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#LaPromesaÁngela #desenmascara #Lorenzo
Ángela desenmascara a Lorenzo… y revela a la cómplice inesperada: Cruz
Cuando Ángela logra escapar de su cautiverio y regresa hecha jirones a La Promesa, desata un terremoto: señala a Lorenzo como su secuestrador y lo hunde con una prueba mínima pero demoledora—un botón arrancado de su propio vestido. El marqués Alonso ordena el arresto inmediato, Curro la abraza ante todos en un beso que ya no admite secretos… y entonces cae la bomba: Ángela recuerda una voz femenina que urdió el plan. ¿Quién? ...
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#LaPromesaÁngela, #desenmascara, #Lorenzo…, #revela, #cómplice, #inesperada, #Cruz
Transcript
00:00Ángela desenmascara a Lorenzo y revela a la cómplice inesperada Cruz cuando Ángela logra
00:11escapar de su cautiverio y regresa hecha jirones a la promesa desata un terremoto señala a Lorenzo
00:18como su secuestrador y lo hunde con una prueba mínima pero demoledora un botón arrancado de
00:23su propio vestido. El marqués Alonso ordena el arresto inmediato. Curro la abraza ante todos en
00:30un beso que ya no admite secretos y entonces cae la bomba. Ángela recuerda una voz femenina que urdió el
00:37plan. ¿Quién? Cruz, la marquesa. ¿Hasta dónde llega la traición dentro del palacio? ¿Podrá Manuel hallar
00:45las piezas que faltan? ¿Cómo responderá Leocadia al descubrir que el monstruo no actuaba solo?
00:50Prepárate para un episodio de pulsos helados, giros mortales y amores que desafían la ruina. La
00:57pesadilla parece terminar. Justo cuando comienza la guerra. El sol de la tarde se derramaba sobre
01:05los campos de la promesa con una languidez engañosa, dorando los tejados y pintando largas sombras que
01:11se arrastraban como dedos de luto por los jardines. Dentro de los muros del palacio, sin embargo, no había
01:18calidez ni belleza, solo un frío que se había instalado en el tuétano de sus habitantes desde
01:23hacía días. Era el frío de la ausencia, el silencio opresivo que había dejado la desaparición
01:30de Ángela. Cada rincón, cada pasillo, parecía susurrar su nombre en un eco de incertidumbre y miedo.
01:38Para Leocadia, aquel silencio era un grito ensordecedor. Llevaba noches enteras sin pegar
01:46ojo, sentada al borde de la cama en la penumbra de su habitación, con la mirada perdida en la nada.
01:54En la oscuridad, el rostro de su hija se le aparecía una y otra vez. Ángela riendo en el jardín,
02:00Ángela ayudándola con el bordado, Ángela contándole sus sueños con esa mezcla de inocencia y
02:06determinación que la caracterizaba. Cada recuerdo era una daga que se clavaba más hondo en su pecho,
02:14afilada por la culpa y la impotencia. Sabía quién estaba detrás de todo aquello. Sabía que la sonrisa
02:21cínica del capitán Lorenzo de Luján escondía la más abyecta de las crueldades. La angustia, como una
02:29marea negra, había subido hasta ahogarla. Ya no podía más. La imagen de su hija sufriendo en algún
02:36lugar oscuro y solitario era una tortura que superaba cualquier miedo que pudiera sentir por su propia
02:41vida. Esa tarde, algo dentro de ella se quebró. La paciencia se hizo añicos, y en su lugar brotó una
02:50furia helada, una resolución tan firme como el acero. Se levantó, alisó su vestido con manos
02:57temblorosas pero decididas y abandonó sus aposentos. Sus pasos resonaban con una fuerza
03:05inusual sobre las baldosas pulidas del palacio. Los criados que se cruzaban con ella la miraban
03:12con una mezcla de lástima y sorpresa, pues el dolor había transformado su rostro, borrando la
03:18suavidad de sus rasgos y cincelando en ellos una máscara de determinación sombría. No se detuvo,
03:26no devolvió ninguna mirada. Su objetivo era uno solo, el ala del palacio donde se alojaba el capitán.
03:34Al llegar a la puerta de roble macizo de los aposentos de Lorenzo, no dudó. Golpeó con los
03:41nudillos, una, dos, tres veces, con una fuerza que hizo vibrar la madera. No esperó respuesta,
03:49sabía que él estaría allí, regodeándose en su poder, disfrutando de cada segundo de su sufrimiento.
03:56Giró el pomo y empujó la puerta con brusquedad, entrando en la estancia como un vendaval.
04:03La escena que encontró fue exactamente la que había imaginado, y aún así, la bilis le subió
04:09por la garganta. Lorenzo estaba cómodamente arrellanado en una butaca de terciopelo carmesí,
04:16con las piernas cruzadas y una copa de vino tinto en la mano.
04:19La luz de la tarde entraba por el ventanal, iluminando las motas de polvo que danzaban
04:27en el aire y el brillo maligno en sus ojos cuando se posaron en ella. Una sonrisa burlona,
04:33afilada y cruel, se dibujó en sus labios. Vaya, vaya. Dijo él, con una ironía que goteaba veneno.
04:41Veo. Veo que la ratita por fin ha decidido salir de su agujero. Te has decidido aparecer.
04:49¿A qué debo el honor de esta visita tan... impetuosa? Levantó la copa en un falso brindis,
04:56el líquido rojo oscuro arremolinándose como sangre dentro del cristal.
05:00Leocadia apretó los puños con tal fuerza que las uñas se le clavaron en las palmas.
