PRIMA ROCK - CINE ARGENTINO - TITULO ALTERNATIVO : SOLO TRATAMOS DE VIVIR .
Los días 20 y 21 de Septiembre de 1981, se realizó en Ezeiza (Ciudad de la Provincia de Buenos Aires) el Festival "Prima Rock", por el que desfilaron grupos y solistas como Spinetta- Jade, Litto Nebbia, Cantilo y Durietz (Pedro y Pablo), Virus, Nito Mestre, Miguel Cantilo y Punch, Dulces 16, entre otros.Un gran documento de la epoca.
El espíritu romántico del rock, sus fuegos más secretos, parecieron reverdecer en el comienzo de la primavera en Ezeiza. Después de un largo invierno, que sin duda venía perdurando mucho más que la cronometría de la estación, un festival programado en dos días por el disc-jockey Pont Lezica consiguió demostrar, en parte, que todavía es posible practicar la esencia fraternal de la música de rock.
Aunque la organización cuidó detalles hasta la perfección, varios puntos convergieron para que el evento no lograra convertirse en una verdadera fiesta musical y bucólica. Pero, sin embargo, el principal de ellos estuvo en cierta parte del público que se mostró agresivo con todos los artistas que subieron al escenario, aunque —según parecía— la música que tocaban les gustaba. Este nuevo fenómeno de amor-odio puede ocasionar graves perjuicios a lo que pretendió el rock argentino en toda su historia: una música inteligente y sincera cuyo objetivo básico es la confraternidad y el entendimiento entre los hombres a través de la expresión artística.
El "Prima Rock" que organizó Pont Lezica quiso que ese viejo espíritu estuviera presente. Una parte del público que pareció no entenderlo (¿es otro público?) y cierto paternalismo pontificante de Berugo Carámbula, una especie de innecesario animador-anunciador del festival, fueron quienes más contribuyeron a desperdiciar la mejor oportunidad que tuvo el rock, en muchos años, para demostrar la validez artística de su mensaje y la calidad humana de su público.
Con todo, algo quedó seguro: se pueden hacer festivales y el rock puede lograr una fiesta de paz. Pont Lezica piensa reincidir, para entonces tal vez corrija algunos detalles y cuente con un mayor apoyo del rock. De todo el rock: los que lo hacen y los que lo escuchan.
• De excepción. Así puede calificarse el trato que tuvo la prensa, los músicos y sus promotores, y todos los invitados especiales. Detrás del escenario se montó un completo restaurante al aire libre, en el que se pudo comer y beber atendidos por un equipo de mozos. Algo realmente insólito en este tipo de eventos, y que reafirma que la producción trató de hacer todo lo posible para que todos se sintieran cómodos.
FUENTES : http://www.magicasruinas.com.ar/
Los días 20 y 21 de Septiembre de 1981, se realizó en Ezeiza (Ciudad de la Provincia de Buenos Aires) el Festival "Prima Rock", por el que desfilaron grupos y solistas como Spinetta- Jade, Litto Nebbia, Cantilo y Durietz (Pedro y Pablo), Virus, Nito Mestre, Miguel Cantilo y Punch, Dulces 16, entre otros.Un gran documento de la epoca.
El espíritu romántico del rock, sus fuegos más secretos, parecieron reverdecer en el comienzo de la primavera en Ezeiza. Después de un largo invierno, que sin duda venía perdurando mucho más que la cronometría de la estación, un festival programado en dos días por el disc-jockey Pont Lezica consiguió demostrar, en parte, que todavía es posible practicar la esencia fraternal de la música de rock.
Aunque la organización cuidó detalles hasta la perfección, varios puntos convergieron para que el evento no lograra convertirse en una verdadera fiesta musical y bucólica. Pero, sin embargo, el principal de ellos estuvo en cierta parte del público que se mostró agresivo con todos los artistas que subieron al escenario, aunque —según parecía— la música que tocaban les gustaba. Este nuevo fenómeno de amor-odio puede ocasionar graves perjuicios a lo que pretendió el rock argentino en toda su historia: una música inteligente y sincera cuyo objetivo básico es la confraternidad y el entendimiento entre los hombres a través de la expresión artística.
El "Prima Rock" que organizó Pont Lezica quiso que ese viejo espíritu estuviera presente. Una parte del público que pareció no entenderlo (¿es otro público?) y cierto paternalismo pontificante de Berugo Carámbula, una especie de innecesario animador-anunciador del festival, fueron quienes más contribuyeron a desperdiciar la mejor oportunidad que tuvo el rock, en muchos años, para demostrar la validez artística de su mensaje y la calidad humana de su público.
Con todo, algo quedó seguro: se pueden hacer festivales y el rock puede lograr una fiesta de paz. Pont Lezica piensa reincidir, para entonces tal vez corrija algunos detalles y cuente con un mayor apoyo del rock. De todo el rock: los que lo hacen y los que lo escuchan.
• De excepción. Así puede calificarse el trato que tuvo la prensa, los músicos y sus promotores, y todos los invitados especiales. Detrás del escenario se montó un completo restaurante al aire libre, en el que se pudo comer y beber atendidos por un equipo de mozos. Algo realmente insólito en este tipo de eventos, y que reafirma que la producción trató de hacer todo lo posible para que todos se sintieran cómodos.
FUENTES : http://www.magicasruinas.com.ar/
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