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#capítulo670 #septiembre #mató
La Promesa: Acorralada por Lorenzo, Leocadia revive el asesinato de Jana

El palacio de La Promesa se prepara para una de sus revelaciones más impactantes. En el capítulo de este viernes, la verdad sobre la muerte de Jana está más cerca que nunca de salir a la luz, pero no es el único secreto que amenaza con dinamitar la vida de los Luján.

Manuel da un golpe sobre la mesa con una decisión que cambiará su destino y el de su familia para siempre, mientras la angustiosa búsqueda de Ángela por part ...
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00:00La promesa. Acorralada por Lorenzo, Leocadia revive el asesinato de Yana. El palacio de
00:12la promesa se prepara para una de sus revelaciones más impactantes.
00:17En el capítulo de este viernes, la verdad sobre la muerte de Yana está más cerca que nunca de
00:23salir a la luz, pero no es el único secreto que amenaza con dinamitar la vida de los Luján.
00:30Manuel da un golpe sobre la mesa con una decisión que cambiará su destino y el de su familia para
00:36siempre, mientras la angustiosa búsqueda de Ángela por parte de Curro lo pone en un peligroso rumbo
00:41de colisión con Lorenzo. A su vez, Catalina celebra una humillante victoria contra el
00:49varón de Valladares, sin saber las consecuencias que podría acarrear. En medio de decisiones
00:57irrevocables y amores que desbordan, la tensión alcanza su punto álgido cuando Lorenzo, más
01:03calculador que nunca, empuja a Leocadia al límite. Sometida a un cruel chantaje, la señora
01:11de Figueroa se verá obligada a enfrentarse a los fantasmas de esa noche fatídica.
01:16¿Fue ella quien acabó con la vida de Yana? Los recuerdos reprimidos están a punto de emerger,
01:24y con ellos, la respuesta a la pregunta que todos se hacen.
01:31La jornada comenzó con una deflagración en el corazón mismo de la familia Luján,
01:35una explosión que no hizo ruido pero cuya onda expansiva sacudió los cimientos de su linaje.
01:40Manuel, el heredero, el pilar sobre el que se suponía que debía descansar el futuro de la
01:49casa, reunió a sus padres y a su hermana en el despacho de Alonso.
01:56Su semblante, habitualmente sereno y a veces melancólico, mostraba una determinación granítica,
02:02una resolución forjada en noches de insomnio y anhelos reprimidos.
02:06Cruz, la marquesa, lo observaba con esa mezcla de impaciencia y orgullo maternal que la caracterizaba.
02:18Alonso, por su parte, mantenía una expresión más neutra, aunque sus ojos,
02:23cansados por el peso de innumerables preocupaciones, no perdían detalle.
02:27Catalina, siempre pragmática y directa, esperaba el motivo de tan solemne convocatoria.
02:36Padre, madre, Catalina, comenzó Manuel, su voz clara y firme, desprovista de cualquier atisbo de duda.
02:47Les he reunido porque debo comunicarles una decisión que he tomado. Es una decisión irrevocable y que
02:55afectará a mi futuro y, por ende, al de todos nosotros.
03:01Un silencio expectante se instaló en la estancia. Cruz esbozó una leve sonrisa,
03:07imaginando, quizás, un anuncio de expansión, un nuevo negocio que añadir al patrimonio familiar.
03:13He decidido renunciar a mi cargo en la empresa familiar, soltó Manuel,
03:21y sus palabras cayeron en la habitación con el peso de lápidas.
03:28La sonrisa de Cruz se desvaneció, reemplazada por una máscara de incredulidad. Alonso se hirguió
03:34en su asiento, su ceño frunciéndose. Catalina abrió los ojos de par en par,
03:41sorprendida por la audacia de su hermano. Te. ¿Qué estás diciendo, Manuel? Balbuceó la marquesa.
03:51¿Renunciar? ¿Te has vuelto loco? ¿Es una broma de pésimo gusto? No es ninguna broma,
03:57madre, replicó él, sosteniendo su mirada.
04:03He dedicado años de mi vida a un trabajo que no me llena, a un camino que no he elegido.
04:07He seguido las expectativas, he cumplido con mi deber como hijo y como heredero. Pero ya no puedo
04:17más. Siento que me ahogo, que cada día que paso en ese despacho es un día que le robo al hombre que
04:25realmente quiero ser. ¿Y quién se supone que quieres ser, si no es un Luján? Espetó Cruz,
04:33su voz subiendo de tono, afilada por la indignación.
