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La Promesa: Acorralada por Lorenzo, Leocadia revive el asesinato de Jana
El palacio de La Promesa se prepara para una de sus revelaciones más impactantes. En el capítulo de este viernes, la verdad sobre la muerte de Jana está más cerca que nunca de salir a la luz, pero no es el único secreto que amenaza con dinamitar la vida de los Luján.
Manuel da un golpe sobre la mesa con una decisión que cambiará su destino y el de su familia para siempre, mientras la angustiosa búsqueda de Ángela por part ...
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#‘LaPromesa’, #capítulo670(5, #septiembre), #¿Leocadia, #mató, #Jana
La Promesa: Acorralada por Lorenzo, Leocadia revive el asesinato de Jana
El palacio de La Promesa se prepara para una de sus revelaciones más impactantes. En el capítulo de este viernes, la verdad sobre la muerte de Jana está más cerca que nunca de salir a la luz, pero no es el único secreto que amenaza con dinamitar la vida de los Luján.
Manuel da un golpe sobre la mesa con una decisión que cambiará su destino y el de su familia para siempre, mientras la angustiosa búsqueda de Ángela por part ...
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00:00La promesa, acorralada por Lorenzo, Leocadia revive el asesinato de Yana. El palacio de
00:17la promesa se prepara para una de sus revelaciones más impactantes.
00:23En el capítulo de este viernes, la verdad sobre la muerte de Yana está más cerca que
00:28nunca de salir a la luz, pero no es el único secreto que amenaza con dinamitar la vida de
00:32los Luján. Manuel da un golpe sobre la mesa con una decisión que cambiará su destino y el de
00:40su familia para siempre, mientras la angustiosa búsqueda de Ángela por parte de Curro lo pone
00:45en un peligroso rumbo de colisión con Lorenzo. A su vez, Catalina celebra una humillante victoria
00:54contra el varón de Valladares, sin saber las consecuencias que podría acarrear.
01:00En medio de decisiones irrevocables y amores que desbordan, la tensión alcanza su punto
01:06álgido cuando Lorenzo, más calculador que nunca, empuja a Leocadia al límite.
01:14Sometida a un cruel chantaje, la señora de Figueroa se verá obligada a enfrentarse a
01:19los fantasmas de esa noche fatídica. ¿Fue ella quien acabó con la vida de Yana? Los
01:26recuerdos reprimidos están a punto de emerger, y con ellos, la respuesta a la pregunta que todos
01:32se hacen. La jornada comenzó con una deflagración en el corazón mismo de la familia Luján, una
01:41explosión que no hizo ruido pero cuya onda expansiva sacudió los cimientos de su linaje.
01:49Manuel, el heredero, el pilar sobre el que se suponía que debía descansar el futuro de la
01:54casa, reunió a sus padres y a su hermana en el despacho de Alonso.
02:01Su semblante, habitualmente sereno y a veces melancólico, mostraba una determinación granítica,
02:07una resolución forjada en noches de insomnio y anhelos reprimidos. Cruz, la marquesa, lo observaba
02:16con esa mezcla de impaciencia y orgullo maternal que la caracterizaba. Alonso, por su parte, mantenía
02:25una expresión más neutra, aunque sus ojos, cansados por el peso de innumerables preocupaciones, no
02:32perdía en detalle. Catalina, siempre pragmática y directa, esperaba el motivo de tan solemne
02:40convocatoria.
02:45Padre, madre, Catalina, comenzó Manuel, su voz clara y firme, desprovista de cualquier atisbo
02:52de duda.
02:52Les he reunido porque debo comunicarles una decisión que he tomado. Es una decisión
02:59irrevocable y que afectará a mi futuro y, por ende, al de todos nosotros.
03:06Un silencio expectante se instaló en la estancia. Cruz esbozó una leve sonrisa, imaginando,
03:13quizás, un anuncio de expansión, un nuevo negocio que añadir al patrimonio familiar.
03:18He decidido renunciar a mi cargo en la empresa familiar, soltó Manuel, y sus palabras cayeron
03:28en la habitación con el peso de lápidas.
03:33La sonrisa de Cruz se desvaneció, reemplazada por una máscara de incredulidad. Alonso se
03:39hirguió en su asiento, su ceño frunciéndose.
03:41Catalina abrió los ojos de par en par, sorprendida por la audacia de su hermano.
03:49Te. ¿Qué estás diciendo, Manuel? Balbuceó la marquesa.
