En ocasiones, vivimos la vida como si fuera una constante competición. Nos comparamos con todos los que nos rodean, y en esa comparación pocas veces salimos vencedores. Nos consideramos menos altos, menos listos, menos delgados.... Parece que nunca fuéramos lo suficientemente buenos.
En la meditación aprendemos a dejar atrás toda esta competitividad y a centrarnos en nosotr@s mism@s y en nuestras propias capacidades. Sabiendo que son justamente las que necesitamos para la misión que hemos venido a realizar a esta vida.
Espero que te ayude a hacerte consciente del ser tan especial y tan digno de ser amado que ya eres.
Un enorme abrazo.
Muchísimas gracias por compartir tu camino en la luz.