Saltar al reproductorSaltar al contenido principal
  • hace 6 años
Dos ejemplos de lo que puede pasar si intentas atracar o atacas a un boxeador, creyendo que el canijo de enfrente es un pacífico e inerme viandante. La respuesta es tan vertiginosa, que los malandrines ni se enteran de lo que les viene encima.
Sé la primera persona en añadir un comentario
Añade tu comentario

Recomendada