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  • 12/12/2012
El 13 de septiembre de 1848 una barra de hierro atravesó la cabeza de Phineas Gage a la velocidad de una bala. La vara, de 2,5 centímetros de grosor y 6 kilos de peso, entró por debajo de la mandíbula y salió por la parte superior del cráneo aterrizando 25 metros más allá. Pocos minutos después, Gage, con varios huesos del cráneo rotos, medio ojo fuera de la órbita y los brazos quemados, estaba totalmente consciente y relataba el accidente con lucidez. Más de 150 años después de su muerte, el cráneo de Gage ha sido objeto de uno de los análisis más sofisticados del mundo. Un equipo de investigadores de EEUU ha reconstruido la trayectoria que siguió la barra de hierro aquel 13 de septiembre y ha reproducido el daño que hizo a las conexiones cerebrales de Gage para intentar explicar los efectos del accidente. Los resultados señalan que el ferroviario perdió en torno al 10% de su sustancia blanca.

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Aprendizaje

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