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Avance semanal de ‘Valle Salvaje’: Sola y desesperada, del 13 al 17 de octubre
Victoria en la cuerda floja tras el grave accidente de Adriana, avance semanal de 'Valle Salvaje' del 13 al 17 de octubre.
El sol de octubre se derramaba sobre los campos de Valle Salvaje con una engañosa tranquilidad, dorando las hojas de los robles y prometiendo una cosecha abundante. Pero la paz del paisaje era una mentira, un telón de fondo para las tormentas que se gestaban en el interior de sus habitantes. Esa s ...
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Transcripción
00:00Avance semanal de Valle Salvaje. Sola y desesperada, del 13 al 17 de octubre. Victoria en la cuerda
00:17floja tras el grave accidente de Adriana. Avance semanal de Valle Salvaje del 13 al 17 de octubre.
00:23El sol de octubre se derramaba sobre los campos de Valle Salvaje con una engañosa tranquilidad,
00:31dorando las hojas de los robles y prometiendo una cosecha abundante. Pero la paz del paisaje
00:38era una mentira, un telón de fondo para las tormentas que se gestaban en el interior de
00:43sus habitantes. Esa semana, del 13 al 17 de octubre, no sería una semana más. Sería un
00:52punto de inflexión, una fractura en el tiempo de la que muchos no se recuperarían jamás.
00:58Para Victoria, la duquesa, sería el comienzo de un descenso a un abismo de soledad y desesperación
01:05que ella misma había acabado con la precisión de un verdugo.
01:10Lunes, 13 de octubre. El olor a pólvora y traición. El aire en la casa grande estaba
01:16cargado de una electricidad palpable. José Luis, el duque, había pasado la mañana encerrado
01:23en su despacho, un santuario de caoba y cuero que olía a poder y a decisiones irrevocables.
01:31Cuando finalmente salió, su semblante era el de un hombre que ha cruzado un Rubicón personal.
01:38No buscó a Victoria. Sus pasos lo llevaron directamente hacia los terrenos donde Adriana
01:42supervisaba el trabajo, con el sol de la mañana dibujando un halo de determinación a su alrededor.
01:50Adriana, la llamó José Luis, su voz resonando con una gravedad inusual. Rafael, siempre a su lado,
01:58se tensó instintivamente, como un guardián sintiendo una amenaza o, en este caso, un cambio tectónico.
02:06Adriana se giró, limpiándose una gota de sudor de la frente con el dorso de la mano.
02:12Sus ojos, siempre alerta, estudiaron al duque, José Luis. Ocurre algo. Ocurre que el futuro de
02:21Valle Salvaje no puede seguir esperando. Dijo él, deteniéndose a unos pasos de ella.
02:28He estado pensando mucho en nuestra conversación, en tus condiciones, en tu visión.
02:34Y he decidido que tiene razón. El silencio que siguió fue denso. Adriana intercambió una mirada
02:41de asombro con Rafael. ¿Razón en qué, exactamente? Preguntó ella, cautelosa, en todo. En que la Tierra
02:50necesita un nuevo comienzo. En que la gente que la trabaja merece ser parte de su destino. Te he
02:57traído esto. Extendió un legajo de papeles, atado con una cinta de seda azul. No era un borrador.
03:04Era un documento formal, sellado con el escudo de la familia. ¿Qué es? Susurró Adriana, sin atreverse
03:13a tocarlo. Es una propuesta, explicó José Luis, y por primera vez en mucho tiempo, una genuina chispa
03:22de algo parecido a la esperanza brilló en sus ojos. Una oferta que te pone a ti, y a la gente que
03:29representas, en el centro de las decisiones. Léela con calma. Es un nuevo pacto. Un pacto que no sólo
03:37garantiza la supervivencia, sino que diseña un futuro. Adriana, con manos temblorosas, tomó los
03:46documentos. Sus dedos rozaron el papel, sintiendo el peso de las palabras que contenía. La oferta era más
03:54de lo que jamás había soñado. No sólo la cesión de tierras, sino una participación en la gestión,
04:00una voz en el consejo, una promesa de inversión en las infraestructuras que beneficiarían a todos
04:05los trabajadores. La ponía casi a su nivel. Era un cambio de poder sin precedentes. Pero, ¿Victoria,
04:15está de acuerdo con esto? Preguntó Rafael, cuya mente práctica siempre identificaba el principal
04:20obstáculo. La expresión de José Luis se ensombreció. Victoria y yo tenemos visiones
04:27distintas sobre el futuro. Esta es la mía, y es la que prevalecerá. La decisión, Adriana,
04:34es tuya. Aceptarla o rechazarla marcará el rumbo de este valle para siempre. Adriana lo miró,
04:42abrumada. No era sólo una oferta de tierras. Era una corona, una responsabilidad y, sin duda,
04:48una declaración de guerra directa a la duquesa. Y ella estaba en medio. Desde la ventana de su
04:56alcoba, Victoria observaba la escena. No podía oír las palabras, pero no lo necesitaba. La postura
05:03de su marido, la forma en que le entregaba los papeles a Adriana como si le estuviera entregando
05:09las llaves del reino, el respeto en su mirada, todo era una traición visual, una bofetada que
05:15le ardía en la mejilla a pesar de la distancia. Un veneno helado recorrió sus venas. Él,
05:23su marido, el duque de Valle Salvaje, confabulando con esa advenediza.
