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#capítulo245Úrsula #amenaza #Adriana
Avance ‘Valle Salvaje’: Úrsula amenaza a Adriana y Rafael investiga la muerte de Julio en el capítulo 245 (2 de septiembre)
Rafael confiesa sus sospechas a Adriana, mañana en el capítulo 245 de 'Valle Salvaje'.
El sol del dos de septiembre se alzaba sobre Valle Salvaje con una indiferencia cruel, tiñendo de oro los picos de las montañas y deslizando sus dedos de luz sobre los tejados de la gran casona de los Gálvez de Aguirre, sin importarle la oscuridad que se anidaba en los corazones de quiene ...
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#‘ValleSalvaje’, #capítulo245Úrsula, #amenaza, #Adriana, #Rafael, #investiga, #muerte, #Julio
Transcript
00:00Avance Valle Salvaje. Úrsula amenaza a Adriana y Rafael investiga la muerte de Julio en el
00:15capítulo 245, 2 de septiembre. Rafael confiesa sus sospechas a Adriana, mañana en el capítulo
00:25245 de Valle Salvaje. El sol del 2 de septiembre se alzaba sobre Valle Salvaje con una indiferencia
00:33cruel, tiñendo de oro los picos de las montañas y deslizando sus dedos de luz sobre los tejados de
00:39la gran casona de los Galvez de Aguirre, sin importarle la oscuridad que se anidaba en los
00:43corazones de quienes la habitaban. Era una mañana fresca, precursora del otoño que se avecinaba,
00:50y el aire transportaba el aroma a tierra húmeda y a pinos, un perfume de paz que era una mentira
00:56flagrante para el tormento que se cocía en el interior de aquellos muros de piedra.
01:03Rafael se había levantado antes del alba, impulsado por una inquietud que le roía las
01:08entrañas y le negaba el descanso. El sueño, cuando llegaba, era un laberinto de sombras y susurros,
01:16un eco persistente de la risa de su hermano Julio, que se transformaba en un gemido ahogado.
01:24Caminaba por los pasillos de la casa como un fantasma en su propio hogar, cada retrato,
01:29cada mueble, un recordatorio de una felicidad que sentía ya inalcanzable.
01:35El dolor por la pérdida de Julio era una herida abierta, pero bajo esa herida, como un veneno lento,
01:42comenzaba a supurar una sospecha tan monstruosa que apenas se atrevía a darle forma en su mente.
01:49Fue en el gran salón, mientras la primera luz del día se filtraba a través de los altos ventanales,
01:55donde Úrsula lo encontró. Ella siempre parecía saber dónde encontrarlo, como un depredador que
02:02conoce los senderos de su presa. Vestía un elegante vestido de mañana, de un color azul
02:09profundo que contrastaba con la palidez de su piel y la intensidad casi febril de su mirada.
02:16Se movía con una gracia estudiada, un silencio que pretendía ser sutil pero que a Rafael se le
02:21antojaba ponzoñoso. Rafael, primo, su voz era un murmullo meloso, una caricia auditiva que le erizó
02:30la piel. No has dormido, tienes el rostro de un hombre atormentado. Rafael ni siquiera se giró para
02:38mirarla. Mantuvo la vista fija en el jardín, donde el rocío brillaba sobre los pétalos de las rosas
02:46como lágrimas de cristal. Déjame en paz, Úrsula. No estoy de humor para tus juegos. ¿Juegos? Repitió
02:54ella, acercándose hasta que su perfume, una mezcla dulzona y penetrante de jazmín y algo más, algo
03:01metálico, lo envolvió. Me preocupo por ti. Eres mi sangre, mi familia. Ver cómo te consumes por esa.
03:09Por Adriana, me desgarra el alma. Ella no te conviene, Rafael. Nunca lo ha hecho. Solo te ha traído
03:17desgracia. La mención de Adriana fue la chispa que encendió la pólvora. Rafael se volvió y la frialdad
03:25en sus ojos era un muro de hielo infranqueable. No vuelvas a pronunciar su nombre. No tienes derecho.
03:33La única desgracia que veo aquí, la única sombra que se cierne sobre esta casa, eres tú.
03:40Tu obsesión, tu veneno. La sonrisa de Úrsula no vaciló, pero sus ojos se endurecieron,
03:47convirtiéndose en dos esquirlas de obsidiana. Mi veneno, dices. Qué curioso que uses esa palabra.
03:56Yo solo te ofrezco lealtad, amor incondicional. Algo que esa advenediza jamás podrá darte. Te
04:03ofrezco la fortaleza de los Galvez de Aguirre, no la debilidad de una mujer que solo piensa en
04:08sí misma y en sus tierras. Tu amor es una jaula, Úrsula. Tus cuidados son cadenas, y no quiero ni lo
04:16uno ni lo otro. La voz de Rafael era cortante, cada palabra un golpe. Quiero que te alejes de mí,
04:23que te alejes de Adriana. No te quiero cerca, ¿lo entiendes? Bajo ningún motivo. Considera que entre
04:31nosotros no existe más que el aire que respiramos, y preferiría incluso que no compartiéramos ni eso.
