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Lorenzo amenaza a Leocadia: venganza
El regreso de Lorenzo (Guillermo Serrano) sacude los cimientos de La Promesa en el capítulo 662, emitido el miércoles 27 de agosto. Más peligroso y vengativo que nunca, el capitán se enfrenta a todos aquellos que considera traidores, y ni siquiera Leocadia (Isabel Serrano) se salva de su furia. En un encuentro a solas, la amenaza que le lanza hiela la sangre: “Estas cavando tu propia tumba”.
Mientras Curro y Ángela viven aterrados ante la inminente guerra qu ...
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#‘LaPromesa’, #avance, #capítulo, #662Lorenzo, #amenaza, #Leocadia, #venganza
Lorenzo amenaza a Leocadia: venganza
El regreso de Lorenzo (Guillermo Serrano) sacude los cimientos de La Promesa en el capítulo 662, emitido el miércoles 27 de agosto. Más peligroso y vengativo que nunca, el capitán se enfrenta a todos aquellos que considera traidores, y ni siquiera Leocadia (Isabel Serrano) se salva de su furia. En un encuentro a solas, la amenaza que le lanza hiela la sangre: “Estas cavando tu propia tumba”.
Mientras Curro y Ángela viven aterrados ante la inminente guerra qu ...
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00:00Lorenzo amenaza a Leocadia. Venganza. El regreso de Lorenzo, Guillermo Serrano, sacude los cimientos
00:17de la promesa en el capítulo 662, emitido el miércoles 27 de agosto. Más peligroso y
00:26vengativo que nunca, el capitán se enfrenta a todos aquellos que considera traidores, y ni
00:31siquiera Leocadia, Isabel Serrano, se salva de su furia. En un encuentro a solas, la amenaza que le
00:39lanza hiela la sangre. Estás cavando tu propia tumba. Mientras Curro y Ángela viven aterrados ante
00:47la inminente guerra que Lorenzo prepara contra ellos, Cristóbal, Fernando Coronado, podría convertirse
00:54en el inesperado aliado de Leocadia. O en su perdición. A la par, Manuel se enfrenta a una
01:01decisión empresarial que dividirá a Toño y Enora, y el servicio vive momentos de máxima tensión cuando
01:07Ricardo y Pía descubren que uno de ellos debe abandonar el palacio. Y como si la tensión no
01:14fuera suficiente, Martina y Catalina fracasan en su negociación con el varón de Valladares, lo que
01:20Lorenzo aprovecha para cuestionar el liderazgo femenino con más arrogancia que nunca.
01:26El capítulo culmina con una sorpresa inesperada para Vera. El reencuentro con su hermano Federico,
01:33que cambiará el rumbo de su destino. Una entrega llena de amenazas, alianzas inciertas y revelaciones
01:41que prometen dejar a los espectadores al borde del asiento. El aire en la promesa había adquirido
01:48una cualidad extraña, una pesadez que se adhería a la piel como el rocío de una mañana de otoño,
01:54pero sin su frescura. Era una quietud premonitoria, el silencio opresivo que precede a la furia de la
02:01tormenta. Durante días, la ausencia de Lorenzo de Luján, el capitán, había sido un bálsamo agridulce.
02:10Un alivio tenso, como el que siente un soldado en una trinchera cuando cesa el fuego de artillería,
02:18sabiendo que es sólo una pausa, no el final de la guerra. Y la guerra, como todos en el palacio
02:25sabían en lo más profundo de sus huesos, estaba a punto de reanudarse con una ferocidad inaudita.
02:30Su regreso no fue anunciado con trompetas ni con el estruendo de un carruaje llegando por el camino
02:38principal. Fue mucho más sutil, y por ello, infinitamente más aterrador. Un murmullo que
02:46comenzó en las cocinas, una sombra avistada cruzando el patio por un mozo de cuadras, el eco
02:52de una voz familiar y odiada resonando desde el despacho. En cuestión de una hora, la noticia se
02:59había extendido por cada rincón de la promesa como una mancha de aceite sobre un brocado fino.
03:05El capitán había vuelto. Y no era el mismo hombre que se había marchado. El tiempo fuera no lo había
03:12ablandado, lo había afilado. Había en su porte una nueva clase de rigidez, una economía de movimiento
03:19que hablaba de una energía contenida, letal. Sus ojos, antes meramente calculadores, ahora ardían con
03:28el fuego frío de una venganza meticulosamente planeada. Cada sonrisa era más cortante, cada
03:35gesto mesurado ocultaba una promesa de violencia. Había regresado más fuerte, más peligroso, y con
03:43una claridad de propósito que helaba la sangre, destruir a aquellos que lo habían traicionado.
