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#LaPromesa #avance #semanal
El secreto de Cristobal es… ¡Ángela!, avance semanal de ‘La Promesa’ (18 al 22 de agosto)
¿Es Cristobal el padre de Ángela?... 'La Promesa' viene cargada de emociones fuertes.
El aire de agosto sobre el valle de Los Pedroches era denso y pesado, cargado de un calor que prometía tormenta. Pero la tempestad que se cernía sobre el palacio de La Promesa no era de nubes y relámpagos, sino de uniformes, acero y secretos a punto de estallar. Hacía cien capítulos que la muerte de Jana y la partida de Cr ...
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Transcripción
00:00El secreto de Cristobal es, Ángela, avance semanal de Hal Promes, 18 al 22 de agosto.
00:13¿Es Cristobal el padre de Ángela? La promesa viene cargada de emociones fuertes.
00:19El aire de agosto sobre el valle de los pedroches era denso y pesado,
00:24cargado de un calor que prometía tormenta.
00:26Pero la tempestad que se cernía sobre el palacio de la promesa no era de nubes y relámpagos,
00:33sino de uniformes, acero y secretos a punto de estallar.
00:38Hacía 100 capítulos que la muerte de Yana y la partida de cruz habían dejado una herida
00:42supurante en el corazón de la finca.
00:46100 capítulos en los que la justicia parecía una quimera, un eco lejano perdido entre los
00:51muros de piedra y las intrigas susurradas.
00:53Pero la justicia, como el agua que se filtra por la roca, siempre encuentra un camino.
01:02Y su camino, esa semana, conducía directamente a la puerta del capitán Lorenzo de Luján.
01:09Lunes, 18 de agosto. El día del juicio.
01:13El sol de la mañana apenas había comenzado a dorar las almenas del palacio cuando el sonido
01:17inconfundible de los motores rompió la paz matutina. No era el coche de los marqueses
01:23ni el de algún invitado distinguidos. Eran tres vehículos militares, de un verde oscuro
01:29y adusto, que avanzaban por el camino de grava con una determinación implacable.
01:35Se detuvieron frente a la escalinata principal, y de ellos descendieron una docena de soldados,
01:40sus botas aplastando el suelo con una autoridad que no admitía réplica.
01:46Al mando, un comandante de rostro severo, con una carpeta bajo el brazo que parecía pesar
01:51tanto como el destino de un hombre.
01:55Dentro, el desayuno se interrumpió en un silencio sepulcral. Alonso, el marqués de Luján,
02:01se levantó de la mesa, la servilleta cayendo de su regazo.
02:04A su lado, Manuel palideció, y Catalina, siempre la más pragmática, entrecerró los ojos, intuyendo
02:13el cataclismo. Lorenzo, que estaba apurando su café con la arrogancia de quien se cree
02:20intocable, se giró lentamente. Una sonrisa burlona asomó a sus labios, pero se congeló
02:27al ver la seriedad del comandante que ya entraba en el comedor, flanqueado por dos de sus hombres.
02:32Comandante Herrera. Dijo Alonso, su voz un murmullo tenso. ¿A qué debemos el honor de
02:40esta visita? Don Alonso, lamento la intromisión. Respondió el comandante, su voz resonando en el
02:47silencio. Estoy aquí con una orden judicial. Capitán Lorenzo de Luján, queda usted detenido
02:55por su presunta implicación en actividades de contrabando de armas y por obstrucción a la
02:59justicia en la investigación del asesinato de doña Llana Expósito. La palabra asesinato cayó
03:06como una losa. Lorenzo se puso en pie de un salto, la silla volcándose tras él con un estrépito.
03:14Esto es un disparate, una farsa, gritó, su rostro congestionado por la ira y, por primera
03:20vez, por un miedo palpable. ¿Quién se ha atrevido a levantar semejante calumnia? El
03:27comandante no se inmutó. Hizo una seña a sus hombres. Tiene derecho a guardar silencio. Le
03:34recomiendo que lo haga. Mientras los soldados lo flanqueaban, Lorenzo clavó su mirada en curro,
03:39que permanecía en un rincón, su rostro una máscara de impasible satisfacción. Luego,
03:47sus ojos buscaron desesperadamente a Leocadia, que lo observaba desde el umbral con una frialdad
03:52glacial. Por último, se giró hacia Alonso. Alonso, no puedes permitir esto. Es un ataque
04:00contra nuestro nombre, contra nuestra familia. Pero Alonso, con el peso del marquesado sobre
04:06sus hombros, solo pudo bajar la cabeza. La justicia debe seguir su curso, Lorenzo. Mientras
04:14se lo llevaban, arrastrando los pies como un condenado, su mirada prometía venganza.
04:22La puerta principal se cerró tras él con un golpe sordo, y la promesa pareció contener la respiración.
04:30Un capítulo se cerraba, pero la gran pregunta, la que corroía el alma de curro, seguía flotando en
04:36el aire. ¿Era él, realmente, el asesino de Yana? La cena de esa noche fue un funeral sin difunto.
04:44La familia Luján, o lo que quedaba de ella, se sentó a la mesa dividida por un abismo de emociones.
04:52Curro comía en silencio, pero una luz de triunfo brillaba en sus ojos. Martina apenas probó bocado,
04:58su mente en otra parte. Catalina, por su parte, no dejaba de lanzarle miradas cargadas de reproche.
05:06Más tarde, en la biblioteca, Alonso se sirvió un brandy. Sus manos temblaban ligeramente.