04:39El impacto de sus palabras fue visible. Por un instante, la máscara de compostura de Úrsula se
04:45resquebrajó, revelando un abismo de furia y humillación. Sus nudillos se pusieron blancos
04:52al apretar las manos en puños a los costados de su vestido. La rabia le subió por la garganta,
04:59un fuego amargo que amenazaba con consumirla. Pero era experta en controlar sus demonios,
05:05en canalizarlos. Su rostro se recompuso, adoptando una expresión de falsa compasión,
05:12mucho más aterradora que su ira manifiesta. Fue entonces cuando vio a Adriana entrar en el
05:19salón desde el pasillo opuesto. Se había detenido al oír las voces, y su rostro reflejaba la tensión
05:25del ambiente. Úrsula giró la cabeza lentamente, y una sonrisa torcida, desprovista de cualquier
05:33calidez, se dibujó en sus labios. No se dirigió a Rafael, sino que fijó su mirada depredadora en
05:41Adriana, que se había quedado paralizada a unos metros de distancia.
05:47Pobre Adriana, dijo Úrsula, su voz ahora un siseo bajo y amenazante. Siempre en el lugar
05:53equivocado, en el momento equivocado. Tienes un talento especial para atraer la desdicha. Adriana,
06:01con el corazón martilleándole en el pecho, dio un paso al frente.
06:07No iba a dejarse intimidar. La única desdicha aquí es tu presencia. Úrsula. Rafael se interpuso
06:14ligeramente entre las dos, un gesto protector que solo sirvió para avivar las llamas del odio de su
06:19prima. Ya la has oído, vete, le ordenó Rafael. Úrsula lo ignoró, manteniendo sus ojos clavados en
06:29Adriana. Dio un paso lánguido en su dirección, rodeando a Rafael como si fuera un obstáculo
06:36insignificante. Sabes, querida, continuó, su voz goteando un falso dulzor que helaba la sangre.
06:44Este valle puede ser un lugar muy traicionero. Hay accidentes todos los días. Caballos que se
06:51desbocan, senderos que se desmoronan junto al acantilado, enfermedades repentinas que nadie puede
06:57explicar. Sería una verdadera lástima que algo te ocurriera. Eres tan frágil. El aire se espesó.
07:08Las palabras no eran una simple advertencia, eran una sentencia suspendida en el aire.
07:14La amenaza no era velada, era una daga de hielo apuntando directamente al corazón de Adriana.
07:22Deberías cuidarte mucho, Adriana. Concluyó Úrsula, deteniéndose a apenas un palmo de ella.
07:29El brillo en sus ojos era de una malevolencia pura. Con todo lo que está pasando, la tensión,
07:36el dolor. Dios no lo quiera, pero podría pasarte cualquier cosa. Y sería una pena,
07:42una verdadera pena. Sin esperar respuesta, se dio la vuelta con la misma gracia serpentina con la
07:49que había llegado y abandonó el salón, dejando tras de sí un silencio cargado de veneno y un frío
07:54que no tenía nada que ver con la temperatura de la mañana. Adriana se quedó inmóvil, sintiendo un
08:01escalofrío recorrerle la espina dorsal. Rafael se acercó a ella, la preocupación grabada en su rostro.
08:08—¿Estás bien? —le preguntó, su voz ronca de ira contenida. Ella asintió, aunque sus manos
08:16temblaban ligeramente. —No le tengo miedo, Rafael. —Pues yo sí —confesó él, mirándola con una
08:26intensidad que la sobrecogió. —Le tengo miedo por lo que es capaz de hacer, y te juro que no voy a
08:32permitir que te ponga una mano encima. Pero la semilla del miedo ya estaba plantada, y la amenaza
08:39de Úrsula resonaría en la mente de Adriana durante todo el día, un eco siniestro de lo que estaba por
08:45venir. La tensión no se disipó, al contrario, pareció extenderse por toda la casa como una plaga
08:52invisible. El desayuno fue una tortura silenciosa, un campo de batalla donde las armas eran miradas
09:00cargadas de reproche y silencios que pesaban como lápidas. Victoria y José Luis apenas probaron
09:08bocado, sentados en extremos opuestos de la larga mesa de caoba, proyectando una imagen de duelo que
09:14Adriana se le antojaba farisaica y cruel. La culpa, como una nube tóxica, pendía sobre ella y Rafael.
09:24Cada vez que sus miradas se cruzaban con las de sus tíos, sentían el peso de una acusación no
09:29formulada, la insidiosa sugerencia de que el amor que se profesaban había sido el arma que había matado
09:35a Julio. Adriana no pudo soportarlo más. El dolor por la muerte de su primo era inmenso, un vacío que la
09:43ahogaba, pero mezclar ese dolor con la injusticia de la culpa era más de lo que podía tolerar.
09:50Dejó su taza de café con un golpe seco sobre el platillo, el sonido resonando en el silencio
09:55sepulcral del comedor.
09:59Basta, dijo, su voz firme y clara, aunque temblaba de emoción contenida. Victoria levantó la vista de su
10:07plato, sus ojos enrojecidos por el llanto, o por la falta de sueño, Adriana no estaba segura de que
10:14era más genuino, y la miraron con una frialdad glacial. José Luis, a su lado, adoptó la postura
10:22de un hombre agraviado, el patriarca cuya familia se desmoronaba por culpa de la imprudencia de los
10:27jóvenes. ¿Qué quieres decir, Adriana? Preguntó Victoria, su tono impregnado de una falsa y
10:35condescendiente paciencia. Quiero decir que basta ya de esto. Basta de culparnos. Basta de actuar como
10:43si Rafael y yo hubiéramos apretado un gatillo contra el pecho de Julio. José Luis carraspeó,
10:50un sonido grave y autoritario. Nadie ha dicho tal cosa, sobrina. Pero no puedes negar que la
10:58noticia de vuestra relación fue un golpe devastador para él. Su corazón ya era débil. La conmoción,
11:07la conmoción. Adriana se puso de pie de un salto, sus manos apoyadas en la mesa,
11:13su cuerpo inclinado hacia adelante en un gesto de desafío. ¿De verdad vais a seguir con esa mentira?