03:56¿Renunciar? ¿Te has vuelto loco? ¿Es una broma de pésimo gusto? No es ninguna broma,
04:02madre, replicó él, sosteniendo su mirada.
04:05He dedicado años de mi vida a un trabajo que no me llena, a un camino que no he elegido.
04:16He seguido las expectativas, he cumplido con mi deber como hijo y como heredero. Pero ya
04:21no puedo más.
04:25Siento que me ahogo, que cada día que paso en ese despacho es un día que le robo al hombre
04:29que realmente quiero ser.
04:34¿Y quién se supone que quieres ser, si no es un Luján? Espetó Cruz, su voz subiendo
04:39de tono, afilada por la indignación.
04:45Esa empresa es tu legado, tu derecho de nacimiento. Mi legado, continuó Manuel con calma, una calma
04:52que enervaba aún más a su madre, quiero construirlo yo mismo. Voy a fundar mi propia compañía,
05:01una empresa dedicada a la aviación, a diseñar y construir aeroplanos.
05:09Es mi pasión, es lo que me hace sentir vivo, y es a lo que voy a dedicar el resto de mis
05:14días.
05:14Alonso, que había permanecido en silencio, se pasó una mano por el rostro.
05:22Hijo, dijo con voz grave, comprendo tu pasión.
05:28Siempre la he conocido, pero los tiempos son difíciles. Abandonar la seguridad del negocio
05:33familiar por una aventura en los cielos. Es una insensatez.
05:37La mayor insensatez, padre, sería seguir viviendo una mentira, contestó Manuel.
05:48No les pido su aprobación, aunque me gustaría tenerla. Les comunico mi decisión.
05:55A partir de hoy, consideren mi puesto vacante. No quiero un solo céntimo de la empresa.
06:00Empezaré de cero, con mis propios medios. La discusión se prolongó, un torbellino de
06:09reproches, súplicas y advertencias.
06:14Pero Manuel se mantuvo inquebrantable. Era un hombre nuevo, un hombre que había roto sus
06:19cadenas y que miraba al horizonte, a ese cielo que siempre le había llamado, con la convicción
06:24de quien por fin ha encontrado su lugar en el mundo. Su valiente paso marcaba un antes
06:32y un después, una fractura en la dinastía Luján que dejaría cicatrices profundas y
06:37redefiniría para siempre la relación con su familia.
06:43Cuando salió del despacho, dejando tras de sí a unos padres atónitos y a una hermana
06:48secretamente admirada, respiró hondo, sintiendo por primera vez en mucho tiempo el dulce sabor
06:54de la libertad. Mientras la tormenta se gestaba en los salones nobles, otra, más íntima y
07:02desesperada, arrasaba el alma de Curro. La desaparición de Ángela era un veneno que se extendía por sus
07:10venas, una angustia que no le daba tregua ni de día ni de noche. Cada hora que pasaba sin
07:18noticias era una tortura, una nueva vuelta de tuerca en su sufrimiento.
07:26Había recorrido cada rincón de la finca, cada sendero, cada bosquecillo. Había preguntado a cada
07:32jornalero, a cada sirviente, a cada rostro conocido, pero la respuesta era siempre la misma. Un encogimiento
07:40de hombros, una mirada compasiva, un silencio que era más elocuente que cualquier palabra.
07:48Su frustración crecía en paralelo a su desconfianza, una desconfianza que tenía un único y odiado
07:54destinatario, el capitán Lorenzo de la Mata. Estaba convencido, con la certeza visceral que nace
08:03del instinto, de que él estaba detrás de todo. Lo veía en su sonrisa cínica, en el brillo burlón
08:12de sus ojos cada vez que se cruzaban. Lorenzo disfrutaba de su dolor, se regodeaba en su
08:20angustia. Aquella mañana, incapaz de soportar más la inacción, lo confrontó en los jardines.
08:26Lorenzo podaba unos rosales con una parsimonia exasperante, como si el mundo y sus tragedias
08:34le fueran completamente ajenos.
08:39¿Dónde está? Preguntó Curro, su voz ronca por la rabia contenida. No se anduvo con rodeos.
08:48Lorenzo se volvió lentamente, una ceja arqueada en un gesto de fingida sorpresa.
08:53Disculpa, muchacho, ¿se te ha perdido algo?
08:59No se haga el estúpido conmigo, capitán, si se ocurro, acercándose a él. Sabe perfectamente
09:06de quién hablo.
