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Valle Salvaje CapíTulo 279
Transcript
00:00Irene y Leonardo. Una boda forzada por el miedo. El próximo capítulo de Valle Salvaje promete
00:07emociones intensas y decisiones desesperadas. Irene se ve acorralada por la amenaza de su
00:15padre, Don Hernando, y acepta casarse con Leonardo para evitar una catástrofe familiar.
00:23Mientras tanto, Leonardo planea huir con Bárbara antes de que sea demasiado tarde,
00:27pero un giro inesperado pondrá sus vidas en peligro.
00:33En la casa grande, Mercedes intenta sellar la paz con Victoria, quien, incapaz de controlar su orgullo,
00:41desata su furia contra los criados. Entre alianzas frágiles, chantajes y secretos,
00:49una noche marcada por un robo, una traición y una ausencia cambiará el destino de todos los
00:54habitantes del valle. ¿Hasta dónde llegará Irene para proteger a los suyos? ¿Y qué ocurrirá cuando
01:02el amor y el miedo se enfrenten cara a cara? El aire en la casa grande seguía cargado con la
01:09tensión de la víspera, un miasma invisible pero palpable que se adhería a los pesados
01:14cortinajes de terciopelo y a la madera oscura y centenaria de los muebles.
01:17Adriana, pálida como un lirio recién cortado, reposaba finalmente con los ojos cerrados en su
01:26alcoba. El desvanecimiento la había dejado exhausta, un cascarón frágil vaciado de fuerzas,
01:35pero el médico había asegurado que su corazón, aunque agitado por la conmoción, seguía latiendo
01:40con firmeza. A su lado, velando su sueño con una devoción que rayaba en la ferocidad,
01:48se encontraba José Luis. No se había movido de allí en horas, observando el suave subir y bajar
01:56de su pecho, y cada vez que sus ojos se desviaban hacia la puerta, su mandíbula se tensaba hasta el
02:02dolor. En su mente, una única imagen ardía con la furia de un hierro candente. El rostro de
02:11Victoria salcedo, impávido y frío, mientras Adriana se desplomaba. No necesitaba pruebas ni
02:19confesiones. Conocía la maldad de Victoria, la había respirado y padecido. Sabía que sus palabras,
02:28afiladas como dagas, habían sido la causa directa del colapso de Adriana.
02:35La impotencia era un veneno que le recorría las venas, un fuego lento que le consumía por dentro.
02:43¿De qué servía ser el dueño de todo aquello? ¿De ostentar un título y un poder que otros
02:48anhelaban? Si no podía proteger a la mujer que amaba de las serpientes que anidaban bajo su propio
02:54techo. Abajo, en el gran salón, Victoria no sentía el más mínimo atisbo de remordimiento.
03:04La culpa era una moneda devaluada en su mundo, una debilidad que no podía permitirse.
03:12Su ira, sin embargo, era un volcán activo que necesitaba una vía de escape. Al enterarse por el
03:19murmullo de dos doncellas asustadas de que Isabel, esa advenediza con ínfulas de santa,
03:24había tenido el atrevimiento de aconsejar a Martín que abandonara el valle. Sintió como la sangre le
03:30hervía en las sienes. Martín, su peón, su herramienta, el instrumento de sus planes. ¿Y ahora
03:39esa mujerzuela pretendía arrebatárselo?
03:41Con pasos rápidos y decididos, que resonaban como sentencias de muerte sobre el mármol pulido,
03:49irrumpió en la zona de servicio.
03:53Su mirada barrió la cocina, donde los criados se afanaban en sus tareas matutinas,
03:58y el silencio cayó como una guillotina.
04:01¿Quién de vosotras ha estado cuchicheando sobre la señora Isabel y Martín? Su voz era
04:09un siseo gélido, cada palabra un latigazo. Dos jóvenes doncellas se encogieron, sus rostros
04:18perdiendo todo color. Señora, nosotras solo. Silencio, bramó Victoria, golpeando la mesa de
04:27roble con la palma de la mano. La vajilla tembló.
04:32En esta casa se trabaja, no se conspira. Sois una panda de inútiles y cotillas.