05:13Leocadia entró sin hacer ruido. Una sombra elegante y calculadora. Alonso, sé que esto te
05:19preocupa, dijo con voz suave. No es la detención en sí, Leocadia. Lorenzo, si es culpable, debe pagar,
05:29respondió el marqués, mirando el líquido ambarino. Es la mancha, el escándalo, el apellido Luján
05:37arrastrado por el fango de los tribunales militares. Es un golpe del que tardaremos en recuperarnos. La
05:44reputación es frágil. Ciertamente, combino ella. Pero a veces hay que podar las ramas enfermas para
05:52que el árbol sobreviva. Lorenzo se convirtió en una rama enferma hace mucho tiempo. ¿Y tú no sabías
06:00nada de esto, de la investigación? Leocadia sostuvo su mirada sin pestañear. Yo solo sé lo que veo y
06:07oigo dentro de estos muros, Marqués. Y hacía tiempo que el capitán caminaba por la senda de la
06:13autodestrucción. Mientras tanto, en el ala de las habitaciones, la tensión entre Catalina y Martina
06:21finalmente explotó. Catalina interceptó a su prima en el pasillo, su rostro una máscara de furia
06:28contenida. ¿Creías que no me iba a enterar? Sí, sí. Martina retrocedió, sorprendida. ¿De qué estás
06:37hablando, Catalina? No te hagas la inocente. Te reuniste con el varón de Valladares. A solas. ¿Qué
06:45pretendes, Martina? ¿Venderle la promesa a mis espaldas? ¿Arruinar todo por lo que he luchado?
06:52No tienes ni idea de lo que dices, replicó Martina, su voz temblando. Fue una reunión personal. No tenía
06:59nada que ver con la finca. Todo tiene que ver con la finca cuando se trata de ese buitre. Te prohibí
07:06que tuvieras tratos con él. Me has traicionado. La única que traiciona aquí eres tú. Estalló Martina,
07:14las lágrimas asomando a sus ojos. Me juzgas, me condenas, me aíslas. He vivido bajo tu sombra y
07:21tu desprecio desde que llegué. No puedo más. La discusión fue brutal. Un cruce de acusaciones y
07:28reproches que llevaban meses gestándose. Agotada, humillada y con el corazón roto,
07:35Martina corrió a su habitación. Ángela, que pasaba por allí para recoger la ropa,
07:40la encontró sollozando sobre la cama. Señorita Martina, ¿se encuentra bien? Martina levantó el
07:47rostro, bañado en lágrimas. No, Ángela, no estoy bien. Ya no puedo seguir aquí. Pero,
07:55señorita, he tomado una decisión. Dijo con una calma desoladora.
08:02Me marcho de la promesa. Es la única salida. Ángela intentó consolarla, pero las palabras
08:08de Martina eran firmes. Lo que ninguna de las dos sabía era que, tras la puerta entornada,
08:14Adriano lo había escuchado todo. Su rostro, habitualmente jovial, se ensombreció con una
08:22preocupación profunda. En otra parte del palacio, Manuel también tomaba decisiones irrevocables.
08:30Citó a Leocadia en el despacho, la atmósfera cargada de una frialdad empresarial.
08:34Leocadia, he estado revisando las cuentas y la estructura de la empresa de aeroplanos. Comenzó
08:43Manuel sin preámbulos. Me alegro de que por fin te intereses por los detalles, Manuel. Respondió
08:50ella, confiada. Tanto que he decidido hacer cambios significativos para el futuro. ¿Ah,
08:58sí? ¿Y cuáles son? Manuel la miró fijamente, sus ojos azules como el hielo. Usted queda fuera de mis
09:06planes de futuro. He preparado una oferta generosa por su participación en la sociedad. Le recomiendo
09:13que la acepte. El golpe fue directo y certero. La sonrisa de Leocadia se desvaneció. Por un instante,
09:21su máscara de control absoluto se resquebrajó, revelando una furia helada.
09:28Creía tener a Manuel bajo su pulgar, un joven soñador fácil de manipular. Se había topado
09:33con un muro. Manuel, creo que estás cometiendo un grave error. Dijo, recuperando la compostura.
09:44El único error sería permitir que siguiera tomando decisiones por mí. La oferta está sobre la mesa.
09:51Piénselo. Y mientras las altas esferas se desmoronaban, en el mundo del servicio,
09:56los corazones también libraban sus propias batallas. María Fernández, todavía descolocada por el regreso
10:04de Samuel y su hábito, lo arrinconó en el jardín. Tenemos que hablar, Samuel, y quiero que seas sincero
10:12conmigo. Samuel bajó la mirada, el crucifijo de su rosario entre los dedos. María, ya hemos hablado
10:20de esto. No, tú has hablado. Yo he escuchado. Ahora me toca a mí. Mírame a los ojos y dime
10:28la verdad. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a seguir por este camino, entregado a un Dios que te exige
10:33renunciar a todo, o vas a luchar por nosotros? ¿Por la felicidad que podríamos tener juntos?
10:39Mi compromiso. Tu compromiso es con tu corazón. Le interrumpió ella, su voz cargada de pasión y
10:47dolor. Y sé que tu corazón todavía me pertenece. Lo veo en tus ojos cada vez que me miras. Así que
10:55decide, Samuel, el sacerdocio o yo, porque yo no puedo seguir viviendo en este limbo. La pregunta
11:02quedó suspendida entre ellos, tan pesada como el aire de la tarde. El futuro del cura parecía alejarse
11:09cada vez más de la promesa, hasta que Toño, que los vio a lo lejos, se acercó más tarde a hablar
11:14con su amigo. Su intervención, sus palabras sencillas pero sabias sobre el amor y el arrepentimiento,
11:22lograron que Cristóbal, a quien Samuel había pedido consejo, se replanteara la severidad de
11:27su postura inicial, abriendo una pequeña grieta de esperanza en el muro de la vocación.
