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  • 19/11/2008
En años recientes se ha demostrado la relación existente entre los sistemas inmune, endocrino y nervioso. Desde tiempos remotos se conoce que en los humanos, el estado de ánimo, así como las influencias del medio pueden afectar su salud.

Las investigaciones en esta rama han demostrado que factores biopsicosociales como el estrés psicológico y la depresión psíquica pueden influir en el sistema inmune. El estrés crónico ha sido asociado con supresión de la función inmune. Sin embargo, los estresantes psicológicos agudos y el ejercicio físico son activadores de la respuesta inmune.

Los efectos del estrés sobre la inmunidad parecen ser mediados por vía de factores endocrinos, ya que hormonas, neurotransmisores y neuropéptidos pueden interactuar con los componentes celulares del sistema inmune. En resumen, las evidencias experimentales y clínicas sugieren una relación funcional entre estrés, inmunidad y enfermedades.

En estudios realizados en animales, donde se profundiza en el conocimiento de la neuroinmunomodulación, se reconoce la importancia de la comprensión del papel de factores psicológicos en enfermedades somáticas.
El doctor Solomon y el inmunólogo Alfred Amkraut demostraron que ratas estresadas con choques eléctricos, a las cuales se les implantaban tumores de diversos orígenes, tenían un crecimiento mayor de éstos que el grupo control. De este experimento surgía la hipótesis de que existía una relación entre el cerebro y el sistema inmune y para demostrarla se destruyó parte del hipotálamo de estas ratas en las cuales se observó el desarrollo de una depresión del sistema inmune.

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