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#avance #capítulo #672Leocadia
Leocadia desata su venganza contra Lorenzo
El regreso de Ángela al palacio, tras su misteriosa desaparición, no trae alivio sino más dolor: la joven aparece débil, desorientada y marcada por un sufrimiento que deja a todos conmocionados. Curro se desgarra de angustia al ver su estado, mientras el médico revela el calvario que ha vivido. Leocadia, desbordada por la furia, jura hacer pagar a Lorenzo por cada una de las atrocidades cometidas.

Pero la tensión no termina ahí: el marqués de Aguinaga ...
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Transcript
00:00Leocadia desata su venganza contra Lorenzo. El regreso de Ángela al palacio, tras su misteriosa
00:11desaparición, no trae alivio sino más dolor. La joven aparece débil, desorientada y marcada
00:17por un sufrimiento que deja a todos conmocionados. Curro se desgarra de angustia al ver su estado,
00:24mientras el médico revela el calvario que ha vivido. Leocadia, desbordada por la furia,
00:32jura hacer pagar a Lorenzo por cada una de las atrocidades cometidas.
00:37Pero la tensión no termina ahí. El marqués de Aguinaga recibe un golpe inesperado,
00:43el varón de Valladares irrumpe con amenazas devastadoras, y Catalina se enfrenta a las
00:48consecuencias de su arriesgada provocación. Entre chantajes, venganzas y alianzas inesperadas,
00:57el palacio se convierte en un campo de batalla donde nada volverá a ser igual.
01:03¿Podrá Leocadia consumar su venganza, o el poder de Lorenzo seguirá imponiéndose en la sombra?
01:09El aire en la promesa se había vuelto denso, casi irrespirable. Era una atmósfera cargada de
01:15presagios, una quietud antinatural que precedía a las peores tormentas.
01:21El regreso de Ángela, que debería haber sido un motivo de júbilo, se había convertido en el
01:27epicentro de un terremoto emocional que sacudía los cimientos mismos del palacio,
01:32desde los salones más nobles hasta las cocinas más humildes. Su cuerpo estaba de vuelta, sí,
01:39pero su alma parecía haberse quedado atrás, atrapada en el infierno del que acababa de escapar.
01:46En la penumbra de una de las habitaciones de invitados, convertida ahora en una suerte
01:51de enfermería improvisada, Curro de la Mata velaba el sueño roto de Ángela.
01:58No se había separado de su lado ni un solo instante desde que la trajeron. La observaba
02:03con una devoción que era a la vez dolorosa y feroz. Cada pequeño espasmo de sus párpados,
02:10cada gemido ahogado que escapaba de sus labios resecos, era una puñalada directa en su corazón.
02:17Su rostro, antes tan lleno de vida y de una luz traviesa, era ahora una máscara de cera,
02:24pálida y tensa. La delgadez de su cuerpo bajo las sábanas era alarmante, como si le hubieran
02:31succionado la vitalidad. Curro le sostenía la mano, una mano frágil y fría que apenas respondía
02:39a su contacto. Sus pensamientos eran un torbellino oscuro. ¿Qué le habían hecho? ¿Qué clase de
02:46monstruo era capaz de infligir tal sufrimiento a una criatura tan pura? La imagen de Lorenzo,
02:52su tío, su verdugo, se proyectaba en su mente con una claridad nauseabunda. Su sonrisa socarrona,
03:01su aire de superioridad, su absoluta falta de escrúpulos. Había estado a punto de denunciarlo,
03:06a punto de gritar la verdad a los cuatro vientos, pero la aparición de Ángela en aquel estado lo
03:12había paralizado todo, transformando su ira en un miedo helado y profundo. Miedo por la vida de ella.
03:20En el umbral de la puerta, como una estatua tallada en pura furia contenida, se encontraba Leocadia.
03:26Sus ojos no se apartaban de su hija. No lloraba, las lágrimas se le habían secado para dar paso a un
03:33fuego abrasador que le consumía las entrañas. Ver a Ángela así, tan rota, tan vacía, había despertado
03:42en ella algo primordial y terrible. Era la loba cuya cría había sido herida, y no habría paz en el valle
03:50hasta que el cazador pagara con su sangre. Su mirada se desviaba de vez en cuando hacia Curro,
03:57y en ella se mezclaban una extraña compasión por el dolor del joven y la firme resolución de que su
04:02sufrimiento no sería en vano. El silencio fue roto por el sonido de pasos apresurados en el pasillo.
