Todas las personas, obesas o flacas, ajustan su metabolismo de forma natural para mantener su propio peso. El cuerpo quema calorías más despacio de lo normal después de adelgazar y más rápido cuando ha ganado peso; por ello es duro tanto adelgazar como, y esto puede resultar más sorprendente y engordar. A estas conclusiones ha llegado una investigación que derriba muchos mitos sobre la obesidad, realizada en la Universidad Rockefeller (Nueva York) y publicada en la revista The New England Journal of Medicine. Uno de los mitos derribados por el estudio es que el exceso de dieta produce un trastorno del metabolismo. Resulta que tan perturbado está el metabolismo en quienes engordan como en quienes adelgazan, si han estado a dieta. Otro mito desmentido es que las personas obesas tienen normalmente un metabolismo bajo, porque los únicos individuos de la investigación que mostraron ese rasgo eran quienes habían intentado mantener un peso inferior al suyo natural.
El cuerpo ajusta su metabolismo haciendo que sus músculos sean más o menos eficaces al quemar calorías, según los resultados de la investigación. Esto significa, por ejemplo, que una mujer de 65 kilos que ha perdido cinco para alcanzar ese peso, quema entre un 10% y un 15% menos calorías cuando hace ejercicio que otra que mantiene ese peso sin esfuerzo. Los autores del trabajo sugieren que la mejor forma de ayudar a quienes hacen dieta será entender qué hace que los músculos sean más o menos eficientes al perder o ganar peso, más que centrarse en las dietas y en el apoyo psicológico.
El 65% o el 70% de las calorías consumidas diariamente se emplean en las funciones rutinarias del corazón, los riñones, el hígado ... ;el 10% o 15% se gastan en comer y asimilar los alimentos, y el resto se consume en el ejercicio muscular. Los músculos utilizados al correr o caminar son más eficaces consumiendo energía que los que se usan en estallidos repentinos, como la halterofilia o el sprint.
El cuerpo ajusta su metabolismo haciendo que sus músculos sean más o menos eficaces al quemar calorías, según los resultados de la investigación. Esto significa, por ejemplo, que una mujer de 65 kilos que ha perdido cinco para alcanzar ese peso, quema entre un 10% y un 15% menos calorías cuando hace ejercicio que otra que mantiene ese peso sin esfuerzo. Los autores del trabajo sugieren que la mejor forma de ayudar a quienes hacen dieta será entender qué hace que los músculos sean más o menos eficientes al perder o ganar peso, más que centrarse en las dietas y en el apoyo psicológico.
El 65% o el 70% de las calorías consumidas diariamente se emplean en las funciones rutinarias del corazón, los riñones, el hígado ... ;el 10% o 15% se gastan en comer y asimilar los alimentos, y el resto se consume en el ejercicio muscular. Los músculos utilizados al correr o caminar son más eficaces consumiendo energía que los que se usan en estallidos repentinos, como la halterofilia o el sprint.
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