Quienes no creemos en el Más Allá, en cambio, aspiramos solamente al descanso eterno y pacífico, sin despertares bruscos ni controles de inmigración a las puertas del Cielo. Aspiramos a un sueño dulce e ilimitado. Eso que deseamos a nuestros difuntos.
Sé la primera persona en añadir un comentario