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#ValleSalvajeAdriana #Rafael #descubren
Adriana y Rafael descubren el oscuro secreto de Úrsula en Valle Salvaje
En Valle Salvaje, el dolor por la muerte de Julio se convierte en un campo de batalla donde las acusaciones, los secretos y la sed de venganza amenazan con destruirlo todo. Rafael, consumido por la culpa, y Adriana, decidida a protegerlo, se enfrentan a la manipulación de Úrsula, que logra envenenar el corazón del Duque José Luis contra ellos.

Pero cuando un pequeño pájaro de madera llega a manos de Rafael, comienza a desve ...
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Transcript
00:00Adriana y Rafael descubren el oscuro secreto de Úrsula en Valle Salvaje. En Valle Salvaje,
00:15el dolor por la muerte de Julio se convierte en un campo de batalla donde las acusaciones,
00:21los secretos y la sed de venganza amenazan con destruirlo todo.
00:25Rafael, consumido por la culpa, y Adriana, decidida a protegerlo, se enfrentan a la
00:33manipulación de Úrsula, que logra envenenar el corazón del duque José Luis contra ellos.
00:39Pero cuando un pequeño pájaro de madera llega a manos de Rafael, comienza a desvelarse un misterio
00:45oculto desde hace generaciones. Las últimas palabras de Julio, un diario secreto de Leonor de Aguirre y
00:52la verdadera identidad de Úrsula, que podría ser mucho más siniestra de lo que todos imaginan.
00:58Entre pasadizos ocultos, traiciones familiares y una verdad escrita con sangre, Adriana y
01:05Rafael arriesgarán todo para destapar al verdadero monstruo. ¿Será demasiado tarde, o lograrán que la
01:12justicia finalmente hable en nombre de Julio? Índice hacia derecha a una historia cargada de suspense,
01:20revelaciones inesperadas y giros que cambiarán para siempre el destino de Valle Salvaje.
01:26El sol de la mañana se derramaba sobre Valle Salvaje con una crueldad indiferente,
01:32dorando los campos y los viñedos como si no estuviera iluminando un mundo fracturado por el dolor.
01:38En la casa grande, el aire mismo parecía pesado, denso con el luto y las palabras no dichas.
01:45El funeral de Julio había sido un tormento, una herida abierta en la que José Luis de Galvez
01:52había vertido sal con sus acusaciones. Ahora, un silencio opresivo se había apoderado de los
01:59pasillos, un silencio que gritaba más que cualquier discusión. Rafael sentía el peso de ese silencio en
02:07su alma. Cada rincón de la casa, cada objeto que sus ojos tocaban, le recordaba a Julio.
02:15Recordaba su risa, a menudo teñida de una melancolía que sólo ahora empezaba a comprender.
02:22Recordaba sus conversaciones, sus sueños truncados. Pero por encima de todo, recordaba la culpa.
02:28Era un veneno frío que se extendía por sus venas, una voz incesante que le susurraba que podría haber
02:36hecho más, que debería haber visto el peligro que se cernía sobre su amigo, sobre el hombre que era
02:41casi un hermano. La promesa de venganza de José Luis no era más que el eco externo de su propia
02:48tortura interna. Sabía que el duque lo consideraba un asesino, y una parte de sí mismo, la más oscura y
02:56vulnerable, estaba tentada a creerle. Adriana lo observaba desde el umbral de la biblioteca.
03:04Veía la tormenta en sus ojos, la forma en que sus hombros se curvaban bajo un peso invisible.
03:11Su propio dolor por Julio era agudo, una pérdida genuina de un alma joven y amable,
03:16pero su instinto protector hacia Rafael era ahora la fuerza dominante que la movía.
03:22Se negaba a dejar que se hundiera en ese abismo de autorrecriminación.
03:27Se acercó en silencio, sus pasos apenas un susurro sobre la alfombra persa, y posó una
03:32mano suave en su espalda.
03:35—No fue tu culpa, Rafael —dijo, su voz una caricia en la atmósfera helada. No lo fue.
03:44Rafael se estremeció, pero no se giró. Su mirada estaba fija en un retrato de la familia
03:49Galvez de Aguirre colgado sobre la chimenea, uno en el que un joven Julio sonreía con timidez.
03:54—Le fallé, Adriana. Le prometí que estaría ahí, que lo protegería de Úrsula, de todo.
04:02—Y ahora, ahora está muerto, y su padre cree que nosotros lo matamos. Quizás, en cierto modo,
04:11tiene razón.
04:12—Nuestra guerra con Úrsula, nuestra ceguera. Lo arrastró a él. No —insistió Adriana, su voz firme como el acero.
04:22—La única responsable de la oscuridad que rodea esta casa es Úrsula. Ella lo envenenó, no con una
04:30sustancia, sino con su presencia, con su manipulación.