09:09¿Dónde está Ángela? ¿Qué le ha hecho? Vaya, vaya, acusaciones muy graves, replicó
09:15Lorenzo, dejando las tijeras de podar en un banco de piedra.
09:18Deberías tener más cuidado con las palabras que usas. Podrían volverse en tu contra.
09:29Deje de jugar conmigo. Estalló Curro, sus puños apretados con fuerza a los costados.
09:37Disfruta con esto, ¿verdad? Disfruta viéndome sufrir. Siempre ha sido así. Su crueldad no tiene
09:43límites. Mi crueldad, dijo Lorenzo, su voz bajando a un susurro gélido, no es más que un pálido reflejo
09:52de las afrentas que he tenido que soportar. Pero te equivocas si crees que pierdo mi tiempo en
10:00niñerías. La desaparición de esa muchacha es un asunto que no me concierne. Mintió, mintió con la
10:09facilidad con la que respiraba. Y Curro lo supo. Vio la mentira en el fondo de sus ojos, una sombra fugaz
10:16de triunfo que no pudo reprimir. Pero no tenía pruebas. No tenía nada más que su convicción,
10:24una convicción que lo consumía y que lo impulsaba a seguir buscando, a no rendirse, aunque cada pista
10:30se esfumara como humo entre sus dedos y cada puerta se cerrara en su cara. La angustia se convertía en
10:38un motor, uno que lo empujaba al borde de la desesperación, pero que también afilaba su
10:43determinación de desenmascarar al monstruo que se ocultaba tras la impecable fachada del Capitán de
10:48la Mata. Lejos de esa tensión palpable, en un rincón más amable del palacio, un frágil puente
10:57se reconstruía. Vera y Lope, después de días de distancia y malentendidos, habían encontrado el
11:07camino de regreso el uno al otro. El descubrimiento de la verdadera identidad de Vera, su origen noble,
11:16había sido un golpe para Lope, un abismo social que parecía insalvable. Pero el amor, cuando es
11:25verdadero, es un arquitecto tenaz, capaz de erigir pasarelas donde otros sólo ven precipicios.
11:34Se encontraron en la quietud de la galería que daba a los jardines traseros, el sol de la mañana
11:39filtrándose a través de los cristales y dibujando patrones de luz en el suelo.
11:46Te he echado de menos, susurró Vera, sus ojos fijos en los de él, buscando la confirmación de que el
11:52sentimiento era mutuo.
11:57Y yo a ti, respondió Lope, su voz apenas un murmullo. No ha habido un momento en que no pensara en ti,
12:04en nosotros. Tomó sus manos, un gesto que sellaba la tregua. Perdóname, Vera, fui un necio, me asusté.
12:17La idea de, de que eres una duquesa y yo un simple cocinero. No eres un simple cocinero,
12:23Lope, le interrumpió ella con dulzura.
12:26Eres el hombre del que me he enamorado. Y yo no soy una duquesa aquí. Aquí soy Vera,
12:34la doncella que te quiere más que a nada en el mundo.
12:39Eso es lo único que importa. Se abrazaron, un abrazo largo y necesario que disolvía las
12:45últimas sombras de la desconfianza.
12:46La cercanía perdida se recuperó en un instante. La conexión entre ellos tan fuerte y vibrante como
12:56siempre.
12:59Sin embargo, una nube persistía en el horizonte de su recién recuperada felicidad.
13:05¿Y tu familia? Preguntó Lope, apartándose un poco para mirarla. ¿Qué pasará cuando quieran que
13:14vuelvas? ¿Cuando te exijan que te comportes como lo que eres?
13:20La expresión de Vera se ensombreció ligeramente. Mi padre, ha vuelto a la promesa.
13:28¿Quiere hablar conmigo? El corazón de Lope se encogió. ¿Y qué le dirás? La verdad.
13:35Que mi vida está aquí, contigo, afirmó ella con convicción. Pero las ilusiones familiares de Vera,
13:43su esperanza de que pudieran aceptar su elección, seguían siendo un punto de fricción.
13:51Lope, más pragmático y consciente de las rígidas barreras sociales de su tiempo,
13:56no podía evitar sentir un nudo de preocupación en el estómago.
13:59Temía por ella, por la presión a la que se vería sometida. Temía por ellos,
14:07por la fragilidad de un amor que florecía en un terreno prohibido.
