#avance #capítulo #684
¿Una boda impide otra boda?
El capítulo 684 de La Promesa, que se emite este viernes 26 de septiembre, promete giros inesperados y emociones a flor de piel. Mientras la sombra de la desaparición de Catalina sigue pesando sobre el palacio, una confesión impactante cambia el rumbo de la historia y deja sin aliento a Alonso y Adriano.
En paralelo, Ángela lucha desesperadamente por frenar su boda con Lorenzo, consciente de que él fue quien orquestó el encierro de Eugenia. Sin embargo, ni siquiera e ...
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#‘LaPromesa’, #avance, #capítulo, #684¿Una, #boda, #impide, #otra, #boda
¿Una boda impide otra boda?
El capítulo 684 de La Promesa, que se emite este viernes 26 de septiembre, promete giros inesperados y emociones a flor de piel. Mientras la sombra de la desaparición de Catalina sigue pesando sobre el palacio, una confesión impactante cambia el rumbo de la historia y deja sin aliento a Alonso y Adriano.
En paralelo, Ángela lucha desesperadamente por frenar su boda con Lorenzo, consciente de que él fue quien orquestó el encierro de Eugenia. Sin embargo, ni siquiera e ...
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00:00Una boda impide otra boda. El capítulo 684 de La Promesa, que se emite este viernes 26 de
00:17septiembre, promete giros inesperados y emociones a flor de piel. Mientras la sombra de la desaparición
00:25de Catalina sigue pesando sobre el palacio, una confesión impactante cambia el rumbo de la historia
00:30y deja sin aliento a Alonso y Adriano. En paralelo, Ángela lucha desesperadamente por frenar su boda
00:37con Lorenzo, consciente de que él fue quien orquestó el encierro de Eugenia. Sin embargo,
00:45ni siquiera esa verdad detiene los preparativos de su inminente enlace. Al borde del abismo,
00:52recurre a Samuel y una pregunta del sacerdote abre un resquicio de esperanza. ¿Una boda puede impedir
00:59otra boda? Mientras tanto, en el servicio, Cristóbal impone un sistema de disciplina
01:05implacable. Candela y Ricardo son los primeros castigados y Petra se enfrenta al diagnóstico
01:11médico más preocupante hasta ahora. Un episodio cargado de intrigas, revelaciones y decisiones
01:18imposibles, donde el futuro de Catalina, Ángela y toda la familia Luján podría cambiar para siempre.
01:26El alba del viernes 26 de septiembre se cernía sobre la promesa con una lentitud exasperante,
01:33como si el propio sol se resistiera a iluminar una jornada que prometía ser tan aciaga como las
01:37anteriores. El aire en los pasillos del palacio no era simplemente frío por la estación. Estaba
01:45cargado de un silencio denso, pesado, una ausencia que tenía nombre y apellido, Catalina de Luján.
01:53Su marcha no había sido un simple adiós, sino un desgarro en el tejido mismo de la familia,
01:59una herida abierta que supuraba incertidumbre y temor. En el corazón de esa penumbra se encontraba
02:06don Alonso, marqués de Luján, quien había visto amanecer desde la butaca de su despacho,
02:11con una copa de coñac intacta sobre la mesa y la mirada perdida en los primeros rayos de luz
02:16que teñían de gris los lomos de los libros centenarios. El peso del mundo, o al menos de
02:24su pequeño mundo encapsulado entre los muros de la promesa, parecía recaer enteramente sobre sus
02:29hombros. Cada problema, cada intriga, cada dolor, convergía en él. Y en esos momentos,
02:38la soledad del poder era un abismo. El primer asunto del día, una espina clavada en su orgullo
02:45y su conciencia, tenía que ver con Leocadia. La baronesa había tejido una red de la que era
02:52difícil escapar, una trampa de seda y acero que ahora amenazaba con aprisionar a Ángela en un
02:57matrimonio infame con el capitán Lorenzo de la Mata. Alonso había intentado razonar, apelar a la decencia,
03:05al honor, pero sus palabras se habían estrellado contra el muro de una ambición fría y calculadora.
03:12Esa mañana, sin embargo, estaba dispuesto a emplear una presión distinta, una que rozara
03:18la amenaza. No tuvo que esperar mucho. Leocadia, siempre puntual, siempre impecable en su vestimenta
03:27de luto que no lograba ocultar su espíritu depredador, se presentó en el umbral del despacho
03:32antes incluso de que el servicio hubiera terminado de servir el desayuno.
