
14:01El plan de Catalina también empezaba a tomar forma.
14:05Recordó que una de las mujeres que protestaban con ella había mencionado que su marido, antes de morir, había sido el contable del varón.
14:14Quizás él había dejado algún registro, algún libro de cuentas que probara el fraude.
14:18Pero encontrar a esa mujer, una simple campesina llamada Elvira, no sería fácil.
14:26Y acercarse a ella sin levantar sospechas, todavía menos.
14:32Decidió pedir ayuda a la persona más inesperada, María Fernández.
14:36La doncella, con su carácter resuelto y su red de contactos entre la gente del pueblo, era su mejor baza.
14:42María, necesito tu ayuda, le dijo Catalina, abordándola en el jardín.
14:49Es algo, delicado.
14:53Y puede ser peligroso.
14:55María Fernández, que sentía una profunda lealtad por Catalina y una gratitud inmensa por el apoyo que le había mostrado en el pasado, no lo dudó ni un segundo.
15:04Lo que sea por usted, señorita.
15:08Usted dígame a quién hay que cantarle las cuarenta.
15:13Catalina sonrió por primera vez en días.
15:15Quizás no estaba tan sola como pensaba.
15:18La noche cayó de nuevo, cargada de una electricidad palpable.
15:24En la promesa, los destinos de sus habitantes estaban a punto de colisionar.
15:28Lope, desesperado, encontró la nota de Vera sobre su cama.
15:34El corazón se le encogió.
15:36Se había ido, sin pensarlo dos veces, sabiendo el peligro que corría al abandonar el palacio sin permiso, salió furtivamente y corrió hacia el pueblo, rezando por encontrarla antes de que fuera demasiado tarde.
15:49Conocía, por retazos de conversaciones, la zona donde su familia solía moverse.
15:54Un barrio de mala reputación en las afueras.
15:56Mientras Lope corría hacia un futuro incierto, Curro y Ángela, con los nervios a flor de piel, forzaban la cerradura del despacho de Lorenzo.
16:07El clic de la cerradura al ceder sonó como un disparo en el silencio de la noche.
16:15Entraron, cerraron la puerta con cuidado y encendieron una pequeña linterna.
16:20El despacho era un reflejo de su dueño.
16:22Opulento, ordenado y frío.
16:24Empezaron a buscar, moviéndose con la precisión de dos ladrones expertos, revisando cajones, estanterías, buscando cualquier cosa que pudiera incriminarlo.
16:37Y entonces, Ángela lo encontró.
16:39Escondido bajo un fondo falso en el último cajón del escritorio, había un pequeño diario de cuero.
16:47Al abrirlo, el corazón le dio un vuelco.
16:50La caligrafía era inconfundible.
16:52Era el diario de su madre.
16:54Al mismo tiempo, la gran cena se celebraba en el comedor principal.
16:59Era un evento formal, con invitados importantes.
17:03La oportunidad perfecta para que Leocadia ejecutara la siguiente fase de su plan.
17:10La conversación, porquestada por ella y por Jacobo, derivó hábilmente hacia la frágil salud mental de algunas jóvenes de la aristocracia, sometidas a demasiada presión.
17:19Fue entonces cuando Leocadia asestó el golpe.
17:25Hablando de salud delicada, comenzó, su voz destilando una falsa preocupación mientras miraba directamente a Catalina.
17:31Estoy terriblemente preocupada por ti, querida.
17:37Tus recientes excentricidades me hacen pensar que quizás el estrés te ha afectado más de la cuenta.
17:43Catalina la miró, helada.
17:47No sé a qué se refiere.
17:49Oh, vamos, Catalina.
17:51Intervino Jacobo con suavidad venenosa.
17:53Tu obsesión con los aviones, tus escapadas, esta revuelta, no es un comportamiento normal.
18:02Quizás necesitas descansar, lejos de aquí.
18:05Leocadia sacó un sobre de su bolso.
18:07De hecho, me he tomado la libertad de consultar con un especialista de Madrid.
18:11El doctor Fuentes, es una eminencia en dolencias nerviosas femeninas.
18:17Y tras describirle tu caso, sin mencionar tu nombre, por supuesto, me ha enviado su opinión profesional.
18:25Abrió la carta y leyó en voz alta.
18:27Las palabras eran un diagnóstico devastador.
18:30Histeria, delirios de persecución, comportamiento errático.