03:48Y en su mente, la lista de traidores era larga y comenzaba con nombres que una vez susurró con
03:56falsa ternura. El caos que desató su llegada no fue de gritos y carreras, sino de silencios
04:03repentinos. Conversaciones que se ahogaban a medio camino cuando su figura aparecía al final de un
04:10pasillo. Miradas que se desviaban al suelo, criados que de repente encontraban una tarea urgente en la
04:18dirección opuesta. La promesa entera contuvo la respiración, y el palacio, con sus altos techos y
04:26sus opulentos salones, se convirtió en una jaula dorada donde el depredador había regresado para
04:31reclamar su territorio y cazar a su antojo. El ambiente se volvió irrespirable, cargado con el
04:39peso de lo inevitable. Para nadie fue este regreso más ominoso que para Leocadia. Ella, que había
04:47compartido su lecho, sus secretos y sus ambiciones, ahora se encontraba en el epicentro del huracán que
04:53se avecinaba. Sabía que él la consideraría la principal arquitecta de su humillación. No se equivocaba.
05:03Lorenzo no tardó en buscarla, no para una reconciliación, ni siquiera para una discusión
05:08acalorada. Lo que buscaba era algo mucho más oscuro. Quería saborear su miedo, ver en sus ojos el
05:16reconocimiento de su poder restaurado. El encuentro se produjo en la biblioteca, un lugar que en otros
05:24tiempos había sido testigo de sus confidencias y planes compartidos. Ahora, los miles de libros que
05:32lo rodeaban parecían lápidas en un cementerio de promesas rotas. Lorenzo estaba de espaldas a la
05:39puerta cuando ella entró, observando a través de la ventana los jardines que se extendían como una
05:45alfombra verde. No se giró de inmediato, obligándola a ella a romper el silencio. Lorenzo, dijo Leocadia,
05:54su voz un poco más firme de lo que se sentía. El esfuerzo por mantener la compostura era
06:01hercúleo. Él se volvió lentamente, con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Era una máscara
06:09de cordialidad que hacía que la amenaza subyacente fuera aún más potente. Leocadia, querida, ¿me has
06:17echado de menos? Su tono era suave, casi meloso, pero con un filo de acero puro.
06:23Tu regreso ha sido inesperado, respondió ella, eligiendo sus palabras con el cuidado de quien
06:30camina por un campo de minas. Inesperado, yo diría que era inevitable. Hay asuntos pendientes que
06:38requieren mi atención. Cuentas que saldar, dio un paso hacia ella, cerrando la distancia. El olor a
06:45cuero y a un costoso tabaco que siempre lo acompañaba llenó el aire, pero ahora parecía
06:50asfixiante. Cuentas que tú, más que nadie, deberías entender. Leocadia levantó la barbilla,
06:59una chispa de desafío en su mirada. No le daría la satisfacción de verla acobardada. No sé de qué
07:06hablas. La sonrisa de Lorenzo se amplió, pero se convirtió en algo cruel. Oh, por favor, no me tomes
07:15por tonto. Nunca lo he sido, y menos ahora. Sé perfectamente quién movió los hilos en mi
07:20ausencia. Quién susurró en las orejas adecuadas, quién tejió la red en la que esperaban que cayera.
07:30Fue un trabajo admirable, realmente, casi perfecto. Se detuvo justo delante de ella,
07:36su presencia era una muralla física.
07:38Leocadia sintió el impulso de retroceder, pero se mantuvo firme. Tus problemas son de tu propia
07:47creación, Lorenzo. Siempre lo han sido, tu ambición, tu crueldad. Mi crueldad, la interrumpió,
07:55su voz bajando a un siseo peligroso.
08:00¿Llamas crueldad a reclamar lo que es mío, a defenderme de las víboras que anidan en mi propia
08:04casa? No, querida Leocadia. Lo que has visto hasta ahora no es nada. Era un simple juego. Ahora,
08:13ahora las reglas han cambiado. Y en este nuevo juego, tú eres la pieza más vulnerable del tablero.