03:38Alonso, dijo, su voz una mezcla de formalidad y una familiaridad que a él le resultaba cada
03:44vez más irritante. Te encuentro madrugador, supongo que los problemas no entienden de horarios. Pasa,
03:52Leocadia, respondió él, sin levantarse, indicando la silla frente a su escritorio con un gesto cansado.
03:59Y sí, tienes razón. Los problemas que tú misma has ayudado a crear, de hecho, son bastante insomnes.
04:10Ella arqueó una ceja, sentándose con una elegancia estudiada.
04:14¿Yo? Me halagas, Alonso.
04:18No sabía que me atribuyeras tanto poder. Yo solo velo por el futuro de mi hija, como cualquier madre haría.
04:24No me vengas con esa farsa, replicó Alonso, su voz endureciéndose. Sabes perfectamente que este
04:33compromiso es una aberración. Lorenzo no es hombre para Ángela, no es hombre para nadie. Es un buitre
04:40que se alimenta de la desgracia ajena. Quizás, concedió Leocadia, con una sonrisita que no llegó
04:48a sus ojos. Pero es un buitre con un título y una posición. Y en este mundo, querido Alonso,
04:56eso es lo que cuenta. Ángela necesita seguridad, un lugar. Lorenzo se lo ofrece. Mi deber es asegurarme
05:04de que lo acepte. ¿Tu deber? Alonso se levantó, incapaz de contener por más tiempo la frustración
05:10que hervía en su interior. Se acercó a la ventana, dándole la espalda. Tu deber es proteger
05:17a tu hija, no lanzarla a los lobos por un puñado de tierras y un apellido que añadir
05:22al tuyo. Ángela es infeliz. Está aterrorizada. ¿Es que no lo ves? ¿O es que no te importa?
05:32Los sentimientos son un lujo que no siempre podemos permitirnos, dijo Leocadia, su tono
05:37volviéndose gélido. La felicidad es efímera. La seguridad, en cambio, perdura. Ángela lo
05:46entenderá con el tiempo. Las mujeres de nuestra clase aprendemos a encontrar satisfacción en
05:52el cumplimiento del deber. Esto no es deber, es una condena, exclamó Alonso, girándose para
06:00enfrentarla. Te exijo, Leocadia, que anules este compromiso. Ahora mismo, antes de que sea demasiado
06:09tarde y el daño sea irreparable. No puedo hacer eso, Alonso. Y no lo haré. Hay acuerdos que no se
06:18pueden romper. Promesas hechas. ¿Promesas a quién? ¿A Lorenzo? ¿Qué clase de pacto infernal ha sellado con
06:24ese hombre? Leocadia se levantó a su vez, su figura alta y delgada, proyectando una sombra
06:31intimidante a pesar de la luz matutina. Eso, mi querido marqués, no es de tu incumbencia. La boda
06:40se celebrará. Ángela será la esposa del capitán de la mata. Y tú harás bien en aceptarlo. Por el bien
06:47de todos. La tensión en el despacho era tan densa que se podía cortar con un cuchillo. La mención de
06:55por el bien de todos sonó como una amenaza velada, un recordatorio de que Leocadia sabía cosas, de que
07:01tenía poder, de que la telaraña que había tejido tenía hilos que llegaban a los rincones más oscuros
07:06de la promesa. Alonso la miró, una mezcla de rabia y derrota en sus ojos, sabiendo que, por ahora,
07:14esta batalla estaba perdida. Pero la guerra, se juró a sí mismo, estaba lejos de terminar. Mientras
07:23esta tormenta se desataba en la planta noble, en las cocinas y los pasillos del servicio, otra,
07:30más silenciosa pero igualmente ominosa, comenzaba a gestarse. Cristóbal, el nuevo mayordomo, había
07:39decidido que el laxo ambiente de la promesa necesitaba una mano de hierro. Aquella mañana,
07:46reunió a todo el personal en el comedor de servicio, su postura rígida y su rostro inexpresivo
07:51anunciando que las noticias no serían buenas. A partir de hoy, comenzó, su voz cortante como el
07:59viento de invierno. Se implementará un nuevo sistema de disciplina. Se acabaron las charlas
08:07innecesarias, los retrasos y la familiaridad. Cada uno de ustedes será evaluado constantemente.
