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  • hace 15 años
En 1993, Cynthia Kenyon encontró que un cambio en un solo gen llamado daf-2, hacía duplicar la longevidad de los gusanos C. Elegans. Este hallazgo llevó a la comprensión de que la duración de la vida es regulada por genes y resulta por consiguiente modificable, en lugar de ser siempre el resultado inevitable del desgaste del cuerpo. El descubrimiento se ha confirmado en otros animales, como los ratones. La nueva investigación, llevada a cabo por Kenyon y Julie Pinkston, de la Universidad de California en San Francisco, resulta muy prometedora. Un punto de vista muy extendido es que cualquier mecanismo que retarde el envejecimiento estimularía probablemente el desarrollo de tumores.

Categoría

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Aprendizaje
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