08:20El corazón de Leocadia latía con fuerza contra sus costillas, un tambor de guerra anunciando una
08:26batalla perdida. Pero en su interior, una nueva alianza le daba una fuerza que Lorenzo no podía
08:33prever. La imagen de Cristóbal, su apoyo inesperado, su determinación silenciosa, le dio el coraje para
08:42no desmoronarse. No te tengo miedo, Lorenzo. La risa de él fue corta y desprovista de alegría. Fue el
08:52sonido de la pura incredulidad y el desprecio. Se inclinó, su rostro a centímetros del de ella,
08:59su aliento cálido en su mejilla. Ese es tu mayor error. Susurró, y la falsa amabilidad se desvaneció
09:07por completo, dejando al descubierto al monstruo que había debajo. ¿Crees que porque has encontrado
09:15un nuevo perrito faldero, un peón como Cristóbal, estás a salvo? ¿Crees que has ganado algo? Pero no
09:24entiendes, ¿verdad? No has ganado nada. Solo has acelerado tu propia destrucción. Hizo una pausa,
09:31permitiendo que el peso de sus palabras la aplastara. El silencio en la biblioteca era
09:36total, profundo, como si incluso los libros contuvieran la respiración. Cada movimiento que
09:44has hecho en mi contra, cada palabra que has pronunciado, cada alianza que has forjado. No han
09:50sido más que paladas de tierra. Piensa en ello, Leocadia. Piensa en ello cada noche antes de dormir.
09:57No soy yo quien te amenaza. No soy yo quien te destruirá. Lo estás haciendo tú misma, con una
10:04eficiencia admirable. Se enderezó, su mirada recorriéndola de arriba abajo con una frialdad
10:12clínica, como si ya la viera como un cadáver. Estás cavando tu propia tumba. Y yo, créeme,
10:20disfrutaré inmensamente el día en que pueda arrojar la última palada de tierra sobre ti.
10:26Con esa última advertencia, que quedó suspendida en el aire como el veneno de una serpiente,
10:32se dio la vuelta y salió de la biblioteca, dejándola sola, temblando, no de miedo, sino de
10:38una furia helada. La guerra había sido declarada. Y aunque Lorenzo no lo sospechaba, ella no estaba
10:46sola. Cristóbal, su nuevo y sorprendente aliado, podría convertirse en el talón de Aquiles que
10:54el arrogante capitán nunca vería venir. Mientras tanto, en otra parte del palacio, el terror tenía
11:02un rostro joven y una mirada atormentada. Curro y Ángela vivían en un estado de alerta constante
11:10desde el momento en que el rumor del regreso de Lorenzo se confirmó. Para ellos, no era una simple
11:17lucha de poder o una batalla por la herencia, era una cuestión de supervivencia. Sabían de lo que era
11:25capaz el capitán. Habían visto su crueldad de primera mano, habían sentido el aliento gélido de su amenaza
11:31sobre sus nucas. Su regreso no era una posibilidad, era una certeza de dolor y persecución. Se encontraron
11:40en uno de los pequeños salones de servicio, un lugar que rara vez era frecuentado por la familia y
11:45que les ofrecía una falsa sensación de seguridad. Ángela se retorcía las manos, su rostro pálido y
11:53sus ojos desorbitados por la ansiedad. No podemos seguir así, Curro. Es como esperar a que el verdugo
12:00llame a tu puerta. Cada vez que oigo sus pasos en el pasillo, siento que el corazón se me va a
12:07detener. Curro, de pie junto a la ventana, miraba hacia afuera sin ver nada, su mandíbula apretada
12:15con tanta fuerza que le dolían los dientes. La rabia y el miedo luchaban en su interior,
12:22una mezcla volátil que amenazaba con consumirlo. Lo sé, Ángela, lo sé. Pero, ¿qué podemos hacer? Es él
12:31quien tiene el poder, el nombre, la influencia. Nosotros, nosotros no somos nada para él. Solo
12:40obstáculos a eliminar. Tenemos que hacer algo. Cualquier cosa, no podemos simplemente sentarnos
12:47y esperar a que nos destruya. Él no se detendrá. Lo sabes, nos cazará, nos humillará, nos aplastará
12:56hasta que no quede nada de nosotros. Fue en ese momento cuando Pía entró en la habitación. Su
13:03rostro, habitualmente sereno, estaba marcado por la preocupación. Había visto la espiral de pánico en
13:10la que estaban cayendo los dos jóvenes y sabía que el miedo era un enemigo tan grande como el propio
13:15Lorenzo. Escuchadme los dos. Dijo con una voz tranquila pero firme, que inmediatamente captó
13:23su atención. El miedo es precisamente lo que él quiere. Que os paralicéis, que cometáis errores.