08:15Hizo una pausa, paladeando el miedo que empezaba a flotar en el aire. Cualquier infracción, por pequeña
08:21que sea, será registrada como una falta. Una camisa mal planchada, un plato servido por el lado incorrecto,
08:30un comentario fuera de lugar. Todo será anotado. Al acumular tres faltas, el despido será inmediato
08:38y sin recomendación. ¿Ha quedado claro? Un murmullo de incredulidad y protesta recorrió la sala. Petra,
08:47a pesar de su evidente malestar físico, se aferró a la mesa, su rostro pálido contraído por la
08:54indignación. Rómulo, a su lado, apretaba los puños con fuerza. Señor Cristóbal, se atrevió a decir
09:04candela, su voz temblando ligeramente. Eso es. Eso es injusto. Somos humanos, cometemos errores. No somos
09:13máquinas. Cristóbal clavó su mirada en ella, unos ojos fríos y vacíos. Precisamente, Candela. Y mi
09:22trabajo es minimizar esos errores hasta que rocen la inexistencia. Usted será la primera en experimentar
09:30la eficacia de mi sistema. Ayer la oí quejarse del estado de las verduras. Eso es una insubordinación
09:37velada. Su primera falta. Candela ahogó un grito, llevándose una mano a la boca. Las lágrimas asomaron
09:46a sus ojos. Y usted, Ricardo, continuó el mayordomo, girándose hacia el antiguo señor
09:52pellicer, quien había intentado pasar desapercibido en una esquina. Su actitud ha sido laxa y melancólica
10:00desde que llegó. Su trabajo carece del vigor necesario. Considero eso una falta grave de
10:07compromiso. Sin embargo, le daré una oportunidad de redimirse y evitar que anote su primera falta.
10:15Todos los ojos se volvieron hacia Ricardo. El hombre, que ya cargaba con el peso de la
10:20culpa por haber contribuido a alejar a pía de su hijo, sintió una nueva oleada de humillación.
10:25¿Qué? ¿Qué debo hacer? Preguntó con voz queda. Cristóbal sonrió, una mueca desprovista de cualquier
10:33calidez. Las chimeneas del ala oeste llevan semanas sin limpiarse a fondo. El hollín es un peligro.
10:43Subirá usted al tejado y las dejará impecables. Antes del mediodía. El silencio que siguió fue sepulcral.
10:49Subir al tejado era una tarea peligrosa, reservada para mozos jóvenes y ágiles,
10:56no para un hombre de su edad y condición, un ex mayordomo reducido a la servidumbre.
11:03Era un castigo diseñado no sólo para disciplinar, sino para humillar. Ricardo tragó saliva,
11:09el sabor metálico de lo probio llenando su boca.
11:12Miró a sus compañeros, vio la piedad y el miedo en sus rostros. No tenía elección. Asintió
11:21lentamente, como ordene el señor mayordomo. La reunión se disolvió en un clima de terror y
11:27resentimiento. Cristóbal había trazado una línea en la arena. A un lado estaba él, al otro, todos los
11:35demás, unidos ahora por un enemigo común. Ricardo, con el corazón encogido, se dirigió al cobertizo
11:44en busca de las escaleras y los cepillos, cada paso un recordatorio de lo bajo que había caído.