05:30Cada sonrisa que le dedicaba a Adriana era una daga en su propio orgullo. En ese instante,
05:35supo que la guerra silenciosa había terminado. La batalla abierta estaba a punto de comenzar.
05:42Mientras tanto, en la casa pequeña, otra confianza se resquebrajaba. Alejo, buscando un libro de cuentas
05:51en la habitación que compartía con Luisa, encontró algo que geló su sangre. Escondido bajo una pila de
05:59ropa de cama, un papel doblado con precisión. Al desdoblarlo, el corazón le dio un vuelco. Era un
06:07plano detallado de la casa grande. No un esbozo, sino un diagrama arquitectónico, con anotaciones
06:13en los márgenes. Esperó a que Luisa regresara del mercado, con el plano quemándole en el bolsillo.
06:21Cuando ella entró, sonriendo, con una cesta de verduras frescas, él cerró la puerta a sus espaldas.
06:27Luisa, mi amor, ¿podemos hablar? Su tono era suave, pero había un filo de acero debajo.
06:37Claro, Alejo, ¿pasa algo? Pareces preocupado. Él sacó el plano y lo extendió sobre la pequeña mesa de
06:44madera. ¿Puedes explicarme qué es esto? Lo encontré entre tus cosas. La sonrisa de Luisa se desvaneció
06:52como la niebla al sol. Sus ojos se abrieron de par en par, y un torrente de pánico le subió por la garganta.
07:02Yo, eso, no es mío. Tartamudeó. Tiene anotaciones. Señala la biblioteca, el despacho del duque. ¿De quién es, Luisa?
07:13Dime la verdad. Ella bajó la mirada, incapaz de enfrentarse a la suya. Es de Tomás. Me pidió que se lo guardara.
07:22Aseguró que, que era solo una curiosidad. Un recuerdo de su tiempo trabajando allí.
07:30La respuesta era tan débil, tan transparente, que dolió. Alejo sintió como una grieta se abría en
07:37el suelo bajo sus pies. Tomás, ¿por qué Tomás tendría un plano de mi casa familiar? ¿Y por qué te
07:44pediría a ti que lo escondieras? No lo sé, Alejo, te lo juro. Suplicó ella, con lágrimas asomando en sus
07:52ojos. Dijo que no significaba nada. ¿Qué eran cosas suyas? Nada de esto tiene sentido. Exclamó él,
08:01su voz subiendo de volumen, teñida de frustración y miedo. Esto no es una curiosidad. Esto es una
08:09herramienta. ¿Para qué quiere Tomás un plano de la casa grande? Luisa, atrapada en la red de mentiras
08:16de Tomás, solo pudo esquivar la pregunta. Pregúntaselo a él. Es cosa suya, no mía. Yo solo le hice un favor.
08:26Pero la inquietud de Alejo se había transformado en una sospecha oscura y pesada.
08:31La mujer a la que amaba le estaba ocultando algo. Y Tomás, ese hombre de mirada turbia y sonrisa falsa,
08:38estaba en el centro de todo. La confianza, una vez rota, es casi imposible de remendar. Poco después,
08:47Tomás interceptó a Luisa cerca del pozo. Su actitud no tenía nada de la súplica que ella
08:54usaba con Alejo. Era pura y fría dominación. ¿Algún problema? Siseó, agarrándola del brazo con una
09:03fuerza que la hizo estremecerse. Alejo ha encontrado el plano. Dijo ella, con la voz rota. Te dije que era
09:12una locura. Tomás soltó una risa seca y sin alegría. ¿Y qué, le contaste nuestro pequeño plan?
09:21No, le dije que era tuyo, una cosa del pasado. Pero no me cree, sospecha, Tomás.
09:28Que sospeche lo que quiera. Replicó él, con desdén. Tus problemas con tu novio me tienen sin
09:35cuidado. El plan sigue en marcha. Esta noche robaremos esa talla de los Galvez de Aguirre.
09:43Y tú me ayudarás. No te atrevas a fallarme, Luisa. Porque si lo haces, me aseguraré de que Alejo
09:50sepa no solo lo del robo, sino cada pequeño secreto que me has confiado.
09:54Te arrastra R.E. con acento agudo conmigo al fango. ¿Entendido? Luisa sintió, derrotada.
10:02Las lágrimas que derramó no eran solo de miedo, sino también por la pérdida de la confianza de
10:07Alejo, un tesoro que ahora sentía que jamás recuperaría. Lejos de estas intrigas, en los salones
10:15nobles, otra voluntad de hierro se imponía. Don Hernando, el marqués, padre de Leonardo,
10:23había llegado a Valle Salvaje con un único y gélido propósito.
10:29No le importaba la felicidad de su hijo. Le importaba la venganza, un plato que, en su opinión,
10:35se servía mejor en el altar de una boda no deseada.