14:10Y no era el único. Entre sus compañeros del servicio, la reconciliación era motivo de
14:19alegría, pero también de inquietud.
14:21Todos sabían que la felicidad de Lope e Ibera pendía de un hilo muy fino, un hilo que los
14:29poderosos padres de ella podían cortar en cualquier momento.
14:32El temor a lo que pudiera venir ensombrecía la alegría del presente, un recordatorio constante
14:40de que su amor, por puro y sincero que fuera, era una anomalía en el orden establecido, una
14:46hermosa flor silvestre creciendo en la grieta de un muro de granito.
14:53La opresión, sin embargo, adquiría formas mucho más crudas y directas en otras partes
14:58del servicio. Para Pía y Ricardo, la jornada era un descenso a los infiernos de la humillación.
15:10La terrible decisión de Cristóbal, el nuevo y tiránico mayordomo, había caído sobre
15:15ellos como una sentencia inapelable. Uno de los dos debía abandonar la promesa.
15:23Su amor, descubierto y expuesto, se había convertido en un crimen a los ojos del hombre
15:28que ahora regía sus vidas con mano de hierro.
15:34Pero el castigo no se detuvo ahí. Cristóbal, en un acto de perversidad calculada, había
15:40decidido degradar a Ricardo.
15:45El que fuera un hombre respetado, el antiguo ayuda de cámara del marqués, era ahora un
15:50simple mozo, obligado a realizar las tareas más ingratas bajo la supervisión de todos.
15:58Y para hacer la herida más profunda, había dado carta blanca a Santos, su lacayo y esbirro,
16:04para que se ensañara con ellos.
16:09Santos, un hombrecillo de alma ruin y ambición desmedida, no desaprovechó la oportunidad.
16:15Con el beneplácito de su superior, convirtió cada tarea de Ricardo en una tortura psicológica.
16:27Más rápido, Ricardo, más rápido, le ladraba mientras el hombre pulía la plata con manos
16:33temblorosas.
16:34Parece que se te han olvidado los rudimentos del oficio.
16:40¿O es que el amor te ha ablandado las manos y el cerebro?
16:46Pía, que observaba la escena desde la distancia con el corazón encogido, tuvo que morderse
16:51la lengua para no intervenir.
16:53Cada burla de Santos era una apuñalada en su propio pecho.
16:59Ricardo aguantaba el chaparrón con una dignidad estoica, su mandíbula apretada, sus ojos fijos
17:06en su labor, negándose a darle al lacayo la satisfacción de verlo doblegarse.
17:13Más tarde, en el patio de servicio, mientras Ricardo acarreaba a pesados cubos de agua,
17:19Santos volvió a la carga.
17:23Mira, Pía, dijo en voz alta, para que todos lo oyeran.
17:28Ahí tienes a tu galán, un verdadero Hércules.
17:33Lástima que su fuerza no le sirva para mantener un empleo decente.
17:37Ni a una mujer a su lado.
17:41Fue la gota que colmó el vaso.
17:43Pía se acercó a ellos, su mirada encendida de furia.
17:49Déjelo en paz, Santos.
17:51Ya ha tenido su ración de crueldad por hoy.
17:54Santos sonrió, una sonrisa torcida y malévola.
18:00Crueldad, señor Adarre, yo lo llamo disciplina.
18:03El señor mayordomo quiere que todo funcione a la perfección.
18:09Y los elementos díscolos, dijo, mirando despectivamente a Ricardo, deben ser puestos en su lugar.
18:15La situación era insostenible.
18:21Pía y Ricardo, atrapados en la red de Cristóbal, se resignaban a la inevitable separación.
18:27El futuro que habían soñado juntos se desmoronaba, reducido a cenizas por la tiranía de un hombre resentido.
18:36La humillación era un veneno lento, pero la impotencia era aún peor.
18:44Aceptaban su destino con el corazón roto, sabiendo que la crueldad de Santos era sólo el principio de un largo y doloroso calvario,
18:52una demostración de poder que los aplastaba sin piedad bajo el peso de un sistema injusto y despiadado.
18:57La tensión, ese ingrediente amargo que sazonaba la vida en la promesa, también se había colado en el lugar más sagrado de la casa, la cocina.
19:11El feudo de Simona y Candela, habitualmente un hervidero de actividad y camaradería, se había convertido en un campo de batalla silencioso.
19:19La relación entre las dos amigas, otrora inquebrantable, se había agrietado por el peso de secretos y resentimientos pasados,
19:30especialmente en lo que concernía a Toño, el hijo de Simona.