04:10El doctor, un hombre de semblante serio y profesional, había llegado.
04:14Su presencia llenó la habitación de un olor antiséptico y a una verdad que nadie quería
04:21escuchar. Tras un examen minucioso y delicado, pidió hablar a solas con Leocadia y Curro en
04:29el salón contiguo. Por favor, siéntense, dijo el médico con una voz grave que no auguraba nada bueno.
04:37Leocadia permaneció de pie, con la espalda recta como un mástil. Curro, en cambio, se dejó caer en
04:46una butaca, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos.
04:53Doctor, sea directo, ¿qué tiene? ¿qué le ha ocurrido? La voz de Leocadia era un susurro metálico, afilado.
05:00El doctor suspiró, quitándose las gafas y frotándose el puente de la nariz. Era evidente
05:07que buscaba las palabras adecuadas para describir el horror. Físicamente, presenta un cuadro severo
05:14de desnutrición y deshidratación. Ha perdido mucho peso y su cuerpo está extremadamente débil.
05:22He encontrado también marcas en sus muñecas y tobillos. Laceraciones casi curadas, pero que
05:27indican que estuvo atada durante un tiempo prolongado. Cada palabra era un martillazo en
05:33el alma de Curro. Atada, la palabra resonaba en su cabeza como un eco macabro. Levantó la vista,
05:41con los ojos inyectados en sangre, y, ¿y mentalmente? ¿Por qué no habla? ¿Por qué parece no reconocernos?
05:49Ahí es donde reside el verdadero daño. Continuó el médico, mirando a Leocadia con profunda empatía.
05:57Lo que ha sufrido, el secuestro, el aislamiento, la falta de alimento, todo eso ha provocado un trauma
06:04profundo. Un shock disociativo. Su mente, como mecanismo de defensa, se ha desconectado de la
06:12realidad para protegerse de un dolor que era, sencillamente, insoportable. No es que no lo
06:19reconozca, es que su conciencia está. En otro lugar, un lugar al que no podemos acceder por ahora.
06:27¿Volverá a ser la misma? Preguntó Curro, con la voz rota. Es imposible saberlo con certeza.
06:35Necesitará tiempo, mucho tiempo, paciencia, cuidados, un entorno seguro y, sobre todo,
06:42sentir un amor incondicional. Pero el camino será largo y difícil. Hay heridas que, aunque cicatricen
06:50por fuera, siguen doliendo por dentro para siempre. Ha vivido un calvario, no hay otra forma de
06:58describirlo. Un auténtico calvario. La palabra calvario quedó suspendida en el aire.
07:03Para Curro, fue la confirmación de sus peores pesadillas. Para Leocadia, fue la sentencia de
07:12muerte de Lorenzo. Cuando el doctor se marchó, dejando tras de sí un silencio espeso y una
07:19lista de indicaciones, Leocadia se acercó a la ventana. Contempló los jardines de la promesa,
07:27tan cuidados, tan ajenos al infierno que se vivía entre sus muros. Su rostro era una
07:34máscara impasible, pero por dentro, su mente trabajaba a una velocidad febril, tejiendo los
07:40hilos de su venganza. No sería una venganza impulsiva ni ruidosa. Sería fría, metódica y
07:47devastadora. Lorenzo le había arrebatado la luz a su hija. Ella le arrebataría todo lo que él valoraba,
07:53todo lo que le daba poder, hasta dejarlo solo y despojado en la más absoluta oscuridad.
