El bar de Karmele es hoy más que nunca el punto de encuentro en Orduña. Recuerdan a Iván sin acabar de creerse lo ocurrido. Encarna le vio nacer, siguió su carrera y hoy llora su pérdida. Sociable y cariñoso, se atrevió con todo, pero su votación la tenía clara. En el club taurino la noticia ha corrido como un jarro de agua fría. Ha sabido cómo nada ganarse a su pueblo y demostrar que la tauromaquia no entiende de ideologías. Fue chupinero en la fiestas de 2015, disponible para lo que Orduña necesitara. Iván Fandiño descansa ya entre los más grandes.
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