Las dietas bajas en grasa, predican los expertos de la medicina ortodoxa, han estado asociadas con buena salud y longevidad en todo el mundo desde el principio de los tiempos. La investigación de la fundación Weston Price demuestra, sin embargo, lo contrario. De los esquimales de Alaska a los robustos montañeses de los Alpes, del pueblo celta a los integrantes de las tribus africanas, el doctor Price descubrió que la grasa abundaba en la dieta de toda la gente indígena que gozaba de excelente salud. Cuando el doctor Price se embarcó en sus viajes alrededor del mundo en los años 30 todavía se podían encontrar esos grupos neolíticos. Pero nadie, por supuesto, puede visitar a nuestros ancestros del paleolítico, los llamados hombres de las cavernas. La carencia de evidencia directa de nuestros ancestros cazadores-recolectores, que por definición ni cultivaban la tierra ni practicaban la ganadería, permite conjeturas sin fin sobre las características de su dieta.
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