10:38Primero, abordó a Irene. La encontró en el jardín, cuidando de unas rosas pálidas
10:45que parecían tan frágiles como ella.
10:49Mi querida Irene, comenzó, su voz un bálsamo engañoso. He venido a hablar contigo de tu
10:56futuro.
10:57De tu deber, señor marqués, murmuró ella, incómoda. Casarte con mi hijo Leonardo no es
11:05solo un acuerdo entre familias. Es un acto de responsabilidad. Es la oportunidad de unir
11:12nuestros legados y asegurar un porvenir estable para todos.
11:17Piensa en tu padre. Nada le haría más feliz que verte asentada, segura, unida a un hombre
11:22de la talla de Leonardo.
11:26Sería el mayor gesto de amor y respeto que podrías ofrecerle. Sus palabras eran un veneno
11:31dulce, diseñado para apelar a la culpa y al deber de una joven atrapada por las expectativas.
11:39Luego, se enfrentó a su propio hijo en la biblioteca. La calidez de la chimenea no llegaba
11:44a descongelar el ambiente.
11:45Padre, no puedes obligarme a esto. Dijo Leonardo, su voz tensa, que no puedo. Don Hernando sonrió,
11:55una sonrisa que no llegó a sus ojos.
11:59Puedo y lo haré. Sé que amas a esa mujer, a Bárbara. Y precisamente por eso, te casarás
12:04con Irene.
12:05¿Es una venganza? ¿Castigarme por amar a quien no apruebas? Llámalo como quieras,
12:12replicó el marqués, su voz bajando a un susurro gélido.
12:17No permitiré que seas feliz con ella. Construiré un muro tan alto entre vosotros que nunca podréis
12:23volver a tocaros. Tu felicidad con ella es una ofensa a mi autoridad. Y yo no tolero
12:29las ofensas. Rompe con ella, Leonardo. O yo la romperé a ella. Desesperado, Leonardo buscó
12:39a Mercedes, la matriarca, con la esperanza de que su legendaria influencia sobre el marqués
12:44pudiera aplacar aquella tormenta. Tía Mercedes, tienes que hablar con él. Esto es una locura,
12:52una crueldad sin sentido. Lo intentaré, hijo, pero conoces a tu padre. Comenzaba a decir
12:59ella, escondida tras una puerta entornada, Bárbara escuchó la conversación. El dolor
13:06la atenazó, pero también una fiera determinación. Vio la angustia en el rostro de Leonardo, pero
13:12también la lucha en sus ojos. Él no iba a rendirse. Y ella tampoco. Mientras los ricos tejían sus
13:20destinos con hilos de poder y venganza, en los barracones de los sirvientes, el sufrimiento era
13:26más físico. Martín, el hermano de Matilde, se doblaba de dolor tras una jornada de trabajo
13:33extenuante. Las tareas que Victoria le había impuesto, cavar zanjas en terreno pedregoso,
13:42acarrear piedras pesadas bajo el sol, eran un castigo directo a su hermana. No puedes seguir así,
13:50Martín, te vas a enfermar. Le dijo Francisco, el capataz, con genuina preocupación.
13:58Tengo que hacerlo. Si me niego, la duquesa la tomará con Matilde. Respondió Martín,
14:04con el aliento entrecortado. Atanasio, otro jornalero, también mostraba signos de agotamiento,
14:12pero lo de Martín era una crueldad deliberada. Y Matilde lo sabía. Esa tarde, con el fuego de la
14:20ira ardiendo en su interior, se plantó ante Victoria en el patio. Mi señora duquesa. Victoria la miró con
14:28un desprecio glacial. ¿Qué quieres? Solo quería que supiera algo. Dijo Matilde, su voz baja pero
14:35firme, cada palabra afilada como un cuchillo. Cada gota de sudor de mi hermano, cada dolor en
14:43su espalda, se lo juro por lo más sagrado, se lo devolveré. Todo el daño que está causando,
14:52volverá usted. Es una promesa. Victoria esbozó una sonrisa cruel. ¿Una amenaza? ¿De una sirvienta?
14:59Ten cuidado, Matilde. El pozo de mi paciencia tiene fondo. Pero Matilde ya no tenía miedo. Solo
15:07tenía rabia. La noche cayó, y Alejo, incapaz de sacudirse las sospechas, buscó a Tomás.
15:15Lo encontró afilando una herramienta en el cobertizo. Tenemos que hablar, dijo Alejo, bloqueando la salida.
15:23Tomás dejó la herramienta lentamente. ¿Sobre qué? Sobre el plano de la casa grande.
15:32Sobre Luisa, sé que la estás usando para algo. Sé cuáles son tus intenciones. No sé qué buscas,
15:38si es la plata, las joyas o esa maldita talla de la que tanto se habla. Pero te lo advierto, Tomás,
15:46aléjate de ella, y aléjate de mi familia. Si le haces daño a alguien, si tocas una sola cosa que
15:52no te pertenece, te buscaré. Y cuando te encuentre, estás muerto. La amenaza flotó en el aire denso y
16:00polvoriento del cobertizo, una promesa tan solemne como la que Matilde le había hecho a la duquesa.
