Las lluvias torrenciales y múltiples tormentas combinadas con el monzón anual azotan desde hace días al sur y sudeste de Asia, dejando un saldo catastrófico: más de 1.100 muertos, cientos de desaparecidos y millones de personas desplazadas.
El origen del desastre remite a una inusual convergencia de sistemas meteorológicos: tormentas tropicales --algunas calificadas como ciclones-- que se superpusieron a la temporada monzónica, generando lluvias extremas, inundaciones repentinas y aludes.
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