04:33—Nosotros luchábamos contra ella. Julio estaba de nuestro lado. Murió siendo un valiente, no una víctima
04:42de nuestra negligencia. Sus palabras eran un bálsamo, pero la herida era demasiado profunda. Antes de que
04:50Rafael pudiera responder, la puerta se abrió con un crujido y Victoria entró. Su rostro, habitualmente
04:58sereno y controlado, estaba marcado por la preocupación. —José Luis está fuera de sí —dijo en voz baja,
05:07como si temiera que las paredes tuvieran oídos. —Ha dado órdenes explícitas al personal. No debéis
05:15salir de la casa. Está hablando con sus abogados, buscando la manera de inculparos formalmente. Dice
05:23que tiene pruebas de vuestra conspiración. Adriana sintió un escalofrío.
05:30—¿Pruebas? ¿Qué pruebas puede tener si no existen? Victoria suspiró, pasándose una mano por la frente.
05:36—No lo sé, pero el dolor lo ha cegado. Y alguien está alimentando ese fuego. Úrsula no se ha separado
05:44de él. —Lo consuela, le susurra al oído. Está tejiendo su red con los hilos de la tragedia de mi
05:52hermano. En ese preciso instante, como si fuera una aparición convocada por sus palabras, Úrsula
06:00apareció en el pasillo, su figura envuelta en un luto impecable y dramático. Sus ojos estaban
06:08enrojecidos, pero había un brillo de triunfo en ellos que sólo alguien tan observador como Adriana
06:13podía detectar. Se detuvo al verlos reunidos, llevando una mano a su pecho en un gesto de dolor
06:20teatral. —Oh, perdonadme, no quería interrumpir —dijo con voz quebrada. Sólo buscaba un poco de paz.
06:30—El dolor es insoportable, pobre mi Julio, y pobre José Luis, tener que soportar la presencia
06:37de aquellos que trajeron esta desgracia a su hogar. La provocación era tan afilada como un estilete.
06:44Rafael se tensó, sus puños apretándose a sus costados. —No tienes vergüenza, Úrsula. Ni siquiera
06:53en un momento como este puedes dejar de ser la víbora que eres. Úrsula abrió los ojos de par en
07:00par, una máscara de inocencia herida. —Rafael, por favor. —¿Cómo puedes ser tan cruel? Mi corazón
07:08está roto. Amaba a Julio. Amabas la posición que te daba, el poder que creías obtener a través
07:14de él. —replicó Adriana, dando un paso al frente, interponiéndose entre Rafael y la
07:20ponzoña de Úrsula. —Pero se te acabó el juego. Julio sabía quién eras, y nosotros también. Una
07:28fugaz sombra de pánico cruzó el rostro de Úrsula antes de ser reemplazada por una sonrisa
07:32condescendiente y triste. —Estáis tan consumidos por vuestro odio que veis monstruos donde no los
07:39hay. Sois vosotros quienes tenéis que responder por vuestras acciones. Ahora, si me disculpáis,
07:47el duque me necesita. A diferencia de otros, yo sí sé consolar a un padre en duelo.
07:54Se deslizó por el pasillo como una sombra, dejando tras de sí un rastro de perfume dulce y veneno.
07:59—Tenemos que salir de aquí —dijo Rafael, su voz urgente. —No podemos quedarnos atrapados
08:08mientras ella y José Luis construyen una horca para nosotros. —No podemos huir, Rafael —contestó
08:17Victoria. Eso solo os haría parecer más culpables. —Tenemos que luchar desde dentro. Tenemos que
08:24encontrar la verdad, la verdadera causa de la muerte de Julio. Pero la verdad era un tesoro
08:31enterrado bajo capas de mentiras, dolor y manipulación. Y en ese momento, no tenían ni la
08:39primera pista de dónde empezar a cavar. Mientras tanto, en una pequeña casa del servicio, lejos
08:45del luto opulento de la casa grande, Alejo sentía que se ahogaba. La prohibición de su padre le había
08:52robado el derecho a llorar a su hermano, a despedirse. Había logrado colarse en el funeral,
09:00un fantasma entre los vivos, viendo desde la distancia cómo enterraban una parte de su propia
09:05alma. Pero ese acto de rebeldía solo había avivado su rabia y su impotencia. Mercedes,
09:13su madre, lloraba en silencio en su habitación, una mujer rota por el desprecio del hombre que
09:19una vez amó y la pérdida de su hijo. Luisa, la fiel doncella, le trajo un vaso de agua. Sus ojos
09:27estaban llenos de compasión. Señorito Alejo, no debe torturarse así. ¿Qué más puedo hacer,
09:35Luisa? Respondió él, su voz ronca. Mi padre me ha desterrado. Mi hermano está muerto. Y esa mujer,
09:45Úrsula, se pasea por la casa como si fuera la dueña y señora de nuestro dolor. Rafael tenía
09:53razón sobre ella. Todos lo subestimamos. Don Rafael es un buen hombre. Asintió Luisa.
10:00Y la señorita Adriana. ¿Están sufriendo mucho? Lo sé. Y mi padre los culpa. Es una locura.
