La medida, que en el mercado fue leída como el disparador de un shock de emisión monetaria, tiene para el Gobierno tres implicancias concretas: la habilitación del pago de los vencimientos de este año al FMI con los propios recursos que el organismo le giró al país como parte de la distribución global de liquidez entre sus miembros; la cancelación de adelantos transitorios al Banco Central, que liberará un margen de asistencia a futuro con miras, sobre todo, a 2022; y la reducción del déficit fiscal proyectado para este año.
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