11:51La culpa por lo de Pía era un fuego que lo consumía por dentro. Esta humillación era simplemente el viento
11:57que avivaba las llamas. En su habitación, Ángela se sentía como un pájaro enjaulado. La luz del sol
12:06que se filtraba por la ventana no era un consuelo, sino un recordatorio cruel del mundo exterior, de la
12:11libertad que le estaban arrebatando. Había pasado la noche en vela, repasando una y otra vez la
12:18conversación con el capitán Lorenzo el día anterior. Sus palabras, sus sonrisas socarronas, el brillo
12:26depredador en sus ojos. Todo ello la perseguía. Él lo sabía, sabía que ella conocía su implicación en
12:34el encierro de Eugenia, y no sólo no lo negaba, sino que parecía disfrutar de su poder, de tenerla
12:40atrapada. Mi querida Ángela, le había dicho, tomando su mano con una fuerza que desmentía la
12:48supuesta ternura del gesto, pronto seremos marido y mujer. Aprenderemos a entendernos, a,
12:56complementarnos. Descubrirás que tengo muchas virtudes. La crueldad no es una de ellas,
13:03capitán. Había replicado ella, retirando la mano con brusquedad. La crueldad es sólo una herramienta,
13:11como la amabilidad. Todo depende del objetivo. Y mi objetivo ahora es hacerte mi esposa y asegurar
13:18nuestro futuro. Un futuro brillante, te lo prometo. No luches contra ello. Sería agotador para ti. La
13:27amenaza era clara. Estaba sola. Su madre, Leocadia, era su carcelera, no su aliada. Alonso, a pesar de
13:37sus buenas intenciones, parecía impotente. La boda era una losa que avanzaba inexorablemente para
13:45aplastarla. Su destino, como ella misma había pensado, parecía sellado. Pero la desesperación,
13:53a veces, es la madre del ingenio. O, al menos, de la audacia. Ángela se vistió con una rapidez
14:02febril. No podía quedarse allí esperando el final. Tenía que hacer algo. Había una última
14:08persona a la que podía recurrir, un último santuario donde suplicar ayuda. Se cubrió la
14:15cabeza con un velo, y sin decir nada a nadie, se deslizó fuera del palacio como una sombra,
14:21tomando el camino que llevaba a la pequeña iglesia del pueblo. El padre Samuel estaba en la sacristía,
14:28organizando los ornamentos para la misa del domingo, cuando la joven irrumpió,
14:33con el rostro desencajado y la respiración agitada.
14:38—Padre —exclamó, su voz un susurro roto—, necesito su ayuda. Por el amor de Dios,
14:44necesito que me ayude. El sacerdote, un hombre de rostro bondadoso y ojos sabios,
14:51dejó lo que estaba haciendo y la condujo a un banco de madera en la penumbra de la iglesia.
14:58El aire olía a cera vieja e incienso, un aroma que siempre había traído paz a Ángela,
15:03pero que ahora no lograba calmar el tamborileo frenético de su corazón.
15:09—Hija mía, Calmeid, cuéntame qué te aflige de tal manera. Con lágrimas en los ojos y la voz
15:15entrecortada, Ángela le contó todo.
15:17—El compromiso forzado, la maldad de Lorenzo, el conocimiento de su participación en el destino
15:26de Eugenia, la indiferencia de su propia madre. Habló de su miedo, de su desesperanza,
15:34de sentirse atrapada en una red sin escapatoria.
15:36—La boda es en pocos días, padre. No puedo casarme con él. No puedo. Sería como vender
15:45mi alma al diablo.
15:47—Moriría en vida. No hay nada que se pueda hacer. Ninguna ley de Dios o de los hombres
15:51que pueda protegerme.
15:54El padre Samuel la escuchó con paciencia y una profunda compasión. Cuando ella terminó,
15:59se quedó en silencio por un largo momento, con los dedos entrelazados sobre su regazo,
16:05sumido en sus pensamientos.
16:08—La situación es grave, Ángela. Muy grave. Dijo finalmente, su voz solemne.
16:14—Las leyes de los hombres, en este caso, favorecen los acuerdos entre familias.
16:21Un compromiso es un contrato casi tan vinculante como el propio matrimonio. Romperlo sin el consentimiento
16:27de ambas partes acarrearía un escándalo y posibles represalias legales para tu familia.
16:34—No me importa el escándalo. Soy ozo ella. Prefiero ser una paria a ser la esposa de ese
16:39monstruo.
16:41—Lo sé, hija, pero debemos ser astutos. La confrontación directa, en este caso,
16:47podría ser contraproducente.
16:50—Tu madre y el capitán tienen el poder de tu lado. Necesitamos encontrar una solución que sea.
16:55—Inexpugnable, una que anule la situación de raíz. Ángela lo miró, una chispa de esperanza
17:03temblando en sus ojos anegados en lágrimas.
17:07—¿Existe tal solución? El sacerdote se inclinó hacia ella, su voz bajando a un murmullo
17:13confidencial, casi conspirador.
17:17La luz de un cirio cercano iluminaba la mitad de su rostro, dejando la otra en la sombra.
17:22—Dime, Ángela, en las leyes de la iglesia, un hombre y una mujer comprometidos no pueden
17:29casarse si uno de ellos ya está casado con otra persona.
17:35—El sacramento del matrimonio es indisoluble. Crea un vínculo que nada ni nadie puede romper,
17:41salvo la muerte.