04:38Y tú, dijo, señalando a una de ellas, la más joven y asustadiza, recoge tus cosas.
04:46No quiero volver a ver tu estúpida cara en mi vida. Estás despedida. La muchacha ahogó
04:52un sollozo, mientras las demás bajaban la vista, aterrorizadas. Victoria saboreó su
05:00miedo. Era un pequeño bálsamo para su orgullo herido, una ínfima compensación por la humillación
05:05que sentía bullir en su interior. Desquitarse con los débiles era un placer mezquino, pero
05:13un placer al fin y al cabo. Mientras tanto, lejos del veneno que destilaba
05:20la casa grande, Leonardo de Guzmán buscaba a Bárbara con la urgencia de un hombre acorralado.
05:28La encontró en el pequeño jardín trasero de su casa, cuidando de unas rosas que parecían
05:34tan frágiles y hermosas como ella.
05:35El sol de la mañana se filtraba entre las hojas, dibujando patrones de luz y sombra sobre
05:44su rostro pensativo.
05:48Bárbara, tenemos que irnos. Dijo él sin preámbulos, su voz un susurro apremiante.
05:57Agarró sus manos con fuerza, y ella notó el temblor que la sacudía. Esta misma noche.
06:02Ahora, antes de que sea demasiado tarde, Bárbara levantó la vista. Sus ojos, de un
06:10profundo color miel, reflejaban una calma que contrastaba violentamente con la desesperación
06:15de Leonardo.
06:19Retiró sus manos con suavidad, un gesto que a él se le antojó una dolorosa bofetada.
06:23Leonardo, ya hemos hablado de esto. Respondió ella, su tono era mesurado, casi maternal.
06:35No podemos huir como ladrones en la noche. ¿A dónde iríamos? ¿Con qué viviríamos?
06:41Esto es una locura.
06:42La locura es quedarnos aquí. Replicó él, pasándose las manos por el pelo con desesperación.
06:52Mi padre, Victoria, no entiendes el peligro que corremos. Creen que soy débil, un títere
06:58que pueden manejar a su antojo.
07:00Si nos vamos, si desaparecemos, les demostraremos que se equivocan. Podremos empezar de cero,
07:09en otro lugar, donde nadie nos conozca y nuestros nombres no signifiquen nada.
07:13Un lugar donde solo seamos tú y yo. La visión era tentadora. Por un instante,
07:22Bárbara se permitió soñarla. Una vida sencilla, lejos de las intrigas, de los odios familiares,
07:29del peso de los apellidos. Pero la realidad era un ancla que la mantenía firmemente amarrada
07:36a aquel valle. No seas infantil, Leonardo, dijo ella, y la dureza en su voz lo hirió profundamente.
07:43La huida no es una solución, es una cobardía. Y yo no soy una cobarde. Debes enfrentarte a tu
07:52padre, a Victoria. Debes reclamar lo que es tuyo, tu lugar. Solo entonces podremos estar juntos sin
08:00tener que escondernos. Y mientras tanto, mientras tanto, ¿qué, Bárbara? Debo sentarme a esperar a
08:09que decidan mi destino por mí. Mi padre me presiona, Irene. Olvida a Irene. Le interrumpió
08:18ella, con un destello de celos en la mirada. Ella es solo una pieza más en su tablero.
08:25La importante aquí soy yo, y te digo que te quedes. Lucha, y yo lucharé a tu lado.
08:31Pero no huiré. Una vez más, como tantas otras veces, Leonardo se sintió desarmado ante su férrea
08:40voluntad. Su pasión por ella era una mezcla de adoración y frustración. La amaba por su fuerza,
08:49pero en momentos como aquel, odiaba esa misma fuerza que le impedía protegerla como él creía
08:54que debía hacerlo, llevándosela lejos de todo y de todos. Derrotado, asintió en silencio,
09:03sintiendo cómo la soga que rodeaba su cuello se apretaba un poco más.
09:10De vuelta en la casa grande, la llegada de un carruaje anunció una visita inesperada.
