Arena, millones de kilos de arena, un abrasador sol y solidaridad y mucho apoyo entre los participantes, de lo contrario habría sido imposible superar el recorrido del Panda Raid en su cuarta etapa. Muchos se las prometían muy felices porque eran "solo" 166 kilómetros, pero hoy más que nunca el Panda Raid recordaba a unas de las grandes etapas del legendario París-Dakar africano. Desde el helicóptero, los cámaras y los responsables de la organización no daban crédito al casi dantesco espectáculo que acontecía en tierra. En distintas zonas había no menos de cien coches atascados en la arena. Un largo oued, un rio seco, con no menos de diez kilómetros de distancia fue la trampa terrible que engulló a buena parte de los participantes. Todos intentaban escapar, pero la blanda y traicionera arena era una trampa cruel que una y otra vez atrapaba a los menos expertos, y en ocasiones a los más veteranos también.