10:07Julio. Julio le temía a Úrsula. Me lo dijo, no con esas palabras, pero lo vi en sus ojos las últimas
10:15semanas. Estaba atrapado, asustado. Alejo se levantó y comenzó a caminar por la pequeña
10:23habitación como un animal enjaulado. Necesitaba hacer algo. No podía quedarse de brazos cruzados
10:32mientras la injusticia se apoderaba de su hogar. Pensó en Rafael, en su promesa de ayudarle. Quizás,
10:40quizás juntos podrían encontrar una manera de honrar la memoria de Julio destapando la verdad.
10:47Pero, ¿cómo contactarlo? Estaba prisionero en su propia casa. La solución a ese enigma se
10:53encontraba en el lugar más inesperado. En el jardín, cerca de los viejos establos,
10:59el pequeño Pedrito jugaba solo con una pequeña figura de madera.
11:05Era un pájaro, toscamente tallado, pero hecho con cariño. El niño estaba tallado,
11:12sus grandes ojos fijos en el juguete, reviviendo una y otra vez la última conversación que tuvo con
11:17Julio. Las palabras del joven Galvez resonaban en su cabeza, un secreto pesado para un corazón tan
11:25pequeño. Si me pasa algo, dáselo a Rafael. Solo a Rafael. Él sabrá qué hacer. Pedrito había visto
11:34a Rafael en el funeral. Había visto el dolor en su rostro y el odio en los ojos del duque cuando lo
11:40acusó. Tenía miedo. Miedo de José Luis, miedo de Úrsula, cuyo falso llanto no lo había engañado.
11:48Pero le había hecho una promesa a Julio, y las promesas eran sagradas. Con el corazón latiéndole
11:56con fuerza en el pecho, tomó una decisión. Esperaría a que cayera la noche. Se escabulliría
12:03hasta la biblioteca. Sabía que a Rafael le gustaba estar allí cuando estaba triste.
12:09Tenía que darle el pájaro de madera. Tenía que cumplir la última voluntad de su amigo Julio.
12:14La noche cayó sobre Valle Salvaje como un sudario. En la casa grande, la tensión era
12:21un ente vivo. José Luis se había encerrado en su despacho con una botella de brandy y
12:27sus demonios. Úrsula, tras asegurarse de que el duque estaba sumido en su miseria, se retiró
12:35a sus aposentos, pero no a dormir. Había algo que la inquietaba. Una conversación que había
12:42escuchado de lejos entre Julio y el pequeño Pedrito días antes de la tragedia. No le dio
12:48importancia entonces, pero ahora, cada detalle suelto era una amenaza potencial.
12:54¿Qué podría haberle dicho Julio a ese niño? Rafael y Adriana estaban en la biblioteca,
13:00tal como Pedrito había predicho. Hablaban en susurros, trazando un plan que parecía imposible.
13:07Necesitamos pruebas, Adriana. Algo tangible, la palabra de Alejo no será suficiente para
13:15un hombre ciego de dolor como José Luis. Lo sé, pero, ¿dónde buscamos? La habitación
13:23de Julio. Seguramente Úrsula o el propio duque ya la han sellado o revisado.
13:28Fue entonces cuando una pequeña figura apareció en la puerta entreabierta. Pedrito se asomó,
13:35sus ojos enormes en la penumbra.
13:39¿Señorito Rafael? Susurró. Rafael se giró, sorprendido. Pedrito, ¿qué haces aquí? Es muy
13:46tarde. El niño entró, cerrando la puerta con cuidado a su espalda. Se acercó a Rafael,
13:53con las manos apretadas a la espalda. Tengo algo para usted, me lo dio el señorito Julio.
14:00Adriana y Rafael intercambiaron una mirada de asombro.
14:05¿Julio te dio algo? ¿Cuándo? Preguntó Adriana con suavidad, arrodillándose para estar a su altura.
14:13El día antes, antes de que se fuera al cielo, dijo Pedrito, su labio inferior temblando.
14:18Me dijo que, que si le pasaba algo, se lo diera a usted, señorito Rafael. Dijo que solo usted lo
14:27entendería. El niño extendió su mano y le entregó a Rafael el pájaro de madera. Rafael lo tomó.
14:37Era ligero, hecho de madera de olivo. La talla era simple, casi infantil, pero había algo en ella.
14:43Un detalle, en la base, apenas visible, había una inicial grabada. Una L, no una J de Julio,
14:52ni una G de Galvez. Una L. ¿Te dijo algo más, Pedrito? Preguntó Rafael, su mente acelerada. El
15:01niño asintió. Dijo que el pájaro canta donde nacen los secretos. Y que, que le tenía miedo a la
15:09sombra que sonreía. La sombra que sonreía. La descripción era escalofriantemente perfecta
15:16para Úrsula. Pero, ¿y el resto? ¿El pájaro canta donde nacen los secretos? La L, no tenía sentido.
