Un hombre fue atropellado por un tren en Turquía, murió y había donado sus órganos. Unos órganos que han sido trasplantados a dos receptores.  Los médicos recibían los dos brazos, una pierna y la cara de la víctima. Mientras, Ahmet, uno de los receptores, esperaba ansioso en el hospital. Recibiría las tres extremidades que perdió a los 11 años por una descarga eléctrica. Si todo salía bien, volvería a firmar con sus manos, y lo que más deseaba, tocar a sus hijos. Pero aunque la operación fue un éxito, el postoperatorio no ha ido bien. El paciente tenía un problema de circulación y han tenido que amputarle de nuevo la pierna. Mejor suerte parece que ha tenido el otro receptor, un joven que a sus 19 años su rostro quemado ha sido sustituido sin complicaciones. Ahora el equipo médico, donde han participado casi 30 personas, sigue muy pendiente la evolución de los dos receptores.
