Socrates: Muerte por cicuta

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La intoxicación por cicuta fue usada por los griegos para quitar la vida a los condenados a pena de muerte. El caso paradigmático fue la muerte del filósofo Sócrates, debido a la ingestión de una solución en base a la cicuta en el año 399 a. C. La cicuta, Conium maculatum, es una especie botánica de planta con flor herbácea de la familia de las apiáceas. Toda la planta contiene alcaloides, entre los que se destacan glucósidos flavónicos y cumarínicos y un aceite esencial, además de la coniceina y la coniína (también llamada conina, conicina o cicutina) una neurotoxina que inhibe el funcionamiento del sistema nervioso central produciendo el llamado "cicutismo". El efecto de esta toxina es semejante al curare. La concentración de la misma varía según la etapa de maduración y las condiciones climáticas, encontrándose principalmente en los frutos verdes (0,73-0,98%), seguidos de los frutos maduros (0,50%) y hallándose en menor proporción en las flores (0,09-0,24%).

Algunos gramos de frutos verdes serían suficientes para provocar la muerte de un humano (los rumiantes y los pájaros parecen ser resistentes), el caballo y el burro son poco sensibles, pero es un veneno violento para los bóvidos, los conejos y los carnívoros. En el humano, la ingestión provoca sobre la hora que sigue trastornos digestivos (especialmente cuando la raíz se utiliza), vértigos y cefaleas, parestesias, descenso de la temperatura corporal, reducción de la fuerza muscular, y finalmente una parálisis ascendente. La muerte puede sobrevenir debido a que las convulsiones y la destrucción muscular produzcan una insuficiencia renal, o debido a las alteraciones que produce en la respiración (acelerándola al principio y deprimiendola luego), que llevarían a una muerte por asfixia.