05:09Sus ojos, enrojecidos por el llanto y la falta de sueño, ardían con un fuego que Lorenzo no había
05:15visto antes en ella. Se acabó el juego, Lorenzo. Dijo, su voz un temblor de rabia contenida. Ya
05:24basta de esta tortura. Quiero a mi hija de vuelta. Devuélvemela ahora mismo. La risa de Lorenzo fue
05:32un sonido seco, desprovisto de alegría. Un crujido de hojas secas en otoño. Se inclinó
05:39hacia adelante, dejando la copa sobre una mesita con un golpe seco que hizo derramar unas gotas de
05:44vino, como manchas de sangre sobre la madera pulida. ¿Exiges? ¿Tú me exiges a mí? Espetó,
05:51el tono divertido reemplazado por un desprecio glacial. No me hagas reír, Leocadia. Eres patética.
06:00No tienes el valor ni de mirar a tu propio pasado, a las decisiones que te trajeron hasta aquí.
06:06¿De verdad crees que tienes la más mínima fuerza para enfrentarte a mí? Eres una sombra,
06:12una mujer rota que se aferra a los restos de un honor que nunca tuvo.
06:15No subestimes el amor de una madre, Lorenzo. Replicó ella, avanzando un paso, invadiendo su
06:24espacio personal. El perfume caro de él se mezcló con el olor a vino, un aroma que le revolvió el
06:32estómago. No tienes ni idea de lo que soy capaz. Si pierdo a Ángela por tu culpa, si le ocurre algo,
06:40te juro que no me quedará absolutamente nada que perder. Y una persona sin nada que perder,
06:47Lorenzo, es el ser más peligroso del mundo. Me convertiré en tu pesadilla, en tu sombra,
06:53y te arrebataré todo lo que amas, aunque sea lo último que haga en esta vida.
07:00Lorenzo la estudió por un momento, la sonrisa cruel volviendo a ensanchar sus labios.
07:05Se levantó despacio, con la elegancia depredadora de un felino, y caminó hasta quedar a centímetros
07:13de ella. Era más alto, y usó esa ventaja para mirarla desde arriba, como si fuera un insecto
07:20insignificante. Todavía no lo entiendes, ¿verdad, pobre ilusa? Susurró, su aliento cálido y fétido
07:29contra el rostro de ella. Todo este teatro, toda esta valentía de última hora, es inútil. Si te
07:36atreves a levantar un solo dedo contra mí, si se te ocurre contarle a alguien esta conversación,
07:42si tan solo me miras de una forma que no me agrade, nunca más volverás a ver a Ángela.
07:49Nunca. La amenaza, pronunciada con una calma escalofriante, golpeó a Leocadia con la fuerza
07:55de un puñetazo en el estómago. El aire abandonó sus pulmones. ¿Qué? ¿Qué quieres decir? Balbuceó,
08:04el terror apoderándose de nuevo de ella. Él se inclinó aún más, su voz apenas un murmullo
08:11sibilante, saboreando cada palabra, cada sílaba de su tormento.
08:15He puesto a la chica en un lugar seguro, muy seguro, un cautiverio muy distante de aquí,
08:23lejos de los ojos de cualquiera. No sirve de nada que la busquen en los bosques,
08:30en las cuevas o en las cabañas abandonadas de la zona. Ya lo habrán intentado, ¿no es así?
08:37Patético. Está fuera del alcance de todos, Leocadia. Y lo más importante, he dado órdenes muy claras a
08:46mis hombres. Hombres leales, a los que pago generosamente. Si a mí me pasa algo, si desaparezco
08:54misteriosamente, si me arrestan por alguna estúpida acusación tuya, si tan solo sufro un rasguño. Ángela
09:01será la primera en pagar las consecuencias. Acabarán con su vida sin pensarlo dos veces.
09:09Sin preguntas, sin demoras. Una vida por una vida. ¿Lo entiendes ahora? La vida de tu preciosa hija
09:16está, literalmente, en mis manos. Las piernas de Leocadia flaquearon. El mundo pareció inclinarse
09:24bajo sus pies. Tuvo que apoyarse en el borde de la mesa para no derrumbarse. Las lágrimas,
09:32que había logrado contener, brotaron ahora sin control, trazando surcos calientes sobre sus mejillas
09:38frías.
09:40Eres un monstruo. Sollozó. La voz rota. Un demonio. ¿Cómo puedes hablar así de una joven inocente?
09:47Es mi hija. Es solo una niña. Lorenzo la observó con una satisfacción perversa, como un artista que
09:55admira su obra maestra de dolor. La angustia de ella era su triunfo. Sí, tu hija. Y justamente por
10:04eso sé cómo controlarte. Dijo, volviendo a su butaca y retomando la copa de vino como si la
10:10conversación hubiera sido una trivialidad. Cada lágrima que derramas, cada noche que pasas
10:17en vela, cada suspiro de desesperación. Todo eso es música para mis oídos, Leocadia.
10:24Es solo el comienzo. Mientras Ángela esté en mis manos, tú bailarás al ritmo de mi música.
10:32Harás lo que yo te diga, cuando yo te lo diga. Sonreirás en público, fingirás que todo está
10:38bien y esperarás pacientemente mis instrucciones.
10:40Le dio un largo sorbo al vino, sin dejar de mirarla por encima del borde de la copa.
10:50Acostúmbrate, querida. Este juego apenas comienza. Y yo siempre gano. Ahora, sal de aquí.