18:33Recomendaba un ingreso inmediato en un sanatorio para un tratamiento de reposo intensivo.
18:43La sala quedó en un silencio sepulcral.
18:45Era un golpe maestro.
18:47No la estaban acusando de un crimen, sino declarándola loca.
18:52La despojaban de su credibilidad, de su voz, de su propia identidad.
18:56Alonso palideció.
19:00Miró a su hija, su rostro una máscara de confusión y horror.
19:04¿Y si tenían razón?
19:05¿Y si su pequeña Catalina, su niña rebelde, había cruzado una línea invisible hacia la locura?
19:13Catalina sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
19:16Miró a su alrededor, buscando un aliado.
19:19Pero solo encontró miradas de lástima, de duda, de miedo.
19:24Incluso Manuel parecía desconcertado.
19:26Estaba atrapada.
19:28Leocadia la había encerrado en la jaula más perfecta de todas.
19:31La de la locura.
19:33Pero justo cuando la desesperación amenazaba con ahogarla, la puerta del comedor se abrió de golpe.
19:42María Fernández estaba allí, con la respiración agitada y los ojos brillantes de urgencia.
19:47A su lado, una mujer mayor, de rostro curtido por el sol y la pena, se aferraba a un viejo libro de contabilidad como si fuera un salvavidas.
19:57Era Elvira, la viuda del contable del varón de Valladares.
20:03Perdonen la interrupción, señores marqueses, dijo María, con una firmeza que sorprendió a todos.
20:08Pero hay algo que deben ver, algo que la señorita Catalina quería que supieran.
20:15El caos que siguió fue el punto de inflexión.
20:20Catalina, revitalizada por la llegada de su testigo, tomó el libro de contabilidad.
20:24Con una voz que ya no temblaba, sino que resonaba con la fuerza de la verdad, comenzó a leer.
20:33Página tras página, expuso el sistemático y cruel fraude del varón.
20:37Nombres, fechas, cantidades desviadas, propiedades robadas a familias humildes mediante engaños legales.
20:44No eran acusaciones, eran hechos. El libro era la prueba irrefutable.
20:51Cuando terminó, el silencio en el comedor era diferente.
20:56Ya no era un silencio de juicio, sino de asombro. Catalina no era una loca. Era una justiciera.
21:04Se giró hacia su padre, sus ojos implorando comprensión. Alonso se levantó lentamente.
21:09Miró a Leocadia, cuyo rostro se había contraído en una máscara de furia contenida. Y luego a su hija.
21:20La duda en su mirada fue reemplazada por una oleada de inmenso orgullo.
21:24Había temido por ella, sí, pero había subestimado su fuerza, su integridad.
21:31Leocadia, Jacobo, dijo Alonso, su voz retumbando con una autoridad que no había usado en años.
21:37Han ido demasiado lejos. No solo han difamado a mi hija, sino que han intentado destruirla.
21:46Todo por proteger a un estafador y por su propia y retorcida ambición.
21:50Se acercó a Catalina y le puso una mano en el hombro. Un gesto que lo significaba todo.
21:57Estoy orgulloso de ti, hija. Más de lo que las palabras pueden expresar.
22:02La victoria de Catalina fue total.
22:03Leocadia y Jacobo, expuestos y humillados, quedaron sin palabras. Su complot se había desmoronado.
22:14Mientras tanto, en las afueras del pueblo, Lope encontró a Vera. La escena que presenció le geló la sangre.
22:22Estaba acorralada en un callejón por dos hombres de aspecto amenazador y una mujer mayor y arpía.
22:27Su familia. No le pedían que volviera. Le exigían el dinero. ¿Dónde está, ladrona?
22:35Gruñía uno de los hombres, su hermano.
22:39Sabemos que el cocinero ese te dio el dinero para la dote.
22:43Danoslo. No es vuestro, respondió Vera, temblando pero manteniéndose firme.
22:48Es para empezar una nueva vida, lejos de vosotros. Tú no vas a ninguna parte, si se o su madre.
22:58Nos perteneces. El hombre se abalanzó sobre ella para arrebatarle el pequeño bolso.
23:05Fue entonces cuando Lope intervino. No entró a golpes. Eso era lo que ellos esperaban.
23:10En su lugar, se interpuso entre ellos y Vera, con una calma sorprendente.
23:17Déjenla en paz, dijo, su voz tranquila pero cargada de una autoridad que los descolocó.