16:07La semana apenas comenzaba, y los bandos ya estaban definidos. Martes, 14 de octubre, el pacto y la presión.
16:16El amanecer del martes trajo consigo una sensación de cambio inminente. El documento que José Luis le
16:23había entregado a Adriana ya no era un secreto. Se rumoreaba por los pasillos de la casa grande y
16:30entre los jornaleros del campo. Era un pacto que olía a revolución. José Luis convocó a Adriana y
16:38a Rafael a su despacho para la firma oficial. Quería que Rafael, como hombre de confianza de
16:45Adriana, actuara como testigo. El ambiente en la habitación era solemne. El duque había hecho
16:53modificar el documento una última vez, añadiendo cláusulas que Adriana había solicitado en
16:58conversaciones previas. Protecciones para los trabajadores más ancianos, un fondo para la
17:03educación de sus hijos, el derecho a ser consultados antes de vender cualquier porción de tierra.
17:10He incluido todo lo que pediste. Dijo José Luis, su tono más suave, más conciliador de lo que lo
17:17habían oído nunca. Esto ya no es un acuerdo de supervivencia, Adriana. Es la primera piedra
17:24para construir un valle salvaje más justo. Un lugar donde el futuro no pertenezca a un solo hombre,
17:31sino a todos los que lo habitan. Adriana y Rafael leyeron las modificaciones,
17:38sus ojos recorriendo las líneas que prometían un nuevo horizonte.
17:43Era casi demasiado bueno para ser verdad. Había un respeto en las palabras de José Luis,
17:49una deferencia que iba más allá de la mera negociación.
17:52Era como si, al ceder poder, él mismo estuviera encontrando una nueva forma de liderazgo.
18:01¿Hay algo más? Preguntó Adriana, sintiendo que el texto contenía algo más profundo,
18:07algo no escrito entre las líneas de la ley.
18:11José Luis la miró fijamente. Hay una cláusula de confianza. Este documento solo funcionará si
18:17creemos el uno en el otro. Si dejamos atrás el pasado y trabajamos juntos. Es un pacto de futuro,
18:25sí, pero también es un pacto de fe. ¿Era una simple declaración de intenciones o había algo
18:32más personal en su mirada? Adriana sintió un escalofrío. El amor que sentía por Rafael era
18:39su ancla, pero no podía negar la compleja conexión que se estaba forjando con el duque,
18:44una alianza que estaba transformando a ambos. Mientras ellos sellaban un futuro,
18:52don Hernando se dedicaba a destruir otro. Su estrategia se centró ese día en el eslabón
18:57que consideraba más vulnerable emocionalmente, Bárbara. La abordó mientras paseaba sola cerca
19:05del río, un lugar que se había convertido en su refugio y en el de Leonardo.
19:09Bárbara, ¿verdad? Dijo el marqués, su tono afable ocultando la ponzoña. Soy Hernando,
19:18el padre de Leonardo. He oído hablar mucho de usted. Bárbara sintió un nudo en el estómago.
19:25Señor marqués. Es un placer. El placer es mío. Verá, vengo a usted como un padre preocupado. Amo a mi
19:34hijo por encima de todo, y solo deseo su felicidad y su estabilidad. Yo también, respondió Bárbara,
19:42con la barbilla en alto. Lo sé, querida. Y es por eso que recurro a su buen juicio y a su
19:48generosidad de espíritu, continuó don Hernando, su voz volviéndose persuasiva.
19:53El matrimonio de Leonardo con Irene es un asunto de estado, por así decirlo. Un compromiso que
20:02traerá paz y prosperidad a dos grandes familias. Su relación con mi hijo, por muy sincera que sea,
20:10es un obstáculo para ese bien mayor.
20:11¿Y me pide que me aparte? Replicó Bárbara, su voz temblando de indignación. No, le pido algo mucho
20:20más noble. Le pido que le dé su bendición. Que hable con Leonardo y con Irene. Convénzalos de que
20:27acepten su destino. Si usted, la persona que más podría perder, apoya este compromiso, ellos no tendrán
20:36más remedio que bajar los brazos. A veces, el mayor acto de amor es el sacrificio. Libérelos, Bárbara.
20:46Libérelos a ambos de esta lucha inútil y evite que todos sufran más.
20:51La crueldad del planteamiento la dejó sin aliento. Le estaba pidiendo que fuera ella misma la verdugo
20:57de su propia felicidad. Se quedó allí, a la orilla del río, con el corazón hecho pedazos, debatiéndose
21:06entre luchar por un amor que parecía condenado o rendirse para, supuestamente, salvar a Leonardo de
21:12la ira de su padre. La elección era imposible. En la casa pequeña, la situación de Luisa se volvía
21:20insostenible. El fallido intento de robo de la noche anterior, una patrulla inesperada los había
21:27obligado a abortar, solo había servido para aumentar la paranoia de Tomás y la angustia de ella.
