El tsunami que siguió al brutal terremoto que azotó Japón el 11 de marzo del año pasado dejó, además de más 16.000 muertos y 3.000 desaparecidos, 25 millones de toneladas de escombros. Cinco millones fueron al Océano Pacífico y casi inmediatamente el 70% se hundió.
Lo que no podían imaginar es que un embarcadero de 20 metros de largo, casi seis de ancho y más de dos metros de alto haría ese largo viaje escapando a todos los radares y mucho más rápido e inalterado de lo previsto. Aunque los expertos habían calculado que la mayoría de los escombros llegarán a EEUU a partir de marzo del año que viene, el muelle apareció a principios de esta semana en la playa de Agate, en Oregón.
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