Cayetana Álvarez de Toledo sometió a toda la izquierda en el Congreso de los Diputados a una lección de Historia de España en todos los morros del titular de Cultura, Ernest Urtasun (Sumar).
La parlamentaria del Grupo Parlamentario Popular sacudió de lo lindo a la mano derecha de Yolanda Díaz desde el primer turno de intervención:
Señor Urtasun, dado que exige que España pida perdón por la conquista, ¿va usted a pedir perdón por las matanzas del comunismo?
El titular de Cultura se limitó a soltar los lugares comunes a los que recurre la progresía cuando no tiene argumentos que contraponer:
Señora Álvarez de Toledo, gracias por su pregunta. Mire, me sorprende que un partido demócrata cristiano, que se inscribe en la tradición demócrata cristiana europea, conciba el perdón como un símbolo de debilidad, cuando es un símbolo, al contrario, de fortaleza, cuando no de necesaria reparación. Y también permítame que le diga, que ya que me pregunta por el perdón, ya que no hemos tenido la ocasión de escuchar al señor Feijóo pedir perdón, ni por los cribados del cáncer ni por la dana ni por nada de lo que han hecho en los últimos meses, espero poder escuchar de su boca, ahora sí, alguna palabra de perdón. Con todo lo que han hecho en estos últimos meses. Miren, ustedes ya perdieron las elecciones por mentiras y por no asumir las responsabilidades con el 11-M, con la guerra de Irak. Sigan así y seguirán en la oposición.
Álvarez de Toledo, en su segunda intervención, directamente, masacró a Urtasun:
Sí, señor Urtasun no sabe, no contesta. Mire, aquella España solo merece agradecimiento por aliarse con los bravos transaztecas para derrocar una tiranía que se llama el canibalismo, por construir universidades en el páramo y hospitales en la selva, por ser el primer imperio en discutir su propia legitimidad, por promulgar leyes que reconocían derechos a los indígenas y prohibían la esclavitud, por promover el mestizaje, no la segregación, por forjar, sí, la Hispanidad, una impresionante comunidad cultural, lingüística y moral que incluye, por cierto, a la Escolanía de Montserrat. Explíquelo en esa radio hispanófoba que ustedes controlan.
Mire, señor Urtasun, piénselo bien, si las culpas fueran colectivas, el que debería flagelarse es usted. Por los 80 millones de muertos del comunismo, gulags, paredones y hambrunas. Y ojo, por la violencia que su familia ideológica ha infligido a nuestra democracia. Este dato tan revelador. Asesinatos políticos cometidos desde 1975: extrema derecha, 49, el último en el año 62, extrema izquierda, 912. Añada las 27 víctimas del GAL, imputables, si acaso al Partido Socialista al que usted sirve ahora, y los cientos de agresiones cometidas en nombre de la lucha antifascista. La última, la paliza a un periodista de 'El Español'. Pídale también usted perdón. Pero no, señoría, la responsabilidad es individual, no colectiva. La tiene Sheinbaum por su política de abrazos a los narcos, que pida
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