Se confirma eso de que todo lo que puede salir mal, sale mal.
Si tienen dudas, pregúntenle a Pedro Sánchez.
Este iba a ser el año de Franco y ha sido el de Begoña, Koldo, Cerdán, Ábalos, Leire la ‘fontanera’, el hermano músico y otros maleantes socialistas.
Y miren que se han gastado pasta del sufrido contribuyente en pagar a los Quequé, Nacho Escolar, Willy Toledo, Máximo Pradera y otros progres para que canten, bailen o rebuznen en actos dedicados al 50 Aniversario de la muerte en la cama del Dictador.
Pero nada. A la hora de la verdad y merced a la persistencia de un puñado de periodistas no adictos al régimen y a la profesionalidad de unos cuantos jueces, lo que tenemos de menú, un día sí y otro también, es la tentacular corrupción y las tropelías del PSOE.
Dentro de diez días, el jueves 30 de octubre, a las 9 h de la mañana, tiene cita en el Senado el marido de Begoña.
Está obligado a comparecer ante una comisión de investigación para dar esas explicaciones sobre su corrupción, la de su familia, la de su gobierno y la de su partido, que hurta sistemáticamente al pueblo español.
Siempre flota la duda de si el PP será suficientemente duro, pero el interrogatorio en el Senado debe ser el paso previo a uno posterior en el Tribunal Supremo.
Porque Sánchez, que ha convertido la mentira en el rasgo principal de su discurso, mentirá como un bellaco, ocultará datos e intentará irse por los cerros de Úbeda y eso entraña consecuencias penales.
El diario ‘El Debate’ saca hoy una encuesta según la cual el 43% de los españoles cree que el marido de Begoña acabará en el banquillo, siguiendo los pasos de su mujer, de su hermano, de sus secretarios de Organización y de su amigo Koldo.
Yo voy más allá: yo soy de los convencidos de que terminará en la cárcel.
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