13:32Que os consumáis en vuestra propia angustia. Y no podéis permitírselo. Pero, Pía, ¿qué otra cosa
13:39podemos hacer? Preguntó Curro, su voz teñida de desesperación. ¿Es Lorenzo? Exacto, es Lorenzo. Y eso
13:49significa que es predecible en su maldad, respondió Pía, acercándose a ellos. Puso una mano en el hombro
13:58de cada uno, su contacto era un ancla en medio de la tormenta. No es un genio, es un matón con poder. Y a
14:07los matones se les combate con inteligencia, no con pánico. Quiere destruiros, sí, pero no lo hará de
14:15frente, no de inmediato. Disfruta demasiado del juego. Primero os provocará, os rodeará, os aislará.
14:24Intentará que perdáis los nervios, que deis un paso en falso que él pueda utilizar en vuestra contra.
14:30Miró directamente a Curro, sus ojos transmitiendo la urgencia de su consejo. Especialmente a ti,
14:38Curro. Conoce tu temperamento, sabe que llevas la ira a flor de piel. Te pinchará, te insultará,
14:46te humillará públicamente. Esperará a que explotes, a que le dé una excusa para actuar,
14:53para parecer él la víctima y tú el agresor. Entonces, ¿qué hacemos? Preguntó Ángela,
15:01su voz un hilo. Os mantenéis un paso por delante, dijo Pía con convicción. Pensad como él,
15:09anticipad su próximo movimiento. Si sabéis que va a provocar a Curro, preparaos. Hablad entre vosotros,
15:17ensayad respuestas, cread una estrategia para no caer en su trampa. No le deis el poder de
15:25controlar vuestras emociones. Documentad todo lo que haga, cada amenaza velada, cada acto de
15:30intimidación. Hablad con aquellos en quienes confiáis. No estáis solos en esto. Su arrogancia
15:38es su debilidad. Cree que todos le temen tanto que nadie se atreverá a hablar. Demostrad el que
15:45está equivocado. La guerra no se gana con una sola batalla, se gana con estrategia y resistencia. Y
15:53vosotros dos sois más fuertes de lo que creéis. Las palabras de Pía fueron como un faro en la
16:00oscuridad. No disiparon el miedo por completo, pero le dieron una forma, un propósito.
16:07Les dieron un plan. Curro y Ángela se miraron, y por primera vez en horas, una chispa de determinación
16:14reemplazó al pánico en sus ojos. No serían víctimas pasivas, lucharían, serían inteligentes,
16:22sobrevivirían. La amenaza, tal como Pía había predicho, no tardó en materializarse.
16:30Lorenzo eligió el momento y el lugar con una precisión quirúrgica, la cena. El comedor de la
16:36promesa, con su larga mesa de caoba pulida, sus retratos ancestrales en las paredes y el servicio
16:42impecable, se convirtió en su campo de batalla. La tensión era palpable desde el primer plato.
16:49Lorenzo dominaba la conversación con anécdotas de su viaje, cada palabra teñida de arrogancia y poder.
16:58Evitaba mirar directamente a Curro, pero cada una de sus frases parecía llevar una púa envenenada
17:03dirigida a él. Hablaba de la debilidad de los jóvenes de hoy en día, de la falta de carácter,
17:10de cómo algunos títulos se heredaban sin merecerlos. Curro apretaba el cuchillo y el
17:17tenedor con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Sentía la sangre hervir en sus venas. Cada
17:25palabra de Lorenzo era un golpe, un insulto calculado. Podía sentir las miradas de los demás
17:32en la mesa, algunos con compasión, otros con una mórbida curiosidad. Lorenzo finalmente giró su
17:41atención hacia él, una sonrisa condescendiente en los labios. Y tú, Curro, ¿qué has hecho de provecho
17:49en mi ausencia? Aparte de calentar un asiento en esta mesa, claro está. He oído que te interesas
17:56por la gestión de la finca, una ambición loable, aunque quizás un poco, prematura. Se necesita algo
18:04más que un apellido para dirigir un lugar como éste. Se necesita, temple. Algo que, me temo,
18:12escasea en tu generación. El insulto fue directo, público y brutal.
18:16Curro sintió una oleada de furia tan intensa que la habitación pareció encogerse a su alrededor.
18:25El consejo de Pía resonaba en su cabeza, un eco lejano bajo el rugido de su propia rabia.