10:58Tu cara de plañidera me está estropeando el vino. Destrozada, humillada, aniquilada,
11:04Leocadia se dio la vuelta y abandonó los aposentos tambaleándose. Cada paso era una agonía. El pasillo
11:12parecía extenderse infinitamente ante ella, un túnel oscuro sin final. Llevaba consigo no solo su
11:20dolor, sino la certeza aterradora de que la vida de Ángela pendía de un hilo, un hilo que Lorenzo
11:26sostenía firmemente entre sus dedos. Mientras Leocadia se deshacía en la soledad de su cuarto,
11:33en otra parte del palacio la misma angustia consumía a un alma joven. Curro caminaba de
11:40un lado a otro por el patio interior, sus pasos rápidos y agitados resonando en el silencio del
11:45atardecer. La piedra bajo sus botas parecía arder con la misma frustración que sentía él. A cada vuelta,
11:53la angustia lo atenazaba con más fuerza, un nudo helado en el estómago que le impedía respirar.
12:00No soportaba el peso de la espera, el silencio sofocante que había caído sobre la promesa como
12:06una mortaja. Desde la desaparición de Ángela, lo único que le quedaba era la esperanza, un farolillo
12:14diminuto en medio de una tormenta, y sentía como el viento de los días que pasaban amenazaba con apagar
12:20su llama. La había buscado, había recorrido cada palmo de los terrenos cercanos junto a los otros
12:27jornaleros, gritando su nombre hasta quedarse sin voz, adentrándose en bosques donde las sombras
12:33jugaban a crear falsas esperanzas. Pero nada, era como si la tierra se la hubiera tragado. Fue entonces
12:41cuando vio a Manuel acercarse desde la zona de los establos. Su primo caminaba con el ceño fruncido,
12:48llevando unos mapas enrollados y varias anotaciones en las manos. Su expresión era de profunda
12:55preocupación, pero también de acción, de movimiento. Curro no lo pensó dos veces y se apresuró a alcanzarlo,
13:04su propia desesperación desbordándose. Manuel, necesito hablar contigo, dijo Curro, su voz sonando
13:13más áspera de lo que pretendía. Sujetó el brazo de su primo con una firmeza que sorprendió a Manuel.
13:21Manuel se detuvo, clavando sus ojos claros en el rostro atormentado de Curro.
13:26¿Qué pasa, Curro? ¿Hay alguna novedad? Curro negó con la cabeza, respirando hondo para intentar
13:35controlar el temblor de su voz. No, no hay nada. Y ese es el problema. Dijo,
13:43la frustración tiñendo cada palabra. Ya hemos registrado todos los alrededores. Buscamos en
13:50las cuevas del río, en el bosque del norte, en los senderos que usan los pastores.
13:57Hemos preguntado en cada alquería a leguas a la redonda. Nada, estamos perdiendo el tiempo,
14:02Manuel. Necesitamos ir más allá, mucho más allá. Sus ojos se fijaron en los de su primo con una
14:10intensidad febril. Sé que tienes el avión. Sé que con él puedes alcanzar lugares a los que
14:17nosotros tardaríamos días en llegar a caballo. Quiero ir contigo. Déjame subir contigo y buscar
14:25desde el aire. Quizá encontremos alguna señal que se nos ha escapado desde tierra. Un humo donde no
14:32debería haberlo, un campamento improvisado, alguna construcción que no aparece en los mapas. Por favor,
14:39Manuel. Te lo suplico. Manuel observó en silencio durante unos segundos el rostro de Curro, evaluando
14:47la angustia casi demencial que había en su mirada. Vio el amor y el pánico luchando en sus ojos y su
14:54corazón se compadeció de él. Pero la responsabilidad pesaba más.
14:59Curro, escúchame. Dijo con voz suave pero firme. Yo también quiero encontrar a Ángela más que nada
15:07en este mundo. Ella es parte de esta familia, de nuestra familia, y te juro que no descansaré hasta
15:15que la traigamos de vuelta a casa, sana y salva. Pero volar no es tan simple como crees. El avión no
15:23es un juguete. Es una máquina compleja y peligrosa. No me importa el peligro. Le interrumpió Curro,
15:31su voz subiendo de volumen. A mí sí me importa. Replicó Manuel, con más dureza.
15:39Cualquier movimiento equivocado, una ráfaga de viento inesperada, un fallo en el motor. Puede
15:45costarnos la vida. Sobre todo si volamos a baja altura sobre terreno desconocido. Necesito estar
15:52completamente concentrado. Mi vida no me importa, gritó Curro, y esta vez no pudo contener las
16:00lágrimas, que brillaron en sus ojos con furia y dolor. Lo que importa es la suya, la de ella. Si
16:07es necesario arriesgarlo todo por una mínima posibilidad de encontrarla, lo arriesgo sin dudarlo.
16:13Es que no lo entiendes, Manuel. No puedo quedarme aquí. Necesito hacer algo. Necesito estar ahí
16:20arriba, buscando con mis propios ojos. No puedo quedarme en tierra esperando noticias que nunca
16:28llegan mientras ella puede estar herida, asustada, sufriendo en algún lugar. La idea me está volviendo
16:35loco. Manuel suspiró, pasándose una mano por el cabello con gesto cansado. Entiendo tu desesperación
16:43más de lo que imaginas, Curro. Créeme, pero justamente por eso no voy a ponerte en riesgo.
16:51El avión no fue diseñado para llevar a un pasajero, y menos a uno que no tiene experiencia.
16:58Necesito estar tranquilo, no preocupado por si entras en pánico o haces un movimiento brusco.
17:05Si algo me pasara a mí porque tú te desesperas durante el vuelo, ¿de qué serviría la búsqueda?
