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  • 2/4/2016
Un grupo de trabajadores desarrolló una bicicleta invertida que hace que cuando el manillar gire hacia la izquierda, la rueda de vuelta a la derecha y viceversa, un cambio sencillo que hace verdaderamente imposible andar en esta bicicleta. Un ingeniero se propuso aprender a andar en este vehículo y miren en este video lo que descubrió. Todo comenzó cuando el ingeniero y responsable del canal de YouTube SmarterEveryDay, Wilson Sandlin, recibió un desafío: conducir una bicicleta muy poco convencional: “Mi amigo Barney había construido una bicicleta especial y quería que yo tratara de manejarla. Sólo había cambiado una cosa: al girar el manubrio hacia la izquierda, la rueda daba vuelta a la derecha, cuando le dabas vuelta a la derecha, la rueda giraba a la izquierda. Pensé que sería fácil, asi que me subí a la bicicleta, listo para demostrar lo rápido que podía manejar eso… pero no pude hacerlo”, cuenta el ingeniero Wilson Sandlin en un video que dio a conocer respecto a su particular experiencia. La sorpresa de Sandlin fue grande al darse cuenta que le resultaba completamente imposible poder andar en esa bicicleta, experiencia a partir de la cual llegó a una hipótesis: “En ese momento tuve una revelación muy profunda (…) yo tenía el conocimiento de cómo operar la bicicleta, pero no tenía la comprensión. Por lo tanto (descubrí que) el conocimiento no es lo mismo que la comprensión”. Así, Sandlin intentó demostrar cómo los patrones de pensamiento habituales condicionan nuestra comprensión de lo que nos rodea, “una vez que tenés una forma de pensamiento rígida en tu cabeza, a veces no podés cambiarla, incluso si lo deseás”, pero lejos de darse por vencido comenzó a “entrenar” para aprender a andar nuevamente en bicicleta, de una forma muy distinta de la que había aprendido de niño. El joven entusiasta dedicó unos cinco minutos diarios a la práctica y, luego de ocho meses de intentarlo, de repente logró andar por primera vez en la bicicleta invertida “es como si hubiese sentido algún tipo de atajo en mi cerebro que ahora estaba abierto. Fue realmente extraño”, cuenta. Decidido a demostrar la importancia de los patrones mentales incorporados en nuestra vida diaria, Sandlin decidió hacer el mismo experimento con su pequeño: “Quería saber cuánto tiempo le tomaría a mi hijo aprender a andar en una bicicleta invertida (…) En dos semanas hizo algo que a mí me tomó ocho meses lograr, lo que demuestra que un niño tiene más plasticidad cerebral que un adulto (…) es por esto que el mejor momento para aprender un idioma es cuando es cuando uno es un niño pequeño”.

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📚
Aprendizaje

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