Durante la edad media el débito conyugal era requisito para aumentar la demografía y la iglesia animaba a ello. Sin embargo, algunas mujeres denunciaban la supuesta impotencia de sus maridos en la cama mediante un test consistente en examinar los genitales y llevar al varón a un burdel con otras 2 o 3 personas de testigos que levantaran acta del hecho denunciado.
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