11:20¿Creéis que soy estúpida? ¿Creéis que no conocía a mi propio primo? Se giró hacia su tía,
11:27sus ojos encendidos con la furia de la verdad. Tú lo sabes, tía. Lo sabes perfectamente. Julio
11:35conocía nuestra relación desde hace mucho tiempo. Semanas, hablé con él. Rafael habló con él. Al
11:42principio fue difícil, sí. Le dolió, claro que le dolió. Pero lo superó.
11:48Lo entendió, lo había aceptado. Sus palabras cayeron como piedras en un estanque.
11:57La expresión de Victoria vaciló por un instante, una mezcla de sorpresa y rabia al ver su narrativa
12:03desmantelada. Nos dio su bendición, tía. Continuó Adriana, su voz ahora quebrada por la emoción y el
12:12recuerdo. Nos dijo que sólo quería vernos felices. Que su hermano y su prima encontraran
12:18consuelo juntos en medio de tanta desgracia. ¿De verdad crees que un corazón que ya había
12:25aceptado esa verdad iba a fallarle precisamente ese día, por ese motivo? No tiene ningún sentido.
12:31El silencio volvió a caer, pero esta vez era un silencio culpable. Rafael, que había permanecido
12:39callado, observaba la escena con una mezcla de admiración por la valentía de Adriana y un dolor
12:44renovado. Cada palabra que ella decía era cierta, y eso sólo hacía que la verdad fuera aún más
12:52insoportable. Adriana no había terminado. Su mirada, llena de lágrimas de rabia y dolor, se clavó en José
13:01Luis. ¿Queréis saber qué mató a Julio? ¿De verdad queréis saberlo? Su voz era un susurro cargado de
13:08veneno. No fue nuestro amor, fueron las humillaciones, las constantes, crueles e incesantes humillaciones de
13:16su propio padre. La acusación resonó en el aire, directa y brutal. El rostro de José Luis se contrajo
13:24en una máscara de ira ofendida. ¿Cómo te atreves? ¿En mi propia casa? Sí, me atrevo, exclamó Adriana,
13:34sin retroceder. Me atrevo porque estoy harta de mentiras. Estoy harta de ver cómo destrozabais su
13:41espíritu día tras día. No eres lo suficientemente hombre, Julio. ¿Cuándo vas a ser como tu hermano,
13:49Julio? Me avergüenzas, Julio. Lo oí, todos lo oímos. Lo tratabais como a un inútil, como a una decepción
13:56andante. Le minasteis la confianza, le aplasteis el alma. Cada palabra de desprecio era un pequeño
14:04golpe a su corazón. Eso fue lo que lo mató. La certeza de que nunca sería suficiente para el hombre
14:11que debía quererlo más que nadie en el mundo. Su corazón no falló, se rindió, se cansó de luchar
14:18contra vuestro desprecio. La sala quedó en un silencio absoluto, roto solo por la respiración
14:24agitada de Adriana. Había dicho en voz alta lo que todos, en el fondo de sus almas, sabían que era
14:33cierto. Victoria miró a su marido, esperando una defensa, una negación rotunda, pero José Luis
14:41solo pudo permanecer allí, con el rostro congestionado por la furia y la vergüenza,
14:46incapaz de articular una sola palabra. Adriana los miró a los dos, uno por uno, con una mezcla
14:53de pena y desdén. Así que no, tía. No nos culpéis a nosotros. Mirad vuestras propias manos. Quizás no
15:02tengan sangre, pero están cubiertas de la tristeza que lo ahogó. Sin decir más, se dio la vuelta y salió
15:10del comedor, dejando a sus tíos enfrentados a un espejo que les devolvía una imagen monstruosa de
15:16sí mismos. Rafael la siguió unos segundos después, dejando su propio desayuno intacto. La batalla había
15:25terminado, pero la guerra en Valle Salvaje no había hecho más que empezar. El recuerdo, como un ladrón en
15:33la noche, asaltó a Rafael sin previo aviso. Estaba en la biblioteca, intentando encontrar un refugio en
15:39el silencio y el olor a cuero y papel viejo, cuando su mirada se posó sobre una licorera de cristal
15:45tallado que descansaba sobre una mesita auxiliar. El sol de la mañana incidía en ella, fragmentando la
15:53luz en mil colores, y de repente, ya no estaba en la biblioteca. Estaba de vuelta en la noche de la
16:00muerte de Julio. El aire era denso, cargado con el perfume de las flores del jardín y la música que
16:06flotaba desde el salón. Él estaba discutiendo con alguien, no recordaba con quién. Estaba tenso,
16:14preocupado por la reacción de su padre al ver a Adriana de vuelta en la finca.
16:20Y entonces, la imagen se enfocó con una claridad aterradora. Julio. Estaba sentado en un sillón de
16:27terciopelo, con el rostro pálido y sudoroso. Parecía agotado, como si llevara el peso del mundo
16:34sobre sus hombros. Y a su lado, de pie, estaba Úrsula. Sostenía una copa, una copa pequeña,
16:43no de vino, sino de licor o coñac. El líquido en su interior era ambarino, oscuro.
