La Audiencia Nacional investiga como un presunto delito de terrorismo yihadista el apuñalamiento a tres personas ocurrido el pasado sábado en el barrio madrileño de Puente de Vallecas. Los hechos, protagonizados por Mohamed A.K.B. —un joven de 18 años de nacionalidad española y padres marroquíes—, terminaron con una peligrosa intervención de la Policía Nacional. Tras herir a los transeúntes (una anciana en la nuca y dos hombres con cortes y pinchazos), el joven se atrincheró en su domicilio gritando «Allahu akbar (Alá es grande)». La situación requirió la activación del SOAR (Subgrupo Operativo Antiterrorista de Reacción) de la Unidad de Intervención Policial (UIP). Al acceder a la vivienda, los agentes se encontraron con Mohamed, quien salió al pasillo empuñando un cuchillo «del tamaño de un antebrazo» y lanzando amenazas de muerte: «Os voy a cortar el cuello». El joven se metió después en una habitación y comenzó a recitar versos del Corán «muy nervioso». Ante el temor de que pudiera activar un artefacto explosivo, los antidisturbios entraron. El atacante salió de la habitación corriendo hacia uno de los policías «con la intención de ejecutar su amenaza», lo que obligó a los agentes a abrir fuego. Aunque herido de bala, Mohamed continuó gritando proclamas yihadistas, repitiendo «¡Alá es grande, Alá es grande!» mientras lo inmovilizaban. Fueron los mismos agentes quienes le prestaron los primeros auxilios. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha reaccionado pidiendo la máxima distinción por esta actuación: «Hay que poner en valor la gran intervención llevada a cabo por los policías y desde el sindicato mayoritario de la Policía (SUP) pedimos que se les condecore con la medalla roja al mérito policial, reconocimiento justo por el gran trabajo y servicio que han prestado».
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