No creo que haya habido un solo español, con dos dedos de frente y una pizca de sentido común, que no pensara en el marido de Begoña, este pasado lunes, cuando vimos a Nicolás Sarkozy ingresar en la Prisión de La Santé. El ex presidente francés, durante un lustro inquilino del Palacio del Elíseo, ingresa en la misma cárcel en la que estuvieron encerrados Dreyfus, Apollinaire, Noriega, Tapie, el asesino Landru y el terrorista Ilich Ramírez, con una condena de cinco años por financiación ilegal.
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