16:49Se la ofrecía a Julio con una de sus sonrisas insondables. Bebe esto, primito. Te sentará
16:57bien. Te calmará los nervios. La voz de Úrsula resonó en su memoria, melosa y persuasiva.
17:07Recordaba la mano de Julio, temblorosa, aceptando la copa. Recordaba cómo la apuraba de un solo trago,
17:13como si buscara en aquel líquido un alivio inmediato a un tormento invisible. Y recordaba
17:21la mirada de Úrsula, fija en él, una mirada de extraña e intensa satisfacción.
17:28Un instante después, o quizás fueron minutos, el caos. El grito ahogado de Julio. Su mano en el pecho.
17:37Sus ojos desorbitados buscándolos de su hermano. El desplome. Y luego, nada. Solo gritos,
17:43pánico y la insoportable ausencia. Rafael parpadeó, volviendo bruscamente a la biblioteca.
17:51El corazón le latía con una fuerza descomunal, un tambor desbocado en su pecho. La licorera seguía
17:58allí, inocente y brillante. Pero en su mente, la imagen de aquella copa en manos de Úrsula se había
18:04grabado a fuego. Una copa. Una copa que ella le había dado justo antes de que todo ocurriera. Y sí.
18:13La idea era tan monstruosa, tan inconcebible, que su primera reacción fue rechazarla.
18:21Se llevó las manos a la cabeza, apretando con fuerza, como si pudiera extirpar físicamente el
18:26pensamiento.
18:27¿Son imaginaciones mías? Se dijo a sí mismo, su propia voz sonando extraña en el silencio.
18:37Es la culpa. La culpa me está volviendo loco. Busco un culpable para no sentirme tan responsable.
18:44Intentó aferrarse a la lógica. Julio tenía una afección cardíaca conocida. La tensión de la noche,
18:50el regreso de Adriana, la inminente confrontación con su padre. Todo ello era una explicación
18:57plausible, una tormenta perfecta que había hecho colapsar su frágil corazón. Era lo que el médico
19:05había dicho. Era lo que todos habían aceptado. Pero la imagen no se iba. La sonrisa de Úrsula,
19:13la copa, el gesto rápido y casi desesperado de Julio al beber. Las humillaciones constantes
19:20de su padre terminaron con él. Había gritado Adriana hacía apenas una hora. Y era verdad,
19:28su padre lo había debilitado, lo había dejado vulnerable. Pero, ¿y si alguien se había aprovechado
19:34de esa vulnerabilidad? ¿Y si alguien le había dado el empujón final? Úrsula odiaba a Adriana,
19:40la veía como el único obstáculo entre ella y Rafael. Sabía que mientras Adriana existiera,
19:46ella nunca tendría la más mínima oportunidad. Y Julio. Julio había aceptado su relación. Los
19:53apoyaba. Julio, en su fragilidad, se había convertido en un aliado de la mujer que Úrsula
19:59más despreciaba en el mundo. En la mente retorcida de su prima, no convertía eso a Julio en un enemigo,
20:06en un daño colateral aceptable en su guerra por conseguir a Rafael. El sudor frío le perlaba
20:14la frente. Cada pieza encajaba con una precisión espeluznante. La amenaza que le había lanzado a
20:22Adriana esa misma mañana. ¿Podría pasarte cualquier cosa? No era la bravuconada de una
20:27mujer despechada. Era la promesa de alguien que ya había demostrado hasta dónde era capaz de llegar.
20:32¿Y si Julio fue envenenado? La pregunta ya no era una fantasía producto de la culpa.
20:42Era una posibilidad real, una serpiente que se enroscaba en su alma, inyectando un veneno helado
20:48de miedo y furia. Se sentía mareado. Se apoyó en la estantería, respirando con dificultad. El mundo
20:56a su alrededor parecía haberse vuelto inestable. Un decorado a punto de derrumbarse para revelar una
21:02verdad horrible. No tenía pruebas, sólo un recuerdo fragmentado, una sospecha nacida de la
21:10intuición y el odio que sentía por su prima. ¿Cómo podía acusar a alguien de asesinato basándose en
21:17algo tan frágil? Parecería un loco, un hombre desesperado que buscaba venganza. Pero la idea,
21:25una vez que había echado raíces, se negó a desaparecer. Calaba en él, se expandía,
21:31envenenando cada pensamiento, cada recuerdo. La muerte de su hermano ya no era una tragedia,
21:39se estaba convirtiendo en un crimen. Y la asesina, estaba seguro, vivía bajo su mismo techo,
21:46caminaba por los mismos pasillos y le sonreía con la cara del diablo. En su suntuoso dormitorio,
21:53ajena a la tormenta que se gestaba en la mente de Rafael, Victoria caminaba de un lado a otro
21:59como una leona enjaulada. La violenta confrontación con Adriana la había dejado temblando de rabia,
22:07la insolencia de esa muchacha, la forma en que había osado culparlos. Era intolerable,
22:14pero bajo la ira, había una capa de miedo. Miedo porque las palabras de Adriana habían
22:19contenido una verdad incómoda. Y miedo, sobre todo, porque la unión entre Adriana y Rafael
22:27representaba una amenaza existencial para el control y el legado que tantos se esforzaban por mantener.
22:35José Luis entró en la habitación, cerrando la puerta con una fuerza innecesaria. Su rostro
22:41seguía congestionado, una mezcla de furia impotente y orgullo herido. Esa malnacida masculló, aflojándose
22:50la corbata como si le estuviera ahogando. Acusarme a mí, a su tío, de la muerte de mi propio hijo. Es una
22:57víbora. Victoria se detuvo frente a él, sus ojos clavados en los suyos con una intensidad febril.
