Trabajadores denuncian el desmantelamiento del sistema nuclear argentino, un sector estratégico con 70 años de desarrollo autónomo que posiciona al país en un grupo élite. Alertan sobre un vaciamiento deliberado, con pérdida del 40% de ingresos del personal, fuga de cerebros y el abandono de proyectos clave como el reactor multipropósito RA-10.
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