23:24¿Y tú quién te crees que eres para meterte? Espetó el hermano.
23:28Soy el hombre que la ama, declaró Lope, mirando a Vera.
23:33Y en esa mirada, ella vio todo el arrepentimiento, toda la verdad que había anhelado.
23:40Y no voy a permitir que le pongan una mano encima.
23:43Se volvió hacia ellos. Este dinero, dijo, sacando de su propio bolsillo los ahorros que tenía.
23:48Una cantidad modesta pero todo su mundo. Tómenlo.
23:54Y desaparezcan de su vida para siempre.
23:56Si vuelven a acercarse a ella, no me enfrentarán a mí, sino a la guardia civil,
24:01a la que ya he avisado de que un conocido criminal y sus secuaces andan por esta zona.
24:05Era un farol, pero uno brillante.
24:09La mención de la guardia civil y la confianza con la que habló fue suficiente.
24:15La familia de Vera, cobardes en el fondo, dudó.
24:18Cogieron el dinero que Lope les ofrecía y, tras lanzar una última mirada de odio,
24:23se escabulleron en la oscuridad.
24:27Vera se quedó allí, temblando, mirando a Lope como si lo viera por primera vez.
24:31Las lágrimas brotaron de sus ojos.
24:36Lope, yo, no digas nada, la interrumpió él, acercándose y secándole las lágrimas con una ternura infinita.
24:45Perdóname, Vera, fui un ciego, un necio.
24:48Tu pasado no importa, lo único que importa eres tú,
24:52y el futuro que quiero construir contigo, si todavía me aceptas.
24:55Ella no respondió con palabras, se lanzó a sus brazos, y en ese abrazo, bajo la tenue luz de un farol,
25:04su mundo fracturado volvió a unirse, más fuerte y más sólido que antes.
25:10De vuelta en el despacho de la promesa, la tensión era máxima.
25:14Curro y Ángela devoraban las páginas del diario de la madre de Ángela.
25:17Lo que leyeron era mucho peor de lo que jamás habían imaginado.
25:24No solo detallaba el acoso y las amenazas de Lorenzo,
25:27sino que revelaba el secreto más oscuro de todos.
25:30Lorenzo no era el verdadero padre de Curro.
25:34Su padre era el difunto capitán de la mata, el anterior marido de la madre de Lorenzo.
25:41Y Lorenzo lo sabía, lo había sabido siempre, el secuestro no había sido por dinero.
25:48Había sido un intento de eliminar a Ángela, la única persona, aparte de su madre,
25:53que conocía la verdad sobre el desprecio que Lorenzo sentía por Curro,
25:57el bastardo que le recordaba la infidelidad de su propia madre.
26:02Pero la revelación más impactante estaba en la última página,
26:05una anotación apresurada, escrita el día antes de su accidente.
26:11Lorenzo no es el único monstruo en esta casa.
26:14Su cómplice es peor, porque se esconde tras una máscara de amabilidad.
26:17Jacobo, Jacobo sabe todo sobre Curro, me ha amenazado,
26:24dice que si hablo, se asegurará de que ni yo ni mi hija volvamos a ver la luz del día.
26:31Ha estado manipulando a Lorenzo, avivando su odio,
26:34tiene un plan para destruir a los Luján desde dentro,
26:37y nosotros solo somos peones en su juego.
26:41Curro sintió que la sangre se le helaba en las venas,
26:43el enemigo no era solo Lorenzo.
26:47El cerebro de todo, el verdadero titiritero, era Jacobo.
26:51El hombre que se sentaba a su mesa, que sonreía con afabilidad, era una serpiente.
26:58La sombra que los había espiado, no había sido Lorenzo,
27:01había sido Jacobo, asegurándose de que sus marionetas siguieran el guión.
27:05En ese preciso instante, oyeron un ruido en la habitación contigua.
27:11Un ruido sutil, el de un objeto metálico cayendo sobre la madera.
27:17Un gemido ahogado.
27:18El corazón de Pía se detuvo.
27:20Había dejado a Dieguito en su cuna por un momento para buscar una manta limpia.
27:24Cuando volvió, la cuna estaba vacía.
27:29Un grito de puro terror se ahogó en su garganta.
27:33El pánico la paralizó, un frío glacial que se extendía por sus miembros.
27:38Buscó frenéticamente por la habitación, su mente negándose a aceptar lo impensable.
27:44Entonces lo vio, sobre la almohada del niño, había un pañuelo de seda.