17:41—Ella lo miró, sin comprender del todo a dónde quería llegar. ¿Y eso qué? El padre
17:49Samuel la miró fijamente, y en sus ojos no sólo había compasión, sino un destello de
17:55inteligencia audaz.
17:58—Le lanzó la pregunta, una pregunta que no era una simple cuestión, sino una llave,
18:03una puerta, una posible salvación envuelta en un riesgo enorme.
18:07—Ángela, respóndeme a esto. ¿Una boda puede impedir otra boda? La pregunta quedó
18:16suspendida en el aire sagrado de la iglesia.
18:20Ángela contuvo la respiración. Al principio, la idea era tan impactante, tan radical, que
18:26su mente se negó a procesarla.
18:28—¿Una boda, para impedir otra boda? Lentamente, como el sol que despunta en el horizonte, el
18:36significado completo de sus palabras comenzó a iluminar la oscuridad de su desesperación.
18:43—Casarse, casarse con otro hombre, en secreto, un matrimonio válido a los ojos de Dios que
18:48haría imposible su unión con Lorenzo.
18:50—La enormidad del plan la dejó sin aliento. Era una locura, era peligroso, era un desafío
18:57a todo su mundo. Pero también era la única salida que había vislumbrado en semanas. Una
19:04pequeña y temblorosa llama de esperanza comenzó a arder en su pecho, una llama que amenazaba
19:09con convertirse en un incendio de rebelión. Miró al sacerdote, y por primera vez en mucho
19:15tiempo, sus ojos no solo reflejaban miedo, sino una incipiente y férrea determinación.
19:23Mientras Ángela encontraba un resquicio de esperanza en la iglesia, en el taller de la
19:27promesa, Manuel se ahogaba en sus propias dudas.
19:32El zumbido familiar de los motores, el olor a aceite y metal, que normalmente eran su refugio,
19:39hoy no le ofrecían consuelo alguno. Se movía entre las piezas de su aeroplano con la
19:45mente a mil kilómetros de distancia, atrapado en un laberinto de presiones familiares y
19:50un conflicto interno que lo desbordaba. La ausencia de Catalina era una parte de esa
19:57carga. Se sentía culpable por no haberla visto venir, por no haber estado más atento
20:02a la angustia de su hermana. Pero el nudo principal de su tormento tenía otro nombre,
20:09Enora. La presión para que formalizara su relación con ella era cada vez más intensa, un coro de
20:15voces, liderado por su madre, que le recordaba constantemente su deber, el futuro del marquesado,
20:22la necesidad de un heredero. Pero su corazón era un campo de batalla, sus dudas sobre Enora no hacían
20:29más que crecer. Había algo en ella, una ambición, una frialdad calculada que a veces vislumbraba bajo
20:37su fachada de encanto y dulzura. No podía evitar compararla, en el silencio de su mente, con Yana.
20:46Yana, la doncella que había trastocado su mundo, la mujer a la que amaba con una intensidad que lo
20:51asustaba y que, por las barreras insalvables de su sociedad, nunca podría ser suya. El conflicto lo
21:00estaba destrozando. Se sentía un cobarde. Cobarde por no enfrentarse a su familia y rechazar a Enora.
21:08Cobarde por no luchar por Yana. Cobarde por no ser el hombre que quería ser. Dejó caer una llave
21:13inglesa al suelo con un estrépito metálico que resonó en el silencio del taller. Apoyó las manos en
21:21la carlinga del avión y dejó caer la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. No puedo, murmuró
21:28para sí mismo. No puedo seguir así. Estaba atrapado. Atrapado entre el deber y el deseo, entre la razón
21:35y el corazón. Y cada día que pasaba, los muros de su prisión personal parecían encogerse un poco más.
21:45De repente, la puerta del taller se abrió y la figura de su padre, Alonso, apareció en el umbral.
21:51La expresión del marqués era sombría, casi devastada. Llevaba un sobre en la mano, y la
21:58forma en que lo sostenía, como si quemara, alertó a Manuel de que algo terrible había ocurrido.