04:40Esa empresa es tu legado, tu derecho de nacimiento. Mi legado, continuó Manuel con calma,
04:47una calma que enervaba aún más a su madre, quiero construirlo yo mismo.
04:54Voy a fundar mi propia compañía, una empresa dedicada a la aviación, a diseñar y construir aeroplanos.
05:00Es mi pasión, es lo que me hace sentir vivo, y es a lo que voy a dedicar el resto de mis días.
05:12Alonso, que había permanecido en silencio, se pasó una mano por el rostro.
05:17Hijo, dijo con voz grave, comprendo tu pasión.
05:20Siempre la he conocido, pero los tiempos son difíciles. Abandonar la seguridad del negocio
05:28familiar por una aventura en los cielos, es una insensatez.
05:33La mayor insensatez, padre, sería seguir viviendo una mentira, contestó Manuel.
05:39No les pido su aprobación, aunque me gustaría tenerla. Les comunico mi decisión.
05:50A partir de hoy, consideren mi puesto vacante. No quiero un solo céntimo de la empresa.
05:58Empezaré de cero, con mis propios medios. La discusión se prolongó. Un torbellino de reproches,
06:04súplicas y advertencias. Pero Manuel se mantuvo inquebrantable. Era un hombre nuevo,
06:13un hombre que había roto sus cadenas y que miraba al horizonte, a ese cielo que siempre
06:17le había llamado, con la convicción de quien por fin ha encontrado su lugar en el mundo.
06:25Su valiente paso marcaba un antes y un después, una fractura en la dinastía Luján que dejaría
06:30cicatrices profundas y redefiniría para siempre la relación con su familia.
06:38Cuando salió del despacho, dejando tras de sí a unos padres atónitos y a una hermana
06:43secretamente admirada, respiró hondo, sintiendo por primera vez en mucho tiempo el dulce sabor
06:49de la libertad. Mientras la tormenta se gestaba en los salones nobles, otra, más íntima y desesperada,
06:57arrasaba el alma de curro. La desaparición de Ángela era un veneno que se extendía por sus
07:05venas, una angustia que no le daba tregua ni de día ni de noche. Cada hora que pasaba sin noticias
07:14era una tortura, una nueva vuelta de tuerca en su sufrimiento. Había recorrido cada rincón de la
07:23finca, cada sendero, cada bosquecillo. Había preguntado a cada jornalero, a cada sirviente,
07:30a cada rostro conocido, pero la respuesta era siempre la misma. Un encogimiento de hombros,
07:36una mirada compasiva, un silencio que era más elocuente que cualquier palabra.
07:43Su frustración crecía en paralelo a su desconfianza, una desconfianza que tenía un
07:48único y odiado destinatario, el capitán Lorenzo de la Mata. Estaba convencido, con la certeza visceral
07:57que nace del instinto, de que él estaba detrás de todo. Lo veía en su sonrisa cínica, en el brillo
08:07burlón de sus ojos cada vez que se cruzaban. Lorenzo disfrutaba de su dolor, se regodeaba en su
08:15angustia. Aquella mañana, incapaz de soportar más la inacción, lo confrontó en los jardines.
08:24Lorenzo podaba unos rosales con una parsimonia exasperante, como si el mundo y sus tragedias
08:29le fueran completamente ajenos.
08:34¿Dónde está? Preguntó Curro, su voz ronca por la rabia contenida. No se anduvo con rodeos.
08:40Lorenzo se volvió lentamente, una ceja arqueada en un gesto de fingida sorpresa.
08:48Disculpa, muchacho, ¿se te ha perdido algo?