27:48Un pañuelo que pertenecía a Cristóbal.
27:50El pánico se transformó en una furia helada.
27:55Salió corriendo de la habitación, buscando a Ricardo, su mente una tormenta de miedo y odio.
28:02Lo encontró en el pasillo principal.
28:04Con la voz rota por la angustia, solo pudo decir dos palabras.
28:08Cristóbal.
28:11Dieguito.
28:12Ricardo no necesitó más.
28:14La furia que había estado conteniendo durante semanas estalló.
28:17Localizó a Cristóbal en la bodega, organizando unas botellas con una calma exasperante.
28:26Ricardo lo agarró por el cuello de la camisa y lo estampó contra la pared de piedra.
28:32¿Dónde está el niño?
28:33Rugió Ricardo, su rostro a centímetros del de Cristóbal.
28:37Cristóbal sonrió, una sonrisa cruel y torcida.
28:40Está a salvo, por ahora, depende de cómo te comportes tú, y, sobre todo, cómo se comporte su madre.
28:51Su plan era simple.
28:53Usar al niño para chantajear a Pía, para someterla a sus deseos, para quebrar su espíritu y el de Ricardo.
28:58Pero no contaba con la ferocidad de un padre aterrorizado.
29:04Ricardo no era un hombre violento, pero el amor por Pía y la protección de un niño inocente despertaron en él una fuerza primigenia.
29:13Lo golpeó, una, dos veces, no con odio ciego, sino con una precisión fría.
29:19Te lo preguntaré una última vez, dijo Ricardo, su voz baja y letal.
29:23¿Dónde está? Cristóbal, sangrando y aturdido, finalmente se quebró.
29:30En el viejo cuarto de la torre.
29:34La puerta está cerrada con llave.
29:36Ricardo lo soltó y subió las escaleras de tres en tres, con Pía pisándole los talones.
29:43Forzaron la puerta y allí, en una cuna improvisada, Dieguito dormía, ajeno al drama que lo rodeaba.
29:49Pía lo cogió en brazos, llorando y riendo al mismo tiempo, cubriéndolo de besos.
29:56Cuando bajaron, el personal al completo, alertado por el alboroto, había rodeado a Cristóbal.
30:03Ya no era el mayordomo imponente, sino un hombre patético y derrotado.
30:07Sin necesidad de que los marqueses dieran la orden,
30:10Ricardo y otros dos lacayos lo arrastraron fuera del palacio y lo arrojaron a la oscuridad del camino.
30:15Si vuelves a poner un pie en estas tierras, le advirtió Ricardo, te juro que no vivirás para contarlo.
30:26La pesadilla de Cristóbal había terminado.
30:28Pía miró a Ricardo, sus ojos llenos de una gratitud y un amor tan profundos que las palabras sobraban.
30:36En medio del caos, habían encontrado su certeza.
30:39Estaban juntos en esto, y nada ni nadie podría separarlos.
30:42El clímax de la noche llegó cuando Curro y Ángela, con el diario en la mano,
30:48irrumpieron en el salón, donde Alonso acababa de desterrar verbalmente a una lívida leocadia.
30:55«Tío», exclamó Curro, dirigiéndose a Alonso, «hay algo más, algo mucho peor», y leyeron.
31:03Leyeron la verdad sobre Jacobo, sobre el complot para destruir a la familia,
31:07sobre la manipulación de Lorenzo, sobre el secreto de la paternidad de Curro.
31:11Cada palabra era un martillazo en los cimientos de la promesa.
31:17Jacobo intentó negarlo, llamándolos mentirosos, pero la prueba estaba allí,
31:22escrita con la tinta del miedo y la desesperación de una mujer muerta.
31:28La traición era tan monumental, tan diabólica, que Leocadia,
31:32al ver su propio papel como peón en el juego de Jacobo, se derrumbó.
31:36Su arrogancia se hizo añicos, dejando al descubierto a una mujer amargada y manipulada.
31:45Alonso, con una calma aterradora, se acercó a Jacobo, «has traicionado mi confianza.
31:52Has amenazado a mi familia.
31:54Has vivido bajo mi techo mientras planeabas mi ruina.
31:58Sal de mi casa, sal de mi vista,
32:00y reza para que no te entregue a las autoridades por todo el daño que has causado».