22:06Manuel, tenemos que hablar. Dijo Alonso, su voz grave y tensa. Padre, ¿qué pasa? ¿Son noticias de
22:14Catalina? Alonso no respondió de inmediato. Entró en el taller y se acercó a su hijo,
22:20extendiéndole el sobre. Ha llegado esto, con un mensajero de Luján. Es de Catalina. O, mejor dicho,
22:29es sobre ella. Manuel tomó el sobre con manos temblorosas. Lo abrió. Dentro no había una carta
22:36de su hermana, sino un documento formal, una declaración jurada ante notario. Y lo que leyó en
22:44esas líneas mecanografiadas lo dejó helado, más que cualquier tormenta de invierno. Fue en ese preciso
22:52instante cuando, en el salón principal, Adriano, que había llegado a la promesa alertado por la
22:58creciente preocupación de la familia, leía una copia del mismo documento junto a un Alonso que
23:03parecía haber envejecido diez años en una hora. La revelación que Catalina había decidido hacer
23:10oficial, el secreto que había guardado y que finalmente la había empujado a huir,
23:15sacudió los cimientos del palacio con la fuerza de un terremoto.
23:21No era una simple confesión, era una bomba. Una que dejaba en shock a Adriano y Alonso,
23:27y que cambiaba por completo el tablero de juego de todas las intrigas que se tejían en la promesa.
23:31La confesión detallaba, con una frialdad notarial que la hacía aún más brutal,
23:39la verdadera naturaleza de la relación entre ella y el varón de Valladares.
23:45No era una simple cuestión de negocios o de una manipulación financiera. Catalina confesaba haber
23:51descubierto que el varón, Jacobo, había sido el amante de su difunta madrastra y que, juntos,
23:57habían conspirado durante años para desviar fondos del patrimonio de los Luján.
24:04Pero la parte más devastadora, la que hizo que Alonso tuviera que sentarse para no caer,
24:09era la afirmación de Catalina de tener pruebas de que Jacobo había estado directamente involucrado
24:14en el accidente que le costó la vida a su madre. Acusaba al hombre que ahora se paseaba por su casa
24:21como un amigo de la familia de ser, en esencia, un asesino. Dios santo, musitó Adriano, dejando
24:30caer el papel sobre la mesa. ¿Esto es posible? Alonso no podía hablar, el aire se le había escapado
24:38de los pulmones. El rostro de Jacobo, sus palabras amables, sus gestos de condolencia, todo se repetía
24:45en su mente ahora bajo una luz siniestra y monstruosa. La huida de Catalina ya no era el capricho de una
24:52joven abrumada, era la fuga de una testigo aterrorizada que sabía demasiado. En ese momento,
25:00como si hubiera sido invocado por la propia maldad, el varón de Valladares entró en el salón,
25:05con su habitual sonrisa afable en el rostro.
25:08Alonso, Adriano, buenos días. ¿Alguna novedad sobre nuestra querida Catalina? Se detuvo en
25:16seco al ver sus rostros. La sonrisa se desvaneció de sus labios. ¿Ocurre algo? Parecéis haber visto
25:24un fantasma. Alonso se levantó lentamente, el documento temblando en su mano. Sus ojos,
25:32normalmente amables, eran ahora dos trozos de hielo afilado. Jacobo, dijo, y su voz era un trueno
25:41contenido. Acabamos de recibir noticias. Y sí, en cierto modo, tienen que ver contigo.
25:49Catalina ha confesado algo. Algo que lo cambia todo. El varón palideció ligeramente,
25:55pero su compostura era la de un jugador de póker consumado.
25:58Ah, sí, ¿y qué podría haber confesado esa muchacha que fuera de tanta importancia?
26:07Fue entonces, en un acto de cinismo supremo, que decidió jugar su carta. Viendo que el secreto
26:13estaba a punto de estallar, optó por una confesión controlada, una mentira a medias para desviar el
26:19golpe.
26:19Escuchad, dijo, adoptando un tono de pesar. Supongo que ya no tiene sentido ocultarlo.
26:30Si Catalina se ha marchado, es por mi culpa. Soy el responsable de su marcha. Alonso y Adriano lo
26:37miraron, atónitos por su descaro.
26:39¿A qué te refieres? Preguntó Adriano, desconfiado. Tuvimos un desacuerdo, continuó Jacobo, eligiendo
26:49sus palabras con sumo cuidado.
26:51Le hice una proposición, una proposición de matrimonio. Pensé que unir nuestras familias
26:58sería beneficioso para todos. Pero ella lo rechazó de forma, violenta, se sintió acosada,
27:05presionada. Me dijo que prefería huir antes que volver a verme. Y eso hizo. La culpa me corroe,
27:12os lo aseguro. La mentira era brillante en su simpleza.
