El director ejecutivo Carlos y su esposa Natalia pusieron fin a su matrimonio de cinco años. Carlos, que juzgó erróneamente a Natalia como una persona manipuladora, la trató con frialdad, sin saber que ella lo había salvado de ser drogado años atrás. Tras el divorcio, se dio cuenta de que la amaba e intentó sin éxito recuperarla en su pastelería. En un momento de vida o muerte, ambos confesaron sus verdaderos sentimientos y se reconciliaron.
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