18:32No caigas en su trampa, no le dé lo que quiere. Abrió la boca para responder, una réplica afilada
18:39y airada formándose en su lengua. Pero entonces, bajo la mesa, sintió un ligero toque en su rodilla.
18:48Era Ángela. La miró y vio en sus ojos una súplica desesperada.
18:52No lo hagas, por favor. Respiró hondo, una, dos veces. El aire quemaba en sus pulmones.
19:01Forzó sus músculos a relajarse, a soltar los cubiertos antes de que los doblara.
19:05Levantó la vista y se encontró con la mirada expectante y burlona de Lorenzo.
19:11El capitán estaba saboreando el momento, esperando la explosión que le daría la victoria.
19:19Curro le regaló una sonrisa forzada, vacía de toda calidez.
19:23Tiene razón, capitán. Aún me queda mucho por aprender.
19:26Por eso observo a mis mayores con tanta atención. Para aprender de sus experiencias.
19:35El énfasis en la última palabra fue sutil, pero inequívoco.
19:40Un pequeño acto de desafío que no le daba a Lorenzo ningún motivo tangible para reaccionar.
19:46La sonrisa de Lorenzo vaciló por una fracción de segundo. No era la reacción que esperaba.
19:51Quería un estallido, una confrontación. En cambio, había recibido una respuesta controlada, casi impertinente en su calma.
20:03El juego acababa de empezar, y Curro, con la ayuda de Ángela y el consejo de Pía, había ganado la primera escaramuza.
20:11Pero ambos sabían que Lorenzo no se rendiría. La próxima provocación sería más dura, más cruel.
20:21Y Curro no estaba seguro de cuántas veces podría contener la tormenta que se agitaba dentro de él.
20:27Estaba muy, muy cerca de romperse. Lejos de las tensiones personales y las amenazas directas,
20:34Otra batalla, más silenciosa pero igualmente crucial para el futuro de la promesa, se libraba en los despachos.
20:43Manuel, cargado con el peso de una herencia que cada día se sentía más como una condena, había convocado a Toño y Enora.
20:52Sobre la mesa, entre ellos, descansaba la propuesta de Pedro Farré, un empresario de visión moderna y bolsillos profundos.
20:59La oferta era clara. Comprar sus acciones, tomar el control y, presumiblemente, salvar a la promesa de la lenta decadencia a la que parecía abocada.
21:13Manuel expuso los términos con una objetividad cansada. Habló de cifras, de proyecciones, de la inyección de capital que Farré proponía.
21:22Su voz era la de un hombre que recita un texto aprendido, desprovista de la pasión que una vez sintió por su hogar.
21:32Es una oferta generosa, más de lo que podríamos esperar en el mercado actual, concluyó, reclinándose en su silla.
21:40Sus ojos buscaron los de Toño y Enora, esperando una reacción. La reacción llegó, pero fue una de discordia.
21:51Enora, siempre pragmática, con la mirada puesta en el futuro y en la seguridad financiera, vio la oferta como un salvavidas.
21:58Deberíamos aceptarla. Dijo sin dudar, sus dedos tamborileando sobre el documento.
22:08Es una salida limpia, Manuel. Nos libera de una carga que, seamos honestos, nos está superando.
22:18Farré tiene los recursos y la experiencia. Podría modernizar la finca, hacerla rentable de nuevo.
22:23Y nosotros podríamos, empezar de nuevo, en otro lugar. Toño, sin embargo, frunció el ceño.
22:34Sus raíces estaban hundidas más profundamente en la tierra de la promesa. Para él, no era solo un negocio, era un legado.
22:44¿Empezar de nuevo, así de fácil? Replicó, su tono cargado de reproche. Esto es más que un puñado de acciones, Enora.
22:53Es historia, es el sudor de generaciones. ¿Vamos a entregárselo a un extraño sin más? ¿Permitir que lo convierta en una empresa sin alma?
23:02El alma no paga las facturas, Toño. Exclamó Enora, su paciencia agotándose. Estamos ahogados en deudas.
23:11Cada día es una lucha. Farré no nos está robando. Nos está ofreciendo una fortuna por algo que está a punto de desmoronarse.
23:22Podríamos luchar. Podríamos encontrar otra manera. Insistió Toño, aunque en su propia voz se notaba la falta de convicción.
23:29Mientras la pareja discutía, sus voces subiendo y bajando en un agrio debate, Manuel se sumió en sus propios pensamientos.