08:00No me quedaré de brazos cruzados, Curro. Dijo, sin volverse. Su voz era tan serena que resultaba
08:08aterradora. Ese hombre, ese monstruo pagará por cada lágrima que mi hija no puede derramar,
08:15por cada palabra que no puede pronunciar. Te lo juro por mi vida. Curro la miró,
08:21y por primera vez vio más allá de la severa institutriz. Vio a una madre cuyo dolor se
08:28había transmutado en una fuerza implacable. Y en medio de su propia desesperación, sintió una
08:34extraña y oscura brizna de esperanza. La justicia, quizás, no vendría de los tribunales ni de las
08:43denuncias, sino de la mano de aquella mujer consumida por una sed de venganza tan justa como
08:48terrible. Lorenzo, mientras tanto, se encontraba en la biblioteca, sirviéndose una copa de coñac con
08:56una mano que, para su propia irritación, temblaba ligeramente. La reaparición de Ángela lo había
09:05descolocado. Su plan no era ese. Su intención era mantenerla retenida el tiempo suficiente para que
09:10curro, desesperado, cayera en su trampa. Pero algo había salido mal. Alguien la había encontrado,
09:19o ella había escapado. Daba igual. El resultado era el mismo. La chica estaba de vuelta, y su estado
09:28era una acusación andante. Sabía que Leocadia no tardaría en buscarlo. Esperaba gritos, amenazas,
09:37un escándalo. Estaba preparado para negarlo todo, para mostrarse ofendido por tales acusaciones.
09:46Lo que no esperaba fue la forma en que ella se le apareció. Entró en la biblioteca sin hacer ruido,
09:53cerrando la puerta tras de sí con una suavidad dominosa. No había ira en su rostro, sino una
10:00calma gélida que le erizó el vello de la nuca. Vaya, Leocadia, qué sorpresa. ¿Buscas algo de
10:08lectura para tus pupilos? Intentó bromear él, tratando de mantener el control. Ella se acercó
10:16lentamente, deteniéndose al otro lado del escritorio. Lo miró fijamente a los ojos, y Lorenzo sintió como
10:22si su alma estuviera siendo escrutada y juzgada por una entidad ancestral. Sé que has sido tú,
10:29Lorenzo. Dijo ella, con una voz desprovista de toda emoción. No necesito pruebas, no necesito
10:38confesiones. Lo sé, y tú sabes que lo sé. Lorenzo soltó una carcajada forzada. ¿De qué demonios
10:47estás hablando? ¿Te has vuelto loca? Oh, no, estoy más cuerda que nunca. Replicó Leocadia,
10:54y una diminuta y gélida sonrisa se dibujó en sus labios. He visto a mi hija, he escuchado al médico,
11:01y he comprendido la clase de animal que eres. Pensabas que podías jugar con la vida de mi niña
11:08para tus miserables fines, que podías quebrarla y salir impune. Son acusaciones muy graves,
11:16Leocadia. Y sin pruebas, no son más que el desvarío de una madre angustiada.
11:23¿Pruebas? Inclinó la cabeza, como si sopesara la palabra. Las pruebas son para los jueces,
11:29Lorenzo. Yo no soy un juez. Un juez busca impartir justicia. Yo busco algo mucho más. Personal.
11:36Busco la retribución. El marqués sintió un escalofrío. La mujer que tenía delante no era
11:44la institutriz que conocía. Era otra persona. Una depredadora. ¿Estás amenazándome? No,
11:53Lorenzo. No te confundas. Una amenaza es una advertencia de un daño futuro. Yo no te estoy
11:59advirtiendo. Te estoy informando de un hecho inevitable. Dio un paso más cerca, apoyando las
12:05yemas de los dedos en la madera pulida del escritorio. Vas a perderlo todo. Tu posición,
12:12tu respeto, tu fortuna, todo aquello que has construido sobre las mentiras y el dolor ajeno.
12:21Lo desmantelaré pieza a pieza, tan lentamente que disfrutarás de cada segundo de tu caída.
12:26Y cuando estés en el fondo, solo y sin nada, recordarás el rostro de mi hija. Y desearás no
12:34haber nacido. Sin decir una palabra más, Leocadia se dio la vuelta y salió de la biblioteca con la
12:42misma calma silenciosa con la que había entrado, dejando a Lorenzo solo con su coñac y un miedo que
12:47nunca antes había experimentado. Un miedo crudo y visceral, se dio cuenta de que había subestimado
12:54a aquella mujer. Había despertado a un enemigo que no conocía la piedad, y su guerra apenas acababa de
13:01empezar. Mientras este drama íntimo y silencioso se desarrollaba en las entrañas de la promesa,
13:09en los salones principales la tensión era de una naturaleza diferente, más ruidosa y explosiva,
13:14pero no menos peligrosa. La provocadora acción de Catalina, al incitar a los aparceros a rebelarse
13:23contra las condiciones abusivas del marqués de Aguinaga, había prendido una mecha cuyas
13:28consecuencias ahora amenazaban con volar por los aires la frágil paz de los Luján.