15:25De repente, un ruido en el pasillo lo sobresaltó. Pedrito soltó un gritito ahogado y se escondió
15:31detrás de Adriana. La puerta se abrió y Úrsula apareció, forzando una sonrisa maternal. Pedrito,
15:38cariño, ¿qué haces aquí tan tarde? Tu madre te está buscando. Vamos, te acompañaré. Sus ojos se
15:48clavaron en la mano de Rafael, en el pájaro de madera. Por una fracción de segundo, su sonrisa
15:55vaciló, y una expresión de pura ansiedad la reemplazó. Fue tan rápido que casi lo perdieron,
16:03pero Adriana lo vio. Y supo, con una certeza helada, que ese pequeño objeto de madera era la clave de
16:10todo. Gracias, Úrsula, pero nosotros lo acompañaremos, dijo Adriana, poniéndose de pie y tomando la mano
16:19de Pedrito. No te preocupes. Úrsula recuperó la compostura, su sonrisa volviendo a ser melosa.
16:27Por supuesto, solo me preocupaba por el pequeño. Con todo lo que ha pasado, es importante que todos
16:36estemos a salvo. Buenas noches. Se fue, pero su presencia dejó un rastro de frío en la habitación.
16:44Ella sabe lo del pájaro, susurró Rafael.
16:46¿O lo sospecha? ¿Viste su cara? Sí. Confirmó Adriana. Y eso significa que estamos en el camino
16:55correcto. Tenemos que descifrar esto, Rafael. Y tenemos que hacerlo rápido. Después de llevar
17:03a un asustado Pedrito con su madre, asegurándole que era un niño muy valiente, regresaron a la biblioteca.
17:09Rafael no dejaba de darle vueltas al pájaro en sus manos. El pájaro canta donde nacen los secretos.
17:19Es una metáfora, un acertijo. ¿Y la L qué significa? Adriana paseaba por la habitación,
17:26su mente trabajando febrilmente. Miraba los libros, los mapas antiguos de la finca colgados en las paredes,
17:34los retratos familiares. Sus ojos se detuvieron en uno en particular. El de Leonor de Aguirre,
17:42la matriarca de la familia, la abuela de José Luis y Victoria, una mujer de leyenda conocida
17:48por su inteligencia y su carácter reservado. Rafael, dijo lentamente, ¿cómo se llamaba la abuela
17:55del duque? Leonor. ¿Por qué? Adriana se acercó al retrato. L de Leonor. ¿Y si no es un lugar,
18:03sino una persona, o algo que le pertenecía a ella? Rafael se acercó, mirando el pájaro y luego el
18:11retrato. Leonor era famosa por sus jardines y su aviario. Le encantaban los pájaros, pero el aviario
18:18fue desmantelado hace años, y sus aposentos, preguntó Adriana. La parte antigua de la casa,
18:26la suite de la matriarca. Nadie la usa desde que ella murió. Está cerrada.
18:33José Luis la mantiene como un santuario, donde nacen los secretos. La suite de una mujer conocida
18:40por su discreción y sus secretos. L de Leonor. Y un pájaro. Las piezas empezaban a encajar. Tiene
18:48que ser allí. Dijo Rafael, con una nueva chispa de determinación en sus ojos. Julio encontró algo
18:57allí. Algo que Leonor escondió, y que de alguna manera, está conectado con Úrsula.
19:04Pero, ¿cómo entramos? José Luis jamás nos daría la llave. No necesitamos a José Luis, dijo Rafael.
19:13Necesitamos a alguien que conozca esta casa mejor que nadie. Necesitamos a Luisa.
19:17Y a Alejo. El plan era arriesgado, casi suicida. Implicaba eludir la vigilancia impuesta por el duque,
19:26navegar por los pasillos oscuros de una casa llena de enemigos y entrar en una habitación prohibida.
19:31Pero era su única oportunidad. Rafael encontró la manera de enviar un mensaje a Alejo a través de
19:39uno de los mozos de cuadra que aún le guardaba lealtad. El mensaje era simple. El pájaro de
19:46Leonor. Medianoche en el jardín de las rosas. Tu hermano necesita justicia. Alejo recibió la nota y,
19:55por primera vez desde la muerte de Julio, sintió una oleada de esperanza en lugar de desesperación.
20:01Sabía exactamente a qué se refería Rafael. Cuando eran niños, Julio y él habían descubierto un
20:09pasadizo secreto que conectaba las antiguas cocinas con el ala oeste, cerca de los aposentos de su
20:14bisabuela. Era su refugio secreto. El pájaro de Leonor era la contraseña que usaban. Su hermano
20:22le estaba hablando desde la tumba. Esa noche, mientras una tormenta eléctrica comenzaba a gestarse en el
20:29horizonte, iluminando el cielo con relámpagos silenciosos, cuatro personas se movían por las
20:35sombras de valle salvaje, unidas por un propósito común. Rafael y Adriana salieron de la biblioteca
20:42por una puerta que daba a la terraza, aprovechando el estruendo de un trueno para ocultar el sonido.