19:36Candela, incapaz de seguir soportando la hostilidad sorda de Simona y la confusión de Toño, decidió que había llegado el momento de la verdad.
19:44Buscó al muchacho cuando éste se encontraba solo, avivando el fuego de los fogones.
19:55Toño, comenzó con voz suave pero firme, necesito hablar contigo.
20:00Hay cosas que no sabes, cosas que tu madre te ocultó para protegerte, pero que ya es hora de que conozcas.
20:06Toño la miró con recelo. Su lealtad a su madre era feroz, y veía en Candela una amenaza, una fuente de dolor para Simona.
20:20No sé de qué me habla, Candela. Mi madre es una santa. Todo lo que ha hecho en su vida ha sido por mí.
20:26No lo dudo, asintió Candela. Pero a veces, el amor nos lleva a cometer errores.
20:37A ocultar verdades que, con el tiempo, se pudren y envenenan todo a su alrededor.
20:45Y entonces, con el corazón en un puño, Candela comenzó a desvelar los secretos.
20:50Le habló del pasado, de la difícil vida que Simona había llevado, de los sacrificios que había hecho.
21:00Pero no se detuvo ahí. Le reveló la verdad sobre su padre, no el hombre idealizado que Simona le había pintado,
21:07sino un hombre con sus propias sombras y demonios.
21:09Y lo más importante, le contó el papel que ella, Candela, había jugado en todo aquello.
21:18Un papel de apoyo y silencio cómplice que ahora se resquebrajaba.
21:25Tu madre y yo, hemos pasado por mucho juntas, confesó Candela, con lágrimas en los ojos.
21:31Nos hemos guardado las espaldas, nos hemos protegido, pero el silencio sobre ciertas cosas, nos ha hecho daño.
21:43A las dos, y te ha mantenido a ti en una mentira.
21:46Toño escuchaba, su expresión pasando de la incredulidad a la confusión y, finalmente, a una incipiente comprensión.
21:54Las palabras de Candela eran como piezas de un rompecabezas que nunca había sabido que existía,
22:03y que ahora empezaban a encajar, formando una imagen muy diferente de la que conocía.
22:10Cuando Simona entró en la cocina y los encontró hablando, la tensión se pudo cortar con un cuchillo.
22:16Vio el rostro de su hijo, la mirada de Candela, y supo que el dique de sus secretos se había roto.
22:28¿Qué le has estado contando? Preguntó a Candela, su voz un temblor de ira y miedo.
22:36La verdad, Simona, respondió Candela, sin retroceder.
22:41La verdad que tú y yo deberíamos haberle contado hace mucho tiempo.
22:46El enfrentamiento fue inevitable, un torrente de reproches y lágrimas largo tiempo reprimido.
22:55Pero en medio de la tormenta, algo nuevo comenzó a surgir.
22:59La revelación de Candela, aunque dolorosa, había abierto una puerta.
23:06Era un gesto inesperado, un sacrificio de su propia comodidad por el bien de una relación rota.
23:12Podría ser la llave para sanar las heridas, para que Toño comprendiera la complejidad de su madre más allá del pedestal en el que la había colocado,
23:23y para que Simona y Candela, quizás, pudieran empezar a reconstruir los cimientos de una amistad que se había perdido en el laberinto del pasado.
23:31La reconciliación, si llegaba, sería un camino arduo, pero por primera vez en mucho tiempo, parecía posible.
23:42Mientras unos luchaban por reconstruir lazos, otros se derrumbaban bajo el peso de sentimientos inconfesables.
23:54María Fernández era un volcán de emociones a punto de entrar en erupción.
23:59Su amor por Samuel, el sacerdote, era un fuego que la consumía por dentro, una pasión tan intensa como prohibida.
24:06Había intentado ocultarlo, reprimirlo, ahogarlo en trabajo y distracciones, pero era inútil.
24:19El corazón, a diferencia de un sirviente, no obedece órdenes.
24:24La noche anterior, en una pequeña fiesta improvisada entre el servicio para celebrar una rara ocasión de asueto,
24:30María había bebido más de la cuenta, buscando en el vino el valor o el olvido que no encontraba en sí misma.
24:39Bailó con una alegría febril, rió con demasiada fuerza, pero sus ojos no dejaban de buscar a Samuel,
24:46que observaba la escena desde un rincón con una sonrisa amable pero distante.
