Si bien algunas personas con sobrepeso dicen no tener problema alguno para vivir su sexualidad, la obesidad representa una doble crisis en cuanto a sexo se trata: salud y estética. Ambos puntos, interfieren en la sexualidad de la persona, pues de una forma u otra pueden verse impedidos o inhibidos de tener sexo con la satisfacción anhelada. Por ello, es que en casos de sexo y obesidades generan dos consecuencias: • La baja autoestima y la desvalorización de si mismas que generalmente tienen estas personas, no colaboran para que el sexo sea lo que suele llamarse espectacular. • Los desajustes metabólicos, como colesterol alto, triglicéridos altos, diabetes, entre otros, conllevan a impotencia sexual, otro mal ejemplo de cuando se unen sexo y obesidad. La obesidad disminuye la libido y contribuye a sufrir de deseo sexual inhibido.