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  • hace 10 años
Una de las imágenes más representativas de la relación de domesticación entre el ser humano y el jabalí es la de la búsqueda de la trufa. Este manjar descansa enterrado en la tierra helada durante los meses de invierno esperando a que algún animal se sienta atraído por su potente olor. A ningún truficultor de mediados del sigo XX se le escapaba la capacidad del jabalí, y también del cerdo, para dar con el fruto de este hongo. La descodificación y el análisis del genoma de cerdo y jabalí, recién publicado en la revista ‘Nature’, le ha dado la razón al saber popular. La investigación, realizada por un consorcio internacional que ha involucrado a 150 investigadores de 12 países, ha permitido identificar en el ADN de este animal unos 21,000 genes, una cifra que está muy en consonancia con los resultados obtenidos en otros mamíferos. Según los investigadores, es interesante destacar que el cerdo es la especie que presenta un mayor número de genes funcionales relacionados con el olfato, lo que demuestra la importancia de este sentido en la especie, y que le ha ayudado a encontrar comida hozando en la tierra para descubrir alimento. Razón por la cual en la actualidad está prohibido buscar trufa con cerdo o jabalí, y se ha optado por usar perros, que aunque no son tan diestros, sí son más sutiles en su búsqueda.

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