13:34El palacio se estremeció, literalmente, con el portazo que anunció la llegada del varón de
13:40Valladares, un hombre corpulento, de rostro congestionado por la ira y aliado principal de
13:46Aguinaga.
13:49Irrumpió en el salón principal como un toro de lidia, sin anunciarse, con los ojos inyectados
13:54en sangre buscando a su presa.
13:56Alonso, marqués de Luján, se levantó de su sillón, intentando mantener una compostura
14:10que no sentía.
14:14A su lado, Martina se encogió, asustada por la violencia de la irrupción, mientras que
14:19Catalina, que bajaba por la escalera en ese preciso instante, se detuvo, con una expresión
14:25de desafío en el rostro.
14:29Barón, le ruego que modere su lenguaje y sus formas.
14:32Está usted en mi casa.
14:34Dijo Alonso, con una voz firme pero contenida.
14:39Tu casa, esta casa se ha convertido en un nido de anarquistas y agitadores.
14:43Bramó el varón, señalando a Catalina con un dedo tembloroso.
14:47Esa, esa mujer ha ido a mis tierras, ha envenenado las mentes de gente simple e ignorante, ha
14:55provocado una revuelta, se niegan a trabajar, exigen cosas absurdas.
14:59¿Sabes lo que eso significa, Luján?
15:01Significa la ruina.
15:04Catalina terminó de bajar las escaleras y se enfrentó a él, sin un ápice de miedo.
15:10Yo no he provocado nada, varón.
15:13Simplemente les he abierto los ojos a la injusticia.
15:17Si sus trabajadores se niegan a ser tratados como esclavos, quizás el problema no sea
15:23yo, sino usted y sus métodos feudales.
15:27La audacia de Catalina dejó al varón sin aliento por un segundo, antes de que su rostro
15:33se tornara de un púrpura aún más intenso.
15:35¿Cómo te atreves, insolente?
15:39Eres una mujer.
15:40Tu lugar está bordando y organizando cenas, no metiendo tus narices en asuntos de hombres,
15:45en asuntos de tierras y de negocios.
15:47Pues parece que esta mujer ha conseguido en un día lo que ustedes, los hombres de negocios,
15:55no han querido ver en años, que la dignidad no tiene precio.
16:01Adriano, que había entrado en el salón atraído por los gritos, intervino, colocándose al
16:06lado de Catalina, pero su tono no era de apoyo.
16:09Catalina, por favor, esto ha ido demasiado lejos, dijo, mirando luego al varón y a su
16:17padre.
16:20Varón, mi prima no me dio las consecuencias, pero, no te disculpes por mí, Adriano, le
16:27espetó Catalina.
16:30Sé perfectamente lo que he hecho y por qué lo he hecho, y no me arrepiento.
16:35Adriano la miró, con una mezcla de frustración y desesperación.
16:39No te das cuenta, ¿verdad?
16:42No se trata de tener razón, Catalina, se trata de las consecuencias.
16:48Has encendido una mecha sin pensar en el polvorín sobre el que estamos sentados todos.
16:54Has sido imprudente.
16:57Suficiente.
16:58La voz de Alonso resonó en el salón, acallando la discusión.
17:04Varón de Valladares, entiendo su enfado, pero estas no son las formas.
17:09Mi hija ha actuado por su cuenta, y asumiremos las consecuencias que correspondan.
17:16Pero no toleraré amenazas en mi casa.
17:18Oh, habrá consecuencias, Luján, te lo aseguro.
17:23Gruñó el varón, dando un paso atrás hacia la puerta.
17:26Aguinaga y yo no nos quedaremos de brazos cruzados.
17:31Han declarado una guerra que no pueden ganar.
17:35Perderán sus tierras, su posición, todo.
17:38Se arrepentirán del día en que permitieron que esta, esta revolucionaria de salón jugara a ser la salvadora de los pobres.
17:44Con esa amenaza final, el varón de Valladares salió dando otro portazo, dejando tras de sí un silencio cargado de miedo y recriminaciones.
17:55Martina fue la primera en hablar, con la voz temblorosa.
18:00Dios mío, Catalina, ¿te das cuenta de lo que has hecho?