23:04Y una víbora peligrosa, José Luis. ¿No lo ves? Ya no es una niña asustada. Está luchando.
23:14Y con Rafael a su lado, es fuerte. Demasiado fuerte. Rafael está ciego. Embrujado por ella.
23:22No atiende a razones, exactamente. Y mientras sigan juntos, este polvorín va a estallar.
23:28Nos va a estallar en la cara a todos. Victoria bajó la voz, acercándose a su marido con un aire
23:35conspirador. Ella sigue con el asunto de las tierras. Cree que tiene derecho a ellas. Y Rafael,
23:43en su estado de enamoramiento estúpido, es capaz de apoyarla, de darle todo lo que pida,
23:49de poner en riesgo nuestro patrimonio. José Luis pasó una mano por su cabello,
23:55una señal de su creciente agitación. ¿Qué quieres que haga, Victoria? ¿Encerrarlos? Están
24:02en su derecho de... No me hables de derechos. Lo interrumpió ella con un siseo. Me importa
24:08un bledo su derecho a amarse. Me importa nuestro futuro. El futuro de esta familia. Adriana es una
24:15amenaza. Rafael, a su lado, es un traidor a su propia sangre. Hay que actuar. Y hay que hacerlo ya.
24:23Su mirada era dura, implacable. Era la mirada de una mujer dispuesta a todo para proteger lo que
24:29consideraba suyo. Tienes que separarlos, José Luis. Tienes que usar tu autoridad como cabeza de
24:37familia. Prohíbeles verse. Amenaza a Rafael con desheredarlo. Haz lo que tengas que hacer,
24:44pero tienes que romper ese lazo que los une. Antes de que nos destruyan, Rafael no cederá a las
24:51amenazas. Es tan terco como su madre. Entonces encuentra su punto débil. O el de ella. Todos
24:59lo tienen. Victoria le tomó del brazo, sus dedos clavándose en la tela de su chaqueta.
25:07Piensa, José Luis. Eres un hombre de negocios, un estratega. Has hundido a tus rivales por mucho
25:13menos. Esto es una guerra. Y en la guerra, todo vale. Si no actúas, si dejas que sigan juntos,
25:21que sigan indagando, que sigan haciéndose fuertes. Te juro que nos arrepentiremos. La
25:28situación puede estallar en cualquier momento, y sus esquirlas nos alcanzarán a todos.
25:35José Luis la miró, viendo en sus ojos el reflejo de su propia ambición y su propio miedo.
25:40Sabía que tenía razón. La presencia de Adriana y su influencia sobre Rafael era una mecha encendida
25:48que se acercaba peligrosamente a la dinamita sobre la que estaba construida la fortuna y la reputación
25:53de los Galvez de Aguirre. La decisión estaba tomada. Debía actuar. Y no iba a ser sutil. Lejos de la
26:01opresiva atmósfera de la casa principal, en los campos donde el aire aún parecía limpio, Leonardo
26:07buscaba un tipo diferente de paz, o al menos, de comprensión. Su corazón era un nudo de emociones
26:15confusas. Amaba a Irene, o creía amarla, pero su traición lo había herido de una forma que no sabía
26:21cómo sanar. Verla, hablar con ella, era como tocar una herida abierta. El perdón era una palabra fácil
26:30de decir, pero un sentimiento imposible de alcanzar. Encontró a Bárbara cerca de los establos, cepillando
26:38a su yegua con movimientos largos y rítmicos. Había una calma en ella, una sensatez que Leonardo
26:46necesitaba desesperadamente. Bárbara. ¿Puedo hablar contigo un momento? Ella se detuvo y se giró,
26:55sonriéndole con amabilidad. Claro, Leonardo. ¿Qué te ocurre? Tienes la cara de quien ha perdido una
27:03apuesta importante. Él se apoyó en la cerca de madera, suspirando. Es sobre Irene. No puedo,
27:11no logro perdonarla. Lo intento, de verdad que lo intento. Pero cada vez que la miro,
27:18solo veo la mentira, el secreto que compartió con Alejo. Siento que algo se rompió para siempre.
27:27Bárbara dejó el cepillo y se acercó a él, apoyándose también en la cerca. Su mirada era
27:34directa, sin juicios. El perdón es un camino largo, Leonardo. No es un interruptor que se pulsa
27:41y ya está. Y a veces, aunque perdones el acto, la confianza no vuelve a ser la misma. Pero yo te
27:49perdoné a ti. Dijo él, casi como un reproche. Tú también lo sabías y me lo ocultaste. Sí,
27:58admitió ella sin dudar. Y te estaré eternamente agradecida por ello. Pero nuestra situación es
28:04diferente. ¿Por qué? Una mentira es una mentira. Bárbara lo miró con una profundidad que lo desarmó.
28:11Porque mis motivos eran distintos a los de ella. Yo lo oculté por lealtad a mi amiga,
28:18pensando que la protegía, aunque me equivocara.
28:23Lo que yo siento por ti es un cariño profundo, una amistad sincera. Pero lo de Irene.
28:30Es otra cosa. Leonardo frunció el ceño, confundido. ¿A qué te refieres? Bárbara
28:37dudó un instante, como si sopesara el peso de sus próximas palabras. Finalmente, decidió que la
28:45verdad, por dolorosa que fuera, era el único camino. Leonardo, te he perdonado a ti porque eres mi amigo
28:51y te quiero. Pero no la he perdonado a ella. No del todo. Y no es por la mentira en sí. Entonces, ¿por qué?