08:54No se haga el estúpido conmigo, capitán, si se ocurro, acercándose a él. Sabe perfectamente de quién
09:01hablo. ¿Dónde está Ángela? ¿Qué le ha hecho? Vaya, vaya, acusaciones muy graves, replicó
09:10Lorenzo, dejando las tijeras de podar en un banco de piedra. Deberías tener más cuidado con las
09:19palabras que usas. Podrían volverse en tu contra. Deje de jugar conmigo, estalló Curro,
09:26sus puños apretados con fuerza a los costados. Disfruta con esto, ¿verdad? Disfruta viéndome
09:35sufrir. Siempre ha sido así. Su crueldad no tiene límites. Mi crueldad, dijo Lorenzo,
09:43su voz bajando a un susurro gélido, no es más que un pálido reflejo de las afrentas que he tenido
09:49que soportar. Pero te equivocas si crees que pierdo mi tiempo en niñerías. La desaparición
09:57de esa muchacha es un asunto que no me concierne. Mintió, mintió con la facilidad con la que
10:05respiraba. Y Curro lo supo, vio la mentira en el fondo de sus ojos, una sombra fugaz de triunfo que
10:11no pudo reprimir. Pero no tenía pruebas. No tenía nada más que su convicción, una convicción que lo
10:21consumía y que lo impulsaba a seguir buscando, a no rendirse, aunque cada pista se esfumara como humo
10:26entre sus dedos y cada puerta se cerrara en su cara. La angustia se convertía en un motor, uno que
10:35lo empujaba al borde de la desesperación, pero que también afilaba su determinación de desenmascarar
10:40al monstruo que se ocultaba tras la impecable fachada del Capitán de la Mata. Lejos de esa
10:48tensión palpable, en un rincón más amable del palacio, un frágil puente se reconstruía.
10:57Vera y Lope, después de días de distancia y malentendidos, habían encontrado el camino de
11:02regreso el uno al otro. El descubrimiento de la verdadera identidad de Vera, su origen noble,
11:11había sido un golpe para Lope, un abismo social que parecía insalvable. Pero el amor, cuando es
11:20verdadero, es un arquitecto tenaz, capaz de erigir pasarelas donde otros solo ven precipicios.
11:26Se encontraron en la quietud de la galería que daba a los jardines traseros, el sol de
11:33la mañana filtrándose a través de los cristales y dibujando patrones de luz en el suelo.
11:41Te he echado de menos, susurró Vera, sus ojos fijos en los de él, buscando la confirmación
11:47de que el sentimiento era mutuo.
11:52Y yo a ti, respondió Lope, su voz apenas un murmullo. No ha habido un momento en que no
11:58pensara en ti, en nosotros. Tomó sus manos, un gesto que sellaba la tregua. Perdóname,
12:07Vera, fui un necio, me asusté.
12:09La idea de, de que eres una duquesa y yo un simple cocinero. No eres un simple cocinero,
12:18Lope, le interrumpió ella con dulzura.
12:24Eres el hombre del que me he enamorado. Y yo no soy una duquesa aquí. Aquí soy Vera,
12:29la doncella que te quiere más que a nada en el mundo.
12:34Eso es lo único que importa. Se abrazaron, un abrazo largo y necesario que disolvía la
12:39las últimas sombras de la desconfianza.
12:44La cercanía perdida se recuperó en un instante. La conexión entre ellos tan fuerte y vibrante
12:51como siempre.
12:55Sin embargo, una nube persistía en el horizonte de su recién recuperada felicidad.
13:02¿Y tu familia? Preguntó Lope, apartándose un poco para mirarla. ¿Qué pasará cuando quieran
13:08que vuelvas? ¿Cuando te exijan que te comportes como lo que eres?
13:15La expresión de Vera se ensombreció ligeramente. Mi padre, ha vuelto a la promesa.
13:23¿Quiere hablar conmigo? El corazón de Lope se encogió. ¿Y qué le dirás? La verdad.
13:28Que mi vida está aquí, contigo, afirmó ella con convicción. Pero las ilusiones familiares
13:37de Vera, su esperanza de que pudieran aceptar su elección, seguían siendo un punto de fricción.
13:42Lope, más pragmático y consciente de las rígidas barreras sociales de su tiempo, no podía evitar
13:52sentir un nudo de preocupación en el estómago. Temía por ella, por la presión a la que se vería
14:00sometida. Temía por ellos, por la fragilidad de un amor que florecía en un terreno prohibido.
14:05Y no era el único. Entre sus compañeros del servicio, la reconciliación era motivo
14:14de alegría, pero también de inquietud. Todos sabían que la felicidad de Lope e Ibera pendía
14:22de un hilo muy fino, un hilo que los poderosos padres de ella podían cortar en cualquier momento.
14:30El temor a lo que pudiera venir ensombrecía la alegría del presente, un recordatorio constante
14:35de que su amor, por puro y sincero que fuera, era una anomalía en el orden establecido,
14:41una hermosa flor silvestre creciendo en la grieta de un muro de granito.