18:04Ese hombre es poderoso.
18:06Y el marqués de Aguinaga lo es aún más.
18:09Nos van a destruir.
18:11Alguien tenía que hacer algo.
18:13Replicó Catalina, aunque su voz había perdido parte de su firmeza.
18:16La magnitud de la tormenta que había desatado empezaba a ser palpable.
18:23No podía seguir viendo cómo explotaban a esa gente.
18:27Hay formas y formas, hija.
18:30Dijo Alonso, con un tono cansado, casi derrotado.
18:34La diplomacia, la negociación.
18:39¿Diplomacia con tiranos?
18:40Padre, por favor.
18:42A veces, la única forma de que te escuchen es gritando.
18:46O a veces, gritando, solo consigues que te disparen, concluyó Adriano, con un pesimismo
18:52que geló la sangre de Martina.
18:56Catalina se quedó sola en medio del salón, con las palabras de todos resonando en sus
19:00oídos.
19:02Por primera vez, una pequeña grieta de duda se abrió en su armadura de certeza.
19:08¿Y si Adriano tenía razón?
19:09¿Y si su impulso por hacer lo correcto acababa llevando a su familia a la ruina?
19:14La sensación de impotencia era abrumadora.
19:17El palacio se tambaleaba, y ella misma había ayudado a empujarlo hacia el precipicio.
19:22Lejos de los dramas de los señores, en el mundo del servicio, las tensiones también
19:30alcanzaban su punto de ebullición.
19:33El reciente accidente de Petra, una caída que ella insistía en que había sido provocada,
19:39había puesto a Cristóbal, el nuevo mayordomo, en el centro de la diana.
19:43Su gestión despótica y su evidente desprecio por el bienestar del personal habían creado
19:49un ambiente de resentimiento que estaba a punto de estallar.
19:55Petra, con un vendaje en el brazo y una expresión de mártir ofendida, arrinconó a Cristóbal
20:01en la despensa.
20:04Esto no puede quedar así, señor Cristóbal.
20:07He sufrido un accidente en mi puesto de trabajo por la negligencia en el mantenimiento de las
20:11escaleras.
20:11Exijo que se tomen medidas, exijo una compensación.
20:18Cristóbal la miró con un desdén apenas disimulado.
20:23Se estaba puliendo una pieza de plata con un paño, y ni siquiera detuvo su tarea para
20:27prestarle toda su atención.
20:31¿Exiges?
20:32¿Qué palabra tan grande para una simple doncella, Petra?
20:35Ha sido un traspié.
20:38Ocurren todos los días, un poco de reposo y estarás como nueva.
20:42No ha sido un traspié.
20:44El escalón estaba suelto, se lo advertí la semana pasada.
20:48Y usted no hizo nada.
20:50Pudo haber sido mucho peor.
20:52Pude haberme roto el cuello.
20:54Pero no te lo rompiste.
20:56Respondió él, con una sonrisa cínica.
21:00Así que, en lugar de quejarte, deberías dar gracias a tu santo patrón.
21:05Ahora, si me disculpas, tengo asuntos más importantes que atender que tus pequeños
21:10dramas domésticos.
21:12La displicencia de Cristóbal fue la gota que colmó el vaso de Petra.
21:17Su rostro enrojeció de ira.
21:21No se saldrá con la suya.
21:22Hablaré con los marqueses.
21:24Les contaré todo.
21:25Su negligencia.
21:26Su tiranía.
21:27Ricardo, el padre de Petra y antiguo mayordomo, que pasaba por allí, escuchó la última parte
21:35de la conversación y entró en la despensa.
21:37Su semblante era grave.
21:40¿Qué ocurre aquí?
21:42Padre, el señor Cristóbal se niega a asumir su responsabilidad por mi accidente.
21:47Se burla de mí.
21:50Ricardo miró a Cristóbal, su sucesor, con una frialdad que rara vez mostraba.
21:57Cristóbal, mi hija tiene razón.
21:59La seguridad del personal es responsabilidad del mayordomo.
22:02Si ella te advirtió de un peligro y no hiciste nada, eres el culpable directo de lo que le
22:10ha ocurrido.
22:13Cristóbal, finalmente, dejó la pieza de plata sobre la mesa y se enfrentó a Ricardo.
22:20Su cinismo alcanzó nuevas cotas.