17:11Se acabaría todo. No, Curro, es demasiado peligroso. Esta vez, iré solo. Las palabras
17:19de Manuel cayeron sobre Curro como un bloque de hielo. Dio un paso al frente, la indignación
17:26brillando en su rostro. Así que eso es todo. ¿Me dejas aquí, atrapado en tierra como si fuera
17:32un inútil? Como si mi dolor no contara. Como si no tuviera derecho a luchar por la
17:37mujer que amo. El tono de Manuel se elevó para igualar el de Curro, la fraternidad momentáneamente
17:45olvidada en favor de la cruda realidad. Nadie ha dicho que seas un inútil. Pero eres impulsivo,
17:52Curro. Siempre lo has sido. Y la impulsividad en el aire es una sentencia de muerte. Allí arriba
18:00no hay margen para los errores, ni para el sentimentalismo. Cada decisión debe ser fría
18:06y calculada. El lacayo apretó los puños, la respiración agitada. La injusticia de la
18:14situación le quemaba por dentro. Si fuera llana, espetó, lanzando las palabras como dardos
18:20envenenados. Si fuera llana la que hubiera desaparecido, ¿te quedarías parado? ¿Aceptarías
18:27que otro fuera a buscarla solo mientras tú te quedas aquí, de brazos cruzados? No, Manuel,
18:33harías lo imposible por estar allí, por ser tú quien la salvara con tus propias manos. Así que
18:39no me pidas que yo actúe de forma diferente. No me pidas que sea razonable cuando mi corazón
18:45está hecho pedazos. El golpe dio en el blanco. Manuel retrocedió un paso, el rostro contraído
18:53por el dolor de esa verdad. Respiró hondo, pero no perdió la firmeza.
18:59Si fuera llana, haría de todo, sí. Admitió con voz grave. Pero también sabría que poner a otra
19:06persona en peligro no ayudaría en nada.
19:08La diferencia, Curro, es que yo sé pilotar. Tú no, ese es el hecho. Y por mucho que te duela,
19:17la decisión final es mía. Volaré al amanecer, solo. El silencio que siguió fue pesado,
19:25cargado de rabia, impotencia y un dolor compartido.
19:28El rostro de Curro ardía, pero en el fondo sabía que Manuel tenía razón. Sus ojos llenos de lágrimas
19:37delataban la derrota de no poder hacer más. Entonces, ve solo. Dijo finalmente con la voz
19:44quebrada, rendido. Pero si encuentras la más mínima señal de ella, si ves algo, cualquier cosa. Júrame
19:52que seré el primero en saberlo. Júrame que me llevarás hasta allí, cueste lo que cueste.
19:59Manuel asintió, su expresión grave y compasiva.
20:03Te prometo que si veo algo, lo que sea, traeré noticias de inmediato. Y juntos iremos a por ella.
20:12Pero necesito que confíes en mí en esto, primo. Es la forma más segura y eficaz de hacerlo.
20:17Curro, aún dividido entre la furia y una renovada y frágil esperanza, se apartó en silencio,
20:25con el corazón oprimido. Observó cómo Manuel se dirigía con paso decidido hacia el hangar
20:32improvisado donde guardaba su aeroplano, un pájaro metálico que representaba la única
20:37esperanza en un cielo que se había vuelto demasiado oscuro. La mañana siguiente se desperezó sobre la
20:45promesa con una luz gris y pálida, como si el propio sol estuviera de luto.
20:51El ambiente dentro del palacio era irrespirable, una mezcla de tensión, tristeza y rumores que
20:58se arrastraban por los pasillos como serpientes. Los criados se movían con pasos sigilosos,
21:06hablando en susurros, y cada tarea cotidiana parecía un esfuerzo titánico.
21:10La ausencia de Ángela era una herida abierta en el corazón de la casa. Alonso,
21:17el marqués de Luján, había pasado la noche en vela en su despacho.
21:22El resplandor del alba lo encontró con la misma ropa del día anterior, la mirada fija en los
21:28retratos de sus antepasados que colgaban de las paredes. Acostumbrado a mantener una postura altiva
21:35e inquebrantable, la gravedad de la situación había comenzado a erosionar su compostura.
21:41La desaparición de una joven doncella bajo su techo no era sólo una tragedia, era una
21:47afrenta a su honor, una mancha en el nombre de su familia. Era una demostración de que no tenía
21:54el control, de que la maldad había logrado infiltrarse en sus dominios.
21:57Harto de la inacción y la falta de respuestas, tomó una decisión. Con un gesto brusco,
22:06tiró del cordón de la campanilla y le ordenó al mayordomo que hiciera llamar de inmediato al
22:10sargento Burdina, de la Guardia Civil. Exigió su presencia en el palacio sin demora. Cuando el
22:18oficial entró en el gran salón, su uniforme ligeramente polvoriento y su expresión tan seria
22:24como siempre, Alonso no perdió el tiempo en formalidades. Estaba de pie junto a la gran
22:31chimenea, con las manos cruzadas a la espalda, pareciendo una estatua de ira contenida.
22:39«Necesito hablar con usted ahora mismo, sargento», dijo Alonso, su tono firme y cortante,
22:46sin el más mínimo atisbo de la cordialidad habitual.
22:48Burdina se cuadró, manteniendo su postura rígida. «Estoy a sus órdenes, señor Marqués».
22:57«¿En qué puedo servirle? Han pasado días, sargento. Días, días desde que la señorita
23:05Ángela desapareció, y todavía no tenemos ni una sola noticia concreta», respondió Alonso,
23:11elevando la voz, incapaz de contener su frustración. «Esto es inadmisible, intolerable,
23:18exijo que cumpla con su deber y me traiga de vuelta a esa joven». «No me interesan las excusas,
23:26ni las dificultades del terreno. Quiero resultados, resultados inmediatos».
