Sánchez y la Brunete Pedrete periodística a su servicio repiten como una letanía que el PP se ha plegado a VOX y asume su programa.
Abascal no se cansa de decir que PP y PSOE son lo mismo.
Y Feijóo y hasta Ayuso sostienen que los voxistas y socialistas forman pinza contra ellos.
Es para estudiarlo.
Yo sostengo que, por lógica, por interés y por el bien de España, el centroderecha debe dejarse de melindres y abordar el futuro con un acuerdo de mínimos.
Y que, salvo cataclismo y aunque pongan palos en las ruedas o echen arena en los cojinetes algunos atolondrados, como hizo la extremeña Guardialo en 2023, esta vez echamos a Sánchez de La Moncloa.
El PP pierde votos por su derecha porque VOX está sabiendo asumir la frustración que generan en la gente corriente la inmigración ilegal y la asfixia burocrática.
Ganará en las urnas y formará un gobierno de coalición.
No hay otra.
Es el signo de los tiempos, como estamos viendo en toda Europa, y es lo que demanda la calle en España, donde al giro a la derecha general se suman la rampante corrupción oficial, la ineficacia en la gestión y las amenazas a la unidad nacional.
La manifestación del PP de este domingo ha sido un paso más en ese sentido y estuvo bien que Feijóo reclamara elecciones y subrayara que hay que elegir ya entre la dignidad y el oprobio político en que vivimos.
Lo que no me gustó y me parece una pardillada es que volviera a apelar al imaginario “PSOE bueno”.
Sobraba eso de que “Sánchez está manchando la historia del partido”, porque el PSOE es una mierda como el sombrero de un picador y está teñido por el antiespañolismo, el crimen y la corrupción desde sus ya lejanos orígenes.
Tampoco me parece de recibo que tendiera una mano a los compinches separatistas del marido de Begoña, excepto a los etarras de Bildu, preguntando hasta cuándo van a seguir tragando con la corrupción del sanchismo.
Es urgente echar a Sánchez y a su cuadrilla de maleantes, pero el PSOE, Junts, PNV, ERC, los comunistas de Podemos y Sumar y el partido de ETA son enemigos de España y están embarcados de hoz y coz en un siniestro “frente popular”.
Los derechistas y xenófobos de Puigdemont son, además de golpistas, sucesores de trincones catalanes del 3 %.
Los meapilas peneuvistas alimentaron durante décadas el crimen etarra porque les venía bien.
De los sectarios de Rufián, la teñida Yolanda y el tabernero Iglesias, qué les voy a contar.
¿De qué hay que hablar con gente así?
Creo que tendremos elecciones en la primavera de 2026, pero si no es así, como mucho llegarán a finales de 2027.
Si hay que esperar, esperamos, apretando más cada día, y cuando ganemos, los pasamos por la piedra.
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