11:32Entre tanto, una nueva relación florecía a la vista de todos. Toño y Enora, después de semanas
11:40de miradas furtivas y encuentros secretos, decidieron que ya no querían esconderse.
11:47Dieron el paso y solicitaron una audiencia con Manuel para comunicarle oficialmente su
11:51noviazgo. Esperaban una sonrisa, una felicitación. En cambio, la reacción de Manuel, consumido por sus
12:00propias batallas, los dejó helados.
12:04¿Están seguros de esto? Preguntó, su tono distante y casi desinteresado. Espero que sepan lo que hacen
12:10y que no afecte a su trabajo.
12:14Ahora, si me disculpan, tengo asuntos más importantes que atender. La frialdad de sus palabras fue como un
12:20jarro de agua fría, dejando a la feliz pareja desconcertada y herida. Mientras tanto, una semilla
12:28de sospecha había germinado en la mente de Pía Adarre. No podía quitarse de la cabeza la extraña
12:35reacción de Cristóbal, el nuevo mayordomo, ante aquella carta que recibió con retraso.
12:42Primero, un enfado desmedido, casi irracional. Luego, una insistencia casi febril en disculparse.
12:50Era una desproporción que no encajaba con el carácter metódico y controlado del hombre.
12:54Compartió sus dudas con Ricardo, el marqués de Aguinaga, su confidente.
13:01Hay algo que no me cuadra, Ricardo.
13:05Esa carta, era algo más que correspondencia atrasada. Oculta algo, y voy a averiguar el qué.
13:12La jornada terminó con un último acto de desesperación. Lorenzo, desde su celda provisional,
13:18consiguió hacerle llegar una nota a Leocadia, pidiéndole una última conversación antes de
13:23ser trasladado a Madrid. Se encontraron en una sala fría, bajo la atenta mirada de un
13:29guardia. Leocadia, tienes que ayudarme. Suplicó, su arrogancia despojada, dejando al descubierto
13:36al hombre acorralado. Tú sabes la verdad, sabes quién está detrás de todo esto. Sé muchas verdades,
13:43Lorenzo. ¿A cuál de ellas te refieres? Respondió ella, impasible. No juegues conmigo. Fue curro,
13:52y esa mosquita muerta de Ángela lo ayudó. Lo sé, tienes que desacreditarlos. Decir que todo es una
13:58venganza personal. ¿Y por qué iba a hacer yo eso? Porque si yo caigo, hablaré. Contaré todos y cada uno
14:07de los planes que urdimos juntos, desde el primero hasta el último. Leocadia sonrió, una sonrisa gélida
14:14que no llegó a sus ojos. Amenazas vacías, Lorenzo. No tienes nada que me comprometa. Viendo que sus
14:23súplicas eran inútiles, el capitán jugó su última carta, la más sucia. Entonces, que se atenga a las
14:31consecuencias Ángela. Sí se oh, su voz llena de veneno. Estoy convencido de que ella y curro están
14:38detrás de mi caída. Y si yo no puedo hacerles pagar, tengo amigos fuera que sí pueden. Una amenaza
14:45muy velada, pero lo suficientemente clara. Leocadia se inclinó hacia él, su rostro a escasos centímetros
14:52del suyo. Tócale un solo pelo a esa chica, Lorenzo, y descubrirás de lo que soy capaz. Has cavado tu propia
15:01tumba. Disfruta de la estancia. La verdad siempre sale a la luz. Al oír esas palabras, Lorenzo asintió
15:09lentamente, una extraña calma apoderándose de él. La amenaza había fracasado, el juego había terminado,
15:17o quizás, solo acababa de empezar. ¿Estaba dispuesto, realmente, a tirar de la manta y arrastrar a todos
15:25consigo al abismo? Martes, 19 de agosto. Rastros de tinta y corazones rotos. La mañana del martes
15:34amaneció con una atmósfera enrarecida. La noticia de la detención de Lorenzo se había extendido como
15:41la pólvora, dividiendo a la familia y al servicio entre el alivio y la inquietud.
15:47En la cocina, no se hablaba de otra cosa. Curro, sintiendo la necesidad de compartir su carga,
15:53reunió a sus confidentes más cercanos. Lope, Vera y Pía. Los llevó al antiguo taller,
16:01el único lugar donde sentía que podía respirar. Fui yo. Confesó, su voz apenas un susurro.
16:09Yo lo denuncié. Lope puso una mano en su hombro. Hiciste lo que tenías que hacer, Curro.
16:17Encontré unos documentos, papeles que lo incriminaban sin lugar a dudas en el contrabando
16:22de armas. Eran la prueba que la Guardia Civil necesitaba. Se los entregué al comandante
16:28Herrera en secreto.
16:31Entonces, ¿se ha hecho justicia por Yana? Preguntó Vera con cautela. Curro tardó en responder.
16:38Se ha hecho justicia por una parte de sus crímenes. Pero el asesinato, de eso aún no hay pruebas
16:44concluyentes. Aunque sé, en mi corazón, que fue él. Leocadia, por su parte, no estaba
16:52dispuesta a ceder terreno fácilmente. La propuesta de Manuel era un insulto, una declaración
16:59de guerra. Decidió jugar con el tiempo. Le comunicó al joven Luján que necesitaba
17:06unos días para que sus abogados revisaran la oferta. Una excusa transparente para posponer
17:11su respuesta y buscar una nueva estrategia para mantener su posición de poder. Sabía
17:18que su mejor aliado era Alonso, y no dudaría en utilizarlo. La tensión entre Manuel y su
17:24padre no tardó en estallar.