09:14José Luis, que había bajado a por un vaso de agua, vio con sorpresa cómo Mercedes descendía de él,
09:24erguida y elegante, con una expresión de serena determinación en el rostro.
09:31Mercedes, ¿qué haces aquí? Preguntó él, acercándose a recibirla.
09:36He venido a ver a Victoria. Respondió ella, su voz firme no admitía réplica.
09:40Es hora de poner fin a esta guerra sin sentido, José Luis. Por el bien de todos. Él la miró con
09:50una mezcla de admiración y escepticismo. Admiraba su valor, su inteligencia, su incansable
09:58búsqueda de la paz. Pero conocía a Victoria. Intentar razonar con ella era como intentar
10:06apagar un incendio con gasolina. Es inútil, Mercedes.
10:12No te escuchará. Su corazón está lleno de odio. Quizás, concedió ella. Pero en este momento,
10:19su posición es más débil de lo que cree.
10:23Y lo sabe, la situación con el duque. No puede permitirse tener más frentes abiertos.
10:29Mercedes le dedicó una mirada significativa. Y por eso he venido. Para ofrecerle una tregua.
10:40Una paz sellada entre nuestras casas. Juntos, subieron al salón donde Victoria los esperaba.
10:47Al verlos entrar, su rostro se contrajo en una mueca de desprecio.
10:51Vaya, vaya. La pareja de salvadores. Dijo con sarcasmo.
10:58¿A qué debo el dudoso honor de vuestra visita? ¿Habéis venido a regodearos de la situación de Adriana?
11:06Hemos venido a proponerte la paz, Victoria. Dijo Mercedes, ignorando la provocación.
11:12Su calma era un escudo impenetrable. Se sentó frente a ella, adoptando una postura de igual a igual,
11:21y extendió una mano sobre la mesa que las separaba.
11:27Un pacto, un acuerdo para que nuestras familias dejen de destruirse mutuamente.
11:31Los de Guzmán, los Salcedo, los Galvez de Aguirre.
11:34Todos hemos perdido demasiado. Es hora de detener esta sangría.
11:42La propuesta quedó flotando en el aire, cargada de historia, de rencor y de una frágil esperanza.
11:50José Luis observaba la escena en silencio, conteniendo la respiración.
11:54Podía ver la tormenta desatándose en los ojos de Victoria.
11:57El orgullo herido luchando contra el cálculo frío y pragmático.
12:01Sabía que Mercedes tenía razón. Victoria estaba acorralada.
12:08Negarse a ese pacto ahora, con la sombra del duque cerniéndose sobre ella, sería un suicidio político y social.
12:17La humillación de tener que aceptar la ayuda de sus enemigos era inmensa,
12:21pero el miedo a las consecuencias de un rechazo era aún mayor.
12:24Victoria apartó la mirada de la mano extendida de Mercedes, un gesto de profundo desdén.
12:35Pero sus siguientes palabras fueron una capitulación.
12:38Está bien. Masculló entre dientes, la palabra arañando su garganta al salir.
12:43Acepto, pero que quede claro que esto no lo hago por vosotros, lo hago por mí.
12:51El alivio que sintió José Luis fue inmenso, aunque sabía que aquella paz era tan frágil como el cristal.
13:00Era un primer paso, un resquicio de luz en una oscuridad que había parecido eterna.
13:04Sin embargo, no todos compartían ese precario optimismo.
13:12En la casa pequeña, el ambiente era sombrío.
13:17La despensa estaba casi vacía, y el murmullo de preocupación crecía entre los trabajadores.
13:26Alejo, con el rostro surcado por la preocupación, revisaba los últimos sacos de harina con un gesto de impotencia.
13:34La noticia del pacto, traída por un mensajero de Mercedes, no hizo más que aumentar su escepticismo.
13:44Un pacto con los Alcedo, dijo con amargura cuando Mercedes regresó y le explicó la situación.
13:52¿Y se supone que debemos fiarnos de la palabra de esa víbora?
13:57Mercedes, por favor, no seas ingenua.
13:59En cuanto pueda, nos clavará un puñal por la espalda.