14:48La opresión, sin embargo, adquiría formas mucho más crudas y directas en otras partes del servicio.
14:57Para Pía y Ricardo, la jornada era un descenso a los infiernos de la humillación.
15:02La terrible decisión de Cristóbal, el nuevo y tiránico mayordomo, había caído sobre ellos
15:11como una sentencia inapelable. Uno de los dos debía abandonar la promesa.
15:18Su amor, descubierto y expuesto, se había convertido en un crimen a los ojos del hombre
15:23que ahora regía sus vidas con mano de hierro.
15:29Pero el castigo no se detuvo ahí. Cristóbal, en un acto de perversidad calculada, había
15:35decidido degradar a Ricardo.
15:36El que fuera un hombre respetado, el antiguo ayuda de cámara del marqués, era ahora un
15:45simple mozo, obligado a realizar las tareas más ingratas bajo la supervisión de todos.
15:53Y para hacer la herida más profunda, había dado carta blanca a Santos, su lacayo y esbirro,
15:59para que se ensañara con ellos.
16:00Santos, un hombrecillo de alma ruin y ambición desmedida, no desaprovechó la oportunidad.
16:13Con el beneplácito de su superior, convirtió cada tarea de Ricardo en una tortura psicológica.
16:18Más rápido, Ricardo, más rápido, le ladraba mientras el hombre pulía la plata con manos
16:28temblorosas.
16:32Parece que se te han olvidado los rudimentos del oficio, o es que el amor te ha ablandado
16:36las manos y el cerebro.
16:41Pía, que observaba la escena desde la distancia con el corazón encogido, tuvo que morderse
16:46la lengua para no intervenir.
16:51Cada burla de Santos era una puñalada en su propio pecho.
16:54Ricardo aguantaba el chaparrón con una dignidad estoica, su mandíbula apretada, sus ojos fijos
17:01en su labor, negándose a darle al lacayo la satisfacción de verlo doblegarse.
17:08Más tarde, en el patio de servicio, mientras Ricardo acarreaba a pesados cubos de agua,
17:14Santos volvió a la carga.
17:16Mira, Pía, dijo en voz alta, para que todos lo oyeran.
17:23Ahí tienes a tu galán, un verdadero Hércules.
17:28Lástima que su fuerza no le sirva para mantener un empleo decente.
17:32Ni a una mujer a su lado.
17:36Fue la gota que colmó el vaso.
17:38Pía se acercó a ellos, su mirada encendida de furia.
17:41Déjelo en paz, Santos.
17:46Ya ha tenido su ración de crueldad por hoy.
17:49Santos sonrió, una sonrisa torcida y malévola.
17:55Crueldad, señor Adarre, yo lo llamo disciplina.
17:58El señor mayordomo quiere que todo funcione a la perfección.
18:01Y los elementos díscolos, dijo, mirando despectivamente a Ricardo, deben ser puestos en su lugar.
18:10La situación era insostenible.
18:16Pía y Ricardo, atrapados en la red de Cristóbal, se resignaban a la inevitable separación.
18:25El futuro que habían soñado juntos se desmoronaba, reducido a cenizas por la tiranía de un hombre resentido.
18:30La humillación era un veneno lento, pero la impotencia era aún peor.
18:39Aceptaban su destino con el corazón roto, sabiendo que la crueldad de Santos era sólo el principio de un largo y doloroso calvario,
18:47una demostración de poder que los aplastaba sin piedad bajo el peso de un sistema injusto y despiadado.
18:52La tensión, ese ingrediente amargo que sazonaba la vida en la promesa, también se había colado en el lugar más sagrado de la casa, la cocina.
19:06El feudo de Simona y Candela, habitualmente un hervidero de actividad y camaradería, se había convertido en un campo de batalla silencioso.
19:14La relación entre las dos amigas, otrora inquebrantable, se había agrietado por el peso de secretos y resentimientos pasados,
19:25especialmente en lo que concernía a Toño, el hijo de Simona.
19:31Candela, incapaz de seguir soportando la hostilidad sorda de Simona y la confusión de Toño, decidió que había llegado el momento de la verdad.
19:39Buscó al muchacho cuando éste se encontraba solo, avivando el fuego de los fogones.