24:50La mañana la encontró con una resaca que era más del alma que del cuerpo.
24:57Cada mirada, cada palabra amable de Samuel, era una dulce tortura.
25:05No podía más, el peso de sus sentimientos era una carga demasiado pesada para soportarla en silencio.
25:11La vio derrumbarse en la lavandería, entre sábanas blancas que parecían un sudario para su amor imposible.
25:23Lloraba en silencio, sacudida por sollozos que convulsionaban su cuerpo.
25:28Yana, su amiga del alma, la encontró allí.
25:31María, ¿qué te ocurre? Por Dios, estás temblando, dijo, arrodillándose a su lado y abrazándola.
25:43Al principio, María no podía hablar, solo negar con la cabeza.
25:48Pero la amabilidad de Yana, su genuina preocupación, derribó sus últimas defensas.
25:53No puedo más, Yana, sollozó, su voz rota.
26:00No puedo seguir así, siento que me voy a volver loca.
26:05¿Pero qué es? Cuéntamelo.
26:07Sabes que puedes confiar en mí.
26:09Y María se lo contó todo.
26:13Le confesó su amor por Samuel, un torrente de palabras atropelladas, mezcla de adoración y desesperación.
26:23Lo amo, Yana, lo amo de una forma que no cree imposible.
26:27Y es un sacerdote, es un hombre de Dios.
26:32Es un pecado, es una locura, es imposible.
26:36Se aferró a su amiga, su cuerpo temblando como una hoja en la tormenta.
26:43Cada vez que lo veo, mi corazón se detiene.
26:46Y cada vez que me sonríe, siento que muero un poco, porque sé que nunca podrá ser mío.
26:53La fiesta de anoche, verlo allí, tan cerca y tan inalcanzable, me ha destrozado.
27:00La situación me supera, Yana.
27:04Este amor me está matando.
27:06Yana la abrazaba con fuerza, sin saber qué decir.
27:10No había palabras de consuelo para un dolor tan profundo.
27:12Solo podía ofrecerle su presencia, su hombro sobre el que llorar, un pequeño refugio en medio de la tempestad que se había desatado en el corazón de su amiga.
27:24María Fernández se había derrumbado, dejando claro que el peso de su amor prohibido era una cruz demasiado pesada para llevarla sola.
27:34Pero no todo era desolación y conflicto en los dominios de la promesa.
27:41En la lucha social que se libraba más allá de los muros del palacio, Catalina, la hija pragmática y luchadora del marqués, se anotaba una victoria resonante.
27:51Su enfrentamiento con el varón de Valladares, un noble arrogante y déspota que explotaba a sus trabajadores, había llegado a un punto culminante.
28:05Catalina, que había invertido su herencia y sus esfuerzos en modernizar una parte de las tierras de la promesa, tratando a sus empleados con justicia y dignidad, se había convertido en un faro de esperanza para muchos.
28:17El varón veía en ella una amenaza, un peligroso ejemplo que podía dar ideas a sus propios jornaleros.
28:29Había intentado sabotearla, difamarla, intimidarla, pero había subestimado a la hija del marqués.
28:38Con el respaldo firme e incondicional de sus trabajadores, que veían en ella no a una patrona sino a una líder, Catalina organizó su jugada maestra.
28:47Convocó una reunión con otros terratenientes de la comarca, a la que, por supuesto, acudió el varón, esperando la oportunidad de aislar y ridiculizar a Catalina.
29:00Sin embargo, lo que encontró fue muy diferente. Uno por uno, los trabajadores de Catalina tomaron la palabra.
29:10No con súplicas, sino con hechos. Presentaron libros de cuentas, demostraron con cifras la mayor productividad de sus tierras, hablaron de las mejoras en sus condiciones de vida, de la educación para sus hijos, de la atención médica que recibían.
29:27Compararon, con una elocuencia nacida de la experiencia, su situación con la de los hombres que trabajaban para el varón, cuyas miradas ausentes y ropas raídas en la parte trasera de la sala hablaban por sí solas.
29:42Finalmente, Catalina se puso en pie. No levantó la voz. No necesitó hacerlo. Su discurso fue una pieza de oratoria precisa y demoledora.
29:53Expuso las prácticas usureras del varón, sus contratos abusivos, su desprecio por la vida humana.
30:05Y lo hizo con pruebas, con documentos, con testimonios irrefutables. El varón de Valladares, que había llegado con la arrogancia de un emperador, se vio acorralado, expuesto y humillado frente a sus pares.