14:05No soy ingenua, Alejo, replicó ella con paciencia.
14:12Sé perfectamente quién es Victoria, pero ahora mismo, este acuerdo nos beneficia.
14:20José Luis me ha dado su palabra de que nos ayudará a reabastecer la casa pequeña.
14:24Su apoyo es nuestra mejor baza.
14:29El apoyo de un hombre que comparte techo con nuestro verdugo.
14:32Murmuró Alejo, incapaz de sacudirse la desconfianza.
14:39Su corazón, además, estaba herido por otra causa, una más personal y dolorosa.
14:44Más tarde, encontró a Luisa en el patio, con la mirada perdida en el horizonte.
14:48La tensión entre ellos era un abismo que se hacía más profundo con cada día que pasaba.
15:00Luisa, dijo él, su voz más áspera de lo que pretendía.
15:04Tenemos que hablar.
15:06Ella se sobresaltó, como si la hubieran despertado de un mal sueño.
15:12Sus ojos reflejaban una culpabilidad que no hizo más que avivar el dolor de Alejo.
15:18Alejo, yo, no, déjame hablar a mí, la cortó él.
15:24Te he visto con Tomás, he visto cómo te mira, cómo le hablas.
15:30No soy ciego, Luisa, y no soy estúpido, ¿qué hay entre vosotros?
15:35No hay nada, mintió ella, pero su voz tembló, traicionándola.
15:39Tomás es solo, un amigo, me está ayudando, ayudando, ¿ayudando a qué, a destrozar lo poco que nos quedaba?
15:49La voz de Alejo se quebró.
15:53Yo confiaba en ti, Luisa, te abrí mi corazón, un corazón que ya estaba roto en mil pedazos.
15:59Y tú lo has pisoteado, no es verdad, sollozó ella, las lágrimas brotando de sus ojos.
16:10Yo te quiero, Alejo, de verdad que te quiero, pero todo es tan complicado.
16:15Lo único complicado aquí es la red de mentiras que estás tejiendo.
16:19Sentenció él, con una frialdad que la dejó helada.
16:21Ya no sé qué creer de lo que sale de tu boca.
16:27La herida que has abierto, no sé si algún día podrá cerrarse.
16:34Se dio media vuelta y se marchó, dejándola sola con sus lágrimas y su culpa.
16:39Y la culpa era una bestia pesada, porque sabía que Alejo tenía razón.
16:43No solo le estaba mintiendo sobre sus sentimientos, sino que se había convertido en cómplice de los oscuros planes de Tomás.
16:55Mientras tanto, la presión sobre Irene Galvez de Aguirre había alcanzado un punto insostenible.
17:03Su padre, don Hernando, la había convocado a su despacho, un lugar que siempre le había infundido un temor reverencial.
17:13El aire olía a cuero viejo, a tabaco rancio y a autoridad incuestionable.
17:18Irene, siéntate, ordenó él, sin levantar la vista de unos papeles que tenía sobre la mesa.
17:27Su tono no dejaba lugar a la desobediencia.
17:30Ella obedeció, sintiendo cómo sus manos empezaban a sudar.
17:36El silencio se alargó, pesado y ominoso.
17:38Finalmente, don Hernando levantó la cabeza, y sus ojos, fríos como el acero, se clavaron en los de su hija.
17:48He sido informado de que Bárbara sigue viéndose con Leonardo de Guzmán.
17:52Dijo, su voz era un murmullo peligroso.
17:54Te pedí, te ordené, que intervinieras, que la convencieras de alejarse de ese hombre.
18:06¿Lo has hecho?
18:07Padre, yo he hablado con ella, pero...
18:09Bárbara es cerca.
18:11No me escucha.
18:15Dice que lo ama, el amor.
18:17Escupió don Hernando con desprecio.
18:19El amor es un lujo para campesinos y poetas, no para nosotros.
18:26Nosotros tenemos un apellido, un honor que mantener.
18:29¿Acaso no lo entiendes?
18:30Los de Guzmán no perdonan, Irene.
18:35No perdonan una afrenta como esta.
18:37Si esa relación continúa, no solo Bárbara pagará las consecuencias.