23:39La idea de aceptar la oferta, de entregar las riendas, había comenzado como una simple consideración, una opción entre otras.
23:49Pero ahora, escuchando la disputa, viéndolos atrapados en el mismo ciclo de preocupación y desesperación que él mismo sufría,
24:00la idea echaba raíces y crecía con una fuerza alarmante.
24:05Imaginó una vida lejos de la promesa. Una vida sin el peso de las expectativas,
24:10sin las miradas de los criados que dependían de él, sin las batallas constantes con proveedores y acreedores.
24:15Una vida donde podría dedicarse a su verdadera pasión, la aviación, sin sentirse culpable.
24:25Una vida con Yana, quizás, lejos de las intrigas y las sombras del palacio.
24:31La visión era tan seductora, tan embriagadora, que por un momento lo dejó sin aliento.
24:39Dejar la gestión en manos de Farré y de Leocadia. La inclusión del nombre de Leocadia en la ecuación era un cálculo frío.
24:45Sabía que ella era ambiciosa y competente. Con el capital de Farré y la gestión de Leocadia, la promesa podría prosperar.
24:57Él quedaría libre. La idea empezó a plantearse no sólo como una posibilidad, sino como la única salida lógica y deseable.
25:04Estaba cansado de luchar, cansado de ser el heredero. Sólo quería ser Manuel. Pero Toño tenía otros problemas que nublaban su juicio. Problemas que iban más allá de las finanzas de la finca.
25:17La verdad sobre su matrimonio, esa farsa cuidadosamente construida, había sido descubierta por Simona y Candela.
25:26Y el conocimiento de las dos cocineras pesaba sobre él como una losa. Las miradas de soslayo, los silencios incómodos cuando él entraba en la cocina, las preguntas veladas, todo ello erosionaba la confianza que tenía en su propia farsa.
25:42Las dudas sobre su relación con Enora, que antes eran un susurro en el fondo de su mente, ahora gritaban.
25:51¿Qué estaban haciendo realmente? ¿A quién engañaban? La discusión sobre la venta de las acciones sólo servía para resaltar la brecha que se había abierto entre ellos.
26:02Ella veía un negocio, él veía un hogar, ella veía una salida, él veía una rendición.
26:07La tensión con Enora, sumada a la presión del secreto descubierto, lo estaba llevando a un punto de quiebre.
26:16El futuro de la promesa era incierto, pero el futuro de su relación con Enora parecía aún más frágil.
26:24La tensión, como una enfermedad, no se limitaba a los salones de la familia.
26:30Se filtraba a través de los suelos de madera, descendiendo por las escaleras de servicio hasta llegar al corazón palpitante de la casa.
26:37La zona de los criados.
26:40Allí, los problemas eran más inmediatos, más viscerales.
26:45No se trataba de herencias, sino de empleos, no de orgullo, sino de supervivencia.
26:52Cristóbal, el capataz, se encontraba atrapado en una posición imposible.
26:57Su lealtad, antes firmemente anclada a los señores de la casa, ahora estaba dividida.
27:02Su creciente alianza con Leocadia, nacida de una extraña mezcla de respeto y estrategia compartida, lo había puesto en un camino que nunca habría elegido por sí mismo.
27:17Acababa de compartir con ella la delicada y complicada situación de Pía y Ricardo.
27:21El regreso del marido de Pía, Ricardo, había creado una situación insostenible.
27:30Dos personas para un solo puesto, y una maraña de emociones y obligaciones que amenazaba con enredarlos a todos.
27:36Leocadia, con la mente afilada por sus propias batallas en el piso de arriba, había sido tajante.
27:45Su orden fue clara, fría y desprovista de sentimentalismo. Uno de los dos debía abandonar la promesa.
27:54La finca no podía permitirse la redundancia, y la ambigüedad moral de la situación era un lujo que no estaban en condiciones de costear.
28:02Ahora, Cristóbal tenía que ejecutar esa orden. La tarea le revolvía el estómago. Se acercó a Pía y a Ricardo en el patio de servicio.
28:13Estaban remendando un arnés de cuero, trabajando en un silencio tenso que hablaba volúmenes de su propio drama personal.
28:22Pía, Ricardo, dijo Cristóbal, su voz más grave de lo habitual. Ambos levantaron la vista, sus rostros expectantes.
28:32Sabían que una decisión era inminente. He hablado con la señora Leocadia. Comenzó Cristóbal, sin rodeos.