32:06Jacobo y Leocadia fueron expulsados de la promesa esa misma noche,
32:10despojados de todo honor y dignidad,
32:12dos espectros engullidos por la oscuridad que ellos mismos habían creado.
32:18La tormenta había pasado.
32:20Los días que siguieron fueron de una calma casi irreal.
32:22La verdad sobre el varón de Valladares salió a la luz,
32:26y su caída fue tan espectacular como merecida.
32:31Catalina fue aclamada por la prensa,
32:33esta vez como una heroína, una defensora de los débiles.
32:39Pero la verdadera victoria no estaba en los titulares,
32:42sino en la mirada de su padre.
32:45La brecha entre ellos se había cerrado,
32:47reemplazada por un profundo respeto y un amor incondicional.
32:52Manuel, a su lado, no podía estar más orgulloso de su hermana.
32:58Habían encontrado un nuevo equilibrio,
33:00una nueva fortaleza como familia.
33:03Martina, horrorizada por la verdadera naturaleza de Jacobo,
33:07rechazó su influencia y asumió su puesto en el patronato con un nuevo propósito.
33:13Utilizó su posición para apoyar a las familias afectadas por el varón,
33:17trabajando codo con codo con las iniciativas de Catalina,
33:20uniendo sus fuerzas para el bien.
33:22Vera y Lope comenzaron de nuevo.
33:26Su amor, puesto a prueba por el fuego del juicio y el peligro,
33:30resurgió más puro y resistente.
33:34Lope aprendió la lección más importante de su vida.
33:37El amor no juzga, acompaña.
33:40Vera, por fin libre de las cadenas de su pasado,
33:43encontró en la promesa y en Lope el verdadero significado de la palabra hogar.
33:46Pía y Ricardo, con Dieguito a salvo entre ellos, ya no soñaban con un futuro, empezaron a construirlo.
33:55En la tranquilidad de la capilla del palacio, en una ceremonia íntima con sus amigos más cercanos como testigos,
34:03se dieron el sí, quiero.
34:05Su unión era un faro de esperanza, la prueba de que el amor y la lealtad podían vencer a la más oscura de las maldades.
34:13Curro y Ángela enfrentaron juntos la verdad.
34:18El descubrimiento sobre su padre fue un shock para Curro,
34:21pero en los brazos de Ángela encontró el consuelo y la fuerza para aceptarlo.
34:27Ya no estaban atados por el miedo a Lorenzo,
34:29que, aunque culpable de muchas cosas, había sido en parte una marioneta en el Gran Teatro de Jacobo.
34:37Libres de esa amenaza, su amor floreció, tímido pero inquebrantable, a la luz del día.
34:43Una tarde, mientras el sol poniente teñía de oro los jardines de la promesa,
34:50la familia Luján, junto con aquellos que se habían convertido en familia por elección,
34:54se reunieron en la terraza.
34:58Catalina conversaba animadamente con su padre.
35:01Manuel sonreía al ver a Toño, quien, siguiendo su consejo,
35:05se tomaba las cosas con más calma con Enora, construyendo algo real.
35:11Lope rodeaba con su brazo a Vera,
35:13que reía con una libertad que nunca antes había conocido.
35:18Pía y Ricardo paseaban con el cochecito de Dieguito.
35:21Curro y Ángela se miraban con una complicidad que prometía un futuro.
35:27María Fernández y Samuel,
35:29cuyo vínculo se había fortalecido a través de la crisis,
35:32compartían una sonrisa cómplice.
35:34La promesa había sido sacudida hasta sus cimientos por la traición, la mentira y la ambición.
35:43Pero no había caído, de las ruinas de los secretos y el dolor, había resurgido más fuerte, más unida.
35:49Sus habitantes habían aprendido que las verdaderas batallas no se libraban en los campos ni en los salones de baile,
35:57sino en el corazón humano.
36:00Y habían descubierto que la mayor de todas las promesas no era la de la riqueza o el poder,
36:05sino la promesa de lealtad, redención y amor incondicional.
36:08Mirando el horizonte, Catalina respiró hondo,
36:13llenando sus pulmones con el aire limpio de la victoria.
36:18Ya no era la niña mimada ni la Juana de Arco de los periódicos.
36:22Era, simplemente, ella misma.
36:26Libre, y por primera vez en mucho tiempo,
36:29el futuro parecía tan vasto y lleno de posibilidades como el cielo que tanto amaba.
36:33La promesa, su hogar, por fin estaba en paz.
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