La hipergrafía, ese término médico que define el irrefrenable deseo de escribir, tiene como una de sus causas mejor comprendidas la epilepsia del lóbulo temporal. Aunque no siempre, ni siquiera por lo general, crea escritores talentosos. Lo que puede crear es escritores extraordinariamente motivados. En la década de 1970 los neurólogos Stephen Waxman y Norman Geschwind describieron a varios de tales pacientes. Sus descubrimientos generaron gran revuelo porque en aquel entonces sólo existían unos cuantos ejemplos de cambios cerebrales bien definidos que produjeran alteraciones en aspectos complejos de la personalidad. Los científicos sólo son felices cuando pueden asignar cifras al fenómeno que están estudiando, y los investigadores pronto inventaron un modo sencillo de hacerlo con la hipergrafía. Enviaron una carta breve a sus pacientes con epilepsia, pidiéndoles que describieran su estado de salud. La respuesta promedio de pacientes sin hipergrafía tenía setenta y ocho palabras.
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