21:33Su comportamiento se había vuelto errático. Se sobresaltaba con cada ruido, sus respuestas a Alejo
21:41eran monosílabos, y la distancia entre ellos crecía como una mala hierba.
21:47Luisa, ¿qué te pasa? Le preguntó Alejo esa noche, mientras ella miraba por la ventana, perdida en sus
21:53miedos. Apenas me hablas, siento como si estuvieras a mil leguas de aquí. Estoy cansada, es todo, mintió ella.
22:03No, no es cansancio, es miedo, te he visto con Tomás. Cuchicheáis por las esquinas.
22:12Hay algo oscuro en todo esto, y me está matando no saber qué es. ¿Ya no confías en mí?
22:19Claro que confío en ti, exclamó ella, pero sus ojos decían lo contrario. Entonces, dime la verdad,
22:26suplicó él. Pero ella no podía. El chantaje de Tomás era un nudo corredizo en su garganta. Se limitó a
22:35negar con la cabeza, dejando a Alejo con el corazón roto por la duda y la sensación de que estaba
22:40perdiendo a la mujer que amaba por un secreto que se negaba a compartir. La incertidumbre era un veneno
22:47lento, y estaba contaminando todo lo que habían construido juntos. Miércoles, 15 de octubre. La
22:56firma y la sombra descubierta. El miércoles fue el día en que las tensiones acumuladas finalmente
23:02estallaron. La relación entre Victoria y José Luis se había desintegrado hasta convertirse en un páramo
23:09de silencio y miradas heladas. El epicentro del terremoto era el inminente pacto con Adriana.
23:17No puedes hacer esto, José Luis, le dijo Victoria esa mañana, su voz vibrando con una furia contenida.
23:26Es una humillación. Le estás entregando nuestro legado a una campesina. Le estoy dando a Valle
23:32Salvaje una oportunidad de sobrevivir, replicó él, sin mirarla, ajustándose el nudo de la corbata frente
23:39al espejo. Estás dándole poder a ella. ¿No lo ves? Te está manipulando. Te ha seducido con sus cuentos
23:47de justicia y equidad. Y tú, como un tonto, estás cayendo en su trampa. La única trampa que veo aquí
23:55es tu orgullo, Victoria. Tu incapacidad para aceptar que los tiempos han cambiado. Este acuerdo se firmará
24:04hoy, con o sin tu aprobación. La frialdad de sus palabras la hirió más que cualquier grito. Sintió
24:12que Adriana le estaba ganando la partida, no solo en la gestión del Valle, sino en el corazón de su marido.
24:19La influencia que ella había ejercido durante años se desvanecía, y esa pérdida de control
24:25la aterrorizaba y enfurecía a partes iguales. Llegó el momento de la firma. En el gran salón,
24:33con un notario presente, Adriana y Rafael esperaban junto a José Luis.
24:39El ambiente era tenso. El documento, abierto sobre la mesa, parecía irradiar un poder propio.
24:45Procedamos, dijo el notario. José Luis tomó la pluma. Adriana contuvo el aliento. Rafael posó una
24:55mano tranquilizadora en su hombro. Pero justo cuando la punta de la pluma iba a tocar el papel,
25:01la puerta del salón se abrió de golpe. Detente. Victoria entró en la sala como una furia,
25:08sus ojos llameando. No firmarás ese documento, José Luis. Me niego, como tu esposa y duquesa de
25:17este lugar, me opongo formalmente a este despropósito. Victoria, no es el momento ni el lugar,
25:26dijo José Luis, su voz peligrosamente baja. Es precisamente el lugar, exclamó ella, acercándose a
25:34la mesa. Este acuerdo es una traición a nuestro linaje. Y no voy a permitir que ocurra delante de
25:41mis narices, intentó arrebatar el documento de la mesa, pero Rafael se interpuso con rapidez.
25:49Señora duquesa, por favor, la confrontación escaló. El notario, escandalizado, se levantó de su asiento.
25:58José Luis, con el rostro contraído por la ira, agarró a Victoria del brazo. Ha sido demasiado lejos.
26:04No he hecho más que empezar, gritó ella. El caos se apoderó de la sala. La firma quedó suspendida en
26:13el aire, el pacto pendiendo de un hilo por la intervención desesperada de una mujer que se
26:18negaba a perder su trono. Al mismo tiempo, bajo el manto de la noche, el plan de Tomás se ponía en
26:26marcha de nuevo. El chantaje había funcionado. Luisa, aterrorizada, había aceptado ayudar. Su papel era
26:35simple pero crucial. Debía crear una distracción. Con el corazón martilleándole en el pecho, se dirigió
26:44a la cocina de la casa grande, donde sabía que Isabel, la fiel ama de llaves, estaría terminando sus
26:50tareas. Fingiendo un terrible dolor de estómago, Luisa se desplomó en una silla, gimoteando.
27:00Isabel, por favor, ayúdeme. Es un dolor horrible. La buena mujer, alarmada, corrió a su lado, olvidando
27:08todo lo demás para prepararle una infusión y atenderla. Era la distracción perfecta. Mientras
27:15tanto, Tomás, cubierto por las sombras, forzó una ventana trasera y se deslizó en la residencia.