29:02Porque estoy segura de que Irene está enamorada de ti. La declaración cayó en el aire tranquilo de la
29:07tarde con el peso de una revelación. Leonardo se quedó sin palabras, mirándola fijamente. Irene enamorada
29:15de él, siempre había pensado en su relación en términos más sencillos. Afecto, costumbre, quizás una
29:22pasión juvenil. Pero amor, un amor tan profundo como para justificar una mentira tan grande. No. No
29:31puede ser. Tartamudeó. Piénsalo, Leonardo. Insistió Bárbara con suavidad. ¿Por qué crees que te lo
29:39ocultó tanto tiempo? Por miedo. Un miedo atroz a perderte. No a perder a su amigo, sino a perder al
29:47hombre que ama. No te estaba protegiendo a ti. Se estaba protegiendo a sí misma de la posibilidad
29:54de que la abandonaras. Su mentira no nació de la maldad, sino de la desesperación. Del amor. Leonardo
30:04repasó mentalmente los últimos meses, las miradas de Irene, sus palabras, sus lágrimas.
30:12Visto a través del prisma que Bárbara le ofrecía, todo cobraba un sentido nuevo y mucho más doloroso.
30:20No la había engañado una simple amiga, sino una mujer que lo amaba en secreto y con pánico.
30:27Y eso, extrañamente, lo hacía todo mucho más complicado. No sabía si le facilitaba el perdón o se
30:33lo hacía imposible. Solo sabía que el nudo en su corazón se había apretado aún más. Mientras
30:40tanto, en otro rincón de la finca, se desarrollaba un drama familiar de distinta índole, pero no menos
30:46intenso. Alejo, tras días de tensión y desencuentros, finalmente había logrado un acercamiento con su padre.
30:55Habían hablado, no como enemigos, sino como dos hombres que, a pesar de sus diferencias,
31:03compartían un lazo de sangre. La conversación había sido difícil, llena de reproches velados
31:11y orgullos heridos, pero al final, habían encontrado un pequeño terreno común. Un apretón de manos,
31:19una mirada de comprensión. Para Alejo, fue como si un gran peso se hubiera levantado de sus hombros.
31:27Corrió a buscar a Luisa, eufórico, para compartir la buena noticia. La encontró en el jardín, sentada
31:34en un banco de piedra, con la mirada perdida en la lejanía. La expresión de su rostro no era de
31:41felicidad. Luisa, amor mío. Lo he conseguido, exclamó él, sentándose a su lado y tomándola de las manos.
31:49He hablado con mi padre. Hemos hecho las paces. Ha sido difícil, pero creo que empieza a entender.
31:58Nos aceptará, ya lo verás. Con el tiempo, todo se arreglará. La sonrisa de Luisa fue una sombra
32:05pálida de lo que solía ser. No compartió su entusiasmo. Me alegro por ti, Alejo. De verdad
32:13que sí, es importante que tengas una buena relación con tu familia. Su tono era distante,
32:20melancólico. Alejo lo notó de inmediato. Su euforia se desvaneció, reemplazada por la
32:25preocupación. ¿Qué ocurre? No pareces contenta. Luisa suspiró, un sonido largo y cargado de resignación.
32:34Retiró sus manos de las de él y las entrelazó en su regazo. Tu padre ha hecho las paces contigo,
32:43Alejo. Contigo, su hijo, pero yo, yo nunca seré aceptada aquí. No digas eso. Claro que sí,
32:52solo necesitan tiempo para conocerte. No es cuestión de tiempo, replicó ella,
32:59su voz teñida de una tristeza infinita. Es cuestión de sangre. De apellido, de clase,
33:07para ellos, siempre seré la intrusa. La criada que sedujo al hijo del señorito.
33:13He visto cómo me miran, Alejo. Tu madre, tus tíos, incluso tu padre, a pesar de sus buenas
33:19palabras contigo. Me miran por encima del hombro, con desdén, con lástima. Soy un error en su perfecto
33:28cuadro familiar. Y siento, siento que por mucho que te quiera, jamás dejaré de ser una mancha en el
33:35nombre de los Galvez de Aguirre. Alejo intentó rebatirla, decirle que estaba equivocada, que su
33:42amor era más fuerte que cualquier prejuicio. Pero en el fondo de su corazón, sabía que ella tenía
33:49razón. Conocía a su familia. Conocía su orgullo, su esnovismo, y el dolor en los ojos de Luisa era una
33:57prueba irrefutable de la verdad. Lucharemos juntos, le prometió él, su voz cargada de una desesperación
34:06impotente. Pero Luisa negó con la cabeza lentamente. No sé si tengo fuerzas para luchar en una guerra que ya
34:14está perdida. Alejo. Te amo más que a mi vida. Pero quizás, quizás nuestro amor no es suficiente
34:22para construir una vida aquí. La duda se había instalado en su corazón. Y con ella, la semilla de
34:30una decisión drástica. ¿Podría renunciar a todo, a su identidad, para encajar en un mundo que la
34:37despreciaba? ¿O tendría que renunciar al hombre que amaba para poder seguir siendo ella misma? La pregunta
34:44quedó flotando entre ellos, tan pesada y dolorosa como una despedida. En la casa pequeña, el corazón
34:52de Pepa era un campo de batalla. Francisco y Martín. Dos hombres buenos, dos amigos leales, ambos enamorados
35:01de ella. La elección era imposible, una tortura que la consumía. Francisco era la pasión, la aventura,
35:09un fuego que la encendía. Martín era la calma, la seguridad, un puerto seguro en cualquier tormenta.