20:50Se deslizaron por el jardín, la hierba húmeda por el rocío. Al mismo tiempo, Alejo,
20:56con la ayuda de Luisa, que distrajo al único guardia que vigilaba la casa del servicio, salió
21:01y corrió hacia el punto de encuentro. Se encontraron en el jardín de las rosas,
21:07las flores oscuras y aterciopeladas en la noche. Gracias por venir, dijo Rafael,
21:15estrechando la mano de Alejo. Haría cualquier cosa por Julio, respondió Alejo, su voz firme.
21:21¿Qué has descubierto? Rafael le mostró el pájaro de madera y le contó la historia de Pedrito.
21:30La mención de la L y los aposentos de Leonor hizo que Alejo asintiera con gravedad.
21:35El pasadizo todavía existe. Podemos entrar por ahí. Luisa, ¿puedes asegurarte de que nadie nos
21:44siga y vigilar la puerta del pasillo principal? Luisa, aunque temblaba de miedo, asintió con
21:51valentía. Cuenten conmigo. Por el señorito Julio. Guiados por Alejo, se dirigieron a la parte
21:58trasera de la casa, a una vieja puerta de bodega cubierta de hiedra. Con un chirrido que protestaba
22:06por los años de desuso, Alejo logró abrirla. El aire que salió del interior era frío y olía a
22:13tierra húmeda y a tiempo. El pasadizo era estrecho y oscuro. Tuvieron que usar la luz de sus teléfonos
22:20móviles para avanzar, sus sombras bailando en las paredes de piedra. El silencio era total,
22:28roto solo por el sonido de su propia respiración y el latido de sus corazones.
22:34Después de lo que pareció una eternidad, Alejo se detuvo frente a una sección de la pared que
22:39parecía sólida. Buscó a tientas y presionó un ladrillo suelto. Con un gemido sordo, una parte
22:47de la pared se deslizó hacia un lado, revelando el opulento papel tapiz de un pasillo interior.
22:55Estaban dentro, a pocos metros de la suite de Leonor, mientras tanto, Úrsula no podía dormir.
23:02La imagen del pájaro de madera en la mano de Rafael la atormentaba. Sabía que Julio había
23:08estado investigando, haciendo preguntas sutiles sobre su pasado. Y recordaba haberlo visto salir
23:15del ala oeste, cerca de los aposentos de la matriarca, unos días antes de su muerte.
23:23Una terrible sospecha comenzó a formarse en su mente. Si Julio había encontrado algo allí,
23:28y si de alguna manera había logrado pasarle esa información a Rafael.
23:34Todo su plan, toda su vida cuidadosamente construida, podría derrumbarse, movida por el
23:40pánico, decidió actuar. Se levantó, se vistió de oscuro y salió de su habitación. No iba a permitir
23:49que Rafael y Adriana la destruyeran. Iría a la suite de Leonor ella misma. Forzaría la cerradura
23:56si era necesario. Tenía que encontrar lo que Julio había encontrado y destruirlo para siempre.
24:01En el pasillo del ala oeste, Rafael, Adriana y Alejo llegaron a la puerta de la suite.
24:10Estaba cerrada con una pesada llave de hierro. No podremos forzarla sin hacer ruido. Susurró Alejo.
24:18Rafael volvió a examinar el pájaro de madera. La luz de su teléfono se reflejó en algo en la cola
24:23del pájaro. Una pequeña ranura, con cuidado, usando la uña, tiró de ella. Una pieza de madera
24:31se deslizó, revelando un fino trozo de metal doblado en su interior. No era una llave, sino una
24:40ganzúa, ingeniosamente oculta. Julio lo planeó todo, murmuró Rafael, sintiendo una mezcla de
24:47admiración y una profunda tristeza. Con manos temblorosas pero firmes, Rafael introdujo la
24:54ganzúa en la cerradura. Había aprendido algunas cosas en su turbulento pasado, habilidades que
25:00nunca pensó que usaría para algo tan crucial. Tras unos segundos de tensión, se escuchó un suave
25:08clic. La puerta estaba abierta. Entraron en la habitación y la cerraron tras ellos. El aire estaba
25:15inmóvil, cargado con el perfume de lavanda seca y naftalina. Los muebles estaban cubiertos con sábanas
25:23blancas, como fantasmas esperando en la oscuridad. ¿Qué buscamos exactamente? Preguntó Adriana, su voz
25:31apenas un susurro. No lo sé. Algo que Leonor escondió, algo que delataría a Úrsula. Respondió
25:40Rafael. Comenzaron a buscar, moviéndose con un cuidado exquisito. Revisaron cajones, armarios,
25:50detrás de los cuadros. Alejo, recordando historias sobre su bisabuela, se dirigió a un imponente
25:56escritorio de caoba en una esquina. Sabía que ella era una escritora prolífica de diarios. Mientras
26:03buscaban, Úrsula llegó al final del pasillo. Vio una delgada línea de luz bajo la puerta de la suite
26:12y su sangre se geló. Ya estaban dentro. Con el corazón desbocado, sacó una horquilla de su pelo
26:19y comenzó a trabajar en la cerradura, su mente una vorágine de rabia y miedo. Dentro, Alejo encontró
26:28un compartimento secreto en el escritorio. Dentro, había una caja de música de plata y, debajo de
26:34ella, un pequeño diario encuadernado en cuero con las iniciales L. Agravadas en oro. Lo encontré.