27:23Se movía con una agilidad sigilosa, el plano memorizado en su mente. Su objetivo era la biblioteca,
27:31donde, según sus informantes, se guardaba una talla de madera de valor incalculable,
27:36una reliquia de la familia Galvez de Aguirre.
27:38Llegó a la puerta de la biblioteca y la abrió con cuidado. La sala estaba en penumbra,
27:46iluminada solo por la luz de la luna que se filtraba por los ventanales.
27:51La talla estaba allí, sobre un pedestal, tal como le habían dicho. Una sonrisa triunfante
27:58se dibujó en su rostro. Se acercó, sus manos a punto de coger el botín. Cuando una voz lo paralizó,
28:06¿qué crees que estás haciendo? Tomás se giró de golpe, con el corazón en la garganta. De pie,
28:13en el umbral, recortado contra la luz del pasillo, no estaba un guardia, ni el duque.
28:20Era Francisco, el capataz, que había entrado a buscar unas herramientas que había olvidado.
28:28La sorpresa inicial de Francisco se convirtió en una comprensión helada al ver la figura
28:33encapuchada de Tomás y la talla. Ladrón, gritó. Tomás no lo pensó dos veces. Empujó a Francisco
28:43con todas sus fuerzas, haciéndolo caer contra una estantería. Los libros se desplomaron con
28:50un estruendo terrible. Sin mirar atrás, Tomás salió corriendo, con las manos vacías pero con
28:56el pánico bombeando en sus venas. El grito y el estruendo alertaron a toda la casa. Luisa,
29:03en la cocina, escuchó el alboroto y supo que todo había salido mal.
29:09Se levantó de un salto, olvidando su dolor, y corrió hacia la salida de servicio, con el terror de ser
29:16descubierta pintado en su rostro. Tomás había sido visto. El plan había fracasado estrepitosamente. Y
29:24ahora, un testigo inesperado podía identificarlo, arrastrando a Luisa con él a la ruina.
29:31En otra parte de la casa, ajeno al intento de robo, Martín se retiraba a su catre, con el cuerpo molido.
29:40La venganza de Victoria continuaba, implacable. Cada día, las tareas eran más duras, su salud más
29:47frágil. Nadie en la casa grande parecía dispuesto a detener aquella injusticia. El sufrimiento silencioso
29:55del joven era sólo una nota al pie en la sinfonía de odio y ambición que resonaba en la mansión. Pero
30:01pronto, ese sufrimiento se convertiría en el detonante de una tragedia mucho mayor.
30:08Jueves, 16 de octubre. El grito que rompió el silencio. La mañana del jueves amaneció con una
30:14atmósfera viciada. El intento de robo y la escandalosa escena de Victoria habían dejado
30:21un regusto amargo en la casa grande. Pero la venganza de la duquesa contra Matilde estaba
30:28a punto de alcanzar su punto más oscuro y cruel. Al ver a su hermano Martín apenas capaz de sostenerse
30:35en pie, Matilde sintió que algo se rompía dentro de ella. Pero fue el propio Martín quien, sacando
30:43fuerzas de flaqueza, decidió que ya era suficiente. No podía permitir que su hermana viviera bajo la
30:51amenaza constante de Victoria por su culpa. Con una determinación febril, buscó a la duquesa. La
30:59encontró supervisando la limpieza de la platería, su rostro una máscara de fría indiferencia.
31:04Señora duquesa, dijo Martín, su voz sorprendentemente firme a pesar de su debilidad.
31:14Le ruego que se detenga. El problema es conmigo, no con mi hermana. Castígueme a mí todo lo que
31:20quiera, pero deje a Matilde en paz. Victoria se giró lentamente, una ceja arqueada en señal de
31:28incredulidad. ¿Te atreves a dirigirte a mí? ¿Tú, un simple mozo de cuadra, a darme órdenes?
31:35No le doy órdenes, le suplico, lo que está haciendo es inhumano. El desafío, por muy
31:41respetuoso que fuera, fue la chispa que incendió la pólvora acumulada en el alma de Victoria.
31:49La humillación por la firma del pacto, la frustración por la detención de su aliada
31:53Úrsula, la sensación de estar perdiendo el control de su mundo. Todo convergió en un torrente de rabia
32:00pura. ¿Inhumano? Siseó, su voz temblando. ¿Quieres ver lo que es inhumano? Su represalia fue instantánea
32:08y brutal. No se limitó a Martín. Con una serie de gritos y órdenes, despidió a Amadeo, el jardinero
32:16más anciano, por una falta inexistente. Acusó a Eva, una de las doncellas más jóvenes, de robo y
32:25ordenó que la encerraran hasta que confesara. Humilló públicamente a Francisco por no haber
32:31sido capaz de detener al ladrón de la noche anterior. Su furia era un huracán que arrasaba
32:38con todo el que se encontraba a su paso, un despliegue de poder tiránico para compensar
32:42la autoridad que sentía que José Luis le estaba arrebatando. En medio de este caos, Adriana bajó
32:50las escaleras, atraída por el alboroto. Al ver la crueldad con la que Victoria trataba a la
32:56servidumbre, no pudo quedarse callada. Victoria, basta, exclamó, acercándose. Has perdido el juicio,
33:05esta gente no te ha hecho nada. Ver a Adriana, la causa de todas sus desgracias, defendiendo a los
33:12sirvientes, fue la gota que colmó el vaso. Victoria giró sobre sus talones, su rostro
33:20descompuesto por el odio. Tú, todo esto es por tu culpa. Le gritó, avanzando hacia ella como un
33:27animal herido. Has venido a mi casa a robarme a mi marido, a quitarme mi lugar. Eres una víbora.