30:18Su rostro pasó del púrpura de la ira al pálido de la vergüenza. Fue una derrota total, una humillación pública que el noble jamás olvidaría.
30:33Catalina había ganado una batalla crucial. Su victoria reforzaba su posición, demostraba que su modelo de gestión no solo era más humano, sino también más eficiente.
30:43Pero en aquel mundo regido por el poder y la venganza, sabía que su triunfo no quedaría sin respuesta.
30:55Había humillado a un hombre poderoso y rencoroso. Y aunque en ese momento saboreaba la dulce justicia de su hazaña, una parte de ella era consciente de que su audacia podría traer consecuencias imprevisibles y peligrosas.
31:07Había ganado una batalla, pero la guerra por la dignidad y la justicia no había hecho más que empezar.
31:19Y así, mientras las distintas tramas de la vida en el palacio se desarrollaban, tejiendo una compleja red de pasiones, odios y esperanzas, el día se encaminaba hacia su fatídico desenlace.
31:31Dos momentos decisivos, como dos nubes de tormenta convergiendo en un mismo punto, estaban a punto de marcar el clímax del capítulo, un clímax que giraría en torno a la figura atormentada de Leocadia Figueroa.
31:47La primera nube se formó cuando Lorenzo de la Mata, tras su insatisfactorio encuentro con Curro, decidió jugar su carta más cruel y definitiva.
32:02Buscó a Leocadia, la encontró en la biblioteca, sus manos retorciéndose en su regazo, su rostro un mapa de angustia por la desaparición de su hija Ángela.
32:11Señora Figueroa, dijo Lorenzo, cerrando la puerta tras de sí. Su voz era suave, casi melosa, una seda que envolvía el acero de su amenaza.
32:27Capitán, respondió ella, sin levantar la vista. Si viene a ofrecer sus falsas condolencias, puede ahorrárselas.
32:35Oh, no, replicó él, sentándose frente a ella. No vengo a ofrecer condolencias.
32:46Vengo a ofrecer una solución. Leocadia levantó la cabeza de golpe. Una chispa de esperanza en sus ojos.
32:56¿Sabe usted dónde está? ¿Sabe dónde está Ángela? Sé dónde está, afirmó Lorenzo, saboreando cada palabra.
33:05La tengo yo. Oh, para ser más precisos, está en un lugar seguro bajo mi custodia.
33:14No le ha pasado nada. Por ahora, el alivio que inundó a Leocadia fue inmediatamente reemplazado por un terror helado.
33:21Monstruo, devuélvame a mi hija. ¿Qué quiere? ¿Dinero? Le daré todo lo que tengo.
33:29Venderé mis joyas, mis propiedades. Lorenzo río, una risa seca y sin alegría. Su dinero me interesa, por supuesto.
33:41Pero no es lo principal. Quiero algo más, algo que usted me puede dar. Lo que sea, suplicó ella, desesperada.
33:51Quiero que se case conmigo, dijo él. Y la enormidad de su chantaje cayó sobre Leocadia con la fuerza de una luz.
34:04Ella lo miró, horrorizada, sin poder creer lo que oía. ¿Casarse? ¿Con usted? ¿Se ha vuelto loco?
34:11No, estoy muy cuerdo, aseguró él, su sonrisa convirtiéndose en una mueca. Piénselo.
34:23Uniríamos nuestros patrimonios. Yo obtendría el estatus que merezco, y usted, usted recuperaría a su hija.
34:30Es un trato justo. Si se niega, bueno, no quiero ni pensar en las desgracias que podrían ocurrirle a una joven tan encantadora como Ángela, sola y desprotegida.
34:45Leocadia sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Estaba atrapada. La vida de su hija pendía de su respuesta.
34:51La repugnancia que sentía por Lorenzo era física. Una náusea que le subía por la garganta.
35:03Pero el amor por su hija era infinitamente más fuerte. Miró a los ojos fríos y calculadores del capitán y supo que no estaba bromeando.
35:11Desesperada, acorralada, sin otra salida, Leocadia asintió lentamente, las lágrimas rodando por sus mejillas.
35:25Acepto, susurró, su voz apenas un hilo. Acepto su chantaje. Pero Lorenzo no había terminado.
35:32Su crueldad tenía capas, como una cebolla podrida. Ahora que la tenía sometida, que había quebrado su voluntad, procedió a descargar la segunda parte de su veneno, la que la llevaría al borde del abismo.
