Debido a la llegada de las fiesta mayores, el Muro de los lamentos fue sometido a un examen minucioso para determinar la seguridad de las piedras y retirar las partes derrumbadas. Además, se quitaron las notas de los fieles ubicadas entre los ladrillos, para dejar espacio a las nuevas. Antes de retirar las notas, los trabajadores se vieron obligados a bañarse en la mikve; y para retirarlas, debieron utilizar palillos especiales de madera, para luego recogerlas y colocarlas en un archivo especial. El trabajo se llevó a cabo para recibir a los miles de fieles que se espera que se acerquen a orar en el Muro a partir de Rosh Hashaná esta semana. Cabe destacar que el trabajo fue supervisado por el rabino del Muro de los Lamentos, Shmuel Rabinowitz, quien se aseguró de que ninguna de las notas sean abiertas o leídas por los trabajadores.