27:16Reducía la complejidad de su crimen a un simple rechazo amoroso, pintándolo a él como
27:23un pretendiente torpe y a Catalina como una joven dramática. Pero Alonso, con la confesión
27:30real en la mano, no se lo tragó. Una proposición de matrimonio. Repitió Alonso, su voz cargada
27:37de un sarcasmo gélido. ¿Es eso todo lo que tienes que decir? ¿No hay nada sobre mi difunta
27:43esposa? ¿Nada sobre fondos desviados? ¿Nada sobre un accidente providencial?
27:49El rostro de Jacobo se transformó. La máscara de afabilidad cayó, revelando por un instante
27:55al depredador que había debajo. Supo que lo sabían, o que, al menos, sabían lo suficiente
28:02como para que su mentira no sirviera de nada. En ese tenso instante, la puerta se abrió
28:10de nuevo y apareció Leocadia. Vio los rostros, el documento sobre la mesa, y comprendió que
28:16la crisis había estallado. Su implicación en el plan del varón, su silencio cómplice
28:22a cambio de apoyo para el matrimonio de Ángela, estaba a punto de salir a la luz.
28:29Su propio mundo comenzaba a desmoronarse. La pregunta ya no era qué había dicho Catalina,
28:34sino hasta dónde llegaba la red de engaños y quién más caería con ella. En el tejado
28:41de la promesa, el viento soplaba con una fuerza traicionera. Ricardo Pellicer se aferraba a la
28:47ladera de Pizarra, cada músculo de su cuerpo tenso por el esfuerzo y el miedo. Debajo de
28:54él, el patio parecía un diminuto tablero de ajedrez. Un mal paso, un resbalón, y todo
29:00habría terminado. La tarea era humillante, sí, pero sobre todo, era peligrosa. Mientras introducía
29:09el cepillo en la primera chimenea, el hollín le cubría el rostro y las manos, metiéndose en sus
29:14pulmones con cada bocanada de aire. Pero el malestar físico no era nada comparado con el
29:21tormento de su mente. Cada movimiento precario en las alturas era una metáfora de su propia vida. Un
29:27equilibrio inestable sobre un abismo de errores y arrepentimientos. Pensaba en Pía, en su rostro
29:35lleno de angustia cuando le arrebataron a su hijo. Él había sido parte de eso. Había obedecido, había
29:43facilitado la mentira, y la culpa lo carcomía como un ácido. ¿Cómo podía redimirse de algo así? ¿Cómo
29:51podía volver a mirarse al espejo? Este castigo, esta humillación pública, casi se sentía merecida.
29:59Un pequeño pago en una deuda que sabía impagable. Abajo, en la zona de servicio,
30:05la vida continuaba, pero teñida por la nueva tiranía de Cristóbal.
30:08Candela trabajaba en silencio, con los ojos enrojecidos, temerosa de cometer otro error que
30:17la acercara al despido. Lope la observaba desde la cocina, con el corazón encogido de rabia e
30:24impotencia. Todos caminaban de puntillas, hablaban en susurros, como si el propio aire tuviera oídos.
30:33La promesa se había convertido en una prisión no solo para los señores, sino también para ellos.
30:43En su habitación, Petra yacía en la cama, su respiración superficial y dificultosa.
30:50El doctor Salazar acababa de marcharse tras un examen exhaustivo. Su rostro no presagiaba nada bueno.
30:58Señorita Petra le había dicho con una seriedad que no admitía réplica.
31:03Su estado es más delicado de lo que pensaba. Esto no es un simple agotamiento. Su corazón
31:10está trabajando demasiado y sus pulmones están congestionados. Voy a aumentar la dosis de su
31:17medicación, pero es imperativo que guarde reposo absoluto. Ni un solo esfuerzo, ¿me entiende? Su
31:24salud está en juego. Petra había sentido débilmente. Por primera vez en su vida,
31:31esta mujer de hierro, que siempre había controlado cada aspecto de su dominio, se sentía frágil,
31:38vulnerable. La enfermedad la estaba despojando de su armadura, dejándola expuesta a sus propios
31:45miedos y a la indiferencia de aquellos a los que había servido con una lealtad a menudo cruel.
