Desde hace años, la Cubierta de Leganés se ha convertido en un punto conflictivo y prácticamente vetado para los vecinos durante los fines de semana. Tanto de día como de noche, los leganenses conviven con escenas de personas orinando, vomitando o consumiendo drogas, mientras la zona se ha transformado en escenario recurrente de enfrentamientos entre bandas latinas, con armas blancas y de fuego.
“Intento que mi hijo no venga, es peligroso y paso miedo por él. Es una plaza que de viernes a domingo está en cuarentena”, explica Iñaki, un vecino, a este diario.
Los propietarios de uno de los locales cercanos, que prefieren mantener el anonimato, señalan el origen del problema: “Hace un año reabrió el único after de la Cubierta y, desde entonces, la tensión es constante. Lo peor es que al lado hay una churrería y, mientras ocurren las reyertas, hay familias desayunando y niños jugando al fútbol”.
La última detención se produjo la madrugada del domingo 12 de octubre, cuando la Policía arrestó a un ciudadano dominicano de 36 años por tenencia ilícita de arma de fuego. Según el atestado, el detenido amenazó a los porteros del local El Retén tras negársele la entrada.
Durante el registro, los agentes le intervinieron una pistola Glock G18C de 9 milímetros, automática y con una cadencia de 20 disparos por segundo, además de dos cargadores con 30 y 12 balas. El arma, que contaba con selector de tiro, estaba lista para su uso.
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