La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dio este martes el puntapié inicial de la Agencia Nacional de Migraciones y la Policía de Migraciones o Policía de Frontera, una política en la que se considera a los inmigrantes como un peligro, como una cuestión de seguridad, en lugar de un tema de integración y de recibir, como dice la Constitución, “a todos los hombres (y mujeres) de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino”. El gobierno de Javier Milei copia la política de Donald Trump de persecución de inmigrantes para lo cual ya había resuelto sacar Migraciones del Ministerio del Interior y pasarlo a Seguridad, o sea ubicarlo como un tema represivo. En Alemania, Migraciones depende del Bundesministerium des Inners (Interior); en España del Ministerio de Inclusión y en Italia también del Ministero dell’Interno, lo que no quita que, como se sabe, la tendencia es a impedir la llegada de los inmigrantes. El anuncio de Bullrich, junto a su sucesora, Alejandra Monteoliva, no fue acompañado por ningún decreto que precise los detalles de la formación de la nueva agencia y la nueva policía. Tampoco hay fondos que figuren en el presupuesto. Lo habitual: más bien show.
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