35:19¿Cómo elegir entre el sol y la luna? Esa tarde, la decisión la tomó a ella por sorpresa.
35:27Estaba en la cocina con Francisco, preparando la cena. Hablaban de cosas triviales, pero la tensión
35:33entre ellos era palpable, una electricidad que crepitaba en el aire. En un momento, sus manos
35:41se rozaron al alcanzar el mismo utensilio. La corriente la recorrió por completo. Se miraron,
35:49y en los ojos de Francisco vio un anhelo tan profundo, tan similar al suyo, que todas sus dudas
35:55se desvanecieron. No hubo palabras, no eran necesarias. Él se inclinó hacia ella, y Pepa,
36:03en lugar de apartarse, cerró los ojos y acortó la distancia que los separaba. El beso fue el principio
36:10tierno, un reconocimiento. Pero pronto se volvió profundo, apasionado, un torrente de emociones
36:17contenidas que finalmente encontraban una salida. Era una elección, una respuesta, un punto y final
36:24a su indecisión. En ese beso, estaba eligiendo a Francisco. Lo que no sabían era que no estaban
36:33solos. Martín había llegado a la casa pequeña con un ramo de flores silvestres que había recogido
36:38para ella. Entró por la puerta trasera, que siempre estaba abierta, con una sonrisa en el rostro,
36:46dispuesto a declararle su amor de una vez por todas. Pero la sonrisa se congeló en sus labios. Se quedó
36:54paralizado en el umbral, con el ramo de flores colgando inerte de su mano. Lo vio todo, el beso,
37:02la forma en que Pepa se entregaba a él, la forma en que las manos de Francisco la sostenían como si fuera
37:07el tesoro más preciado del mundo. El sonido que escuchó no fue el de sus pasos, sino el de su
37:14propio corazón rompiéndose en mil pedazos. El dolor fue agudo, físico, un golpe en el estómago que le
37:23robó el aire. No era sólo el rechazo de la mujer que amaba. Era la traición de su mejor amigo, los dos
37:31pilares de su vida, derrumbándose al mismo tiempo. Sin hacer ruido, retrocedió. Dejó caer las flores al
37:38suelo, un toque de color abandonado en el polvo. Se dio la vuelta y se fue, caminando a ciegas, con la
37:47imagen del beso grabada a fuego en su retina. La gran amistad que unía a esos dos muchachos, una amistad
37:54forjada en años de trabajo, risas y confidencias, pendía ahora de un hilo tan frágil que parecía a
38:01punto de romperse para siempre. El beso de Pepa no sólo había sellado su elección, había desatado
38:09una tormenta que amenazaba con arrasarlos a todos. A pesar de la amenaza de Úrsula y la opresiva atmósfera
38:17de la casona, Adriana no era de las que se rinden. El miedo, en ella, a menudo se transformaba en
38:25combustible para la acción. El asunto de las tierras que legítimamente le pertenecían por
38:30herencia de su madre era una batalla que no pensaba abandonar. Era más que tierra y dinero, era una
38:37cuestión de justicia, de honrar la memoria de su madre y de reclamar su lugar en un mundo que
38:43parecía decidido a negárselo. Con una determinación de acero, se dirigió al despacho del duque, su tío
38:50José Luis. Sabía que Victoria estaría allí, la araña en el centro de la telaraña, y estaba preparada
38:58para enfrentarlos a ambos. Entró sin llamar, una deliberada falta de respeto para demostrarles que
39:06ya no se sometería a sus reglas. Estaban revisando unos libros de cuentas, sus cabezas juntas en un
39:14gesto de conspiración que se rompió bruscamente con su llegada. Tío, tía, dijo, su voz tranquila
39:22pero firme, tenemos que hablar del testamento de mi madre. De las tierras del Robledal, José Luis se
39:30recostó en su silla, adoptando una expresión de cansancio y fastidio. Adriana, por el amor de Dios,
39:38¿no crees que este es un momento terriblemente inoportuno? Acabamos de enterrar a mi hijo.
39:45Julio no querría que usarais su muerte como excusa para seguir robándome lo que es mío. Replicó ella,
39:51su mirada sin vacilar. Esas tierras me pertenecen, los documentos son claros, y estoy harta de excusas
40:00y dilaciones. Quiero lo que me corresponde. Victoria se levantó, rodeando el escritorio
40:07para interponerse entre Adriana y su marido. Su sonrisa era puro veneno. Querida, eres tan
40:14impetuosa, tan ingenua, crees que el mundo es justo, que basta con tener un papel para que se haga tu
40:21voluntad. Pero Valle Salvaje no funciona así. Las cosas son más complicadas. Solo son complicadas
40:29porque vosotros las complicáis. La ley está de mi parte. La ley es interpretable. Dijo José Luis,
40:37recuperando su aplomo. Y en cualquier caso, la administración de esas tierras requiere experiencia,
40:45contactos. Cosas que tú no tienes. Por tu propio bien, es mejor que permanezcan bajo la gestión de
40:52la familia. Bajo vuestra gestión, Adriana soltó una risa seca, sin alegría. No, gracias, no confío en
41:02vosotros. Quiero el control total de mi herencia. Y si no me lo dais por las buenas, buscaré un abogado.
