Amigdala: Morir de miedo (Martin Samuels)

  • hace 12 años
Los Angeles. 17 de enero de 1994. A la hora en que la ciudad duerme. Millones de personas se despertaron simultáneamente a las 4.31 de la madrugada, aterrorizadas por un fuerte temblor de tierra, uno de los mayores terremotos de la historia de las grandes ciudades norteamericanas. Esta catástrofe no pasó
inadvertida para los cardiólogos. Era una de las pocas oportunidades que tenían para estudiar la relación entre el estrés emocional y la principal causa de fallecimiento en los países desarrollados: la muerte súbita por causas cardiacas. El insólito estudio -que se publicó en The New England Journal of Medicine de
la semana pasada-, además de aclarar muchos aspectos de esta asociación que permanecían oscuros, ha llegado a la controvertida conclusión de que el 41% de las muertes repentinas que ocurren durante la vida normal -sin terremotos- podría estar causado por sucesos estresantes.