28:42La situación no puede continuar así. La promesa solo necesita un ama de llaves. Y, tragó saliva, la sentencia le sabía a ceniza en la boca. Uno de los dos debe marcharse.
28:53El silencio que siguió fue más pesado que cualquier palabra. Pía bajó la mirada hacia sus manos, su rostro una máscara de resignación.
29:06Llevaba tanto tiempo en la promesa que la idea de irse era como imaginarse sin una extremidad.
29:10Este lugar era su vida, sus amigos, la cuna de su hijo. Ricardo, por otro lado, miró a Cristóbal con una expresión indescifrable.
29:24Había vuelto para reclamar su lugar, para enmendar sus errores, pero se encontraba siendo la causa del posible destierro de su esposa.
29:31Entiendo. Dijo Pía finalmente, su voz apenas un susurro. Es lo lógico. La señora Leocadia ha dicho que os dará hasta mañana para que decidáis entre vosotros quién se queda y quién se va.
29:46Continuó Cristóbal, odiando cada palabra que salía de su boca.
29:51Si no podéis llegar a un acuerdo, ella tomará la decisión. Les dio la espalda, incapaz de soportar sus miradas por más tiempo, y se alejó.
30:01La orden había sido ejecutada, pero el peso de la misma se quedó con él, una carga más en su ya atribulada conciencia.
30:12Dejó atrás a Pía y Ricardo, enfrentados a una elección imposible que desgarraría lo que quedaba de su frágil relación y cambiaría la vida de uno de ellos para siempre.
30:22Mientras esa bomba de relojería emocional comenzaba su cuenta atrás en la zona de servicio, otra nube de fracaso se cernía sobre el palacio.
30:31Martina y Catalina regresaron de su viaje para hablar con el varón de Valladares.
30:38Sus rostros eran un poema de agotamiento y derrota.
30:42Habían ido con esperanzas, con planes, con la determinación de asegurar un acuerdo que beneficiara a la promesa.
30:48Regresaban con las manos vacías. Se reunieron en el despacho, donde Eleocadia y Manuel las esperaban.
30:56Catalina, siempre directa, fue la primera en hablar. No hay nada que hacer. El varón es un muro.
31:07No cede ni un ápice. Cree que estamos desesperados y está dispuesto a esperar hasta que nos arrastremos a sus pies aceptando sus condiciones.
31:14Martina asintió, añadiendo más detalles.
31:18Hemos intentado todas las estrategias. Apelamos a su sentido del honor, a la lógica del negocio, a la historia compartida de nuestras familias.
31:27Es inútil. Está jugando con nosotros, disfrutando de su posición de poder. La noticia cayó como una piedra en un estanque.
31:39Era otro golpe, otra puerta que se cerraba. Y justo en ese momento, como si fuera atraído por el olor del fracaso, Lorenzo entró en la habitación.
31:48No había sido invitado, pero eso nunca lo había detenido. Observó a las dos mujeres, una sonrisa de suficiencia dibujada en su rostro.
32:01Vaya, vaya, las grandes negociadoras regresan con el rabo entre las piernas. ¡Qué sorpresa!
32:08Su tono era mordaz, cargado de un desprecio apenas disimulado. Catalina se hirguió, sus ojos lanzando chispas.
32:18¿Acaso tienes algo constructivo que aportar, Lorenzo, o solo has venido a regodearte?
32:25Solo señalo lo evidente, querida sobrina. Esto es lo que sucede cuando se envía a las mujeres a hacer el trabajo de un hombre.
32:34La negociación requiere firmeza, astucia, a veces incluso una mano dura. Cualidades que, con todo respeto, no abundan en vuestro sexo.
32:44La declaración fue tan misógina y tan arrogante que silenció la habitación por un instante.
32:54Martina palideció de ira, y Manuel apretó los puños, pero fue Leocadia quien respondió, su voz fría como el hielo.
33:01¿Tu opinión sobre las capacidades de las mujeres nos tiene sin cuidado, Lorenzo? Lo que importa es que el acuerdo con Valladares es crucial.
33:14Quizás, en lugar de criticar, podrías ofrecer una solución, ya que pareces tenerlo todo tan claro.
33:20Lorenzo soltó una carcajada. Oh, tengo soluciones, no te quepa duda. Pero mis soluciones no son para oídos delicados.
33:31Dejad que los hombres se encargen de los asuntos importantes. Vosotras podéis volver a vuestros bordados y a organizar TE con acento agudo S.