23:32Burdina respiró hondo antes de contestar, eligiendo sus palabras con cuidado ante la furia
23:37del Marqués. «Señor, le aseguro que estamos haciendo todo lo humanamente posible. Tengo a
23:44mis mejores hombres registrándolos alrededores día y noche. Hemos interrogado a todos los
23:50habitantes del pueblo, a los cazadores, a los comerciantes que pasan por la zona.
23:58Pero, y lamento tener que decirlo, hasta ahora no hemos encontrado nada que nos lleve a ella.
24:03Ni un rastro, ni una pista. Es como si se la hubiera tragado el aire». Alonso golpeó con la
24:12palma de la mano la repisa de mármol de la chimenea. «El sonido fue como un disparo en
24:18el tenso silencio del salón. No lo acepto. Me niego a aceptarlo», bramó. «Una joven no se
24:26desvanece en el aire bajo mi nariz. Alguien la ha tomado. Alguien es responsable. Si es necesario,
24:33movilice a más hombres. Pida refuerzos a la comandancia. Amplíe el radio de búsqueda al
24:38doble, al triple si hace falta. Quiero a Ángela de vuelta en esta casa. Este palacio no puede seguir
24:45viviendo bajo esta sombra de incertidumbre y miedo». «¿Está claro?» «Perfectamente,
24:52marqués». Respondió el sargento, su rostro impasible. «Haré todo lo posible. Le doy mi
25:00palabra de honor de que no descansaremos hasta encontrarla». Mientras esa promesa resonaba en
25:07el gran salón, muy lejos de allí, en un lugar oculto en la profundidad del bosque,
25:12Lorenzo de Luján llegaba al miserable cautiverio donde mantenía prisionera Ángela.
25:16Era una vieja cabaña de cazadores, casi en ruinas, con el techo hundido en una parte y un
25:24olor penetrante a humedad y podredumbre. Empujó la pesada puerta de madera con una patada arrogante,
25:32inundando la penumbra del interior con la luz de un farol que llevaba en la mano.
25:38Su rostro exhibía un aire triunfante. Ángela, que estaba sentada en un rincón sobre un montón de
25:45paja sucia, levantó la cabeza. Estaba más delgada, con ojeras oscuras bajo los ojos y el
25:53vestido rasgado y sucio. Pero a pesar del sufrimiento y el miedo, en su mirada aún ardía
26:00una chispa de resistencia, un fuego que Lorenzo no había conseguido apagar. «Finalmente decidiste
26:08aparecer, carcelero», dijo ella, su voz débil por la falta de uso, pero cargada de un desprecio
26:15absoluto. Lorenzo sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos fríos como el hielo. Se acercó
26:22lentamente, deleitándose en su miedo, en su impotencia. Se detuvo frente a ella, mirándola
26:30desde su altura. «Vengo a traerte buenas noticias, querida mía». «Tu espera está
26:36a punto de terminar», dijo, su tono falsamente jovial. «He estado haciendo arreglos». «La
26:44fecha de nuestra boda ya ha sido fijada. Será pronto, muy pronto». Los ojos de Ángela
26:49se abrieron de par en par, el horror recorriéndola como una descarga eléctrica. Sintió el corazón
26:57desbocado, martilleando contra sus costillas como un pájaro atrapado. «Has perdido completamente
27:04la razón», siseó, poniéndose en pie con dificultad, apoyándose en la pared de piedra.
27:12«Nunca, ¿me oyes? Nunca me casaré contigo. Antes prefiero morir aquí dentro. Antes prefiero
27:17desaparecer para siempre que convertirme en tu esposa y vivir un solo día a tu lado».
27:21Él se inclinó, acercando su rostro al de ella, su aliento oliendo a tabaco y soberbia.
27:29«No tienes elección, pequeña tonta. Es algo que debes meterte en esa cabecita obstinada.
27:38Tu madre ya ha entendido que no puede enfrentarse a mí. Se ha rendido. Y tú,
27:43tú también lo entenderás». «Muy pronto, todos en el palacio
27:49te verán llegar del brazo de tu prometido. Te verán como mi esposa.
27:54La esposa del capitán Lorenzo de Luján. Tendrás una posición, un estatus. Deberías
28:00estar agradecida». Ángela lo miró con un odio tan puro y concentrado que casi parecía
28:06tangible. Sus manos, ocultas a la espalda, temblaban de rabia. «Eso no ocurrirá jamás.
28:14Puedes mantenerme encerrada aquí hasta que me pudra. Puedes intentar manipularme con tus
28:19mentiras, pero nunca tendrás lo que quieres de mí. Nunca tendrás mi respeto. Nunca tendrás
28:26mi voluntad». Lorenzo soltó una risa baja, una vibración gutural que le erizó la piel.
28:32«Su crueldad se alimentaba de la fragilidad de ella. Aún no lo entiendes, pajarillo.
28:41No necesito tu permiso, ni tu respeto, ni mucho menos tu amor. Solo necesito que aceptes lo inevitable.
28:51Solo necesito tu presencia en el altar. El resto, el resto vendrá después. Te doblegaré».
28:56«Es solo cuestión de tiempo». Ángela guardó silencio, pero su mente trabajaba a una velocidad
29:03febril. Mientras él hablaba, sus ojos recorrían la pequeña y miserable estancia, buscando cualquier
29:12cosa, cualquier objeto, cualquier debilidad en su entorno. Debía haber una salida. Tenía que haberla.