17:27Cuando Manuel se enteró, por un comentario de Adriano, de que Martina estaba decidida
17:32a abandonar la promesa debido a sus continuos choques con Catalina, fue a buscar a su padre
17:36hecho una furia. ¿Piensas hacer algo al respecto? Le espetó, entrando en la biblioteca
17:43sin llamar. Alonso levantó la vista de sus papeles, sorprendido por el tono de su hijo.
17:49¿Se puede saber de qué hablas, Manuel?
17:54Hablo de Martina, quiere marcharse. Y todo por culpa de Catalina y su manía persecutoria.
17:59¿Vas a permitir que eche de su propia casa a nuestra prima?
18:05Catalina está bajo mucha presión. Y Martina está destrozada. Le interrumpió Manuel, su
18:11voz subiendo de volumen.
18:14Esto de ver como marqués y como cabeza de familia poner orden. Pero parece que le tienes
18:19miedo a Catalina. A veces dudo de quién lleva realmente las riendas de esta casa, si tú
18:24o ella. La falta de respeto fue tan flagrante que Alonso se quedó sin palabras, el rostro
18:30pálido de ira y decepción. La brecha entre padre e hijo se ensanchaba, convirtiéndose
18:37en un cañón de incomprensión. Mientras, en la cocina, Candela y Simona, con la sutileza
18:45de un elefante en una cacharrería, intentaban sonsacarle información a Enora sobre su relación
18:50con Toño.
18:52Y dinos, muchacha, ¿ese noviazgo con nuestro Toño va en serio? Preguntó Simona, mientras
18:59pelaba patatas.
19:02Porque él es un buen chico, ¿sabes? Y no nos gustaría que le hicieran daño. Añadió
19:07Candela, blandiendo un cucharón.
19:11Enora, entre divertida y abrumada, capeaba el interrogatorio como podía. Por su parte,
19:17Toño buscaba a Samuel para sincerarse. Estoy con Enora, Samuel, de verdad, y, soy feliz.
19:25Le confesó a su amigo, que luchaba con sus propios demonios.
19:31Solo quería que lo supieras por mí. Samuel le dedicó una sonrisa triste pero genuina.
19:38Ver la felicidad de su amigo era, a la vez, un bálsamo y un recordatorio de lo que él
19:43podría estar sacrificando. La ilusión, sin embargo, había vuelto al rostro de Vera. Lope
19:51había accedido a escribir una carta a su hermano en su nombre, y ahora ella esperaba la respuesta
19:56con un anhelo que le devolvía el brillo a la mirada.
20:01¿Crees que contestará pronto, Lope? ¿Crees que querrá verme? Claro que sí, Vera.
20:06Sois hermanos. Pero Teresa, que los observaba con el pesimismo que le daba la experiencia,
20:14no pudo evitar lanzar una advertencia.
20:18Ten cuidado, Vera. A veces, cuando se desea algo con mucha fuerza, la decepción es mayor.
20:26Algo podría salir mal en el plan. Ricardo, ajeno a estos dramas menores, tenía sus propias
20:31preocupaciones. Abordó a Samuel en el jardín, con la esperanza de que su condición de futuro
20:39sacerdote le diera una perspectiva útil. Samuel, necesito un consejo. Se trata de mi matrimonio
20:47con Ana. Quiero conseguir la nulidad, pero el proceso es, endiabladamente complicado.
20:53La nulidad eclesiástica requiere de causas muy concretas y probadas, Marqués. No es un camino fácil.
21:01La conversación confirmó los temores de Ricardo, sumiéndolo en una profunda frustración.
21:08Pero la investigadora más tenaz de la promesa era, sin duda, Pía Adarre. Siguiendo su corazonada,
21:15se dirigió al pueblo con la excusa de hacer unos recados. Su verdadero objetivo era interceptar
21:22al cartero de Luján. Lo encontró repartiendo el correo cerca de la plaza.
21:26Buenos días, Aurelio. Quería preguntarle una cosa sobre una carta que llegó con retraso la
21:33semana pasada para el señorito Cristóbal. El cartero, un hombre de memoria prodigiosa,
21:40frunció el ceño. Ah, sí, la recuerdo. Pobre hombre, qué disgusto se llevó. Exacto.
21:48¿Recuerda usted de dónde venía? ¿El remite, quizás? Aurelio se rascó la barbilla. Pues ahora
21:55que lo dice, no llevaba remite, pero el matasello sí que era curioso. No era de por aquí, era de Zamora,
22:04de un pueblecito cerca de la frontera con Portugal. Y el sobre, era de un papel amarillento,
22:11muy antiguo, como si llevara guardado en un cajón 20 años. Zamora, la información fue como una
22:19descarga eléctrica para Pía, una pieza más en el rompecabezas. Sus sospechas sobre Cristóbal no
22:27eran infundadas. La carta contenía un fantasma del pasado. Y en medio de aquel torbellino de
22:33intrigas y conflictos, Curro y Ángela encontraron un oasis de paz. Al caer la noche, se refullaron
22:42en la habitación de él. La detención de Lorenzo había sido una victoria compartida, un triunfo de
22:48su astucia y su valor. La euforia y el alivio dieron paso a una pasión incontenible. Se amaron
22:55con la desesperación de quienes han vivido al borde del abismo, con la ternura de quienes han
23:00encontrado en el otro un ancla en medio de la tormenta. Por unas horas, no hubo pasado,
23:06ni venganza, ni miedo. Sólo el presente, sus cuerpos entrelazados y la promesa silenciosa
23:12de un futuro que, por primera vez, se atrevían a imaginar juntos. Miércoles, 20 de agosto. El peso
23:21del pasado y la incertidumbre del futuro. El amor entre Curro y Ángela florecía en su momento más
23:26dulce. Un faro de luz en la creciente oscuridad de la promesa. Sin embargo, la calma que sigue a la
23:34tormenta a menudo trae consigo una melancolía inesperada. Para Curro, la detención de Lorenzo,
23:41el hombre al que consideraba culpable de la muerte de Yana, no sólo había traído justicia,
23:46sino también un profundo vacío existencial. Sentado al borde de la cama, mientras Ángela aún
23:54dormía plácidamente, Curro se enfrentó a una pregunta que lo atormentaba. ¿Y ahora qué?