35:50Me alegro de que seamos razonables, dijo, levantándose. Pero hay un asunto más que debemos aclarar.
35:56Un cabo suelto, algo que podría interferir en nuestra futura felicidad conyugal. Hizo una pausa dramática.
36:08Hablo de la muerte de Yana. El nombre la golpeó como un latigazo. Leocadia se encogió.
36:17No sé de qué habla, musitó. Oh, sí que lo sabe. Exclamó Lorenzo, su voz volviéndose dura como el acero.
36:26Usted estaba allí esa noche. Todos lo saben. Y yo sé más. Yo sé que usted la mató.
36:36No. Gritó ella, poniéndose en pie de un salto. Eso no es verdad. Yo no la maté.
36:44Ah, no. La desafió Lorenzo, acercándose a ella hasta que casi pudo sentir su aliento.
36:50Entonces, ¿por qué no lo recuerda con claridad? ¿Por qué tiene esos, vacíos? ¿Es la culpa,
36:59Leocadia? ¿Es el horror de lo que hizo lo que le impide recordar? Usted la odiaba.
37:06Odiaba lo que representaba, su cercanía con Manuel, la forma en que desenterraba los secretos de esta
37:12familia. Tenía todos los motivos para quererla muerta. Las duras acusaciones del capitán, lanzadas
37:22como piedras afiladas, comenzaron a demoler las defensas de su mente. Las palabras culpa, horror,
37:32odio resonaron en su cabeza, actuando como una llave macabra en una cerradura oxidada.
37:37La presión del chantaje, la angustia por su hija, el veneno de Lorenzo, todo se combinó para crear
37:47una fisura en el muro de amnesia que su cerebro había construido para protegerla. Recuerde,
37:55Leocadia, Siseo Lorenzo. Recuerde lo que ocurrió la noche en la que Yana murió.
38:00Y entonces, sucedió. La biblioteca se desvaneció. El rostro cínico de Lorenzo se disolvió.
38:12Leocadia ya no estaba allí. Estaba de vuelta en esa noche terrible. Una noche de lluvia y viento
38:18que aullaba como un alma en pena. Flash, un pasillo oscuro. El relámpago ilumina por un
38:26instante un rostro asustado. El rostro de Yana. Flash. Una discusión. Voces airadas. Palabras que
38:36hieren como cuchillos. No permitiré que destruyas a esta familia. La voz es la suya,
38:44pero suena extraña, distorsionada por la furia. Flash. Un empujón. Un cuerpo que cae. El sonido
38:54sordo y terrible de una cabeza golpeando contra el borde de piedra de la chimenea.
39:01Flash. Silencio. Un silencio absoluto, más ensordecedor que cualquier grito. Y en el suelo,
39:08un hilo de sangre carmesí que se extiende lentamente sobre el mármol pálido, como una serpiente letal.
39:16Flash. Sus propias manos. Temblando. Manchas oscuras en ellas. ¿Sangre? ¿O es solo una sombra?
39:24Los recuerdos la asaltaron, no como una película coherente, sino como fragmentos de un espejo roto.
39:34Imágenes inconexas, sonidos ahogados, sensaciones de pánico y horror. La señora de Figueroa revivía lo
39:41ocurrido, o al menos, fragmentos de lo ocurrido.
39:45El recuerdo era una bestia que despertaba de su letargo, mostrando sus garras, sus dientes.
39:57Se llevó las manos a la cabeza, un grito ahogado escapando de sus labios. Cayó de rodillas,
40:03temblando incontrolablemente, sus ojos desorbitados por el terror de las imágenes que inundaban su mente.
40:09¿Era real? ¿Había sucedido así? ¿Era ella la asesina? El recuerdo que podría revelar,
40:18al fin, la verdad sobre el asesinato de Yana había comenzado a emerger de las profundidades
40:23de su conciencia torturada.
40:25Pero la verdad, lejos de ser liberadora, amenazaba con ser su condena final. En el
40:34suelo de la biblioteca, a los pies de un sonriente Lorenzo de la Mata, Leocadia Figueroa se enfrentaba
40:40al monstruo más aterrador de todos. La posibilidad de que el monstruo fuera ella misma.
40:45El secreto mejor guardado de la promesa estaba a punto de ser revelado,
40:52y su onda expansiva prometía no dejar a nadie indemne.
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