Salvé la vida de mi padre (o no)

Ella es Jane, y su historia es bastante inusual, porque trata de algo peculiar acerca de su padre…

Es difícil de explicar, pero básicamente, para el papá de Jane era muy importante que ella fuera una persona independiente. Siempre vio el mundo como un lugar peligroso, así que se sentía obligado a prepararla para cualquier cosa que pudiera ocurrirle en la adultez.
Todo comenzó con la muerte de la mamá de Jane, cuando ella era muy pequeña. Al principio le enseñaba cosas útiles, como cocinar. Hacia los 10 años se había vuelto muy buena, y hasta podía preparar platos complejos.

Para los 15 ya era capaz de cortar madera, también sabía qué era lo mejor que podía hacer en caso de ser la acusada en una corte y qué medicina necesitaba para casi cualquier tipo de emergencia. No sabe si podrías llamar “sobreprotector” a su padre, porque ¿no sería lo opuesto?

Bueno, en cualquier caso, Jane nunca había aprendido a conducir. Sabía que le haría falta en algún momento de la vida, pero le resultaba muy estresante. Era pésima detrás del volante porque se ponía muy nerviosa, y estar nerviosa la volvía aún peor. Y luego tenía que aprender todas esas reglas… Pero, por supuesto, su papá insistía en que era muy importante que supiera conducir en caso de emergencia.

A veces se iban a acampar. A Jane le encantaba cuando era niña. Ir al bosque y aprender sobre la naturaleza era muy divertido y emocionante. Ahora que tenía que ir a la escuela y a las lecciones de conducción, solo quería relajarse un poco los fines de semana. Pero no, su papá insistía en llevarla al bosque para que aprendiera sobre hongos o bayas o serpientes.

Así que regresaron al bosque en auto. Esa vez, su papá le quitó el teléfono; decía que probablemente no lo tendría encima en caso de perderse en el bosque, así que no debía depender de él. Además de ser muy molesto, a veces Jane también llegaba a creer que estaba loco.

Por fin llegaron, estacionaron después de haberse adentrado mucho. Su papá comenzó con sus discursos típicos acerca de sobrevivir en la naturaleza, recordar los nombres de los árboles y todo eso. A Jane aún le parecía interesante todo eso, pero también quería dormir con desesperación, así que ignoraba mucho de lo que él decía y asentía como si lo escuchara atentamente.
De pronto, su padre se tomó el corazón. “Uf”, dijo, “Jane, no me siento muy bien…”. Ella estaba muy confundida. Su papá caminó hacia el auto. “Regresemos a casa, Jane…”. Ahora sí había comenzado a preocuparse. Él entrenaba con frecuencia, estaba en buena forma. ¿Qué estaba pasando?

Se sentó en el asiento del pasajero y dijo, “Jane, rápido, necesito una ambulancia…”.

Jane entró en pánico. Buscó el teléfono, hasta que, claro… Recordó que su papá se lo había quitado. Le preguntó varias veces “¿Qué debo hacer, papá? ¿Qué debo hacer?”. Sus ojos estaban cerrados, y lo único que dijo fue “con