19:50Toño, comenzó con voz suave pero firme, necesito hablar contigo.
19:55Hay cosas que no sabes, cosas que tu madre te ocultó para protegerte, pero que ya es hora de que conozcas.
20:01Toño la miró con recelo. Su lealtad a su madre era feroz, y veía en Candela una amenaza, una fuente de dolor para Simona.
20:15No sé de qué me habla, Candela. Mi madre es una santa. Todo lo que ha hecho en su vida ha sido por mí.
20:21No lo dudo, asintió Candela. Pero a veces, el amor nos lleva a cometer errores.
20:32A ocultar verdades que, con el tiempo, se pudren y envenenan todo a su alrededor.
20:40Y entonces, con el corazón en un puño, Candela comenzó a desvelar los secretos.
20:45Le habló del pasado, de la difícil vida que Simona había llevado, de los sacrificios que había hecho.
20:55Pero no se detuvo ahí. Le reveló la verdad sobre su padre, no el hombre idealizado que Simona le había pintado,
21:02sino un hombre con sus propias sombras y demonios.
21:04Y lo más importante, le contó el papel que ella, Candela, había jugado en todo aquello.
21:13Un papel de apoyo y silencio cómplice que ahora se resquebrajaba.
21:20Tu madre y yo, hemos pasado por mucho juntas, confesó Candela, con lágrimas en los ojos.
21:26Nos hemos guardado las espaldas, nos hemos protegido, pero el silencio sobre ciertas cosas, nos ha hecho daño.
21:38A las dos, y te ha mantenido a ti en una mentira.
21:41Toño escuchaba, su expresión pasando de la incredulidad a la confusión y, finalmente, a una incipiente comprensión.
21:49Las palabras de Candela eran como piezas de un rompecabezas que nunca había sabido que existía,
21:58y que ahora empezaban a encajar, formando una imagen muy diferente de la que conocía.
22:05Cuando Simona entró en la cocina y los encontró hablando, la tensión se pudo cortar con un cuchillo.
22:11Vio el rostro de su hijo, la mirada de Candela, y supo que el dique de sus secretos se había roto.
22:23¿Qué le has estado contando? Preguntó a Candela, su voz un temblor de ira y miedo.
22:31La verdad, Simona, respondió Candela, sin retroceder.
22:36La verdad que tú y yo deberíamos haberle contado hace mucho tiempo.
22:41El enfrentamiento fue inevitable, un torrente de reproches y lágrimas largo tiempo reprimido.
22:50Pero en medio de la tormenta, algo nuevo comenzó a surgir.
22:54La revelación de Candela, aunque dolorosa, había abierto una puerta.
23:01Era un gesto inesperado, un sacrificio de su propia comodidad por el bien de una relación rota.
23:07Podría ser la llave para sanar las heridas, para que Toño comprendiera la complejidad de su madre más allá del pedestal en el que la había colocado,
23:18y para que Simona y Candela, quizás, pudieran empezar a reconstruir los cimientos de una amistad que se había perdido en el laberinto del pasado.
23:26La reconciliación, si llegaba, sería un camino arduo, pero por primera vez en mucho tiempo, parecía posible.
23:37Mientras unos luchaban por reconstruir lazos, otros se derrumbaban bajo el peso de sentimientos inconfesables.
23:49María Fernández era un volcán de emociones a punto de entrar en erupción.
23:54Su amor por Samuel, el sacerdote, era un fuego que la consumía por dentro, una pasión tan intensa como prohibida.
24:01Había intentado ocultarlo, reprimirlo, ahogarlo en trabajo y distracciones, pero era inútil.
24:14El corazón, a diferencia de un sirviente, no obedece órdenes.
24:19La noche anterior, en una pequeña fiesta improvisada entre el servicio para celebrar una rara ocasión de asueto,
24:25María había bebido más de la cuenta, buscando en el vino el valor o el olvido que no encontraba en sí misma.
24:34Bailó con una alegría febril, rió con demasiada fuerza, pero sus ojos no dejaban de buscar a Samuel,
24:41que observaba la escena desde un rincón con una sonrisa amable pero distante.
24:45La mañana la encontró con una resaca que era más del alma que del cuerpo.
24:52Cada mirada, cada palabra amable de Samuel, era una dulce tortura.
25:00No podía más, el peso de sus sentimientos era una carga demasiado pesada para soportarla en silencio.