26:43Susurró. Se reunieron a su alrededor mientras Alejo abría el diario. Las páginas estaban llenas
26:50de una caligrafía elegante pero firme. Era el diario personal de Leonor de Aguirre. Ojeó las
26:57páginas hasta llegar a las últimas entradas, fechadas poco antes de su muerte. Y entonces,
27:05leyeron. Leonor escribía sobre una joven enfermera que había contratado para cuidarla
27:10en sus últimos días, una joven encantadora y servicial llamada. Inmaculada. La matriarca,
27:18con su aguda percepción, pronto vio la oscuridad detrás de la sonrisa de la joven.
27:25Escribió sobre pequeñas sumas de dinero que desaparecían, sobre joyas que se perdían.
27:31Pero lo más escalofriante vino después. Leonor comenzó a sentirse cada vez más débil,
27:37de una manera que los médicos no podían explicar. Sospechaba que la enfermera la estaba envenenando
27:44lentamente, con una sustancia derivada de una planta poco común que crecía en los
27:49invernaderos, para acelerar su herencia, ya que la había incluido en su testamento por un capricho de
27:54generosidad. La última entrada era frenética. Inmaculada sabe que sospecho. He visto su verdadera
28:02cara. Es un monstruo. He escrito una confesión detallada y la he escondido. Si muero, que Dios
28:09perdone mi alma y que la justicia encuentre a esta criatura del infierno. Su verdadero nombre no es
28:16inmaculada. La escuché hablar una noche. Se llama, Úrsula. Un jadeo colectivo llenó la habitación.
28:24Úrsula era una asesina. Había matado a la matriarca de la familia años atrás y había regresado
28:30bajo una nueva identidad para repetir la historia, esta vez con Julio, para hacerse con la fortuna de
28:35los Galvez de Aguirre. En ese momento, la cerradura de la puerta hizo otro clic y la puerta se abrió de
28:43golpe. Úrsula estaba allí, su rostro descompuesto por el odio. En su mano, brillaba el metal de un
28:51pesado candelabro. Veo que habéis encontrado los desvaríos de una anciana senil. Siseó, su voz
29:00despojada de toda dulzura. Ese diario no prueba nada. Prueba que eres una asesina, Úrsula. Dijo
29:08Rafael, interponiéndose entre ella y los demás. Mataste a Leonor e intentaste matar a Julio. Julio
29:16fue un accidente. Gritó ella, sus ojos enloquecidos. Un estúpido y débil accidente. Se puso sentimental,
29:25empezó a dudar. Iba a confesarle todo a su padre. No podía permitirlo. Arruinó años de planificación.
29:33La confesión quedó suspendida en el aire, cruda y monstruosa.
29:38¿Y qué hiciste? Preguntó Adriana, su voz temblando de rabia. ¿Lo empujaste? ¿Le diste una dosis final de
29:45tu veneno? No importan los detalles. Escupió Úrsula, avanzando hacia ellos. Lo que importa es que ahora
29:54vosotros sabéis demasiado. Y no voy a ir a la cárcel por culpa de una vieja muerta y un niñato
30:00enamorado. Se abalanzó hacia lejos, que sostenía el diario. Pero Rafael fue más rápido. La interceptó,
30:10agarrando su muñeca. Lucharon, y el candelabro cayó al suelo con un estrépito. Úrsula, con una fuerza
30:18sorprendente, se zafó y corrió hacia la puerta. José Luis. ¡Socorro! Empezó a gritar, cambiando su
30:26rostro al de una víctima aterrorizada. Rafael y Adriana intentan matarme. Están destruyendo la
30:34habitación. Los gritos resonaron por toda la casa. En su despacho, José Luis, sacado de su estupor
30:43alcohólico por el alboroto, se puso en pie de un salto. Agarró un atizador de la chimenea y subió
30:51corriendo las escaleras, con el corazón lleno de una furia justiciera. Llegó al pasillo justo cuando
30:58Úrsula salía corriendo de la habitación, con la ropa rasgada, que ella misma había desgarrado,
31:04y lágrimas de cocodrilo surcando su rostro. José Luis, gracias a Dios. Están locos. Dijeron que yo
31:13maté a Julio y me atacaron. José Luis, al verla en ese estado y luego a Rafael, Adriana y su propio
31:20hijo Alejo saliendo de la habitación prohibida de su abuela, sintió que la sangre le hervía.
31:25La narrativa de Úrsula encajaba perfectamente con su propia convicción. Miserables, rugió,
31:34levantando el atizador.
