Marcelo Clayton Alves de Sousa y Naly Pires Diniz se hicieron pasar por empresarios brasileños y vivieron varios años en una lujosa mansión ubicada en el exclusivo barrio La Isla de Nordelta
Estaban prófugos de la justicia y solían circular sin ningún tipo de restricción por el complejo en autos de altísima gama.
Lo que nadie sospechaba es que el dinero que manejaban provenía de una de las organizaciones criminales más importantes de la región.
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