33:35Estás diciendo locuras, replicó Adriana, retrocediendo instintivamente, con una mano protectora sobre su
33:42vientre. ¿Locuras? Te voy a enseñar lo que es una locura. En un arrebato de furia ciega,
33:49Victoria levantó la mano. Quizás no pretendía golpearla, quizás solo era un gesto de amenaza,
33:57pero en su estado de descontrol, tropezó y empujó a Adriana con violencia.
34:03El empujón no fue fuerte, pero fue suficiente para que Adriana, sorprendida, perdiera el equilibrio en
34:10el último escalón. Cayó torpemente, soltando un grito agudo de dolor y miedo. El tiempo se
34:17detuvo. Victoria se quedó paralizada, el color desapareciendo de su rostro al comprender lo que
34:24había hecho. Adriana yacía en el suelo, acurrucada, con el rostro contraído en una mueca de agonía.
34:32Unas gotas de sangre mancharon su vestido. El grito de Adriana rompió el silencio y el terror se
34:40apoderó de todos. El embarazo, ese frágil símbolo del futuro de Valle Salvaje, estaba ahora en grave
34:49peligro. El ataque de furia de Victoria no solo la había alejado definitivamente del duque. La había
34:57convertido en la posible destructora de la vida que él más anhelaba proteger. Mientras el caos se
35:04desataba en la casa grande, la tensión entre Leonardo, Bárbara e Irene seguía creciendo,
35:10orquestada por don Hernando. El marqués, satisfecho con la presión que había ejercido, observaba cómo su
35:18plan surtía efecto, sembrando la duda y el dolor entre los tres jóvenes atrapados en su red.
35:24Y en las sombras, Tomás no se daba por vencido. El fracaso del primer intento solo había avivado
35:31su codicia. Buscó a Luisa, que se escondía, temblando, en su habitación. Tenemos que volver
35:39a intentarlo. Dijo él, su voz un susurro apremiante. Estás loco, sollozó ella, casi te atrapan.
35:49Francisco te vio. Es cuestión de tiempo que te identifique. Francisco solo vio una sombra. No
35:56puede estar seguro. Esta noche la seguridad estará centrada en otras cosas. La casa estará revuelta por
36:03lo de la niñata esa. Es la oportunidad perfecta. No, me niego. Arriesgamos demasiado. Tomás la agarró
36:12por los hombros, su mirada fría y despiadada. Escúchame bien, estamos demasiado metidos en
36:18esto para echarnos atrás. O me ayudas a conseguir esa talla, o le contaré a todo el mundo que fuiste
36:25mi cómplice desde el principio. Te hundiré, Luisa, te lo juro. Su ambición era un pozo sin fondo,
36:33y amenazaba con arrastrarlos a ambos a un desastre del que no habría escapatoria. Luisa, atrapada y
36:42sin salida, comprendió que el peligro, lejos de pasar, no había hecho más que aumentar.
36:50Viernes, 17 de octubre. Sola en el ojo del huracán. El viernes, la casa grande se había
36:57convertido en un santuario de susurros y miedo. La preocupación por Adriana era máxima. El médico,
37:04tras una larga y tensa revisión, había sido claro, reposo absoluto. El embarazo pendía de un hilo muy
37:13fino. Cualquier sobresalto, cualquier estrés, podría provocar una pérdida irreparable. Adriana yacía en su
37:21cama, pálida y frágil, con Rafael a su lado, sin soltarle la mano, su rostro una mezcla de rabia y
37:28angustia. Todos en el palacio contenían la respiración, esperando, rezando. Para Victoria,
37:37la situación se había vuelto una pesadilla. Cada día que pasaba sentía como el apoyo de José Luis
37:44se erosionaba, pero lo ocurrido con Adriana había dinamitado los últimos puentes que quedaban entre
37:49ellos. Cuando el duque finalmente la enfrentó esa mañana, sus ojos no contenían ira. Contenían algo
37:58mucho peor. Un desprecio gélido, definitivo. La culpas a ella, ¿verdad? Susurró Victoria, aunque ya
38:07sabía la respuesta. José Luis se acercó. Su voz tan baja que apenas era audible, pero cada palabra era
38:13como un fragmento de hielo. Tú perdiste el control. Tu odio y tu envidia te cegaron. Empujaste a Adriana.