24:01Regresé a la promesa por una sola razón. Le confesó Ángela más tarde, mientras paseaban
24:06por los jardines. Para descubrir al asesino de mi hermana y hacerlo pagar. Durante meses,
24:13ese ha sido mi único propósito, el motor que me mantenía en pie.
24:16Y lo has conseguido, Curro. Lorenzo está donde se merece. Respondió ella, cogiéndole la mano.
24:27Sí, pero, al hacerlo, es como si una parte de mí se hubiera desvanecido. Siento que he llegado al
24:33final de un camino, y no sé qué hay más allá. Mi presencia aquí sigue teniendo algún sentido. Ángela
24:41se detuvo y lo obligó a mirarla. Sus ojos brillaban con una intensidad que disipó las sombras de Curro.
24:49Tu vida no terminó con la de ella, mi amor. La venganza te trajo de vuelta, pero no tiene por
24:57qué ser lo que te mantenga aquí. Mírame, yo soy tu presente, y si tú quieres, seré tu futuro. Ahora
25:05tienes un motivo mucho más poderoso para quedarte. Construir una vida. Nuestra vida. Las palabras de
25:13Ángela fueron un bálsamo para su alma atormentada. Ella era su nuevo norte, su razón para seguir
25:19adelante. Pero la incógnita persistía. ¿Hasta dónde les permitiría el destino llegar juntos?
25:28Mientras el amor intentaba abrirse paso, la guerra entre Martina y Catalina no daba tregua.
25:35Cada encuentro era una batalla de miradas gélidas y silencios hostiles. La tensión era tan palpable
25:40que cortaba el aire del comedor. Alonso, desesperado por la fractura familiar, empezó a buscar soluciones
25:48en aliados inesperados. Mantuvo una larga conversación con Ricardo, esperando que su perspectiva externa
25:56y su talante calmado pudieran mediar en el conflicto. La gran sorpresa del día, sin embargo, se la llevó
26:04Vera. Seguía esperando con ansia noticias de su hermano, saltando cada vez que un criado
26:09anunciaba una visita. Finalmente, anunciaron una. El corazón le dio un vuelco. Corrió al salón,
26:18esperando encontrar el rostro familiar de Federico. En su lugar, se encontró con la figura imponente
26:24y glacial de su madre, la duquesa de Carril. Madre, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está Federico?
26:32Preguntó Vera, desconcertada. La duquesa la miró con desdén, sin molestarse en sentarse.
26:40No te hagas ilusiones, niña. Federico no ha venido, y no vendrá. ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo?
26:46¿Le ha pasado que ha entrado en razón? Le he hecho ver la vergüenza que has traído a nuestro
26:52apellido, huyendo como una ladrona y sirviendo en esta casa. Tu hermano no quiere saber nada de
26:59ti. Has dejado de existir para nosotros. Cada palabra fue un puñal en el corazón de Vera.
27:07La noticia la dejó devastada, sin aire, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras su
27:12madre daba media vuelta y se marchaba con la misma frialdad con la que había llegado.
27:18Manuel, por su parte, seguía esperando la respuesta de Leocadia. Era evidente para él que la señora
27:24solo estaba ganando tiempo, esperando que la presión de Alonso surtiera efecto y lo hiciera
27:29cambiar de opinión. Manuel se sentía cada vez más acorralado, no por Leocadia, sino por su propio padre.
27:37Y, como era de esperar, el choque se produjo. Alonso, hábilmente manipulado de nuevo por Leocadia,
27:46que se había presentado como una víctima de los caprichos de un joven inexperto, volvió a la carga.
27:53Manuel, he estado hablando con Leocadia. Creo que tu decisión es precipitada y perjudicial para el
27:58negocio. Padre, te pido que no interfieras en esto, respondió Manuel, intentando mantener la calma.
28:06Soy tu padre y socio. Claro que voy a interferir. Esa mujer ha sido leal y eficiente.
28:16Esa mujer no es de fiar. Y no voy a permitir que siga teniendo control sobre mi empresa.
28:22Tu empresa no existiría sin mi capital. Exijo que la reconsideres. El enfrentamiento fue agrio,
28:29dejando a ambos con un sabor amargo en la boca. La intervención del marqués solo había conseguido
28:35afianzar a Manuel en su decisión y abrir una herida aún más profunda en su relación.
28:42Sin escapatoria se veía también Ricardo, que, en un momento de confianza,
28:47le confesó a Pía la cruda realidad de su situación.