29:20La primera oportunidad que tuviera, la más mínima, se liberaría de aquel infierno.
29:27Y esa oportunidad, contra todo pronóstico, llegó mucho antes de lo que imaginaba. Lorenzo,
29:34satisfecho con su monólogo y creyéndola completamente sometida, se dio la vuelta para
29:39coger el farol que había dejado junto a la puerta. Iba a salir y a dejarla de nuevo en la oscuridad,
29:46sumida en la desesperación que él mismo había creado. Fue un instante, un error de cálculo,
29:54un segundo de arrogante descuido. En ese preciso momento, Ángela se movió.
30:02Con una agilidad nacida de la pura desesperación, se agachó y sus dedos encontraron lo que buscaban,
30:08una pequeña piedra suelta en el suelo de tierra, con un borde afilado. Con todas las fuerzas que le
30:15quedaban, se levantó de un salto y, antes de que Lorenzo pudiera reaccionar, le asestó un golpe
30:21certero en la parte posterior de la cabeza. El golpe no fue lo suficientemente fuerte para
30:28dejarlo inconsciente, pero sí para desequilibrarlo. Lorenzo soltó un gruñido ahogado de dolor y
30:36sorpresa, tambaleándose hacia adelante. Se llevó una mano a la cabeza, aturdido,
30:44y cayó de rodillas, el farol rodando por el suelo y proyectando sombras danzantes y monstruosas en las
30:49paredes. Aprovechando ese momento crucial, Ángela no se detuvo a pensar. Corrió hacia la puerta,
30:58que él no había cerrado con llave al entrar, y la empujó con todo su cuerpo.
31:01Se abrió con un chirrido lastimero, revelando la negrura del bosque nocturno. El aire frío y húmedo
31:10de la noche la golpeó en la cara, pero no la intimido. Era el aire de la libertad. El corazón
31:17le latía con una fuerza brutal, un tambor de guerra en su pecho. Sus piernas, debilitadas por los días de
31:25inactividad, temblaban, pero la adrenalina la impulsaba hacia adelante. Corrió descalza sobre
31:33la tierra húmeda y las hojas caídas, tropezando con raíces ocultas en la oscuridad, las ramas de
31:39los arbustos arañándole la piel. No sentía el dolor, solo pensaba en una cosa, volver a la promesa,
31:48avisar a todos y acabar, de una vez por todas, con el monstruo que era el Lorenzo de Luján.
31:53Corrió durante horas, guiada por un instinto primario y el vago recuerdo de la dirección en
32:00la que el sol se ponía. La luna, oculta tras un denso manto de nubes, ofrecía poca ayuda. El bosque
32:08era un laberinto de sombras y sonidos aterradores, el ulular de una lechuza, el crujido de una rama
32:15bajo el peso de un animal invisible. Cada sonido la hacía estremecerse, convencida de que Lorenzo la
32:23seguía, de que sus hombres la estaban cercando. Pero el miedo a ser capturada de nuevo era un
32:30combustible más poderoso que cualquier agotamiento. Finalmente, cuando sus pulmones ardían y sus piernas
32:38se negaban a obedecer, vio unas luces parpadeando a lo lejos. Unas luces familiares, eran las luces de
32:46la promesa. La visión le dio un último y desesperado impulso de energía. Tropezó, cayó, se levantó y
32:55siguió corriendo, con lágrimas de alivio y agotamiento surcando su rostro sucio de barro.
33:02De madrugada, completamente exhausta, con el vestido hecho jirones y el rostro y los brazos
33:08marcados por arañazos y moratones, Angela alcanzó las puertas de servicio del palacio.
33:15Los dos criados que estaban de guardia, medio adormilados, casi sufren un infarto al ver
33:20aquella figura fantasmal emerger de la oscuridad. Por todos los santos, gritó uno de ellos, dejando
33:28caer la escoba que sostenía. El otro, reconociéndola, corrió a sostenerla justo cuando sus fuerzas la
33:35abandonaban por completo. Es la señorita Angela, ha vuelto, avisen a los señores. El alboroto despertó
33:43a todo el palacio en cuestión de minutos. Las luces se encendieron, las puertas se abrieron y los
33:50pasillos se llenaron de un murmullo creciente de incredulidad y asombro. Alonso fue el primero en
33:57bajar, en bata y con el cabello revuelto, seguido de cerca por Pía, Simona, Candela y Manuel, cuyos
34:05ojos se abrieron como platos al verla.
34:09—¡Dios mío, Ángela! —exclamó Alonso, corriendo hacia ella, su habitual compostura
34:15rota por la conmoción.
34:17—¿Qué ha pasado? ¿Dónde has estado? ¿Estás bien? Ángela, todavía sin aliento y sostenida
34:24por el criado, se apoyó en las rodillas, intentando hablar entre sollozos y jadeos.
34:29—Fue, fue Lorenzo. Logró decir, su voz ronca, me secuestró, me mantuvo en cautiverio en una
34:38cabaña en el bosque. Conseguí escapar, tienen que, tienen que arrestarlo. Ahora, el silencio
34:46que cayó sobre el grupo fue tan denso y pesado como una losa de granito.
34:50—En ese momento, Leocadia apareció al final del pasillo, atraída por el ruido. Al ver
34:58a su hija, viva, se llevó las manos a la boca, ahogando un sollozo que era una mezcla de infinito
35:04alivio y profundo dolor.
35:05—¡Hija mía! —susurró, las lágrimas brotando de sus ojos—. Gracias a Dios, estás viva.