25:06La vio derrumbarse en la lavandería, entre sábanas blancas que parecían un sudario para su amor imposible.
25:18Lloraba en silencio, sacudida por sollozos que convulsionaban su cuerpo.
25:23Yana, su amiga del alma, la encontró allí.
25:26María, ¿qué te ocurre? Por Dios, estás temblando, dijo, arrodillándose a su lado y abrazándola.
25:38Al principio, María no podía hablar, solo negar con la cabeza.
25:43Pero la amabilidad de Yana, su genuina preocupación, derribó sus últimas defensas.
25:48No puedo más, Yana, sollozó, su voz rota.
25:55No puedo seguir así, siento que me voy a volver loca.
26:00¿Pero qué es? Cuéntamelo.
26:02Sabes que puedes confiar en mí.
26:04Y María se lo contó todo.
26:08Le confesó su amor por Samuel, un torrente de palabras atropelladas, mezcla de adoración y desesperación.
26:18Lo amo, Yana, lo amo de una forma que no creí posible.
26:22Y es un sacerdote, es un hombre de Dios.
26:27Es un pecado, es una locura, es imposible.
26:31Se aferró a su amiga, su cuerpo temblando como una hoja en la tormenta.
26:38Cada vez que lo veo, mi corazón se detiene.
26:41Y cada vez que me sonríe, siento que muero un poco, porque sé que nunca podrá ser mío.
26:48La fiesta de anoche, verlo allí, tan cerca y tan inalcanzable, me ha destrozado.
26:55La situación me supera, Yana.
26:59Este amor me está matando.
27:01Yana la abrazaba con fuerza, sin saber qué decir.
27:05No había palabras de consuelo para un dolor tan profundo.
27:07Solo podía ofrecerle su presencia, su hombro sobre el que llorar, un pequeño refugio en medio de la tempestad que se había desatado en el corazón de su amiga.
27:19María Fernández se había derrumbado, dejando claro que el peso de su amor prohibido era una cruz demasiado pesada para llevarla sola.
27:29Pero no todo era desolación y conflicto en los dominios de la promesa.
27:36En la lucha social que se libraba más allá de los muros del palacio, Catalina, la hija pragmática y luchadora del marqués, se anotaba una victoria resonante.
27:46Su enfrentamiento con el varón de Valladares, un noble arrogante y déspota que explotaba a sus trabajadores, había llegado a un punto culminante.
28:00Catalina, que había invertido su herencia y sus esfuerzos en modernizar una parte de las tierras de la promesa, tratando a sus empleados con justicia y dignidad, se había convertido en un faro de esperanza para muchos.
28:12El varón veía en ella una amenaza, un peligroso ejemplo que podía dar ideas a sus propios jornaleros.
28:24Había intentado sabotearla, difamarla, intimidarla, pero había subestimado a la hija del marqués.
28:33Con el respaldo firme e incondicional de sus trabajadores, que veían en ella no a una patrona sino a una líder, Catalina organizó su jugada maestra.
28:42Convocó una reunión con otros terratenientes de la comarca, a la que, por supuesto, acudió el varón, esperando la oportunidad de aislar y ridiculizar a Catalina.
28:55Sin embargo, lo que encontró fue muy diferente. Uno por uno, los trabajadores de Catalina tomaron la palabra.
29:05No con súplicas, sino con hechos. Presentaron libros de cuentas, demostraron con cifras la mayor productividad de sus tierras, hablaron de las mejoras en sus condiciones de vida, de la educación para sus hijos, de la atención médica que recibían.
29:22Compararon, con una elocuencia nacida de la experiencia, su situación con la de los hombres que trabajaban para el varón, cuyas miradas ausentes y ropas raídas en la parte trasera de la sala hablaban por sí solas.
29:37Finalmente, Catalina se puso en pie. No levantó la voz. No necesitó hacerlo. Su discurso fue una pieza de oratoria precisa y demoledora.
29:48Expuso las prácticas usureras del varón, sus contratos abusivos, su desprecio por la vida humana.
30:00Y lo hizo con pruebas, con documentos, con testimonios irrefutables. El varón de Valladares, que había llegado con la arrogancia de un emperador, se vio acorralado, expuesto y humillado frente a sus pares.
30:13Su rostro pasó del púrpura de la ira al pálido de la vergüenza. Fue una derrota total, una humillación pública que el noble jamás olvidaría.