31:49El desmayo, el empeoramiento de su estado, eran síntomas de algo más profundo. Su cuerpo,
31:58al igual que su espíritu, finalmente comenzaba a sucumbir bajo el peso de una vida de secretos,
32:04rencores y devociones no correspondidas. Estaba sola, enferma, y por primera vez,
32:12asustada, de vuelta en la iglesia, la idea sembrada por el padre Samuel había echado
32:17raíces en la mente de Ángela. Ya no era una posibilidad descabellada, sino un plan concreto,
32:25audaz y aterrador. ¿Casarme? Repitió, esta vez no como una pregunta, sino como una afirmación que
32:33exploraba. ¿Pero con quién, y cómo, mi madre me tiene vigilada? Lorenzo no me quita ojo de encima.
32:43La fe mueve montañas, Ángela, y la desesperación nos da una fuerza que desconocemos, respondió el
32:49sacerdote. No necesitas un gran amor para este acto, sino un aliado. Alguien de confianza, alguien
32:58que esté dispuesto a arriesgarse por ti, a unirse a ti en un matrimonio sacramental que,
33:03aunque no se consume por amor, sea válido ante Dios y, por tanto, un impedimento legal e irrefutable
33:10para tu boda con el capitán. La mente de Ángela se aceleró, buscando rostros, nombres. ¿Quién podría
33:18ayudarla? ¿Quién se atrevería a desafiar a su madre y a Lorenzo? El riesgo era inmenso. El hombre
33:24que la ayudara se convertiría en enemigo de dos personas muy poderosas. Mientras su mente trabajaba,
33:31su madre, Leocadia, acorralada tras la revelación en el salón, había subido a buscarla. Al no
33:40encontrarla en su cuarto, un pánico helado la invadió. Su hija, la pieza clave de su plan maestro,
33:47se había esfumado. ¿Habría huido? ¿Habría cometido una locura? Desesperada, Leocadia recorrió los
33:56pasillos, su compostura quebrándose por primera vez. Trató de convencerse de que Ángela solo había
34:03salido a tomar el aire, pero su instinto le decía que algo más estaba ocurriendo. No sabía que,
34:11en ese mismo instante, su hija no estaba huyendo sin rumbo, sino trazando una huida mucho más elaborada.
34:17Una fuga no del palacio, sino de su destino. Cuando finalmente encontró a Ángela regresando
34:26de la iglesia, con una extraña calma en su rostro, una determinación en sus ojos que Leocadia nunca
34:32antes había visto, trató de hacerla entrar en razón una última vez, sin saber que ya era demasiado tarde.
34:38Ángela, ¿dónde te habías metido? ¿Me tenías con el alma en un vilo? Dijo, intentando que su voz
34:46sonara más preocupada que autoritaria. He ido a rezar, madre. Respondió Ángela, su voz firme. Rezar
34:55está bien, pero debes ser realista. La boda se acerca, tienes que prepararte, tienes que aceptar tu
35:04deber. Ángela se detuvo y miró a su madre directamente a los ojos. Ya he aceptado mi deber,
35:12madre. El deber de salvarme a mí misma. Leocadia la miró, desconcertada por el cambio. No era la
35:20joven asustada de la mañana. Era una mujer con un plan. Una mujer que había encontrado un arma
35:25secreta en el lugar más inesperado. Sin que su madre pudiera sospecharlo, Ángela ya había empezado
35:33a mover los hilos de su propia salvación, un plan nacido de una pregunta desesperada en una iglesia
35:38solitaria. ¿Una boda puede impedir otra boda? El día en la promesa llegaba a su fin, pero la noche
35:46solo prometía una oscuridad más profunda. En el palacio, una confesión había destapado una trama
35:53de asesinato y traición que amenazaba con destruirlo todo. En el servicio, la tiranía
36:01había sembrado el miedo, llevando a un hombre a un tejado peligroso y a una mujer a un lecho de
36:06enfermedad grave. Y en el corazón de una joven desesperada, una idea radical había prendido,
36:14una que podría salvarla o condenarla para siempre. Nada estaba resuelto. Cada hilo de la trama se había
36:22tensado hasta el punto de ruptura. Y en el silencio que precedía a la inevitable tormenta,
36:29todos los habitantes de la promesa, señores y sirvientes por igual, contenían la respiración,
36:36esperando el momento en que todo, finalmente, se rompiera en mil pedazos.
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