33:39Es lo que mejor se os da. Más beligerante que nunca, su actitud era una afrenta directa no sólo a Catalina y Martina, sino a Leocadia y a cualquier atisbo de progreso en la promesa.
33:54Dejaba claro que su regreso no sólo significaba una amenaza personal para sus enemigos, sino un retroceso a las viejas y tóxicas jerarquías de poder.
34:02Cuestionaba su liderazgo, su competencia, su derecho a estar en esa habitación. Y con ello, habría un nuevo frente en la guerra que se libraba dentro de los muros del palacio.
34:16La jornada llegaba a su fin, arrastrando consigo el peso de las amenazas, las discusiones y los fracasos.
34:23La noche caía sobre la promesa, extendiendo un manto de sombras que parecía imitar la oscuridad que se había instalado en los corazones de sus habitantes.
34:36Para Vera, la doncella, el día había sido como cualquier otro, una rutina de tareas y obligaciones que la mantenían alejada de las intrigas de los señores.
34:46O eso intentaba creer, pero la atmósfera pesada era ineludible, y una sensación de inquietud la había acompañado desde la mañana.
34:56Estaba en su pequeño cuarto, preparándose para descansar. La luz de una única vela parpadeaba, proyectando sombras danzantes en las paredes desnudas.
35:07Se sentía sola, un sentimiento que se había convertido en su compañero constante desde que llegó a la promesa.
35:16Había encontrado amabilidad en algunos de sus compañeros, pero su pasado era un secreto que la aislaba, una barrera invisible entre ella y los demás.
35:26Sus pensamientos derivaron, como a menudo hacían, hacia su familia. Hacia el hermano que había dejado atrás.
35:35Federico, su nombre era un dolor sordo en su pecho, una mezcla de amor, culpa y anhelo.
35:40¿Estaría bien? ¿Pensaría en ella? ¿La odiaría por haberse marchado? Se abrazó a sí misma, un escalofrío recorriendo su espalda a pesar del aire tranquilo de la habitación.
35:52Fue entonces cuando escuchó un golpe suave en su puerta. Se sobresaltó. Era tarde. Nadie del servicio solía buscarla a esas horas a menos que fuera una emergencia.
36:04¿Quién es? Preguntó, su voz temblorosa. No hubo respuesta verbal. Solo otro golpe, un poco más insistente.
36:16Con el corazón latiéndole en la garganta, se levantó y se acercó a la puerta. El miedo, irracional y primario, se apoderó de ella.
36:25¿Sería algo relacionado con las tensiones del palacio? ¿Se había metido en algún problema sin saberlo?
36:33Giró el pomo lentamente, la madera vieja crujiendo en el silencio. Abrió la puerta a solo una rendija, lo suficiente para atisbar el pasillo oscuro.
36:45Una figura alta estaba de pie allí, recortada contra la penumbra. No podía distinguir su rostro.
36:51¿Sí? ¿Qué desea? Susurró. El hombre dio un paso hacia la luz que se derramaba desde su habitación.
37:00Y entonces, el mundo de Vera se detuvo. El aire abandonó sus pulmones. El rostro que la miraba era uno que conocía mejor que el suyo propio,
37:09pero que no esperaba volver a ver jamás, y menos allí, en el corazón de la promesa.
37:14Era más mayor, con líneas de preocupación alrededor de los ojos que antes no estaban, pero era inconfundible.
37:24La misma mandíbula terca, los mismos ojos oscuros que ahora la miraban con una mezcla de alivio, dolor y algo más que no pudo descifrar.
37:32¿Vera? Dijo él, y su voz, esa voz que había sido la banda sonora de su infancia, rompió el hechizo.
37:44Federico, el nombre fue un soplo, una exhalación de incredulidad y conmoción. Su hermano estaba allí.
37:50De alguna manera, la había encontrado. El pasado que había intentado enterrar con tanto esmero acababa de llamar a su puerta.
38:02Este reencuentro inesperado no era un simple cierre de un capítulo antiguo. Era el comienzo de uno nuevo y aterrador.
38:08Su presencia en la promesa lo cambiaba todo, amenazando con derribar el frágil santuario que había construido y exponer todos los secretos que había luchado tan desesperadamente por proteger.
38:22La sorpresa, mayúscula y sobrecogedora, la dejó paralizada en el umbral, sin saber si aquello era un sueño, una pesadilla o una realidad que estaba a punto de destruir su vida por completo.
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