18:41Toda nuestra familia estará en peligro.
18:46Nuestra reputación, nuestros negocios.
18:49Todo por lo que he luchado durante toda mi vida podría venirse abajo por el capricho de una niña estúpida.
18:57¿Qué quieres que haga, padre?
18:59No puedo obligarla.
19:00Sí que puedes.
19:01Rugió él, poniéndose en pie de un salto.
19:04Su sombra se proyectó sobre ella, agigantada y amenazante.
19:11Tienes una forma de detener todo esto.
19:16Una forma de asegurar nuestro futuro y de poner fin a esta humillación.
19:20Irene lo miró, el pánico empezando a atenazarle la garganta.
19:27Sabía lo que iba a decir.
19:29Llevaba días temiéndolo, sintiéndolo cernirse sobre ella como un ave de rapiña.
19:34Leonardo de Guzmán ha pedido tu mano en matrimonio.
19:39Continuó don Hernando, su voz ahora más baja, pero infinitamente más peligrosa.
19:47¿Y vas a aceptar?
19:48No, susurró Irene, el aire abandonando sus pulmones.
19:53No, padre, por favor.
19:54Cualquier cosa menos eso, no lo amo, le tengo miedo.
20:00Tus sentimientos no importan, exclamó él, fuera de sí.
20:07¿Crees que a mí me importan tus miedos infantiles cuando el honor de los Galvez de Aguirre está en juego?
20:12Ya sufrimos una humillación pública por tu culpa, cuando rompiste tu anterior compromiso.
20:17No permitiré que vuelva a suceder.
20:22No resistiremos otro escándalo.
20:24Esta vez harás lo que se te ordena.
20:28Se inclinó sobre ella, su rostro a escasos centímetros del suyo.
20:32Irene podía oler el tabaco en su aliento, ver la determinación fanática en sus ojos.
20:37Escúchame bien, Irene, o te casas con Leonardo, o consideraré que has traicionado a tu familia.
20:49Y las consecuencias serán terribles.
20:51Para ti, para Bárbara, para todos nosotros.
20:54Nos arrastrarás a la ruina.
20:59¿Es eso lo que quieres?
21:00¿Cargar con esa culpa por el resto de tu miserable vida?
21:03Las lágrimas corrían por las mejillas de Irene.
21:09Se sentía atrapada en una jaula sin barrotes.
21:11Una jaula hecha de deber, honor y miedo.
21:17Miró a su padre, al hombre que debía protegerla, y solo vio a un carcelero.
21:22Su voluntad se desmoronó, hecha añicos bajo el peso de aquella amenaza insoportable.
21:26Está bien.
21:31Dijo con un hilo de voz, la palabra un veneno en sus labios.
21:35Lo haré.
21:38Acepto.
21:39Don Hernando se enderezó.
21:41Una sonrisa de triunfo apenas disimulada curvando sus labios.
21:47Sabía que entrarías en razón.
21:49Eres una Galvez de Aguile.
21:50Después de todo, el deber siempre prevalece.
21:53Salió del despacho, dejándola sola, ahogándose en su propia desesperación.
22:01El sí que acababa de pronunciar no era una aceptación, era una sentencia.
22:09Una cadena perpetua al lado de un hombre al que detestaba.
22:12Un sacrificio en el altar del orgullo de su padre.
22:18Su destino acababa de ser sellado, y sentía el frío del hierro marcando su piel.
22:22La desesperación también consumía a Matilde.
22:28La situación de su hijo Martín, atrapado en las garras de Victoria, la mantenía en
22:33un estado de angustia constante.
22:36Al ver que sus propias súplicas no servían de nada, decidió recurrir a la única persona
22:42que parecía tener algo de poder y compasión, Mercedes.
22:45La encontró en la casa pequeña, supervisando el reparto de las escasas provisiones que quedaban.
22:56Señora Mercedes, dijo Matilde, su voz temblorosa y llena de urgencia.
23:01Tiene que ayudarme.
23:02Mi Martín, la señora Victoria no lo deja en paz.
23:08Lo utiliza, lo manipula.