31:37Os advertí que no os acercarais a mi familia. Primero mi hijo, y ahora esto. Se lanzó hacia
31:44Rafael, con los ojos inyectados en sangre, ciego a todo excepto a su dolor y a la manipulación de
31:50la mujer que tenía al lado. No, padre, espera, gritó Alejo, interponiéndose. Estás cometiendo un
31:58error. Ella es la asesina. Apártate, traidor, le ordenó José Luis, empujándolo a un lado. Pero
32:07Adriana no iba a dejar que Rafael se enfrentara solo a aquella furia ciega. Cogió el diario del
32:14suelo, donde había caído durante la refriega. Lea esto. Duque. Gritó, su voz resonando con una
32:21autoridad inesperada. Deje de escuchar a la serpiente que le susurra al oído y lea la verdad.
32:29Son las palabras de su abuela. Le arrojó el diario. El pequeño libro aterrizó a los pies de José Luis.
32:37Él lo miró, luego a Úrsula, que palideció visiblemente, y de nuevo a Adriana y Rafael.
32:44Por un instante, la duda luchó contra la certeza de su dolor. Es una farsa. Lo han falsificado,
32:52chilló Úrsula, intentando recuperar el control. Pero en ese momento crucial,
32:58otra figura apareció al final del pasillo. Era Victoria, alertada por los gritos.
33:04Y no venía sola. Detrás de ella, caminaba el capitán de la Guardia Civil, un hombre de rostro
33:10severo, y dos de sus agentes. Luisa, al ver la dirección que tomaban los acontecimientos,
33:19había corrido a dar la alarma.
33:22¿Qué está ocurriendo aquí, Duque? Preguntó el capitán, su voz tranquila pero imponente.
33:28Capitán, exclamó Úrsula, corriendo hacia él. Deténgalos, han allanado esta habitación y me
33:36han atacado. Son los asesinos de Julio. El capitán miró a Rafael, luego a José Luis,
33:44que seguía paralizado, con el atizador en la mano y el diario a sus pies.
33:48Rafael, Adriana, dijo el capitán con calma. ¿Tienen algo que decir? Rafael, manteniendo la
33:58calma, dio un paso al frente. Tenemos la verdad, capitán. La verdad sobre la muerte de Julio
34:06Gálvez, y sobre la muerte de doña Leonor de Aguirre. Está todo en ese diario, y en la
34:12confesión que esta mujer acaba de hacernos. El capitán se inclinó y recogió el diario.
34:18Lo abrió, sus ojos recorriendo rápidamente la última página. Levantó la vista, y su mirada se
34:25posó, fría y calculadora, sobre Úrsula. Señora, o señorita, sea quien sea, creo que va a tener que
34:34acompañarnos al cuartel. Tenemos muchas preguntas que hacerle. La máscara de Úrsula se desmoronó por
34:41completo. El terror puro, animal, se apoderó de su rostro. Miró a su alrededor, buscando una vía
34:50de escape, pero los agentes la flanqueaban. Su juego había terminado. En un último acto de
34:57desesperación, se lanzó contra Victoria. Tú, tú siempre lo supiste, siempre me odiaste. Los agentes
35:06la inmovilizaron antes de que pudiera hacer daño. Mientras se la llevaban, gritando y maldiciendo,
35:14una última y escalofriante amenaza salió de sus labios, dirigida a José Luis.
35:21Pagarás por esto, José Luis. Te lo quité todo una vez, y lo haré de nuevo. Te pudrirás solo en esta
35:27casa. Sus gritos se desvanecieron por el pasillo, dejando un silencio denso y pesado a su paso.
35:37José Luis se quedó inmóvil, como una estatua de granito. El atizador cayó de su mano, resonando
35:43en el suelo de mármol. Miró el diario, ahora en manos del capitán, miró los rostros de Rafael y
35:51Adriana, llenos de una tristeza agotada, y miró a su hijo Alejo, que lo observaba con una mezcla de
35:57miedo y reproche. Y por primera vez, el velo de la ira se rasgó, revelando el abismo de un error
36:04terrible. Se dio cuenta de que su dolor, tan grande y tan real, lo había convertido en un títere en manos
36:12de un monstruo. Había acusado a los inocentes. Había desterrado a su propio hijo. Había estado a punto
36:20de cometer una atrocidad irreparable. Una única lágrima, caliente y pesada, rodó por su mejilla.
36:29No dijo nada, simplemente se dio la vuelta y caminó lentamente hacia su despacho, cada paso el de un
36:34hombre que acaba de comprender la verdadera profundidad de su pérdida y de su fracaso.
36:41Victoria se acercó a Rafael y Adriana. No sé cómo daros las gracias. Habéis salvado a esta familia de
36:47destruirse por completo. Solo queríamos justicia para Julio, dijo Rafael en voz baja. El capitán,
36:55después de dar unas órdenes a sus hombres, se volvió hacia ellos. El diario de Doña Leonor,
37:03junto con vuestro testimonio y el de su hijo, será crucial. Pero el informe forense preliminar de Julio
37:10ya apuntaba a algo extraño. Una sustancia no identificada en su organismo. Ahora sabemos qué
37:18buscar. Se hará justicia. La noche terminó. El amanecer llegó, no con la crueldad indiferente
37:24del día anterior, sino con una luz suave, casi tímida, que parecía prometer una limpieza, un nuevo
37:30comienzo. Rafael y Adriana estaban en la terraza, viendo cómo el sol ascendía sobre el valle. El
37:40agotamiento era inmenso, pero por primera vez en días, el aire que respiraban no parecía envenenado.