38:22Pusiste en riesgo la vida de mi sobrina. Y la de ese bebé. El énfasis en ese bebé fue como una
38:29apuñalada. Victoria sabía lo que esa criatura significaba para él. Una continuación del linaje,
38:35una esperanza, un futuro que él sentía que ella no había podido o no había querido darle.
38:40Fue un accidente. Intentó defenderse, su voz temblando. Fue la consecuencia de tus actos. La
38:50cortó él. Durante semanas has estado sembrando veneno en esta casa, Victoria. Y ahora, por fin,
38:59estamos cosechando los frutos. Comenzó a temer que su relación no estuviera dañada, sino muerta. Si
39:07José Luis ya la miraba con desconfianza, esto era el punto de no retorno, el pecado imperdonable.
39:15Y no se equivocaba. Antes de marcharse para volver al lado de Adriana, el duque se giró en la puerta y
39:20la miró por última vez. Te lo advertí una vez, y te lo repito ahora. Si por tu culpa le ocurre algo
39:28a Adriana o a ese niño, te consideraré directamente responsable. Y no habrá lugar en este mundo donde
39:36puedas esconderte de mí. La amenaza la dejó sin aire. La puerta se cerró, y Victoria se quedó sola en
39:45medio de la inmensa y suntuosa habitación, que de repente se sentía como una celda. Vulnerable,
39:52desesperada, consciente de que todo por lo que había luchado se le escapaba de las manos como
39:58arena fina. El poder, el respeto, el amor de su marido, todo se había desvanecido. Estaba
40:07completamente sola. Mientras tanto, en la casa pequeña, se libraba una batalla muy distinta,
40:14pero igual de intensa. El compromiso forzado entre Irene y Leonardo seguía causando estragos. Don
40:22Hernando, creyéndose vencedor, se pavoneaba por la propiedad, disfrutando de la miseria que había
40:28causado. Pero esa tarde, se encontró con un adversario que jamás habría imaginado. Pedrito,
40:37el hermano pequeño de Bárbara, un niño de no más de diez años pero con el corazón de un león,
40:42se plantó delante del imponente marqués.
40:47Usted, dijo el niño, con su vocecita temblorosa pero decidida. Usted es el que está haciendo
40:53llorar a mi hermana Bárbara. Don Hernando lo miró, primero con diversión, luego con sorpresa. ¿Y
41:01qué si lo soy, jovencito? Pues que no está bien. Bárbara es buena, y quiere a Leonardo,
41:07y usted es un hombre malo por intentar separarlos. Déjela en paz. La valentía del pequeño, su defensa
41:16incondicional y pura de su hermana, desarmó por completo al marqués. Vio en los ojos de Pedrito
41:23una lealtad y un coraje que rara vez había encontrado en los adultos. Por un instante,
41:30el muro de su arrogancia se resquebrajó, y en su lugar apareció un destello de genuina admiración.
41:38Soltó una carcajada, una risa que, por primera vez, no sonaba cruel. Tienes agallas, muchacho.
41:47Más que muchos hombres que conozco, tu hermana tiene suerte de tenerte como defensor.
41:53El gesto de Pedrito no cambió el plan del marqués, pero sembró una semilla inesperada.
42:00Quizás, por primera vez, don Hernando empezó a ver a la familia de Bárbara no como un obstáculo,
42:06sino como personas con una fortaleza que merecía, si no respeto, al menos consideración.
42:13Y como si el día no pudiera traer más sobresaltos, el destino le tenía reservado un último golpe a Alejo.
42:22Atormentado por las dudas, decidió seguir a Luisa. La vio escabullirse hacia el viejo granero,
42:27y su corazón se encogió. Se acercó en silencio, asomándose por una rendija en la madera podrida.
42:36Lo que vio lo dejó en shock. Allí estaban Tomás y Luisa. No hablaban de trabajo ni del tiempo.
42:43Su actitud era tensa, clandestina. Tomás la tenía sujeta por el brazo, su rostro muy cerca del de ella,
42:51susurrando con una intensidad febril. Luisa estaba llorando en silencio, negando con la cabeza.
43:00No parecía una conversación entre amigos. Parecía una coacción, una intimidad forzada,
43:07una conspiración. Desde su ángulo, parecía que estaban a punto de besarse o de matarse.
43:12Era una actitud comprometida, cargada de un secreto que lo excluía a él por completo.
43:21La verdad, o al menos una versión terrible de ella, golpeó a Alejo con la fuerza de un puñetazo.
43:29La evasión de Luisa, el plano, los susurros, todo encajó en un mosaico de traición.
43:36¿Eran amantes, cómplices? ¡Qué oscuro pacto los unía! Viendo a la mujer que amaba en los brazos de otro
43:44hombre, en una escena de secretos y lágrimas, Alejo sintió como el suelo desaparecía bajo sus pies.
43:53La semana terminaba con el futuro de Valle Salvaje pendiendo de la salud de Adriana,
43:57con una duquesa aislada en su propio palacio y con la confianza de un buen hombre destrozada por
44:02una visión que lo cambiaría todo. La calma del paisaje seguía siendo una mentira,
44:08y las tormentas que se habían desatado, apenas habían mostrado la verdadera magnitud de su poder destructor.
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