35:13—Sin perder un segundo más, la furia del marqués, que había estado contenida durante
35:20días, explotó. Se volvió hacia uno de los criados. Busquen al sargento Burdina. Sigue
35:28en el palacio, en el cuarto de invitados. Díganle que venga inmediatamente. Minutos después, Burdina
35:36llegaba a la escena, abotonándose la guerrera a toda prisa. Alonso, con una voz que era puro
35:43a cero, le dio la orden. Sargento, proceda a arrestar al capitán Lorenzo de Luján.
35:51Inmediatamente, este hombre no volverá a pisar este palacio en libertad bajo mi techo.
35:58Jamás, dos guardias civiles, que acompañaban a Burdina, subieron las escaleras con paso
36:04firme.
36:07Unos minutos más tarde, bajaron arrastrando a un Lorenzo furioso y todavía aturdido por
36:12el golpe. Llevaba la ropa de dormir y una mancha de sangre seca en la parte posterior
36:19de la cabeza.
36:22Al ver a Ángela de pie, rodeada por todos, su rostro se descompuso en una mueca de odio
36:27puro. Ángela, sacando fuerzas de flaqueza, se hirvió y lo señaló con un dedo tembloroso
36:35pero acusador. Fue él, dijo, su voz ahora clara y firme. Él me secuestró. Quería obligarme
36:44a casarme con él para apoderarse de mi herencia. El villano, al verse acorralado, intentó una
36:51última y desesperada defensa, su voz resonando con falsa indignación.
36:58Mentiras, todo son mentiras. Esa chica es una embustera. Huyó con algún amante del pueblo
37:03y ahora, al ser descubierta, me culpa a mí para salvar su deshonra.
37:08Es su palabra contra la mía. Pero esta vez, sus mentiras no encontraron eco. Nadie le creyó.
37:18Su reputación y su crueldad eran de sobra conocidas. Y entonces, ocurrió el detalle
37:23que lo cambiaría todo.
37:26Miente, dijo Ángela con una calma heladora. Y tengo la prueba. Todos los ojos se volvieron
37:32hacia ella.
37:35Lorenzo la miró, una chispa de genuino desconcierto en su mirada.
37:39Cuando intenté escapar, forcejeamos. Continuó Ángela, su voz ganando fuerza.
37:47En la lucha, le arranqué algo. Lentamente, se acercó a Lorenzo, que estaba sujeto por
37:53los guardias.
37:56La multitud contuvo el aliento. Ignorando su mirada asesina, Ángela extendió la mano
38:01hacia el chaleco de su pijama de seda.
38:06Se acercó, dijo en voz alta para que todos la oyeran. El tercer botón, Pía, que estaba
38:12más cerca, se inclinó para observar.
38:17Abrió los ojos, sorprendida. No es un botón de su pijama, dijo. Es, es un pequeño botón
38:24de nácar.
38:27Como los de un vestido de doncella, Ángela levantó la manga rasgada de su propio vestido.
38:34Faltaban varios botones. El que estaba cosido toscamente en el ojal del chaleco de Lorenzo,
38:39era idéntico a los que aún quedaban en su puño.
38:43Probablemente, en el forcejeo, el botón se arrancó y, en un acto reflejo, él se lo guardó
38:49en el bolsillo y más tarde, distraídamente, lo usó para reemplazar uno que le faltaba,
38:55sin pensar jamás que ese pequeño detalle sería su perdición.
39:00La prueba era irrefutable. Un silencio sepulcral cayó sobre la estancia. La arrogancia de Lorenzo
39:06se desmoronó, reemplazada por el pánico puro.
39:11Tan solo interrumpió con una voz de trueno que hizo retumbar las paredes.
39:15Cállate, Lorenzo. No hay más espacio para tus viles mentiras en este palacio.
39:21Has deshonrado esta casa. Has traído la miseria y el miedo a mi familia.
39:27Pagarás por cada lágrima derramada y por cada segundo de angustia que hemos sufrido.
39:32Sargento, lléveselo de aquí.
39:36Burdina ordenó que lo esposaran. Mientras los guardias lo arrastraban hacia la salida,
39:41Lorenzo, completamente trastornado, comenzó a gritar amenazas incoherentes.
39:48Os vais a arrepentir, todos vosotros. Esto no termina aquí. Volveré y os destruiré.
39:55Pero nadie le hizo caso. Sus gritos se perdieron en la noche. Ángela, finalmente a salvo,
40:01se derrumbó en los brazos de su madre, y por primera vez en muchos días, el Palacio de la
40:06Promesa respiró un profundo y colectivo suspiro de alivio. La pesadilla, al parecer, había terminado.
40:14Pero, en medio de ese tumulto de alivio y llanto, un sonido diferente resonó en el patio. El eco de
40:21pasos apresurados y pesados bajando las escaleras interiores. Era Curro, atormentado en su cuarto por la
40:28ausencia de noticias, había oído las voces, los gritos de sorpresa, el nombre de Ángela pronunciado
40:35con asombro. Su corazón se desbocó, como si presintiera lo imposible, lo milagroso. Sin
40:43pensarlo dos veces, abrió la puerta de su habitación y corrió por el pasillo, bajando las escaleras de
40:49tres en tres, con el alma en vilo. Cuando llegó al patio y sus ojos finalmente la encontraron, se detuvo
40:58en seco, incapaz de creer lo que veía. Estaba allí, Ángela, de pie, frente a todos, con el rostro marcado
41:08por el cansancio, la ropa sucia y polvorienta, pero viva. Estaba viva, Curro sintió que las piernas
41:16le flaqueaban, pero el impulso de su corazón fue más fuerte que cualquier debilidad física.