28:52Conseguir la nulidad de mi matrimonio con Ana es prácticamente imposible, admitió,
28:57su voz teñida de resignación. Las leyes de la iglesia son inflexibles. Estoy atado a ella,
29:05Pía. Para siempre. Pía lo escuchó con empatía, compartiendo su propia frustración por los secretos
29:11que parecían atraparlos a todos en una red invisible.
29:13La confesión de Ricardo reforzó su determinación. Si él no podía escapar de su pasado, quizás ella
29:22sí podría desentrañar el de Cristóbal. Jueves, 21 de agosto. La batalla final y secretos al
29:30descubierto. El jueves, la guerra latente entre Manuel y Alonso por el control de la empresa
29:35alcanzó su punto álgido. Fue un enfrentamiento brutal, el más duro hasta la fecha, desatado en
29:43la biblioteca, el corazón del poder de los Luján. Me has desautorizado delante de Leocadia y de toda
29:50la familia, rugió Alonso, golpeando la mesa con el puño. ¿Y tú pretendes que me deje manejar por
29:58esa mujer como si fuera una marioneta? Replicó Manuel, su voz resonando con una furia que rara vez
30:04mostraba. No confío en ella, padre, ni un ápice. Y me duele que tú, mi propio padre, te fíes más de
30:13sus consejos que de tu hijo. Esto no es una cuestión de confianza, sino de sensatez. Eres un impulsivo,
30:22un soñador que no entiende el mundo real de los negocios. Y tú eres un hombre anclado en el pasado,
30:28incapaz de ver la traición aunque la tengas delante de tus narices.
30:34La discusión subió de tono hasta un nivel nunca antes visto. Se lanzaron acusaciones
30:38personales, hirientes, que iban más allá de la empresa y tocaban el núcleo de su relación.
30:46Palabras como decepción, fracaso e insolencia volaron por la habitación como metralla.
30:52Al final, Manuel salió dando un portazo, dejando a Alonso solo, temblando de rabia y de una profunda
30:59tristeza. En hora encontró a Manuel en el hangar, golpeando una pieza metálica con una frustración
31:06ciega. Señorito Manuel, dijo ella con suavidad. Él se detuvo, el sudor perlando su frente, la
31:15respiración agitada. Lo que de verdad le dolía no era el conflicto empresarial, sino la distancia
31:23insalvable que se había abierto con su padre. Todo se está desmoronando. En hora, ella se acercó y,
31:31con una audacia inesperada, le puso una mano en el brazo. No deje que el orgullo los separe. Es su
31:38padre. Vaya a hablar con él. Búsquenlo. La reconciliación siempre es posible si el amor es real.
31:44Manuel. Sus palabras, sencillas y sinceras, calaron en el abatido Manuel. Alonso, por su parte,
31:52se sentía completamente derrotado. Se sirvió una copa, pero el licor no le ofrecía consuelo. Miró
32:00el retrato de su padre colgado en la pared, sintiendo que le había fallado. Había fracasado en su papel de
32:07marqués, incapaz de mantener la unidad de su familia, y había fracasado como padre, perdiendo el respeto de
32:13su propio hijo. Mientras los hombres de la casa libraban su guerra, Martina, rota por el sufrimiento
32:22que le generaba su conflicto con Catalina, tomaba una decisión definitiva. Escribió una carta a
32:29Jacobo, su pretendiente. Mi querido Jacobo, rezaba la misiva, ya no puedo más. Acepto tu propuesta,
32:38sácame de este infierno. Irme contigo es mi única salida. En medio de todo ese caos,
32:44Ángela y Curro encontraron un respiro. La marcha forzada de Lorenzo había traído una calma tensa
32:51al palacio, una tregua que les permitió soñar. Pasearon por la orilla del río, lejos de oídos
32:59indiscretos, y hablaron de un futuro juntos, lejos del miedo y la tensión de la promesa.
33:04Podríamos irnos al norte, sugirió Curro, comprar una pequeña casa cerca del mar.
33:12Yo podría trabajar en algo con mis manos, algo real. Y tú, tú podrías ser simplemente feliz.
33:20Suena como un sueño, susurró Ángela, apoyando la cabeza en su hombro. Un sueño maravilloso.
33:26La calma les devolvió la esperanza, y por un momento, se atrevieron a creer que ese sueño
33:33era posible. Pero los secretos, como las malas hierbas, tienen raíces profundas.
33:40Leocadia, fiel a su estilo calculador, ocultaba una pieza clave de información.
33:45Antes de su detención, en un acto de desesperación, Lorenzo le había pedido matrimonio, creyendo
33:54que así la ataría a su causa. Ella lo había rechazado, pero guardó el secreto celosamente.
34:01¿Cuánto tiempo podría mantenerlo oculto antes de que esa verdad saliera a la luz y
34:05complicara aún más la enrevesada trama de la promesa? La duquesa de Carril había dejado
34:10un rastro de desolación, pero también de sospecha. Lope encontró a Vera llorando en
34:17su habitación y no pudo soportar verla así. Vera, escúchame.
34:24No me creo ni una palabra de tu madre, dijo con convicción. La conozco, la he visto tratar
34:30a la gente. Es una mujer cruel, un hermano no le da la espalda a una hermana de esa manera,
34:36no después de tanto tiempo. Hay algo más detrás de todo esto. Pero, ¿qué podemos
34:43hacer? Sospecho que tu madre miente. Y si miente, es porque tiene miedo de que hables
34:50con él. Tenemos que encontrar la forma de contactar con Federico directamente.
34:56La determinación de Lope encendió una pequeña llama de esperanza en el corazón de Vera.