30:28Catalina había ganado una batalla crucial. Su victoria reforzaba su posición, demostraba que su modelo de gestión no solo era más humano, sino también más eficiente.
30:38Pero en aquel mundo regido por el poder y la venganza, sabía que su triunfo no quedaría sin respuesta.
30:50Había humillado a un hombre poderoso y rencoroso. Y aunque en ese momento saboreaba la dulce justicia de su hazaña, una parte de ella era consciente de que su audacia podría traer consecuencias imprevisibles y peligrosas.
31:02Había ganado una batalla, pero la guerra por la dignidad y la justicia no había hecho más que empezar.
31:14Y así, mientras las distintas tramas de la vida en el palacio se desarrollaban, tejiendo una compleja red de pasiones, odios y esperanzas, el día se encaminaba hacia su fatídico desenlace.
31:26Dos momentos decisivos, como dos nubes de tormenta convergiendo en un mismo punto, estaban a punto de marcar el clímax del capítulo, un clímax que giraría en torno a la figura atormentada de Leocadia Figueroa.
31:42La primera nube se formó cuando Lorenzo de la Mata, tras su insatisfactorio encuentro con Curro, decidió jugar su carta más cruel y definitiva.
31:57Buscó a Leocadia, la encontró en la biblioteca, sus manos retorciéndose en su regazo, su rostro un mapa de angustia por la desaparición de su hija Ángela.
32:06Señora Figueroa, dijo Lorenzo, cerrando la puerta tras de sí. Su voz era suave, casi melosa, una seda que envolvía el acero de su amenaza.
32:22Capitán, respondió ella, sin levantar la vista. Si viene a ofrecer sus falsas condolencias, puede ahorrárselas.
32:30Oh, no, replicó él, sentándose frente a ella. No vengo a ofrecer condolencias.
32:41Vengo a ofrecer una solución. Leocadia levantó la cabeza de golpe. Una chispa de esperanza en sus ojos.
32:51¿Sabe usted dónde está? ¿Sabe dónde está Ángela? Sé dónde está, afirmó Lorenzo, saboreando cada palabra.
33:00La tengo yo. Oh, para ser más precisos, está en un lugar seguro bajo mi custodia.
33:09No le ha pasado nada. Por ahora, el alivio que inundó a Leocadia fue inmediatamente reemplazado por un terror helado.
33:16Monstruo, devuélvame a mi hija. ¿Qué quiere? ¿Dinero? Le daré todo lo que tengo.
33:24Venderé mis joyas, mis propiedades. Lorenzo río, una risa seca y sin alegría. Su dinero me interesa, por supuesto.
33:36Pero no es lo principal. Quiero algo más, algo que usted me puede dar. Lo que sea, suplicó ella, desesperada.
33:46Quiero que se case conmigo, dijo él. Y la enormidad de su chantaje cayó sobre Leocadia con la fuerza de una luz.
33:59Ella lo miró, horrorizada, sin poder creer lo que oía. ¿Casarse? ¿Con usted? ¿Se ha vuelto loco?
34:06No, estoy muy cuerdo, aseguró él, su sonrisa convirtiéndose en una mueca. Piénselo.
34:18Uniríamos nuestros patrimonios. Yo obtendría el estatus que merezco, y usted, usted recuperaría a su hija.
34:25Es un trato justo. Si se niega, bueno, no quiero ni pensar en las desgracias que podrían ocurrirle a una joven tan encantadora como Ángela, sola y desprotegida.
34:40Leocadia sintió que el suelo se abría bajo sus pies. Estaba atrapada. La vida de su hija pendía de su respuesta.
34:46La repugnancia que sentía por Lorenzo era física. Una náusea que le subía por la garganta.
34:58Pero el amor por su hija era infinitamente más fuerte. Miró a los ojos fríos y calculadores del capitán y supo que no estaba bromeando.
35:06Desesperada, acorralada, sin otra salida, Leocadia asintió lentamente, las lágrimas rodando por sus mejillas.
35:20Acepto, susurró, su voz apenas un hilo. Acepto su chantaje. Pero Lorenzo no había terminado.
35:27Su crueldad tenía capas, como una cebolla podrida. Ahora que la tenía sometida, que había quebrado su voluntad, procedió a descargar la segunda parte de su veneno, la que la llevaría al borde del abismo.
