En el interior, el Amalfi adopta una disposición de cabina doble que envuelve al conductor y al pasajero en dos células unidas visualmente por el salpicadero, los paneles de las puertas y el túnel central. El efecto crisálida se acentúa con una superficie facetada que interrumpe la simetría y realza la pantalla táctil central, creando una interacción formal entre los dos ocupantes. El diseño interior se ha simplificado para lograr un lenguaje limpio y contemporáneo, con un amplio uso de materiales de primera calidad y soluciones tecnológicas integradas.
Por primera vez, el salpicadero presenta una disposición monolítica en la que el panel de instrumentos y las salidas de aire se funden en un único bloque, mientras que el túnel central de aluminio anodizado fresado a partir de palanquilla, suspendido y esculpido, alberga elementos funcionales como el portón, la ranura para la llave, la carga inalámbrica y los mandos secundarios. Los tiradores de los paneles de las puertas se integran en formas de vela que definen las dos células delanteras, mientras que los altavoces se ocultan tras superficies de aluminio perforado, contribuyendo a una estética refinada y técnica.