41:24Atravesó el patio sin importarle las miradas curiosas, los susurros, la presencia del marqués.
41:32Solo existía ella, Ángela, gritó, su voz rota por una emoción tan abrumadora que apenas pudo pronunciar
41:39su nombre. La joven, al oír su llamado, levantó la mirada de los brazos de su madre.
41:47Sus ojos, llenos de lágrimas, se iluminaron al verle. Y sin pensarlo, sin dudarlo, se soltó de
41:55Leocadia y corrió también hacia él. Se encontraron en el centro del patio. Ángela se lanzó a sus brazos
42:02y Curro la abrazó con una fuerza desesperada, como si temiera que si aflojaba la presión, ella se
42:08desvanecería de nuevo como un sueño. La estrechó contra su pecho, hundiendo el rostro en su cabello,
42:16inhalando su aroma, la prueba tangible de que era real. Las lágrimas descendieron libremente por el
42:23rostro de él, sin vergüenza alguna, lágrimas de alivio, de alegría, de un amor que había estado
42:30a punto de serle arrebatado. Pensé que te había perdido. Susurró él con la voz entrecortada,
42:37sus dedos temblorosos acariciando el rostro de ella, apartando un mechón de pelo sucio de su frente.
42:43Te juro por mi vida que pensé que nunca más iba a volver a verte. Ángela levantó una mano,
42:51sus dedos fríos y temblorosos secando las lágrimas de la mejilla de su amado.
42:57Y entonces, sin importarle las miradas incrédulas de Alonso, de Manuel, de su propia madre y de todos
43:03los criados reunidos en un círculo silencioso, se inclinó y lo besó. No fue un beso tímido o robado,
43:12fue un beso cargado de todo el dolor, toda la añoranza y todo el amor que había guardado en el
43:17silencio de su cautiverio. Fue un beso que sellaba una promesa, que desafiaba al mundo. Fue
43:25la declaración pública de un amor que ya no estaba dispuesto a esconderse. Cuando se separaron, jadeantes,
43:33con las frentes apoyadas la una en la otra, ella habló con una firmeza recién descubierta,
43:38como si el sufrimiento la hubiera purificado de todo miedo.
43:44Nada nos volverá a separar, curro. Nada ni nadie, dijo, su mirada encontrándola de él con una
43:51intensidad inquebrantable. Ni Lorenzo, ni mi madre, ni el que dirán, ni nadie en este palacio. Pasé días
44:00encerrada sin saber si volvería a vivir para verte de nuevo.
44:03Y ahora que estoy aquí, te lo prometo, nunca más nos apartaremos. Lucharemos por esto.
44:12Juntos, el amanecer comenzaba a despuntar en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y
44:18dorados. Una nueva luz bañaba la promesa. La pesadilla había terminado, pero en medio de las
44:26ruinas del dolor, algo nuevo y poderoso acababa de nacer a la vista de todos. El amor de Ángela y
44:33Curro, forjado en el fuego de la adversidad, ya no era un secreto, sino una bandera alzada contra el
44:39viento. Sin embargo, mientras todos celebraban el regreso y el arresto, Ángela, ahora más calmada y
44:48siendo atendida por Pía y Llana, que le limpiaban las heridas, frunció el ceño. Un recuerdo vago,
44:56confuso, una pieza que no encajaba, comenzó a flotar en su mente agotada.
45:01No, no estaba solo del todo. Murmuró, más para sí misma que para los demás. Leocadia,
45:10que no se apartaba de su lado, la escuchó.
45:15¿Qué dices, hija, había más hombres de Lorenzo en la cabaña? Ángela negó lentamente con la cabeza,
45:21intentando atrapar el recuerdo escurridizo.
45:24No, no hombres. Una vez, creo que fue la segunda noche. Estaba casi dormida. Le oí hablar con
45:32alguien fuera. No era la voz de sus matones. Era, era una voz de mujer. Un escalofrío recorrió la
45:41estancia. ¿Una mujer? Preguntó Manuel, acercándose. ¿Estás segura, Ángela? Podría ser el cansancio,
45:49la fiebre. No lo sé, admitió ella, llevándose una mano a la cabeza. Pero la voz, era suave,
45:58culta. No era una campesina. Discutían. Ella le decía que fuera paciente, que el plan funcionaría.
46:08Le oí decir algo como, cuando sea tu esposa, todo será nuestro y Alonso no podrá hacer nada.
46:14Y ella, ella se rió, una risa fría. Ella le dio la idea del matrimonio. De repente,
46:22los ojos de Ángela se abrieron de par en par, fijos en un punto invisible del salón.
46:29La sangre abandonó su rostro. Cruz estará encantada de librarse de la muchacha y de
46:34tenerte a ti como aliado permanente, dijo él. Cruz es más lista de lo que todos creen. El nombre
46:42cayó en el silencio del salón con el peso de una sentencia de muerte. Cruz, la marquesa,
46:49la esposa de Alonso, la dueña y señora de la promesa. La revelación fue tan monstruosa,
46:55tan inconcebible, que nadie supo qué decir. Lorenzo no había actuado solo. Había tenido un acómplice,
47:03y esa cómplice seguía allí, entre ellos, durmiendo plácidamente en sus aposentos de lujo.
47:09El giro era tan inesperado, tan terrible, que el alivio de la noche se transformó en un nuevo y
47:17más profundo terror. Habían cortado una cabeza de la serpiente, pero el cuerpo, y quizás el verdadero
47:25cerebro, seguía intacto en el corazón mismo de la promesa. La batalla acabó.
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