22:23Mira, Ricardo, aprecio tu sabiduría de anciano y tus años de servicio, de verdad.
22:30Pero las cosas han cambiado.
22:33Ya no eres el mayordomo.
22:34Lo soy yo.
22:35Y aquí, ahora, las cosas se hacen a mi manera.
22:40Petra tuvo mala suerte.
22:42Fin de la historia.
22:43No habrá compensaciones ni disculpas.
22:47Esto es inaceptable.
22:49Dijo Ricardo, con la voz cargada de una furia contenida.
22:52No puedes tratar a la gente así.
22:56Somos personas, no herramientas.
22:59Cristóbal se acercó a él, invadiendo su espacio personal,
23:02con una mirada desafiante.
23:06Pues déjame decirte algo, Ricardo.
23:08Si no te gusta cómo se hacen las cosas ahora en la promesa, la puerta es muy ancha.
23:15Nadie te obliga a quedarte.
23:16Puedes irte cuando quieras.
23:17La insolencia de la oferta dejó a Ricardo sin palabras.
23:24Sugerible que abandonara el lugar que había sido su hogar y su vida durante décadas.
23:28Era un insulto de una crueldad inimaginable.
23:31Cristóbal, satisfecho con el efecto de sus palabras, recogió su plata y se marchó, dejando a padre e hija sumidos en una mezcla de rabia e impotencia.
23:45Petra empezó a sollozar de frustración.
23:47¿Lo ves, padre? Es un monstruo, no le importa a nadie más que él mismo.
23:54Ricardo la abrazó, con la mirada perdida en la puerta por la que se había marchado el mayordomo.
24:00La humillación ardía en su pecho.
24:03Pero debajo de la humillación, algo más empezaba a crecer.
24:07Una determinación silenciosa.
24:08Cristóbal había cometido un grave error.
24:13No solo se había ganado un enemigo en Petra, sino que acababa de despertar al viejo león que dormía en Ricardo.
24:20Y un león herido en su orgullo es el más peligroso de todos.
24:25En el hangar, lejos de las intrigas y los rencores del palacio,
24:29Manuel, Enora y Toño estaban inmersos en un mundo diferente.
24:33El de la creación, la ingeniería y los sueños de volar más alto.
24:38Su nuevo proyecto de motor estaba avanzando a buen ritmo,
24:42pero había surgido un obstáculo inesperado, uno de naturaleza más sentimental que técnica.
24:49Sobre la mesa de trabajo estaban extendidos los planos del nuevo diseño,
24:53junto a los viejos bocetos y documentos del primer motor que habían construido juntos.
24:59Eran papeles manchados de grasa, con anotaciones en los márgenes y correcciones tachadas.
25:05Eran, en esencia, la historia de su colaboración.
25:11Para seguir adelante, tenemos que dejar todo esto atrás, dijo Manuel, señalando los viejos papeles.
25:17El nuevo diseño es completamente diferente.
25:23Estos documentos ya no nos sirven, solo ocupan espacio y nos anclan al pasado.
25:29Toño asintió, pragmático, tiene razón, señorito Manuel, hay que mirar hacia el futuro.
25:35Lo que aprendimos con ellos ya lo tenemos aquí, se señaló la cabeza.
25:41El resto es solo papel.
25:44Pero Enora no estaba de acuerdo.
25:47Miraba los viejos planos con una nostalgia casi dolorosa.
25:50Para ella, eran mucho más que papel.
25:54Eran el testimonio de sus inicios, de las noches en vela, de la emoción del primer éxito.
26:01No puedo, Manuel, no podemos simplemente tirarlos, dijo, con la voz suave.
26:07Esto es, esto es nuestro origen.
26:10Es la prueba de que lo logramos una vez, de que fuimos capaces.
26:16Es como si me pidieras que arrancara las primeras páginas de mi libro favorito.
26:22Manuel la miró con cariño, pero también con una pizca de impaciencia.
26:26Enora, entiendo el valor sentimental, de verdad que sí.
26:32Pero en la aviación, en la ingeniería, el sentimentalismo es un lastre.
26:36Tienes que estar dispuesto a descartar lo viejo para dar paso a lo nuevo.
26:42Si nos aferramos a cada pieza y a cada plano, nunca progresaremos.