23:10Tengo miedo de lo que pueda obligarle a hacer.
23:15Mercedes la escuchó con atención, su corazón encogiéndose ante el dolor de aquella madre.
23:20Antes, no habría dudado en intervenir, en enfrentarse a Victoria directamente.
23:28Pero ahora, las cosas habían cambiado.
23:33Matilde, lo siento muchísimo.
23:35Dijo con genuina aflicción.
23:37Comprendo tu angustia.
23:39Pero, acabo de firmar un pacto de no agresión con Victoria.
23:42Mis manos están atadas.
23:46Una intervención directa contra ella ahora mismo rompería el acuerdo
23:50y pondría en peligro todo lo que hemos logrado.
23:55Sería una declaración de guerra, y no estamos en condiciones de librarla.
23:59¿Entonces no va a hacer nada?
24:01Preguntó Matilde, la esperanza muriendo en sus ojos.
24:07Va a dejar que esa mujer destruya a mi hijo.
24:10No he dicho eso.
24:10Se apresuró a aclarar Mercedes.
24:16Dije que no puedo intervenir directamente.
24:18Pero buscaré otra manera.
24:20Te doy mi palabra de que no dejaré a Martín a su suerte.
24:26Encontraré una forma de ayudarlo sin que Victoria pueda acusarnos de romper el pacto.
24:33Confía en mí.
24:34Matilde asintió.
24:36Aunque el consuelo que le ofrecían aquellas palabras era escaso.
24:40La promesa de una ayuda futura era un bálsamo débil para una herida que sangraba en el presente.
24:47Mientras la noche caía sobre el valle, envolviéndolo en su manto de sombras y secretos, Tomás veía en la inminente cena familiar en casa de los Galvez de Aguirre la oportunidad perfecta para ejecutar su plan.
25:01La noticia del compromiso entre Irene y Leonardo se había extendido como la pólvora y don Hernando, exultante, había organizado una cena para celebrarlo.
25:13Una celebración que para Irene era un funeral.
25:19Tomás abordó a Luisa cerca de los establos.
25:24Su sonrisa era encantadora.
25:26Pero sus ojos brillaban con una codicia fría.
25:29Luisa, mi amor, esta noche es la noche.
25:32Dijo, tomándola de las manos.
25:33Todo está preparado.
25:38Durante la cena, todos estarán en el comedor, distraídos, celebrando el feliz acontecimiento.
25:47Don Hernando no se separará de su hija y su futuro yerno.
25:51Es el momento perfecto.
25:52No sé, Tomás.
25:57Vaciló ella, el miedo retorciéndole las entrañas.
26:00Es demasiado arriesgado.
26:04Si nos descubren, no nos descubrirán.
26:07La tranquilizó él, acariciándole la mejilla.
26:13Y tú eres la clave de todo.
26:15Necesito que estés allí, en el salón, cerca del comedor.
26:18Si alguien sale, si parece que el plan puede torcerse, solo tienes que crear una distracción.
26:29Deja caer una bandeja, fíngete un mareo, cualquier cosa que me dé los segundos que necesito para desaparecer.
26:38Eres inteligente, sabrás qué hacer, y qué es lo que vas a robar.
26:42Nunca me lo has dicho.
26:46Algo de inmenso valor.
26:47Respondió él, esquivo.
26:49Algo que nos permitirá empezar una nueva vida, lejos de aquí.
26:56Una vida juntos, Luisa.
26:58Tú y yo, ¿no es eso lo que quieres?
27:00La besó, y en el sabor de sus labios, Luisa sintió una mezcla de pasión y veneno.
27:08La promesa de un futuro con él era la única luz que la guiaba en la oscuridad de su conciencia.
27:12El recuerdo del rostro herido de Alejo la atormentaba, pero el poder de seducción de Tomás era más fuerte.
27:22Lo haré, dijo finalmente, sellando su destino con aquellas dos palabras.
27:30La hora de la cena llegó.
27:31La mesa en el comedor de los Galvez de Aguirre estaba dispuesta con una elegancia fúnebre.