37:47La culpa que había atenazado a Rafael había sido reemplazada por una pena clara y pura por su amigo,
37:53una pena que ahora podía empezar a sanar. Adriana se apoyó en él, y él la rodeó con su brazo. Habían
38:02enfrentado la tormenta juntos y habían salido al otro lado, no ilesos, pero sí más fuertes,
38:08su vínculo forjado en el fuego de la adversidad. Alejo se unió a ellos. Había una nueva madurez en
38:16su mirada. Mi padre quiere veros. A los dos, se miraron, una chispa de incertidumbre. Siguieron
38:24a Alejo hasta la biblioteca. José Luis estaba de pie junto a la ventana, de espaldas a ellos. Cuando
38:32se giró, su rostro era el de un hombre devastado, pero la furia había desaparecido, reemplazada por
38:39una profunda y amarga pesadumbre. No hay palabras, comenzó, su voz ronca, que puedan expresar la
38:47magnitud de mi error. O la profundidad de mi vergüenza. Os hace use con acento agudo. Os
38:54amenacé, y todo el tiempo, la asesina de mi hijo estaba a mi lado, consolándome. Hizo una pausa,
39:02tragando saliva con dificultad. Salvasteis a Julio de sus garras una vez. Y ahora, habéis salvado su
39:09memoria. Habéis traído la verdad a esta casa de mentiras. Miró a Rafael directamente a los ojos.
39:16Te juzgué mal, Rafael, desde el principio. Veía en ti una amenaza, cuando en realidad eras el aliado
39:24más leal que mi hijo podría haber tenido. Te pido, te pido perdón. La disculpa, viniendo de un hombre
39:33tan orgulloso, fue tan impactante como un trueno. Rafael asintió, aceptando no solo las palabras,
39:42sino el dolor que las impulsaba. Todos queríamos a Julio, Duque. Eso es lo único que importa ahora.
39:50José Luis luego se giró hacia su otro hijo. Alejo. Te fallé, te di la espalda cuando más me
39:58necesitabas. Cuando más necesitabas a tu padre. ¿Podrás perdonarme algún día? Alejo, con los ojos
40:06llorosos, dio un paso adelante. Eres mi padre, ya te he perdonado. Padre e hijo se abrazaron. Un
40:16abrazo torpe, cargado de años de distancia y un dolor reciente, pero un abrazo que prometía ser
40:22el primer paso hacia la reconstrucción de su relación rota. La casa grande ya no se sentía
40:28como una prisión. El luto seguía allí, una herida que tardaría en cicatrizar, pero ya no era un luto
40:34contaminado por la mentira y el odio. Era el duelo honesto por un joven perdido demasiado pronto. Más
40:43tarde, Rafael y Adriana caminaron por los viñedos, la tierra de valle salvaje extendiéndose ante ellos,
40:49vibrante y llena de vida. El futuro era incierto. La familia Galvez de Aguirre estaba rota, y su
40:57reconstrucción sería un proceso largo y doloroso. Pero ellos dos estaban enteros. Juntos. El pájaro
41:05canta donde nacen los secretos. Dijo Adriana, sonriendo levemente. Julio era más poeta de lo
41:13que pensábamos. Era más valiente de lo que nadie, incluido él mismo, creía. Añadió Rafael.
41:22Se aseguró de que la verdad saliera a la luz, incluso si él no podía estar aquí para verla.
41:26Se detuvieron, y Rafael se giró para mirarla. La luz del sol iluminaba su rostro, y vio en sus ojos
41:35no solo amor, sino una fuerza inquebrantable que había sido su ancla en la oscuridad.
41:42Gracias, Adriana, dijo, su voz llena de una emoción que iba más allá de la gratitud.
41:48Por creer en mí, incluso cuando yo no lo hacía. Siempre, respondió ella, tomando su rostro entre
41:56sus manos. Siempre, y allí, entre las viñas que prometían una nueva cosecha, bajo el cielo limpio
42:05de un nuevo día, se besaron. No era un beso de final feliz de cuento de hadas, sino uno real,
42:12forjado en el dolor y la lealtad, un beso que sellaba a una promesa. La promesa de que,
42:20sin importar las tormentas que vinieran, se enfrentarían a ellas juntos.
42:27Nada volvería a ser igual para Adriana y Rafael, era cierto. Sería mejor, porque habían mirado a
42:33la oscuridad más profunda a los ojos y habían elegido la luz. Y en Valle Salvaje, después de
42:40una larga y terrible noche, la luz, por fin, comenzaba a ganar.

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