41:11Iré a los tribunales. Y os aseguro que el escándalo no le hará ningún bien al impoluto apellido de los
41:16Gálvez de Aguirre. La amenaza era directa, y dio en el blanco. La expresión de Victoria se endureció.
41:26La de José Luis se ensombreció. Sabían que Adriana era capaz de hacerlo. Y sabían que un
41:31pleito legal sacaría a la luz muchos secretos que preferían mantener enterrados.
41:35Estás cometiendo un grave error, Adriana. Advirtió Victoria, su voz un siseo. Nos estás declarando la
41:45guerra. Y es una guerra que no puedes ganar. Ya veremos. Respondió Adriana, manteniéndoles la
41:52mirada. Tenéis 24 horas para darme una respuesta. Si no, mi abogado se pondrá en contacto con vosotros.
42:01Dios. Dio media vuelta y salió del despacho, dejando tras de sí un silencio cargado de odio.
42:10Había arrojado el guante. La batalla por las tierras había comenzado oficialmente,
42:15abriendo un nuevo frente en la guerra silenciosa que consumía a la familia.
42:21El día llegaba a su fin. El sol se hundía en el horizonte, pintando el cielo de tonos anaranjados
42:27y púrpuras, una belleza desoladora que no ofrecía consuelo alguno.
42:33Rafael había pasado la tarde entera torturado por su sospecha. Cada hora que pasaba la hacía más fuerte,
42:39más real. La imagen de la copa en la mano de Úrsula se repetía en su mente en un bucle infinito.
42:46Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba compartir esa carga monstruosa antes de que lo aplastara.
42:56Y solo había una persona en el mundo en la que confiaba, la única que podría entender la magnitud
43:01de su horror. Adriana. La encontró en el jardín, junto al rosal que su madre había plantado años atrás.
43:09Estaba de espaldas a él, mirando la puesta de sol, su silueta recortada contra el cielo crepuscular.
43:18Parecía tan sola, tan frágil, y sin embargo, él sabía la inmensa fortaleza que albergaba en su interior.
43:27Se acercó en silencio, sin saber cómo empezar, cómo poner en palabras la atrocidad que se había
43:33instalado en su cerebro. Adriana. Ella se giró al oír su voz. Vio la
43:39angustia en su rostro, la tormenta en sus ojos, y supo al instante que algo terrible ocurría.
43:47Rafael. ¿Qué pasa? Le preguntó, acercándose y tomándole las manos. Estaban heladas.
43:55Estás pálido como un muerto. Él tragó saliva, su garganta seca. Tengo que... Tengo que contarte algo.
44:02¿Pero vas a pensar que estoy loco? Nunca pensaría eso. Dímelo. Sea lo que sea, lo afrontaremos juntos.
44:13Sus palabras le dieron el valor que necesitaba. La miró a los ojos, buscando anclarse en su fuerza.
44:21Su voz, cuando finalmente habló, fue un susurro ronco, apenas audible. Es sobre Julio.
44:27Sobre su muerte, Adriana contuvo el aliento, su corazón encogiéndose de aprensión.
44:38Yo, he estado recordando, continuó él, sus palabras atropelladas, como si temiera que se le escaparan si no las decía rápido.
44:46Esa noche, justo antes de que se desplomara, lo vi. ¿Qué viste, Rafael? ¿Qué viste?
44:56Vi a Úrsula. Estaba con él. Le dio una copa. Una copa pequeña, de licor. Él se la bebió de un trago.
45:05Y y unos minutos después, murió. Adriana lo escuchaba, intentando procesar la información.
45:11Al principio, no entendió la implicación, y bien, quizás solo intentaba calmarlo.
45:20No, Adriana, no lo entiendes. La interrumpió él, su agarre en sus manos ahora desesperado.
45:29La forma en que lo miraba. La copa. Todo el día he estado dándole vueltas, intentando convencerme de que es la culpa, de que mi odio por ella me hace ver cosas.
45:38Pero la idea no se va. Se hace más y más fuerte. Hizo una pausa, tomando una respiración profunda antes de pronunciar la frase que lo cambiaría todo, la frase que daría voz a su más terrible temor.
45:54Adriana, ¿y si no fue un ataque al corazón? ¿Y si lo envenenó? Las palabras quedaron suspendidas en el aire quieto del atardecer.
46:01Veneno, asesinato, la sospecha, una vez pronunciada, adquirió una solidez aterradora, una realidad tangible y monstruosa.
46:14Adriana se quedó completamente inmóvil. El color desapareció de su rostro, dejándola con la palidez de la cera.
46:20Sus ojos, fijos en los de Rafael, se abrieron desmesuradamente, reflejando un horror tan profundo que parecía haberla convertido en una estatua de hielo.
46:32La amenaza de Úrsula esa mañana, la crueldad de sus tíos, la muerte de Julio, todo se conectó en su mente en un instante de claridad espantosa.
46:43La sospecha de Rafael no era una locura, era una posibilidad aterradora y, de repente, terriblemente lógica.
46:54El calor del día había desaparecido, y un frío intenso, un frío que nacía del pavor más absoluto, se apoderó de ella, dejándola helada hasta los huesos.
47:06El sol desapareció por completo tras las montañas, y valles salvajes se sumió en la oscuridad.
47:13Una oscuridad que ahora, para ellos, estaba poblada por los peores demonios imaginables.
47:21La muerte de Julio ya no era una tragedia familiar.
47:24Era el primer acto de una guerra en la que ellos eran los siguientes objetivos.
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