26:47No se trata de aferrarse, se trata de respetar, replicó ella, recogiendo uno de los bocetos.
26:56Esto me recuerda por qué empezamos.
26:58La pasión, la ilusión.
27:00No quiero perder eso en el camino.
27:01La discusión, aunque amistosa, estaba en un punto muerto.
27:08Fue entonces cuando Alonso, el marqués, entró en el hangar.
27:14Su rostro era un poema de preocupación y seriedad.
27:17Había estado buscando a su hijo.
27:20Manuel, necesito hablar contigo.
27:22Es urgente.
27:24Manuel, Enora y Toño se pusieron en alerta.
27:27El tono del marqués no presagiaba nada bueno.
27:32Padre, ¿qué ocurre?
27:34Alonso no se anduvo con rodeos.
27:37Su mirada era dura, tajante.
27:40He tenido una conversación muy...
27:43desagradable con el varón de Valladares.
27:45La situación con Catalina y el marqués de Aguinaga se ha vuelto extremadamente peligrosa.
27:54Están amenazando con destruirnos.
27:56Manuel sintió un nudo en el estómago.
27:59¿Y qué tiene que ver eso conmigo?
28:00¿O con nuestro proyecto?
28:04Más de lo que crees.
28:05Alonso fijó sus ojos en los de su hijo, y Manuel sintió el peso de un ultimátum inminente.
28:11El padre de Leocadia, como bien sabes, es un hombre influyente en la región, con conexiones y propiedades que lindan con las de Aguinaga.
28:23Su testimonio y su apoyo podrían ser cruciales para calmar las aguas, para mediar en este conflicto.
28:32Manuel empezó a entender, y lo que entendía no le gustaba nada.
28:36¿Y qué quieres que haga yo?
28:37Leocadia está destrozada por lo de su hija, y, por extensión, culpa a toda esta casa del ambiente que ha permitido que ocurra una atrocidad así.
28:51Necesitamos su buena voluntad, Manuel.
28:54Necesitamos que interceda por nosotros.
28:56Y para ello, necesita sentir que se le respeta, que se le valora, que se le concede lo que pide.
29:01Leocadia ha pedido que se detengan temporalmente todas las actividades no esenciales que puedan causar distracciones o ruidos en la finca, para garantizar la paz y la tranquilidad que Ángela necesita para su recuperación.
29:24Y eso incluye los trabajos en el hangar.
29:29El golpe fue brutal.
29:31Manuel miró sus planos, su motor a medio construir, el sueño de su vida.
29:38Enora y Toño lo miraban a él, con la misma incredulidad en sus rostros.
29:42¿Qué?
29:43Padre, eso es imposible.
29:45No podemos parar ahora.
29:47Estamos en un punto crucial.
29:48Parar ahora significaría perder el impulso, quizás para siempre.
29:54No es una opción, Manuel.
29:56Es una orden.
29:57La voz de Alonso fue un trueno.
30:01La supervivencia de esta familia, el futuro de la promesa, está en juego.
30:06Tu hermana ha desatado un infierno, y esta es la única manera que tenemos de intentar apagar una de las llamas.
30:12Así que la decisión es tuya.
30:16O cedes ante la petición de Leocadia, por el bien de todos, o te olvidas de este proyecto y de mi apoyo para siempre.
30:25Debes elegir qué es más importante.
30:27Tus motores o tu familia.
30:29Alonso se dio la vuelta y se marchó, dejando tras de sí un silencio devastador.
30:36Manuel se quedó de pie, atrapado entre la lealtad a su familia y la pasión de su vida.
30:42El ultimátum de su padre no era sólo una elección, era un sacrificio.
30:47Y cualquier camino que eligiera, implicaba una pérdida irreparable.
30:53Miró a Enora, que ahora sostenía los viejos planos no como un recuerdo, sino como una reliquia de un tiempo que, de repente, parecía a punto de desvanecerse para siempre.
31:03En el único rincón de la promesa donde parecía haber un atisbo de luz ese día, la cocina, Simona y Toño sellaban finalmente su reconciliación.
31:13Después de tantos malentendidos, de tanto dolor y de tantas palabras no dichas, la paz había llegado, y lo había hecho de la mano de la comida, el lenguaje universal del afecto.
31:26Candela y Enora habían actuado como mediadoras pacientes, ayudando a derribar los muros que ambos habían construido a su alrededor.