27:38Candelabros de plata arrojaban una luz temblorosa sobre la porcelana fina y las copas de cristal.
27:50Don Hernando presidía la mesa, con una expresión de satisfacción que no lograba ocultar la tensión subyacente.
27:56A su lado, Irene parecía una estatua de mármol, hermosa y rota.
28:04Apenas había probado bocado, su mirada fija en un punto vacío de la pared.
28:11Leonardo, sentado frente a ella, intentaba mantener una apariencia de normalidad,
28:16pero sus ojos se desviaban constantemente hacia la puerta, como si esperara una interrupción que nunca llegaba.
28:22Todos los miembros importantes de la casa y los allegados estaban allí.
28:29El ambiente era espeso, cargado de palabras no dichas y emociones reprimidas.
28:37Era, tal y como Tomás había predicho, la distracción perfecta.
28:41Pero había un detalle con el que nadie contaba.
28:47Una pieza que no estaba en su lugar en aquel intrincado tablero de ajedrez.
28:50Una persona que, por razones desconocidas, no ocupaba su sitio en la mesa esa noche.
28:59Al amparo de la falsa celebración, Luisa se deslizó por los pasillos silenciosos de la planta superior,
29:05su corazón latiendo con la fuerza de un tambor de guerra.
29:11Siguiendo las instrucciones de Tomás, se dirigió al despacho de don Hernando,
29:15el lugar donde, según él, se guardaba el botín.
29:20La puerta estaba cerrada, pero no con llave.
29:24Tomás ya debía de estar dentro.
29:26Su papel era vigilar, ser los ojos y los oídos que él no podía tener.
29:33Se apostó en un recodo del pasillo, oculta en la penumbra, aguzando el oído.
29:38El murmullo de las conversaciones del comedor le llegaba lejano, distorsionado.
29:42Los minutos pasaban, lentos como la miel.
29:49El sudor frío le perlaba la frente.
29:51Cada crujido de la madera de la casa era un latigazo en sus nervios.
29:54De repente, oyó el sonido de unos pasos que subían por la escalera principal.
30:03No eran los pasos sigilosos de un criado, sino el andar firme y decidido de uno de los señores.
30:08El pánico se apoderó de ella.
30:13Alguien subía, iban a descubrir a Tomás, tenía que actuar.
30:19Tenía que crear la distracción.
30:21Salió de su escondite, dispuesta a fingir un tropiezo, a gritar, a hacer lo que fuera necesario.
30:26Pero al girar la esquina del pasillo, se detuvo en seco.
30:34Su sangre se geló en las venas.
30:38Frente a ella, a solo unos metros de la puerta del despacho, se encontraba Victoria Salcedo.
30:46Su presencia allí era una anomalía, una imposibilidad.
30:49¿Qué hacía ella en la casa de los Galvez de Aguirre?
30:52¿Por qué no estaba en la cena?
30:54Las preguntas se agolpaban en la mente de Luisa.
30:56Pero fueron barridas por la mirada de Victoria.
31:02Unos ojos oscuros, penetrantes, que la analizaron de arriba a abajo con una mezcla de sorpresa y suspicacia.
31:11Tú, dijo Victoria, su voz un siseo en el silencio del pasillo.
31:16¿Qué demonios haces aquí arriba, merodeando como una ladrona?
31:22Luisa abrió la boca para responder, para inventar una excusa.
31:25Pero ningún sonido salió.
31:30Estaba paralizada por el terror.
31:32En ese mismo instante, la puerta del despacho se abrió con un leve chirrido a su espalda.
31:37Se encontró atrapada, delante, la mirada acusadora de Victoria.
31:44Detrás, la prueba irrefutable de su crimen.
31:47El plan se había hecho añicos, el robo, la huida, el futuro prometido.
31:55Todo se desvanecía en la más absoluta de las pesadillas.
32:01Se había topado, cara a cara, con la persona más peligrosa e implacable del valle, justo en el momento y el lugar equivocados.
32:08Y en la profundidad de los ojos de Victoria, Luisa no vio solo sospecha, sino la certeza de quien acaba de cazar a su presa.
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