El bautizado como 'campamento de la esperanza', montado en pleno paseo de la Castellana por los trabajadores de Sintel es el escenario de este documental, que muestra la cara más fea de la privatización: el paro, la calle, la cruenta lucha entre los intereses de los trabajadores y los intereses de los capitalistas.
En vísperas de las elecciones de 1996, Cándido Velázquez, el entonces presidente de Telefónica, vende la filial Sintel al empresario cubano-estadounidense Jorge Mas Canosa por 4.900 millones de pesetas. Desde ese momento, la compañía comienza su caída. Cada vez más pérdidas y menos trabajo. A la vez, pero sin que se haga público, se produce una descapitalización de Sintel hacia paraísos fiscales. En 1999, estos empresarios deciden deshacerse de Sintel por 333 pesetas. La empresa se encontraba en suspensión de pagos, con sus trabajadores en huelga y enormes deudas.
En esta situación los trabajadores ya no tenían nada que perder, y un grupo de ellos decide instalarse, como protesta y de forma provisional, frente al Ministerio de Ciencia y Tecnología, en pleno Paseo de la Castellana. Lo que empieza como un simple acto de protesta, va creciendo y creciendo hasta convertirse en un enorme campamento construido con lo que la gente de esa rica zona de Madrid va desechando. Más de 1.500 trabajadores —a los que después se unieron sus familias— ocupando en torno a un kilómetro del Paseo de la Castellana y pidiendo algo tan simple, obvio y humano como un trabajo, su trabajo, el que les habían robado.
Pere Joan Ventura dirige este documental sobre un guión de la periodista Georgina Cisquella y del mismo director. Ventura consigue que nos convirtamos en uno más de los trabajadores de Sintel, que sintamos lo que sienten y que nos demos cuenta de que en cualquier momento puede pasarnos lo mismo que a ellos. Bajo la música de Manu Chao y del Reverendo se hilvana una historia triste, la lucha de un grupo de hombres, mujeres y niños, por un derecho fundamental: el trabajo.
Por Sergio Rodríguez Sánchez @ 01/09/2004
En vísperas de las elecciones de 1996, Cándido Velázquez, el entonces presidente de Telefónica, vende la filial Sintel al empresario cubano-estadounidense Jorge Mas Canosa por 4.900 millones de pesetas. Desde ese momento, la compañía comienza su caída. Cada vez más pérdidas y menos trabajo. A la vez, pero sin que se haga público, se produce una descapitalización de Sintel hacia paraísos fiscales. En 1999, estos empresarios deciden deshacerse de Sintel por 333 pesetas. La empresa se encontraba en suspensión de pagos, con sus trabajadores en huelga y enormes deudas.
En esta situación los trabajadores ya no tenían nada que perder, y un grupo de ellos decide instalarse, como protesta y de forma provisional, frente al Ministerio de Ciencia y Tecnología, en pleno Paseo de la Castellana. Lo que empieza como un simple acto de protesta, va creciendo y creciendo hasta convertirse en un enorme campamento construido con lo que la gente de esa rica zona de Madrid va desechando. Más de 1.500 trabajadores —a los que después se unieron sus familias— ocupando en torno a un kilómetro del Paseo de la Castellana y pidiendo algo tan simple, obvio y humano como un trabajo, su trabajo, el que les habían robado.
Pere Joan Ventura dirige este documental sobre un guión de la periodista Georgina Cisquella y del mismo director. Ventura consigue que nos convirtamos en uno más de los trabajadores de Sintel, que sintamos lo que sienten y que nos demos cuenta de que en cualquier momento puede pasarnos lo mismo que a ellos. Bajo la música de Manu Chao y del Reverendo se hilvana una historia triste, la lucha de un grupo de hombres, mujeres y niños, por un derecho fundamental: el trabajo.
Por Sergio Rodríguez Sánchez @ 01/09/2004
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