El de hoy es un tema complejo, crucial para el futuro de España.
¿Cuál es el techo de Vox?
Como muy tarde, aunque Sánchez se agarre al cargo como guacamayo a la percha, tendremos elecciones antes de dos años y la pregunta es cuántos escaños sacará el partido de Abascal.
Porque esa cifra condicionará muchas cosas, desde la política migratoria a la seguridad ciudadana, pasando por la actitud frente a los separatismos o la Agenda 2030.
Ya nadie se acuerda, porque Iglesias y sus compinches andan dedicados a la taberna, los chalets con piscina y los colegios privados de lujo, pero no hace ni diez años que los zarrapastrosos de Podemos, con la friolera del 21% de los votos, cosecharon 71 escaños.
Ahora, la tercera fuerza política es VOX y, tal como evolucionan las cosas, no parece descartable que termine logrando resultados similares a los que logró el rojerío en 2016, porque sube como la espuma entre los jóvenes y entre todos esos españoles que se sienten traicionados por los políticos.
Según las últimas encuestas, coincidentes a pesar de haber sido encargadas por medios tan dispares como El País y Libertad Digital, el partido de Abascal está en torno al 17% y tendría entre 52 y 56 diputados si se celebrasen ahora elecciones.
Y el viento, empujado por la inmigración ilegal, la delincuencia callejera, la rampante corrupción socialista, la ineptitud flagrante de las diversas administraciones ante incendios, DANAs y otras catástrofes, las pifias ministeriales, los parones en trenes, los apagones y otras chapuzas, sopla a su favor.
Vamos a ver dónde llega la marea, pero que está subiendo parece fuera de toda duda.
Yo fui de los que sotto voce criticó que VOX se marchase hace un año de los gobiernos de Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia, donde formaba parte de coaliciones con el PP, porque era evidente que esa espantada le restaría visibilidad, pero las cosas no le han salido mal a Abascal.
Posiblemente, fue más suerte que cálculo, pero a VOX no le ha pillado la ola de incendios con ellos en el gobierno autonómico de Castilla y León o de Extremadura, como tampoco le ha salpicado la DANA, frente a la que Mazón ha hecho un papel penoso.
Y tiene las manos libres para repartir estopa a propósito de la inmigración descontrolada cuando ocurren desgracias como la de Torre Pacheco o espantos como los de Hortaleza o Alcalá de Henares.
Como dicen los clásicos, señalar siempre es un placer y que te señalen, una puñeta.
El caradura Iglesias y la teñida Yolanda optaron en su día por los despachos, los coches oficiales, los chupetines y el oropel y han quedado políticamente para el arrastre, porque no fueron capaces de resolver ni uno solo de los problemas que los auparon al poder.
Los jóvenes siguen sin curro, la vivienda es un imposible, las violaciones crecen como los precios y la gente humilde lo pasa cada día peor.
Esperemos que Abascal, si VOX pasa del medio centenar de escaños y entra en el Gobierno, no se deje enre
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