31:36Y ahora, mientras Simona preparaba un guiso cuyo aroma llenaba toda la estancia, Toño la observaba, no ya con rencor, sino con el cariño redescubierto de un hijo por su madre.
31:48—Huele como los que hacías cuando era un niño, Simona —dijo él, con una pequeña sonrisa.
31:57—Es que le he puesto el mismo ingrediente secreto de siempre —respondió ella, sin volverse, pero con la voz cargada de emoción.
32:06—Una pizca de paciencia y un quintal de cariño. Candela sonrió, satisfecha. Me alegro tanto de veros así.
32:14—Ya era hora de que dejarais de haceros daño. La vida es demasiado corta para malgastarla en orgullos tontos —admitió Toño, y su mirada buscó la de Simona.
32:28Ella se volvió y le devolvió la mirada, y en ese cruce de ojos se perdonaron años de silencio y de dolor.
32:36La escena era un bálsamo, un pequeño oasis de calidez en medio del desierto de tensiones que era el palacio.
32:42Vera, que estaba pelando patatas en un rincón, los observaba en silencio. Una sonrisa triste se dibujó en su rostro.
32:52La alegría de sus compañeros era genuina, y se alegraba por ellos, de verdad. Pero su felicidad, paradójicamente, subrayaba su propia desdicha.
33:03Una familia rota, no por malentendidos, sino por una crueldad deliberada. Pensó en su padre, un hombre cuya tiranía había convertido su hogar en una prisión.
33:23Pensó en la distancia insalvable que la separaba de sus hermanos, en los secretos y las mentiras que habían envenenado sus lazos hasta pudrirlos.
33:32Para Simona y Toño, la paz había sido posible porque, en el fondo, siempre había habido amor.
33:43Solo estaba enterrado bajo capas de dolor. Pero en su caso, ¿qué había que desenterrar? ¿Qué amor podía florecer en un terreno sembrado de miedo y resentimiento?
33:51La risa de Candela al escuchar una anécdota de Toño la sacó de sus pensamientos. Los miró, tan unidos, tan felices en su reconciliación, y sintió una punzada de envidia tan aguda que le dolió físicamente.
34:08Se dio cuenta, con una claridad desoladora, de que una paz así, una reconciliación tan pura y sanadora, jamás llegaría para ella.
34:17Su familia era una herida abierta que nunca cicatrizaría. Estaba sola, y la calidez de aquella cocina, por un instante, la hizo sentir más fría y abandonada que nunca.
34:32Bajó la vista hacia las patatas, y una lágrima furtiva resbaló por su mejilla y cayó sobre sus manos, mezclándose con la tierra y el almidón.
34:40La secó rápidamente, antes de que nadie pudiera verla. En la promesa, cada uno lidiaba con sus propios demonios, y los suyos, en ese momento, le parecieron los más solitarios y silenciosos de todos.
34:56El día llegaba a su fin. El sol se ponía sobre la promesa, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y violetas, una belleza cruel e indiferente a los dramas que se desarrollaban bajo su luz crepuscular.
35:09En una habitación, Ángela dormía un sueño poblado de pesadillas, velada por un curro consumido por el dolor.
35:20En la biblioteca, Lorenzo bebía solo, sintiendo por primera vez el aliento helado del miedo en su nuca, consciente de la tormenta que Leocadia había jurado desatar sobre él.
35:31En los salones, la familia Luján se enfrentaba al abismo de la ruina, dividida y asustada.
35:41En el hangar, el sueño de Manuel pendía de un hilo, sacrificado en el altar de las obligaciones familiares.
35:48Y en las cocinas, la alegría de unos pocos servía como doloroso recordatorio de la soledad de otros.
35:57La noche caía sobre el palacio, pero no traía consigo el descanso.
36:01Solo una pausa, una tensa contención de la respiración antes del siguiente acto de una tragedia que no había hecho más que comenzar.
36:11La venganza, el miedo, la ambición y el amor roto se arremolinaban en la oscuridad, esperando el amanecer para volver a desatarse con una furia renovada.
36:20La venganza, el miedo, la ambición y el amor roto se arremolinaban en la oscuridad.
36:30La venganza, el miedo, la ambición y el amor roto se arremolinaban en la oscuridad.
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