35:01Toño, por su parte, había llegado al límite de su paciencia. Se enfrentó a Simona y Candela
35:10en la cocina, harto de sus intromisiones.
35:15Basta ya, dijo, su tono más serio que nunca. Les agradezco su preocupación, pero mi vida
35:21sentimental es mía. No soy un niño al que tengan que vigilar. Sé lo que hago con Enora y les
35:27pido, por favor, que respeten mis decisiones. Las dos cocineras se quedaron mudas, sorprendidas
35:36por la firmeza del joven. Esa misma tarde, María, Teresa y Vera compartían confidencias
35:42en el lavadero. Hablaban de los secretos que todos en el palacio parecían guardar. Parece
35:49que nadie es quien dice ser, reflexionó María. Todos tenemos algo que ocultar, añadió Teresa,
35:57mirando a Vera. ¿Verdad? Las dudas y sospechas flotaban entre ellas, dejando claro que nadie
36:03en la promesa estaba del todo libre de misterio. La noche trajo consigo el momento de mayor audacia
36:09de Pía. Armada con la información del cartero y una llave maestra que había conseguido de
36:14Ricardo, se deslizó sigilosamente hacia el despacho de Cristóbal. El palacio crujía
36:21a su alrededor, cada sombra una amenaza. Con el corazón en un puño, empezó a registrar
36:26los cajones del escritorio, buscando la misteriosa carta de Zamora. Estaba tan concentrada que
36:33no oyó los pasos sigilosos que se acercaban por el pasillo. La puerta se abrió de golpe.
36:39Se puede saber qué está haciendo usted aquí. La voz de Cristóbal, fría como el acero, la
36:45paralizó. Pía se giró, atrapada, con una carta en la mano. Estaba perdida. Pero entonces,
36:54de la sombra del pasillo, surgió una figura inesperada. Señor, perdone el atrevimiento.
37:01La estaba buscando. Le pedí a Pía que me trajera los libros de cuentas del mes pasado.
37:06Debió de confundirse de despacho. Era Petra. Su intervención fue tan sorprendente,
37:13tan inverosímil, que tanto Pía como Cristóbal se quedaron sin habla.
37:18El mayordomo, aunque receloso, pareció aceptar la excusa, que no vuelva a ocurrir.
37:25Y ahora, déjenme solo. Petra sacó a Pía del despacho con firmeza. Una vez a salvo en el
37:32pasillo, se giró hacia ella, sus ojos oscuros brillando con una intensidad peligrosa.
37:39Te he salvado el pellejo. Pero nada es gratis en esta vida. Ahora, tú y yo vamos a hablar.
37:46Y me vas a contar toda la verdad. Si quieres mi ayuda, tendrás que darme algo a cambio.
37:51Quiero saber qué demonios estás buscando.
37:53Viernes, 22 de agosto. Revelaciones en la sombra. Petra no era una mujer que se anduviera
38:01con rodeos. Agarró a Pía del brazo y la condujo a la bodega, un lugar frío y silencioso donde
38:08nadie podría escucharlas. Encendió un candil, cuya luz temblorosa proyectaba sombras danzantes
38:16en sus rostros. Habla, ordenó Petra, su voz un susurro autoritario. Pía, todavía temblando
38:24por el susto, dudó. Confiar en Petra era como confiar en una serpiente. Pero no tenía
38:32otra opción. Es por Cristóbal. Sospecho de él, ¿sospechas? ¿O es que el nuevo mayordomo
38:39no te rinde la pleitesía que crees merecer? No es eso. Replicó Pía, molesta. Es por una
38:47carta que recibió. Una carta de Zamora. Su reacción al recibirla fue extraña, exagerada
38:56e investigado. Y creo que esa carta contiene un secreto de su pasado. Un secreto que lo
39:03atormenta. Pía le contó todo. La reacción de Cristóbal, la conversación con el cartero,
39:09de Zamora, el papel antiguo. Petra la escuchó en silencio, su rostro impasible. Cuando Pía
39:17terminó, Petra asintió lentamente. Está bien, te ayudaré a vigilarlo. Pero que te
39:24quede una cosa clara. Lo hago por mis propios motivos, no por los tuyos. Y a la mínima traición,
39:32le contaré al señorito Cristóbal que te encontré revolviendo sus cosas personales.
39:36¿Entendido? Pía asintió, sellando un pacto tan peligroso como necesario. Alonso,
39:44tras la terrible discusión con su hijo, decidió cambiar de táctica.
39:50Buscó a Catalina, no para exigirle justificaciones sobre su trato a Martina,
39:55sino para hablarle con el corazón de un padre.
39:57Hija, sé que luchas con uñas y dientes por la promesa. Admiro tu fuerza, tu tesón.
40:06Pero no puedes cambiar el mundo de la noche a la mañana, le dijo con calma. A veces,
40:11la prudencia es el arma más eficaz. Si declaras la guerra a todos, te quedarás sola. Y sola,
40:18no podrás ganar ninguna batalla a largo plazo. Escoge tus luchas con sabiduría. Sus palabras,
40:26desprovistas de ira, calaron en Catalina, que por primera vez en mucho tiempo, vio en su padre no
40:32al marqués, sino a un hombre preocupado por su bienestar. Mientras tanto, Vera y Teresa,
40:39con Lope haciendo de vigilante en la puerta, pusieron en marcha su audaz plan. Se colaron en
40:46la biblioteca y descolgaron el teléfono. Vera, con los dedos temblorosos, le dio a la operadora
40:51el número de la residencia de la duquesa de Carril. El corazón le latía con fuerza mientras
40:58esperaba. ¿Residencia de los duques de Carril? Escuchó al otro lado. Quisiera hablar con la señora
41:05duquesa. Soy, una conocida. Tras unos segundos de espera, la voz fría de su madre sonó en el auricular.
