En Belgrado resulta difícil encontrar alguien que se alegre de la detención de Ratko Mladic y aún menos de su entrega al TPIY. Para el nacionalismo serbio más radical sigue siendo un héroe y para buena parte de la población, al menos, uno de los suyos. "No estoy de acuerdo. Otros protegen a los suyos, nosotros los entregamos en bandeja. Me siento decepcionado", dice un hombre. "Sólo he... http://es.euronews.net/