35:45Me alegro de que seamos razonables, dijo, levantándose. Pero hay un asunto más que debemos aclarar.
35:51Un cabo suelto, algo que podría interferir en nuestra futura felicidad conyugal. Hizo una pausa dramática.
36:03Hablo de la muerte de Yana. El nombre la golpeó como un latigazo. Leocadia se encogió.
36:12No sé de qué habla, musitó. Oh, sí que lo sabe. Exclamó Lorenzo, su voz volviéndose dura como el acero.
36:21Usted estaba allí esa noche. Todos lo saben. Y yo sé más. Yo sé que usted la mató.
36:31No. Gritó ella, poniéndose en pie de un salto. Eso no es verdad. Yo no la maté.
36:39Ah, no. La desafió Lorenzo, acercándose a ella hasta que casi pudo sentir su aliento.
36:45Entonces, ¿por qué no lo recuerda con claridad? ¿Por qué tiene esos, vacíos? ¿Es la culpa,
36:54Leocadia? ¿Es el horror de lo que hizo lo que le impide recordar? Usted la odiaba.
37:01Odiaba lo que representaba, su cercanía con Manuel, la forma en que desenterraba los secretos de esta
37:07familia. Tenía todos los motivos para quererla muerta. Las duras acusaciones del capitán, lanzadas
37:17como piedras afiladas, comenzaron a demoler las defensas de su mente. Las palabras culpa, horror,
37:27odio resonaron en su cabeza, actuando como una llave macabra en una cerradura oxidada.
37:32La presión del chantaje, la angustia por su hija, el veneno de Lorenzo, todo se combinó para crear
37:42una fisura en el muro de amnesia que su cerebro había construido para protegerla. Recuerde,
37:50Leocadia, Siseo Lorenzo. Recuerde lo que ocurrió la noche en la que Yana murió.
37:55Y entonces, sucedió. La biblioteca se desvaneció. El rostro cínico de Lorenzo se disolvió.
38:07Leocadia ya no estaba allí. Estaba de vuelta en esa noche terrible. Una noche de lluvia y viento
38:13que aullaba como un alma en pena. Flash, un pasillo oscuro. El relámpago ilumina por un
38:21instante un rostro asustado. El rostro de Yana. Flash. Una discusión. Voces airadas. Palabras que
38:31hieren como cuchillos. No permitiré que destruyas a esta familia. La voz es la suya,
38:39pero suena extraña, distorsionada por la furia. Flash. Un empujón. Un cuerpo que cae. El sonido
38:49sordo y terrible de una cabeza golpeando contra el borde de piedra de la chimenea.
38:56Flash. Silencio. Un silencio absoluto, más ensordecedor que cualquier grito. Y en el suelo,
39:03un hilo de sangre carmesí que se extiende lentamente sobre el mármol pálido, como una serpiente letal.
39:11Flash. Sus propias manos. Temblando. Manchas oscuras en ellas. ¿Sangre? ¿O es solo una sombra?
39:19Flash. Los recuerdos la asaltaron, no como una película coherente, sino como fragmentos de un
39:25espejo roto. Imágenes inconexas, sonidos ahogados, sensaciones de pánico y horror. La señora de
39:35Figueroa revivía lo ocurrido, o al menos, fragmentos de lo ocurrido.
39:40El recuerdo era una bestia que despertaba de su letargo, mostrando sus garras, sus dientes.
39:52Se llevó las manos a la cabeza, un grito ahogado escapando de sus labios. Cayó de rodillas,
39:58temblando incontrolablemente, sus ojos desorbitados por el terror de las imágenes que inundaban su mente.
40:04¿Era real? ¿Había sucedido así? ¿Era ella la asesina? El recuerdo que podría revelar, al fin,
40:14la verdad sobre el asesinato de Yana había comenzado a emerger de las profundidades de su
40:19conciencia torturada.
40:20Pero la verdad, lejos de ser liberadora, amenazaba con ser su condena final. En el suelo de la
40:29biblioteca, a los pies de un sonriente Lorenzo de la Mata, Leocadia Figueroa se enfrentaba al
40:35monstruo más aterrador de todos. La posibilidad de que el monstruo fuera ella misma.
40:40El secreto mejor guardado de la promesa estaba a punto de ser revelado,
40:47y su onda expansiva prometía no dejar a nadie indemne.
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