41:12¿Quién es? Soy yo, madre. Soy Vera. Susurró, decidida a saber la verdad. Necesito que me digas
41:21por qué Federico no quiere verme. Quiero escucharlo de tu propia boca, sin mentiras. El gran motor de
41:29curro siempre había sido la justicia por Iana. Pero ahora, con Lorenzo entre rejas, empezaba a
41:36darse cuenta de que esa búsqueda conllevaba una carga muy pesada. Una losa que no le dejaba
41:42disfrutar de su presente con Ángela. La culpa. Cruz seguía en prisión por un crimen que no cometió.
41:48Y él, curro, era en parte responsable. El recuerdo de su última conversación con Iana lo atormentaba en
41:56sueños. Había sido en el hangar. Ella estaba preocupada, asustada. Si me pasa algo, curro,
42:04prométeme que no descansarás hasta saber la verdad, le había dicho. Y él se lo había prometido. Pero la
42:12verdad completa aún no había salido a la luz. Y esa promesa incumplida pesaba sobre su conciencia
42:19más que cualquier otra cosa. A lo largo del día, tal y como Petra y Pía habían previsto,
42:24el comportamiento de Cristóbal se volvió aún más extraño. Empezó a organizar encuentros muy
42:31discretos con Ángela. No eran reuniones de trabajo. Se veían en el jardín, cerca del viejo roble,
42:38o en el pasillo del ala de servicio cuando no había nadie. Simona y Candela no tardaron en notarlo
42:45y el molino de los rumores se puso en marcha. Ahí van otra vez. Cuchicheó Simona. ¿Qué se traerá
42:53entre manos el mayordomo con la doncella? Es muy raro, ¿no te parece? Las conversaciones entre
43:00Cristóbal y Ángela eran breves, casi formales, pero bajo la superficie bulía una corriente de emoción
43:06no expresada. Él le preguntaba por su bienestar, si necesitaba algo, si se sentía a gusto en la
43:14promesa. Sus preguntas eran demasiado personales, su mirada demasiado intensa,
43:20teñida de una tristeza infinita. En uno de esos encuentros, él le tendió un pequeño objeto
43:27envuelto en un pañuelo. Toma. Quiero que tengas esto. Dijo en voz baja. Ángela lo desenvolvió. Era un
43:36pequeño relicario de plata, antiguo y algo deslucido. Es, es precioso, señor, pero no puedo
43:44aceptarlo. Por favor, insisto, perteneció a alguien muy importante para mí. Creo que ella querría que
43:52lo tuvieras tú. Ángela, confundida pero conmovida, aceptó el regalo, sin entender el significado de
43:59aquel gesto. La revelación final, el secreto que lo cambiaría todo, no llegó con un estallido,
44:06sino con el susurro de un papel viejo. Pía, ahora con Petra como improbable aliada,
44:13redobló su vigilancia. Pero la clave no estaba en seguir a Cristóbal, sino en volver a su despacho.
44:21Con la ayuda de Petra, que distrajo al mayordomo con una emergencia inventada en las cocinas,
44:26Pía tuvo cinco minutos. Cinco minutos para encontrar la verdad. Rebuscó de nuevo en el
44:33cajón donde lo había visto guardar la carta de Zamora. Esta vez, encontró un compartimento
44:40secreto en el fondo. Dentro no había una, sino varias cartas, atadas con una cinta descolorida.
44:48Todas con el mismo matasellos. Abrió una al azar. La caligrafía era femenina, elegante pero temblorosa.
44:56Mi querido Cristóbal, comenzaba. Cada día que pasa, el peso de nuestro secreto se hace más
45:01insoportable. Nuestra niña, nuestra Ángela, crece sana y fuerte bajo el cuidado de las hermanas.
45:12Me envían noticias de ella. Dicen que tiene tus ojos. Rezo para que algún día puedas conocerla,
45:18para que sepa que su padre es un hombre bueno y honorable, aunque las circunstancias
45:22nos obligaran a este sacrificio. Rezo para que nos perdone. Pía tuvo que apoyarse en el escritorio
45:29para no caer. Se le cortó la respiración. Ángela. El nombre resonaba en su cabeza como
45:36una campana. Cristóbal no ocultaba un crimen o una traición. Ocultaba una hija. Corrió a buscar
45:44a Ricardo, el único en quien podía confiar plenamente. Lo encontró en la biblioteca
45:50y, sin preámbulos, le tendió la carta. Él la leyó, su rostro palideciendo a cada palabra.
45:58Dios mío, susurró. En ese mismo instante, en su humilde cuarto, Ángela observaba el relicario
46:04que Cristóbal le había dado. Consiguió abrirlo con la uña. Dentro no había una miniatura,
46:12sino dos pequeños compartimentos. En uno, un diminuto mechón de pelo negro, atado con un
46:18hilo de seda. En el otro, doblada con una precisión increíble, una minúscula nota.
46:26Con dedos temblorosos, la desdobló. En ella, con la misma caligrafía que Pía acababa de descubrir,
46:32sólo había escrita una palabra. Perdóname. El gran secreto de Cristóbal ya no estaba bajo llave.
46:40Era Ángela, la hija que había renunciado a conocer, la promesa viviente de un amor prohibido,
46:46la sombra de un pasado que acababa de regresar para sacudir los cimientos de la promesa hasta
46:50hacerlos temblar. La tormenta.
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